Hugo Camacho
Hace un par de años (hablamos de 2015), la revista Lightspeed Magazine lanzó un proyecto en Kickstarter que llevaba por nombre Queers Destroy Science Fiction y que nació con la intención de dar voz a autoras no heterosexuales que escribieran relatos de ciencia ficción y artículos relacionados en los que se incluyese el tema de la identidad de género dentro de la narrativa. El éxito fue tal que no solo se editó dicha antología, sino que además se hicieron el Queers Destroy Horror, Queers Destroy Fantasy e incluso un Queers Destroy Filk. El año siguiente llegó, no con menos éxito, el People of Colo(u)r Destroy Science Fiction (con sus consiguientes Horror y Fantasy) para incluir narrativas no blancas en los géneros fantásticos. Y todo ello en medio de (o a pesar de) la polémica de los Premios Hugo desatada por la caverna de los Sad Puppies y Rabid Puppies, ni más ni menos. Como opté por centrarme en los proyectos y no en la repercusión que pudiese tener entre el trolerío racista, no puedo comentar mucho al respecto y tampoco se merecen mi tiempo ni mi atención. Pues bien. A principios de verano me llegó un email de Lightspeed en el que anunciaban que habían pasado el testigo a Uncanny Magazine para crear el Disabled People Destroy Science Fiction, es decir, lo mismo que los otros Destroy, pero hecho por gente con discapacidad. Pequeña aclaración antes de continuar: Uso el término «discapacidad» y no «diversidad funcional» por tres motivos: uno, para que todo el mundo entienda de qué estoy hablando; dos, porque la palabra disabled en inglés (que en mi opinión carece de ese matiz peyorativo que parece que tiene en castellano) se utiliza en este proyecto para no dejar fuera a nadie y aglutinar a todo tipo de condiciones, ya afecten estas a la movilidad o a los sentidos, o tengan que ver con algún tipo de enfermedad más o menos incapacitante; y tres, que por mi condición de sordo poslocutivo yo mismo no me sé identificar como «diverso sensorial» (se me hace raro), «minusválido» (eso sí que es ofensivo) o «retrón» (es demasiado nuevo para mí, aunque tiene su gracia). Dicho esto, sigamos. Considero que Disabled People Destroy Science Fiction es importante a muchos niveles por dos factores fundamentales: pide incluir la discapacidad en la narrativa y lo hace al tiempo que reclama un espacio en la ciencia ficción. Parece que tradicionalmente para los autores de ciencia ficción ha resultado más fácil crear alienígenas, ciborgs o mutantes que no seres humanos con discapacidad y una voz propia más allá de su condición. En todo tipo de literaturas, no solo la fantástica, la representación de la discapacidad parece responder siempre a los mismos cinco estereotipos: a) El discapacitado que es el protagonista de una historia de superación que inspira a los «enteros» y que genera un montón de frases bonitas para compartir en redes sociales. b) El mentor del Pequeño Saltamontes al que enseña muchas cosas a pesar de su condición (sic). c) El que solo tiene voz como víctima. d) El que encuentra una cura mágica y deja de serlo. e) El que está tan enfadado por culpa de su discapacidad que se convierte en villano (aquí entrarían también todas aquellas personas con problemas mentales que se transforman en asesinos y cosas por el estilo). Hasta el momento, y salvo honrosas excepciones, esta ha sido la manera de mostrar la discapacidad y quizá ya va siendo hora de cambiarlo. Lo que este proyecto reclama, además, es que seamos nosotros mismos quienes tomemos la iniciativa y no dejemos que sean otros los que cuenten la historia por nosotros porque corremos el riesgo de seguir siendo representados en base a los mismos tópicos. En uno de los artículos titulado «Constructing the Future» («Construyendo el futuro»), Derek Newman-Stille dice: «En la ciencia ficción tenemos un espacio en el que podemos reclamar algo que es importante para las personas con discapacidad: imaginación. En la ciencia ficción es posible imaginar de otra manera, pensar en nuevas posibilidades en lugar de cerrarnos a ellas diciendo que no son posibles. Los discapacitados podemos recuperar nuestros futuros de la misma manera en que hacemos todo lo demás en un mundo capacitista: con vulnerabilidad. Podemos blandir nuestra vulnerabilidad como una herramienta para escribir, para llevar con nosotros a nuestros lectores a un viaje por un espacio vulnerable en el que puedan cuestionar el sistema capacitista que hay a nuestro alrededor.» La idea es que imaginemos otros futuros que el que la sociedad capacitista imagina para nosotros: un futuro sin sanidad ni trabajo, ni espacio para quien quiera aportar, o incluso un futuro eugenésico en el que las taras han sido erradicadas. Pero ¿por qué tanto hincapié de un tiempo a esta parte con el tema de la representación? ¿Es que no leemos precisamente para vivir otras vidas? Por supuesto. Y eso está muy bien. Incluso podría entrar dentro del eterno debate de la literatura escapista contra la literatura de monóculo y jersey de cuello de cisne, si mucho me apuras. Pero es algo que va más allá. El verte reflejado en las palabras de otro, a través de unos personajes que interactúan con otros sin repetir estereotipos, tiene un efecto sanador que te ayuda a reconciliarte contigo mismo y aprender que eres valioso tal y como eres. Si no te ves reflejado en los productos culturales que consumes, tienes la sensación de que tienes algo que te hace desaparecer del imaginario colectivo. Y ese algo que hace que no te sientas parte del entorno está enraizado en tu propio cuerpo. Lo tienes y no te lo puedes quitar. En el proyecto Disabled se pueden leer varios artículos en los que los autores explican que un libro o una película en concreto los han ayudado a entenderse mejor, y ese es precisamente el valor de dicho proyecto. Porque, ¿dónde si no se pueden ver mejor los prejuicios o las ansiedades de la sociedad si no es en la cultura popular? Además, no solo ayuda a que los discapacitados se vean a sí mismos y se rompa el estereotipo, sino que puede ayudar también a los que no tienen ninguna discapacidad a disponer de más armas, si algún día esta les llega. Y a encontrarse a menos gente que no los entienda. Ya he dicho un poco más arriba que la representación de la discapacidad en la ciencia ficción es, cuanto menos, discutible y que si nos quejamos de que hay pocas mujeres en el mercado, con los discapacitados (o al menos los que han salido del armario, porque recordemos que no siempre es visible o no todo el mundo quiere/necesita identificarse como tal) es todavía más flagrante. También se puede dar el hecho de que muchos autores prefieran no meterse en berenjenales a la hora de escribir sobre el otro, especialmente en esta era del linchamiento exprés y poco meditado en las redes sociales. Pero lo que Disabled pone sobre la mesa es por qué no hay más discapaditados que escribamos sobre nosotros mismos. En un artículo del 23 de agosto que The Huffington Post dedica al proyecto, una de las editoras, Nicolette Barischoff, expresa diferentes motivos. El primero es que ya estamos quemados antes de empezar porque desde siempre se nos ha impuesto la noción de que tenemos que escribir sobre nuestra experiencia sintamos o no la inclinación a hacerlo. Son los demás los que te piden «escribir tu historia», pero ya saben cuál es y qué etiqueta le van a poner cuando incluyan tu texto en un proyecto benéfico para recaudar fondos y coger polvo en la estantería. Otro motivo es que cuando se escribe sobre discapacidad esta es lo único que importa, y da lo mismo si el texto está bien escrito o no. Esto sucede porque los «enteros», ya sean lectores o escritores, no están acostumbrados a estar en una misma habitación con la discapacidad y mostrar normalidad. Para ellos, la discapacidad funciona exactamente igual que la escopeta de Chéjov que, si aparece en la historia, tiene que hacer algo más adelante y colmar las expectativas del lector o de lo contrario hay que quitarla porque nada de lo que ocurre en una historia puede ser accidental. En realidad este hecho solo responde a la necesidad del escritor «entero» de justificar la existencia de la discapacidad y que así pueda cumplir una función satisfactoria dentro de su universo. Para el «entero», la respuesta de que los discapacitados quieren existir en la narrativa porque también existen en el mundo real, no es satisfactoria porque su función es la de mostrar su condición o, si no, no tenerla. Hay que encontrar la manera de conseguir que, cuando aparezca un personaje discapacitado o enfermo, no se produzca ese mecanismo. La cuestión es que no queremos que nuestros cuerpos (y aquí incluyo la mente) sean el foco de todas los relatos en los que aparecemos, incluso cuando somos protagonistas. Es más: especialmente cuando somos protagonistas, porque al haber vivido en esos cuerpos toda la vida, estos no son fuente de conflicto para muchos de nosotros. La representación y la narrativa ayudan a conformar el mundo en el que vivimos. Creo sinceramente que Disabled ayuda a los discapacitados a reclamar el espacio narrativo, a pedir personajes con los que nos sintamos identificados y a los que les pasen las mismas cosas que les pasan a los demás porque en la vida real también es así. Y es importante porque abre la puerta a que seamos nosotros mismos los que llevemos la voz cantante a la hora de cambiar la manera en cómo nos ve el mundo. Si volvemos al terreno específico de la ciencia ficción, en su artículo «Instant Demotion in Respectability» («Degradación instantánea de la respetabilidad»), Bogi Tácaks explica que cada vez que quiere promocionar algo que es relevante en su relación con la discapacidad en el fándom, a menudo se encuentra gritando contra una pared y se da por vencida hasta la siguiente vez en la que alguien le dice: «anda, pues nunca he oído que ningún discapacitado mencionara eso antes». Dice que como queer ya es objeto de todo tipo de discriminación, pero que estas se multiplican por el hecho de ser discapacitada, porque la discapacidad está al final de la cola de la respetabilidad. En este sentido, se espera que Disabled ayude a que cambie la balanza y nos encontremos más debates sobre discapacidad en los que sean los propios discapacitados los que propongan el tono, los temas y el contexto de la discusión. De hecho, ya existe el movimiento #AccessibleCons que pide que haya una mayor accesibilidad en las convenciones. En mi propia experiencia en el equipo organizativo de la Eurocon de Barcelona tengo que decir que no encontré ninguna traba al respecto por parte de mis compañeros, todo lo contrario, y creo que se cumplió bastante con la accesibilidad. ¿Cómo no iba yo a reclamarla si por norma general no me entero cuando voy a presentaciones o charlas (gente: si os ponen un micrófono delante, usadlo y no preguntéis si podéis dejarlo de lado)? ¿Iba a organizar algo a lo que yo mismo no iba a poder asistir? Si no se llegó al 100% y nos quedamos en el 95% fue porque no se hizo ninguna reclamación concreta y entiendo que fue porque nadie la necesitó. Si necesitas algún tipo de ayuda o mejora en los actos a los que vas para que sean accesibles para ti y estás leyendo esto, por favor: reclámalo para que la organización sea consciente y ponga medidas. Por ti que no quede. Entonces, ¿qué hacemos a partir de ahora? Si eres discapacitado (en el amplio espectro que ya he nombrado más arriba), ponte a escribir y domina tú la narrativa. Que no te la impongan. Si no lo eres y no quieres escribir sobre el tema, no pasa nada. No estamos aquí para imponer cuotas porque no creo que sean necesarias. En general el debate con el tema de la representación de las mujeres o la identidad de género creo que es bastante bajo por culpa de la inmediatez de la red, el aceleracionismo y porque se centra en tonterías y no en las cosas de verdad importantes. Si se quiere escribir sobre algo o incorporando una cierta narrativa, la receta es la misma de siempre: empatía. Es más, sirva esto como llamada a las armas para alcanzar una representación plena y no solo «para lo mío» y volviéndonos locos. Y si alguien quiere que hagamos algo parecido a Disabled (mi pila de trabajo y de temas pendientes se acaba de tirar por la ventana), hablemos. ¡Ah!, por si os queda la duda, os diré que Disabled People Destroy Science Fiction ha recaudado una cantidad muy parecida a la de sus predecesores y que incluso se hará un Disabled People Destroy Fantasy.
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![]() Por Cristina Jurado A nadie debe extrañar que una de las obras más elogiadas de Lavie Tidhar, Un hombre sueña despierto, se haya traducido al español. Es una historia tan potente, tan provocadora y relevante, además de estar escrita de manera hermosísima, que no pude por menos que aplaudir a la editorial Kailas por su decisión. El año pasado, los visitantes del Festival Celsius de Avilés tuvieron la oportunidad de encontrarse con al autor británico-israelí, quien aprovechó el evento para anunciar la llegada a nuestro país de la novela. Me resulta difícil etiquetar Un hombre sueña despierto sin caer en inexactitudes: no se trata de ciencia ficción o fantasía per se, pero es un tipo de historia alternativa o, más bien, de especulación sobre un pasado alternativo. El autor crea una historia dentro de otra aterradora, mostrando el valor de la fantasía y la imaginación como herramienta de supervivencia. La historia aterradora sigue los pasos de un escritor judío de obras pulp, Shomer, en un campo de concentración, mientras que la segunda historia explora la posibilidad de que un Hitler-Mr. Wolf derrotado se haya exiliado en el Reino Unido y malviva trabajando de investigador privado. Este es un libro sobre una transformación interior: Shomer transciende el horror del campo de concentración empleando su imaginación y Wolf se convierte en aquello que odia más. Me relaciono con Lavie desde hace unos años. La originalidad de sus ideas, la belleza de su prosa, la relevancia de sus narraciones son hechos objetivos que cualquiera puede comprobar. Pero mi experiencia con él me ha enseñado que es uno de los autores más generosos y amables que conozco. Recientemente colaboró desinteresadamente en WhiteStar, la antología de relatos basada en el universo de David Bowie publicada por Palabaristas y cuyos beneficios han ido a parar enteramente a la Asociación Española Contra el Cáncer. Cristina Jurado: Utilizar un personaje histórico en una historia es siempre una empresa arriesgada, pero trabajar con Hitler (Mr. Wolf en el libro) me parece una tarea casi imposible. Por qué decidiste desarrollar una historia alrededor de una versión alternativa de una de las figuras más odiadas de la historia moderna? Lavie Tiddhar: Para ser francos, ¡intenté evitar escribir este libro! Porque, tienes razón, parecía una insensatez. Creo que empecé a pensar en ello en el invierno de 2011 y después me pasé dos años intentando con todas mis fuerzas no escribirlo. Entonces, una noche me rendí y escribí la primera frase que me había perseguido todo ese tiempo (“She had the face of an intelligent Jewess”) y ya no volví la vista atrás. Cuando me senté a escribirlo, la historia fluyó muy rápidamente. Fue bastante surrealista: escribía mayormente desde la medianoche hasta las tres de la mañana. ¡Era muy extraño pasar todo aquel tiempo con Adolf Hitler! Una frase desechada de una novela de Philip Kerr, que creo recordar, hablaba de cómo Hitler podía haberse convertido en un detective privado me dio pie del libro. Se me ocurrió que si alguien podía escribir esta idea sin morir en el intento posiblemente sería yo. Obviamente quería utilizarlo como una manera de hablar sobre el Holocausto, nuestra historia real. Creo que salí indemne, más o menos. Pero todavía me maravilla que se publicase, y cuando la gente comenzó a apreciarlo y se empezó a traducir en varios países… el momento anterior a la publicación fue horrible, porque esperaba que me dijeran que era un error, que el libro nunca saldría. Me parece totalmente surreal que esté ahí fuera. CJ: Elegir un narrador en primera persona para contar la historia desde el punto de vista de Wolf y la tercera persona para que la narración avance y para contar las vicisitudes de Shomer, creo que es una decisión muy pensada y valiente. ¿Por qué lo decidiste así? LT: Solo hay unas pocas voces narrativas en el libro. De hecho, en el primer borrador, había demasiadas y tuvimos que cortar una par de ellas completamente. Sentí que necesitaba el diario de Wolf, la voz en primera persona, para entrar de verdad en su cabeza, pero también necesitaba escribir alguna de sus secciones en tercera persona para sacar un poco al lector para que lo viera desde el exterior. Las secciones de Shomer se desarrollan en una voz diferente, más poética, en contraste con la parodia dura de las secciones dedicadas a Wolf. No se pueden tener las secciones de Wolf sin Shomer. Una es fantasía y la otra es la realidad. Tienes que anclarte en el mundo real incluso si estás intentando escaparte de él desesperadamente. Si no, todo se cae. CJ: ¿Puedes explicar a los lectores españoles qué es el “Stalag” y cuál es su influencia en Un Hombre Sueña Despierto? LT: Claro… se trataba de bolsilibros que surgieron en Israel en los 60 y 70, libros de tapa blanda muy baratos que se vendían bajo cuerda en los kioskos, nunca en las librerías, con historias muy gráficas sobre los campos de concentración. Los prisioneros nunca eran judíos sino prisioneros de guerra y los guardias eran mujeres Nazi sádicas ¡que los utilizaban para su gratificación sexual! Existían películas con temática de “Nazi-explotación” en los 70 en Italia, cosas que se titulaban Ilse, la Mujer-Lobo de las SS y Salon Kitty, y había hasta un editor en Australia que se especializaba en este tipo de libros extraños de bolsillo. Pero en Israel era todo un fenómeno, y las escribían autores israelíes bajo pseudónimo (“Mike Longshott” era uno que, además, tomé prestado para mi escritor pulp de Osama). Son obras muy raras. Me parece que era una manera de tratar el Holocausto, ¿sin hablar sobre él? No sé. Aparentemente toda una generación de muchachos israelíes creció con esos libros, que constituyeron una primera forma de exposición a lo erótico. Hoy en día se trata de raras piezas de coleccionista, pero en aquellos tiempos se vendieron miles y miles de copias. Todo esto, parcialmente inspirado por leer sobre la transformación del nazismo en pornografía durante mis años universitarios, bullían en mi mente mientras escribía. Era un tipo de conflicto muy potente y primario. De hecho, me obsesioné tanto con el libro que terminé escribiendo una parodia “Stalag” al mismo tiempo que la novela. Se titula Lujuria de la Esvástica, y se publicó únicamente en una edición de limitada PS Publishing. ¡Es muy, muy mala! Con esto quiero decir que yo creo que es muy divertida, pero es verdaderamente muy difícil escribir pulp malo a propósito. Pero es una parodia (sospecho que todo lo que hago es una especie de parodia) y me hizo reír. Me alegro de no tener que escribirla de nuevo. CJ: Has mencionado que la sección dedicada a Shomer es más como poesía. Entonces, la poesía es la realidad y la prosa, la fantasía. ¿El poder del arte es el de ser capaz de sobrevivir ante situaciones extremas? LT: No sé si puedo responder a eso, pero creo que es una de las preguntas que plantea el libro. De alguna manera, pienso que trato el poder escapista de la fantasía y si ello es siquiera posible, en obras como Osama, The Violent Century y Un Hombre Sueña Despierto. CJ: La literatura de ciencia ficción y fantasía está muy comprometida hoy en día con la política, lo que revela que nuestra sociedad está sufriendo una importante transformación. ¿Crees que la historia alternativa es una buena manera de analizar con calado el creciente populismo? LT: Solo puedo hablar por mí y no estoy totalmente convencido de que Un Hombre Sueña Despierto sea ciencia ficción o fantasía y, en cualquier caso, no se publicita como tal. Para mí, personalmente, la respuesta es que sí. Empleo una mezcla de historias alternativas y estados alterados de la mente para tratar de hablar sobre temas contemporáneos. El trasfondo de Un Hombre Sueña Despierto, por ejemplo, se basa en la emergencia actual del nacionalismo y de los elementos de la extrema derecha que preceden el Brexist o la llegada de Trump, algo que se me hizo muy evidente cuando volví a l Reino Unido en 2011. Por ello, nada de lo que ha sucedido desde la publicación del libro me ha sorprendido particularmente. CJ: España ha vivido bajo una dictadura hasta la mitad de los años 70 y se mantuvo de alguna manera aislada del resto de Europa durante décadas. ¿Qué crees que Un Hombre Sueña Despierto puede proporcionarle un lector español? LT: Ya he dicho en alguna ocasión que me siento muy influido por autores españoles. Gente como Manuel Vázquez Montalbán me enseñó que puedes escribir de forma políticamente comprometida, y entretener, al mismo tiempo, con historias arraigadas en la ficción popular. Me he inspirado en la manera en la que consiguen eso no solo autores españoles sino latinoamericanos como, por ejemplo, el mexicano Paco Ignacio Taibo II. Me parece que el libro tiene un toque español al tratarse de una novela negra que funciona tanto a favor como en contra del género y, algunas veces, lo ignora completamente. Y, por supuesto, creo que la temática puede interesar a cualquiera en Europa en estos momentos. CJ: ¿Puedes compartir con nuestros lectores tus proyectos futuros? LT: ¡Va a ser un poco complicado! Lo próximo es algo sobre lo que estoy entusiasmado, porque es un poco diferente. Se trata de una serie que se publicará online en una página bastante importante. Cada episodio estará ligado a un artículo formado por prominentes científicos o escritores de temas científicos, acompañados de arte original para cada episodio. Es una oportunidad para hablar de temas como el cambio climático, las energías renovables, cómo podemos sobrevivir y adaptarnos, y cuál es nuestro lugar en este planeta. Va a tener una gran difusión y me parece relevante en relación al momento en el que vivimos. Esto es por lo que respecta a este año. No puedo revelar mucho porque no se ha anunciado todavía. Asimismo, seguiré publicando mis relatos en diversos sitios. Por otro lado, este año es particularmente interesante para mí porque tanto Central Station como Un Hombre Sueña Despierto van a publicarse en varios países, desde Polonia hasta Japón. Me hace muy feliz ver que esos libros estén teniendo una distribución tan amplia. En lo que respecta a las novelas, de nuevo, no puedo hablar mucho. Tengo un par de ellas a la cola, y creo que el 2018 va a ser estupendo pero ¡tendremos que verlo! Una de las novelas, que es algo muy diferente, ya ha sido elegida para ser publicada en Italia, Alemania y Francia. Espero también que mi novela gráfica Adler, largamente aplazada (una especie de Liga de las Damas Extraordinarias), vea la luz el año próximo pero ¿quién sabe? Y la película que escribí hace un tiempo para una productora israelí está actualmente buscando un director. En estos momentos acabo de terminar una suerte de Western muy extraño y estoy tanteando volver a un viejo proyecto, un misterio sobre un asesinato que tiene lugar en un Londres post-cambio climático. Además, también he terminado una obra de teatro de un acto basada en mi novela Osama. Ya sabes que me gusta mantenerme ocupado. ![]() Por Cristina Jurado Las historias del vitoriano José Antonio Cotrina se reconocen desde lejos porque son un ejemplo de equilibrio entre la forma y el fondo. Si algo caracteriza la obra de este autor es la calidad de su prosa, precisa y fluida, la incontestable originalidad de sus ideas y la sólida armazón que sustenta sus historias. No es de extrañar, por tanto, que haya cosechado numerosos galardones, como el premio UPC en 2000 por su novela ciberpunk Salir de Fase, el Ignotus al Mejor Relato por “La niña muerta” y a la Mejor Novela Corta por Amanecer (ambos en 2005), o el Alberto Magno por Mala Racha (2000), Argos (2005) y Luna de Locos (2007). Cotrina sabe jugar con el lector: sabe proponer el juego, desplegar un tablero atractivo y congruente, y poblarlo de personajes creíbles con personalidades complejas y atractivas. Pero no se conforma con exponer lo evidente sino que descubre la otra cara de las cosas, el reverso, aquello que no se ve pero se intuye y, tal vez por eso, nos inquieta. Como en “Ocultos”, su relato más reciente recogido en la antología Verbum de Fata Libelli, o como en sus novelas: La Canción Secreta del Mundo (Hidra, 2013 y Palabaristas, 2016); Las Puertas del Infinito, escrito con Víctor Conde (Fantascy, 2016); Los Cuentos de Rocavarancolia #1, #2 y #3 (Palabaristas, 2014, 2015 y 2016); La cosecha de Samheim #1, #2 y #3 (Alfaguara, 2009, 2010, Hidra, 2011); La Casa de la Colina Negra (2006, Alfaguara); y Las Fuentes Perdidas (La Factoría de Ideas, 2003). Con un estilo elegante y una imaginación desbocada pero verosímil, este autor se ha lanzado en los últimos años a la literatura juvenil e infantil con títulos escritos a cuatro manos con Gabriella Campbell, como El fin de los sueños (Plataforma, 2014), El Día del Dragón (Naufragio de letras, 2016), El Cielo Roto (2017), o El Dios de las Alturas (2017). A continuación os ofrecemos una entrevista con este escritor versátil y sorprendente que, haga lo que haga, continúa maravillando con su prosa y sus ideas. Cristina Jurado: A todos los autores que entrevisto les suelo preguntar por su proceso creativo. Me fascina comprobar la metodología que cada escritor o escritora emplea para dar forma a una historia. En tu caso, ¿cómo se desarrolla ese proceso desde que se te ocurre una idea hasta que el manuscrito final llega a imprenta? José Antonio Cotrina : Lo primero es la idea. Siempre tengo varias en danza, unas arraigan y otras no. Las voy ordenando según lo prometedoras que me parecen y las ganas que tenga de ponerme con ellas. La primera fase de trabajo tiene lugar básicamente en mi cabeza: analizo la historia, sus puntos fuertes, los escenarios y los posibles personajes y los voy mezclando hasta conseguir un primer esquema que será la base de todo. Es un mapa mínimo que me servirá para orientarme y que además se convertirá en la columna vertebral de la obra; en ese primer proceso se me suelen ocurrir dos o tres escenas principales que luego tendrán una importancia capital en la historia. A veces se da la curiosa circunstancia de que puedo tardar mucho tiempo en escribir esas escenas en particular, en ocasiones (como sucedió con un par en concreto de El ciclo de la luna roja), hasta años. Luego ya llega la fase de escritura propiamente dicha. Soy un escritor lento, aunque no lo parezca. Soy mucho de escribir, volver atrás, releer lo escrito en los últimos días y repasarlo todo hasta que me quedo a gusto, hasta que noto el texto fluido. No es una metodología que recomiende a nadie, se pierde bastante tiempo. Sobre todo porque llegados determinados puntos en la novela vuelvo al principio y repaso toooooodo lo escrito hasta entonces. (Repito: no es un modo de trabajo que recomiende a nadie. La sensación de no avanzar puede ser frustrante a veces). Una vez termino el primer borrador se lo entrego a los lectores cero que tengo cautivos en el sótano y lo dejo en reposo mientras lo leen. Después, con sus indicaciones ya delante y mis propias percepciones, toca el proceso de corrección. Muchos escritores lo odian, a mí me encanta. Ahí es cuando todo va tomando verdadera forma. A continuación toca moverlo por editoriales, cruzar los dedos, hacer sacrificios a los dioses oscuros y armarte de paciencia. CJ: Saber qué tipo de autores fuera del género te influyen creo que da mucha información sobre un autor. ¿Podrías compartir cuáles son? JAC: Leo de todo. Está claro que por vocación tiendo más al fantástico, es natural, pero también suelo hacer incursiones en la literatura realista. Me encanta la literatura rusa, por ejemplo, Dostoievski es uno de mis escritores favoritos; Crimen y castigo y El idiota me parecen obran maestras, al igual que Pabellón de cáncer de Solzhenitsyn o Lolita de Nabovok. Por mencionar otros autores, disfruto mucho con Dickens, Franzen, Nooteboom y Saramago. De vez en cuando picoteo también novela histórica y ahí me quedo con Hilary Mantel (En la corte del lobo es magnífico) y Bernard Cornwell (su trilogía sobre el rey Arturo me encantó). Hace poco descubrí a Torrente Ballester y se ha convertido en uno de mis escritores favoritos, fuera de La saga fuga de JB (que se puede considerar género), me ha deslumbrado con Los gozos y las sombras, hacía tiempo que no disfrutaba tanto de la lectura como con esos libros. Y probablemente una vez se publique la entrevista caeré en la cuenta de que no he mencionado a X o a Y, lo que consideraré algo imperdonable. Siempre me pasa. CJ: Has escrito varios libros con otros autores, en concreto con Gabriella Campbell y con Víctor Conde. ¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar con ambos? ¿De qué manera os organizáis para trabajar a cuatro manos? JAC: Casi por pura inercia con ambos. Víctor y yo tenemos cierta afinidad temática, hasta estilística en algunos momentos. Me encanta cómo escribe y me encanta su imaginación. Coincidimos en una firma en la Feria del Libro de Madrid y entre dedicatoria y dedicatoria comenzamos a hilvanar lo que luego fue el germen de Las puertas del infinito. Con Gabriella es un placer colaborar, tiene un talento extraordinario y lo demuestra en cada cosa que hace (y no, no lo digo porque seamos pareja, solo tenéis que echar un vistazo a su blog o leer sus cuentos y poesías para daros cuenta). Dadas las circunstancias, era inevitable que pusiéramos en marcha proyectos en común. El proceso de escritura de El fin de los sueños y Las puertas del infinito fue bastante similar. Para ambas novelas elegimos una estructura que facilitara el trabajo a cuatro manos: en las dos hay dos protagonistas claros, y cada uno de nosotros se encargaba de los capítulos narrados desde el punto de vista de uno de esos personajes. Por supuesto hablamos mucho sobre la trama y su desarrollo y tenemos siempre claro hacia dónde nos dirigimos. También hay mucha reescritura y mucho trabajo sobre el texto de tu colega para conseguir en lo posible cierta uniformidad de estilo. Si alguien tiene más curiosidad en saber más al detalle cómo nos manejamos Gabriella y yo a la hora de escribir a cuatro manos, aquí tiene un enlace a un artículo en su blog donde habla del asunto: http://www.gabriellaliteraria.com/escribir-a-cuatro-manos/ CJ: Como autor que cultiva la literatura fantástica juvenil – La casa de la Colina Negra, El ciclo de la Luna Roja-. ¿Qué tienes en cuenta a la hora de escribir para un público joven? JAC: No hago muchas distinciones cuando escribo para jóvenes o para adultos. En lo único que me contengo es en la violencia y el sexo, pero eso no significa que rehúya de ellos cuando me dirijo a un público más joven, simplemente lo enfoco de otra manera. Intento que mis novelas juveniles no estén descafeinadas, trato los mismos temas que en mis novelas adultas y a veces hasta con más dureza (La canción secreta del mundo es un buen ejemplo de ello). CJ: En tu obra fantástica suelen aparecer mundos paralelos plagados de seres que parecen salidos de sueños o, más bien, de pesadillas, plagados con referencias a la muerte. He leído que hay quienes afirman que hay una fuerte relación entre el sueño y la muerte porque ambas actividades suponen un cese de la conciencia (en el sueño, sería el sueño profundo). En el caso de tu obra ¿existe esa relación? JAC: Mi obra, la mayor parte de ella al menos, trata de la dualidad, de las imágenes de los espejos, de la realidad y lo oculto y todo lo que hay a medio camino entre una cosa y otra; el sueño es la otra cara de la vigilia; en cierto aspecto es nuestro reverso, nuestro propio mundo oculto. En mis historias hay múltiples referencias a los sueños (hasta es el tema principal de El fin de los sueños, como deja claro el título), pero no lo relaciono con la muerte, al contrario, lo relaciono con la vida, con la imaginación y el proceso creativo. La muerte sería el cese de la creatividad, ahí no hay nada, es terreno estéril. CJ: ¿Qué crees que debe tener un mundo inventado (worldbuilding) para que funcione en una historia? JAC: Coherencia. Por muy disparado que sea el escenario que creas, tiene que ser coherente. Cuanto más verosímil, mejor; cuanto más real, mejor. Tienes que tener unas reglas de juego muy claras y el lector tiene que estar al tanto de ellas cuanto antes, luego puedes jugar con ellas, llevarlas hasta el límite y retorcerlas, pero nunca debes romperlas. Si lo haces se te derrumba todo. El escenario de la historia, al menos en mis novelas, siempre ha tenido una importancia tremenda, al mismo nivel que el argumento o los personales. Ha de ser llamativo, tener personalidad y profundidad, tiene que estar vivo. CJ: Últimamente te has decantado por la literatura juvenil y la fantasía. ¿Tienes intención de retomar la ciencia ficción en el futuro? JAC: No lo sé. Me considero escritor de género fantástico en sus tres vertientes: ciencia ficción, fantasía y terror. Disfruto igual de las tres, pero tal vez por mi bagaje se me ocurren más ideas en los dos últimos géneros que en el primero. Si se me ocurre alguna idea potente de cifi y que además me apetezca escribir, seguro que me pondré con ella. CJ: ¿Qué dos consejos le darías a un escritor de fantasía que estuviera empezando? JAC: Iba a hacer la típica coña de que ni lo intente, que se dedique a otra cosa, pero vamos a suponer que ya lo tiene decidido y que nada de lo que yo le diga va a convencerlo de que se eche atrás. Entonces: constancia y paciencia. Trabajar mucho, todos los días, intentar mejorar con cada nueva página, intentar superarte una y otra vez. Eso no va a asegurar que llegues a ninguna parte, pero al menos serás mejor de lo que eras cuando empezaste. CJ: ¿Cómo ves el panorama actual de la fantasía, la ciencia ficción y el terror en español? JAC: Efervescente. Al menos esa es la impresión que me da a mí. Desde hace bastante tiempo veo aparecer por todas partes nuevos autores y nuevas editoriales con ganas de hacer cosas. Cada vez somos más o, por lo menos, cada vez hacemos más ruido. Y me parece estupendo, desde luego. Lo malo es que el mercado sigue siendo el que es, no ha crecido en consonancia con ese caudal de nuevos escritores y editoriales, y eso se nota. El número de lectores con los que contamos sigue siendo limitado, más allá del ocasional bombazo editorial, que, casi siempre, suele ser de autor no nacional. Eso sí, tengo que reconocer que la evolución ha sido muy positiva en los años que llevo dedicándome a esto. El panorama no tiene nada que ver con el que me encontré cuando empecé. Espero que siga yendo a mejor. CJ: ¿Puedes compartir con nosotros tus proyectos futuros? JAC: Siempre estoy liado con mil cosas, quizá demasiadas. Ahora mismo estoy colaborando con Gabriella Campbell en dos proyectos de escritura conjunta. Estamos trabajando en las siguientes entregas de esa locura post-apocalíptica con galgo que es Crónicas del fin y, al mismo tiempo, para equilibrar tono, temática y conservar la cordura, estamos escribiendo la segunda parte de El día del dragón, una historia de fantasía cómica para chavales a partir de once años. También me dedico a mis propios proyectos, hace poco rematé una novela juvenil de corte fantástico; ahora estoy escribiendo otra que espero tener acabada para después del verano, y continúo, poco a poco, paso a paso, con la segunda parte de La casa de la Colina Negra. Esto es un no parar. CJ: A algunas personas que tú conoces les pedí que te formularan una pregunta, bajo secreto de sumario. Para empezar, Víctor Conde te pregunta si te gustó el universo que creasteis para las Puertas del Infinito y si querrías volver a él algún día. JAC: El universo de la novela me fascinó. Fue un subidón creativo trabajar en ese escenario exagerado y delirante que alberga tanto el Colapso de Rebeca como el Londres donde se mueven Logan y Riddly (sin olvidar el resto de mundos que aparecen en el libro). Lo del regreso no lo veo tan claro, básicamente por el modo en que termina la novela. Es una historia que no solo no precisa de continuación, sino que además esta iría en contra de la propia resolución de la obra. CJ: Gabriella Campbell quiere saber: ¿Cuál sería tu mayor sueño como escritor? Me refiero a esa meta que, una vez alcanzada, te permitiera decir «vale, ya he conseguido todo lo que podía conseguir como autor en esta vida». Y no vale decir «contar el peor chiste del mundo en un libro», «crear universos fantásticos que ya están influyendo en nuevas generaciones de escritores» o «que los padres me echen broncas por hacer llorar a sus hijos», porque todo eso ya lo has hecho. JAC: Suena mucho a meta terminal, a “Bueno, ya lo he conseguido todo, ahora puedo dejarlo”. Y eso da un poco de miedo. Conseguirlo todo equivale a que ya no te quede nada por lograr. Mi mayor sueño es continuar escribiendo durante mucho tiempo, seguir contando historias y, en la medida de mis posibilidades, hacer llorar a muchos lectores. Y contar chistes cada vez peores. Porque siempre se puede contar un chiste peor. CJ: Mariano Villarreal te pregunta si habrá continuación de Las fuentes perdidas, aprovechando la reedición. JAC: Habrá más historias ambientadas en ese universo y, con suerte, volveremos a ver a alguno de los protagonistas de Las fuentes perdidas (de hecho, pudimos ver a Délano Gris de manera fugaz en La canción secreta del mundo), pero no habrá una segunda parte como tal de Las fuentes perdidas. Mi idea cuando concebí este universo es que me sirva para contar diferentes historias con diferentes personajes y que tanto unas como otros se entrecrucen. Eso sí, si todo va bien, todas las preguntas que se plantean en Las fuentes perdidas, y que no encuentran respuesta en ese libro, la tendrán en otras historias. ![]() Por Cristina Jurado De un tiempo a esta parte el esfuerzo colaborativo se han convertido en el motor de una serie de iniciativas destinadas a provocar cambios en nuestra sociedad, abogando por una mayor igualdad de oportunidades para todos. Precisamente en este tipo de actividades se enmarca La Nave Invisible, una página web colaborativa y feminista formada en su mayoría por blogueras que quiere acabar con la falta de visibilidad de las autoras en la literatura de ciencia ficción, fantasía y terror en español. Desde su inicio en 2016 no han dejado de trabajar desde las redes sociales para ofrecer una ventana que muestre los trabajos de autoras, traducidas o que escriben en español, proponiendo entrevistas, reseñas, fichas sobre las escritoras y colaborando con otras iniciativas para acercar trabajos de creadoras que antes eran poco o precariamente difundidos. Al tratarse de una labor grupal, hemos decidido realizarles una entrevista en grupo y aquí os enseñamos el resultado de lo que acabó siento una charla muy productiva. Cristina Jurado: ¿Cuándo y por qué surgió La Nave Invisible? La Nave Invisible: El cuándo fue a finales de abril de 2016, aunque el proyecto no empezó a moverse con fuerza hasta los primeros días de mayo. ¿Y por qué? En realidad hubo una conjunción de varios factores. Estábamos atravesando una época en la que el tema de la infrarrepresentación de las escritoras de género parecía estar siempre en el candelero. Desde hacía uno o dos años, se venía hablando de los sesgos inconscientes que nos hacen leer más autores que autoras, y de la necesidad de prestar más atención al porcentaje de escritoras que tenemos en nuestras estanterías. Tampoco nos pasaba desapercibida la forma en la que se ningunea con frecuencia a grandes figuras femeninas del género. Había un clima de debate constante: por qué ese desequilibrio en temas de publicidad, o a la hora de publicar, o entre las reseñas de los lectores. Podría decirse que el caldo de cultivo en el que germinó La Nave Invisible estaba ya en ebullición. Pero el detonante definitivo fue la entrada que nuestra jefa, Anna Roldós, escribió en su blog personal, a raíz de unas declaraciones de Ediciones Nevsky en las que se atrevían a reflexionar sobre un tema bastante tabú: lo arriesgado que es en España publicar a mujeres. Anna se lio entonces la manta a la cabeza y lanzó la idea de crear un espacio donde promocionar el trabajo de escritoras de ciencia ficción, fantasía y terror, dándoles el apoyo y la publicidad necesaria para que nadie tuviera que volver a decir que publicarnos es "arriesgado". La propuesta se difundió con rapidez en las redes sociales, fuimos llamándonos unas a otras, y gustó tantísimo que, en apenas unos días, ya éramos cerca de veinte personas implicadas y Anna tuvo que cerrar la admisión de colaboradores para que el grupo no se hiciera inmanejable. Ahora nos damos cuenta de que la respuesta que recibió fue una clara muestra de la falta que hacía en el mundillo un proyecto de estas características. CJ: ¿De dónde procede el nombre? LNI: Lo de encontrar un nombre para la web fue nuestra primera gran odisea. Cuando la idea acababa de nacer, Anna puso en marcha el HT #proyectoescritoras en Twitter, y durante las fases iniciales fue así como lo llamábamos; pero, obviamente, necesitábamos un nombre concreto que lograra aglutinar los tres géneros que tratamos y el espíritu de la iniciativa. En el grupo se sugirió de todo, desde títulos de obras memorables o juegos de palabras, hasta fragmentos de citas de alguna autora relevante o incluso nombres de diosas clásicas. Pero cada nueva opción nos servía más para descartar posibilidades que para decidirnos. Al final preferimos un nombre en español y que no se relacionara con ninguna autora en concreto, para no dar prioridad a unas sobre otras. En cuanto salió a la palestra la palabra "nave", caló enseguida, porque podíamos jugar con el doble sentido de nave espacial y velero y mantener el equilibrio, sin decantarnos por algo representativo de un único género. El "invisible" entronca con nuestra intención de visibilizar a esas autoras que el público parece no ver o que pasan más desapercibidas a los lectores. Ambas cosas se terminaron condensando en nuestro logo del velero espacial, que diseñó la genial Delfina Palma y del que todas estamos muy orgullosas. CJ: ¿Cuáles son vuestros objetivos con esta iniciativa? LNI: DOMINAR EL MUNDO (esto lo hemos contestado todas a coro, que conste). Bromas aparte, ha sido interesante intentar dar respuesta a esta pregunta, porque, aunque nuestros objetivos no han cambiado, a lo largo de estos primeros meses sí hemos tenido oportunidad de matizarlos y evolucionar. Nuestro objetivo principal es y siempre será reivindicar el papel de las mujeres dentro de la literatura de género, sirviéndonos de un formato diferente, más dinámico y variado, que además de reseñas incluya artículos, entrevistas, novedades y demás. Hay narradoras ahí fuera que han hecho o están haciendo cosas geniales y merecen que se les dé voz. O narradoras que no terminan de lanzarse por inseguridad. Queremos ofrecerles un espacio de unión y apoyo, animarlas a seguir trabajando, demostrarles que estos géneros no son terreno prohibido para ellas y que el mundo necesita sus historias. Somos conscientes de que muchas veces los lectores no eligen autoras por simple desconocimiento; aún hay una creencia bastante extendida de que las escritoras de ciencia ficción, por ejemplo, apenas existen. Desde La Nave queremos combatir eso, acercando las autoras a los lectores y dándolas a conocer. Por eso invertimos un mimo especial en nuestra base de datos, que vamos ampliando mes a mes de cara al público, procurando mantener el equilibrio entre autoras hispanas y de lengua extranjera, clásicas y contemporáneas. A través de nuestra grumete transatlántica, Paula Rivera, procuramos acercar los mercados español e hispanoamericano. La diversidad es algo que nos preocupa especialmente, por lo que también intentamos buscar más allá del mercado anglosajón y entre las autoras pertenecientes a minorías de cualquier tipo. No os vamos a engañar: que nuestra base de datos pueda llegar a convertirse en punto de referencia es uno de nuestros sueños. Pero, cuando empezamos a trabajar en esta línea, con toda nuestra inocencia y buena intención, descubrimos que las raíces del problema son más profundas de lo que creíamos. Pocas autoras llegan a España y, las que lo hacen, pasan desapercibidas con facilidad por la falta de promoción. Hemos visto a importantes autoras clásicas que no se reeditan desde hace treinta años o a autoras contemporáneas que, en apenas un par de años, son saldadas o borradas del mapa. En un plano más general, nos hemos encontrado con las trabas que sufre una obra en español para poder moverse con libertad en el mercado hispanohablante, sea a este o al otro lado del Atlántico, lo que frena aún más la difusión de autoras en lengua castellana. Como dice nuestra grumete Claudia Fontana: "Vimos los árboles y nos hemos dado cuenta de cómo está el bosque". Frente a todo esto, queremos transmitir un mensaje claro y contundente, porque sigue habiendo mucha gente que niega el problema o tiene una visión distorsionada de la realidad. Las escritoras de género están ahí, eso es innegable, así que habrá que preguntarse por qué no nos llegan, por qué no se apuesta por ellas o por qué los lectores siguen convencidos de que no existen o son de calidad inferior. Queremos romper esa dinámica de una vez por todas, concienciar y compartir con nuestros lectores todo lo que nosotras mismas estamos aprendiendo, que es bastante. Y quién sabe si en el futuro, a largo plazo, podríamos ayudar a generar un cambio en el mercado. CJ: ¿Cómo trabaja la tripulación: lo consensuáis todo o cada sección es gestionada por navegantes diferentes? LNI: Las cosas importantes las consensuamos entre todas, como fueron en su momento el nombre y diseño de la página web, las distintas secciones, el ritmo de actualización, la distribución del calendario, los grupos de trabajo o el libro de estilo. Ahora analizamos juntas también las propuestas que nos llegan, ya sean de lectura o para colaborar con algún artículo, y discutimos su viabilidad o si se adapta a la línea editorial de La Nave. Si alguna grumete tiene una idea o se entera de algo que pueda interesar a la tripulación en pleno, también lo compartimos. Pero para las cosas pequeñas del funcionamiento diario cada sección es más o menos independiente. O lo son en teoría, porque en el fondo casi todas hacemos un poco de todo. La Nave está compuesta por cinco secciones principales y cada una de ellas cuenta con una coordinadora que organiza el trabajo junto con sus compañeras (aunque también hay una coordinadora general que ejerce de nexo entre los distintos grupos). Pero tenemos una cadena de trabajo estricta entre bambalinas, y ahí entran el equipo de correctoras, que se encargan de revisar los textos antes de publicarlos, y el equipo de editoras, que maquetan las entradas y se ocupan del mantenimiento de la web. Eso sin contar a las grumetes que gestionan las redes sociales, cuya labor es muy importante. Somos una tripulación disciplinada, como podéis ver. CJ: ¿Podéis hacer un balance de La Nave Invisible desde su botadura? LNI: El balance de estos primeros meses es muy positivo. Desde el primer momento, la respuesta de los lectores fue increíble, sobrepasó todas nuestras expectativas. Nos han apoyado mucho, hemos tenido muy buen feedback y hemos podido sentir que estábamos cubriendo unas necesidades acuciantes en el fandom. Cada día tenemos a gente maja recomendándonos obras o autoras, o a gente maja que acude a nosotras en busca de recomendaciones. Hay usuarios que ya nos remiten a cualquier persona que pregunte algo sobre escritoras de género y eso nos hace sentir muy orgullosas. Nunca podremos agradecérselo suficiente a todos ellos. Pero, más allá de nuestra labor pública, algo que nos hace muy felices es el buen rollo que se respira en los camarotes de La Nave. No toda la gente que se apuntó en un primer momento al "proyecto escritoras" se implicó al final en la creación de la web, y no todas las que participaron en la creación de la web siguen trabajando activamente con nosotras hoy en día; pero el núcleo duro (en torno a catorce grumetes) se mantiene al pie del cañón. Y, aunque todas somos muy distintas y no siempre estamos de acuerdo en todo, tener un objetivo común nos ayuda a remar juntas en la misma dirección. El grupo que ha nacido a raíz de este proyecto es una de las mejores cosas que nos ha pasado. CJ: L@s Navegantes Invisibles sois usuarios asiduos de las redes sociales ¿De qué manera creéis que influyen a la hora de compartir y difundir información? LNI: Las redes sociales nos parecen vitales para compartir contenido y evaluar a la audiencia: qué buscan, qué quieren, qué necesitan. De esta forma, nosotras también nos especializamos. Aunque no todas tenemos una vida activa en Twitter, sí somos blogueras y/o escritoras, así que estamos acostumbradas a este tipo de interacción y somos conscientes del poder que tiene. El propio génesis de La Nave lo demuestra. Nuestros lectores saben quiénes somos, pueden ver nuestro trabajo, pueden conocernos a un nivel más personal si tienen interés, podemos charlar y debatir. Creemos que todos esos factores convierten el proyecto en algo más cercano, más tangible, y quizá favorezca que la gente se implique más. A través de las redes sociales podemos hacer networking, ahí está nuestro público objetivo y son ellos mismos quienes nos buscan, movidos por sus inquietudes. Sin embargo, también es obvio que son un arma de doble filo; es muy fácil que alguien pueda sacar algo de contexto o que cualquier nimiedad alcance proporciones de linchamiento viral. Por eso, aunque nuestra web tiene un espíritu claramente feminista, desde la cuenta oficial procuramos mantener un discurso moderado y una actitud positiva, aparcando la agresividad. Si nos encontramos con casos flagrantes de injusticia, los denunciamos sin pelos en la lengua, porque son los que legitiman nuestra labor; no nos estamos inventando nada, los problemas de los que hablamos son reales. Pero manteniendo el equilibrio entre la combatividad y el diálogo creemos que nuestro mensaje cala mejor y, de hecho, hemos notado una buena respuesta de la gente ante esta filosofía. Nuestro objetivo es lo que más nos importa y lo que está por encima de todo, nosotras estamos aquí para hablar del trabajo de las escritoras de género y no queremos que nada empañe eso. CJ: En vuestra opinión, ¿de dónde procede la menor visibilidad de las autoras en géneros concretos como la ciencia ficción? LNI: Del machismo, básicamente. Pero no se trata de algo tan burdo como limitarse al "nos ignoran porque somos mujeres, qué malos son"; no, es algo mucho más complejo, se trata de un problema estructural. Si desde que naces te meten una determinada idea en la cabeza, es muy difícil deshacerse de ella. Igual que eso de que el rosa es un color de niñas y el azul es un color de niños; tú puedes rebelarte, odiar el rosa con toda tu alma y proclamar a los cuatro vientos que no te representa como mujer, pero inconscientemente verás el rosa y lo seguirás asociando a lo femenino. A las mujeres se nos ha inculcado que nuestro terreno es el de las emociones, el sentimental, el doméstico, mientras que el terreno de los hombres es el de la ciencia, la acción, la erudición. Por eso, entre otras cosas, se nos enclaustra en el género romántico y en la literatura infantil y juvenil (géneros que se consideran menores, poco serios o mediocres, por cierto, ignorando su potencial y complejidad), y se permite que los hombres copen la "literatura de verdad". Por si no fuera bastante, estas parcelas se han defendido con uñas y dientes a base de prácticas muy cuestionables, ya fuese degradando sistemáticamente la aportación de las mujeres o relegándolas de forma muy conveniente hasta condenarlas al olvido. A lo largo de la vida, estudiamos un canon literario en el que apenas hay mujeres, del mismo modo que estudiamos a los grandes filósofos, intelectuales, músicos, científicos, artistas, arquitectos, todos hombres. ¿Significa eso que las mujeres no han hecho nada nunca, jamás? No, simplemente sus figuras no han trascendido. Y, si no trascienden, no podrán inspirar a nuevas generaciones de mujeres. Nosotras seguiremos creciendo con la idea de que esos campos nos están vedados, las que crucen la línea seguirán sintiéndose igual de solas que sus predecesoras, con la eterna sensación de ser unas intrusas… y los hombres seguirán viviendo en su cómoda burbuja de autocomplacencia, sin que nada cambie. En esas bonitas listas sobre los grandes clásicos de la ciencia ficción, o de la fantasía, o del terror, o incluso de las cien mejores novelas del siglo XX, casi nunca aparecen mujeres. Y, si aparecen, son siempre las mismas tres o cuatro, como premio de consolación. Hemos percibido que hay una tendencia inconsciente a considerar su trabajo como algo marginal, alternativo o de calidad deficiente: si escriben ciencia ficción, seguro que es "blanda" (que durante años fue tratada como subgénero de segunda categoría, por debajo de ciencia ficción dura), si escriben fantasía, seguro que no es épica, si escriben terror, seguro que son paranoias de señora menopáusica… Eso cuando no son directamente unas impostoras que solo disfrazan sus novelas románticas de fantasía o ciencia ficción, como si los escritores no hablasen jamás sobre sentimientos o romance tanto como la que más (la razón por la que un hombre hablando de sentimientos se ve como algo muy elevado y una mujer haciendo lo mismo se considera una ñoñería es buena materia de reflexión). Repito: esto no nos lo estamos inventando, son opiniones reales que hemos tenido la desgracia de encontrar y que incluso salpican a las profesionales de la divulgación; blogueras y analistas cuyo criterio es cuestionado cada dos por tres y, en el peor de los casos, son empujadas fuera del circuito a base de acoso y difamación. Lo que nos deja con menos mujeres hablando sobre mujeres y con la perspectiva masculina ejerciendo su papel predominante. Si a las autoras se les exige la excelencia para llegar a un nivel "normal", si se las juzga con una dureza desmedida, si tienen que ser perfectas para ser tomadas en serio, es que se les está aplicando un doble rasero que parece diseñado para recordarles (a ellas y a los lectores) que nunca estarán a la altura. Así no es de extrañar que casi nadie tenga ganas de "arriesgarse" con ellas o invertir dinero en sus obras, por no contar que también es un método para mellar la confianza de las propias creadoras. Si a esta hostilidad se le suma la invisibilización de esas escritoras que podrían servir de inspiración o romper esta dinámica, nos encontramos con un círculo vicioso que actúa como repelente para las mujeres. Muchas no se sienten cómodas ni bienvenidas, por lo que se implican menos y escriben menos, el escenario perfecto para la excusa de que no se habla de autoras porque no las hay. Nos preocupan los bajos índices de participación femenina en los certámenes y antología de género, pero no nos sorprenden, porque somos testigos de su inseguridad todos los días por culpa de este ambiente. Para que esto cambie, hace falta mucha más promoción, más concienciación, más mujeres escribiendo novelas o reseñando. En definitiva, alguien que recuerde a los lectores que la calidad no es cosa de géneros y a las narradoras que pueden escribir lo que quieran, que no es imposible, porque ya hubo otras que lo hicieron antes que ellas. CJ: ¿Qué planes de dominación mundial tenéis para el 2017? LNI: *Insertar risa maléfica* Pues, en primer lugar, seguir apoyando a las autoras de género y animarlas a no dejar de escribir. Lo más bonito que nos ha pasado desde que botamos La Nave ha sido recibir mensajes de agradecimiento de lectoras y escritoras, algunas de ellas comentándonos que les hemos devuelto las ganas de escribir. Queremos mantenernos en esa línea, ampliar la base de datos tanto como nos sea posible y seguir mejorando poco a poco. A medio plazo, estamos empezando a barajar ideas, como convertir las lecturas conjuntas en algo periódico, tener más presencia en eventos literarios, organizar actividades… Nos gustaría poner en marcha un Patreon o algún otro método de financiación que nos dé algo más de margen para sacar proyectos adelante, aunque eso aún está en fase muy embrionaria. Y, a largo plazo… bueno, dejémoslo en que tenemos una cosa muy importante en mente que va gestándose con lentitud. Ya veremos si con el tiempo logramos hacerla realidad o no. CJ: Me gustaría que cada navegante se definiera con una pequeña frase, si es posible. LNI: Anna Roldós: Soñadora, intentando siempre hacer del mundo un lugar un poco mejor. Laura Huelin: Curiosa, no dejo de aprender y buscar intereses nuevos. Pilar Caballero: Idealista y exigente; vivo esperando la invasión alienígena. Laura S. Maquilón: Persistente y con ganas de aprender cada día algo nuevo. Laura Morán: Demasiado vaga para ser tan ambiciosa; creo que estamos en el mundo para ser felices, así que intento serlo yo y que lo sean los demás. Nerea Luray: Terriblemente honesta, pero que le encanta hacer ver a los demás lo que valen. Raquel Laforet: Siempre pensando en dragones, robots y dragones robóticos, y lamentando que no haya más. Paula Rivera Donoso: Me siento muy identificada con una cita atribuida a Thomas Malory (aunque no he podido comprobar que sea efectivamente de él): "We shall now seek that which we shall not find". Víctor de Amo: Pesimista hasta la médula y siempre dispuesto a mejorar. Andrea Prieto: Curiosa porque hay que serlo y la tranquilidad como refugio. Alister Mairon: Negativa por naturaleza, aunque lo compense trabajando duro. Enerio Dima: Terca como una mula y muy sensible con las injusticias. Claudia Fontana: Procrastinadora nata, pero curiosa sin límites. Rocío Vega: ¿Que me describa? Yo qué sé xD CJ: Si alguien os pidiera una lista de recomendaciones de autoras de género en español, ¿qué nombres incluiríais y por qué? LNI: Vamos a barrer para casa y asumir que nos preguntáis por autoras hispanas, que nunca está de más darles un poco de reconocimiento extra. En nuestra lista de recomendaciones procuraríamos reflejar el propio espíritu de La Nave, que es bastante variado. Por ejemplo, no podemos dejar de mencionar a Elia Barceló, Angélica Gorodischer y Daína Chaviano, que son las tres escritoras de género más importantes de las letras hispanas y deberían ser reconocidas como tal. Cristina Fernández Cubas es otra de las grandes que recomendamos, por los ambientes que crea y el nivel de inmersión que tienen sus relatos. Y tampoco podemos olvidar a Lola Robles, por la enorme e importantísima labor que lleva a cabo en materia de feminismo e integración LGBT+, como investigadora y como escritora, con obras muy diversas e interesantes (además, este año publica nueva novela y estamos deseando hincarle el diente). Entre la nueva remesa de autoras que han empezado a publicar a finales de los 90 o ya en el siglo XXI, recomendamos a Susana Vallejo, por su estilo y su forma de manejar la crítica y la especulación. O a Liliana Bodoc, que recupera parte de las tradiciones de los pueblos originarios amerindios para dar forma a su fantasía épica. A Verónica Murguía, por su fantasía medieval tan llena de horrores como de esperanza y maravillas, de la que nuestra grumete Paula Rivera dice textualmente: "Por escribir con un estilo magnífico y precioso, darle minuciosa forma a sus voces femeninas y entender Faërie como pocos autores contemporáneos lo hacen". A Mariela González, por la habilidad con la que integra lo cotidiano y la picaresca en su fantasía. A Gabriella Campbell, por su chispa, la personalidad que tiene su fantasía oscura y también por la labor que realiza a través de su blog. A Sofía Rhei, por ser una maestra del lenguaje y dominar la musicalidad de las palabras… Pero también le tenemos un aprecio especial a esas talentosas voces noveles que quizá sean menos conocidas por publicar en editoriales pequeñas, como es el caso de Raquel Mayorga, que nos hizo disfrutar muchísimo con su chambara, Claudia G. Rivas, que tiene una prosa dinámica y cautivadora y un sentido del humor desbordante, Teresa P. Mira de Echeverría, con su imaginación, sus descripciones potentes, sus grandes personajes y su estupendo manejo de las emociones, o M. C. Arellano, cuya fantasía épica es diferente y curiosa. No podemos dejar pasar a las autoeditadas, como Virginia Pérez de la Puente, que recomendamos por la fuerza de sus personajes y las temáticas que trata, Begoña Pérez Ruiz, que trabaja una ciencia ficción muy interesante y preciosista, Paz Alonso, maravillosa en la creación de personajes únicos, ambientes increíbles y tramas sorprendentes, o Caryanna Reuven, que sabe cómo generar empatía en el lector, atraparnos y llegarnos al corazón. Por último, hay dos autoras clásicas que nunca nos cansaremos de recomendar: Emilia Pardo Bazán y Ana María Matute, que, aun sin ser asociadas al género, sí incursionaron en él. Merece la pena recordar y destacar su aporte. ![]() Por Cristina Jurado La editorial Huso acaba de lanzar al mercado Extraños Testimonios, un libro de Daína Chaviano (La Habana, 1957) que recopila relatos escritos a lo largo de su trayectoria literaria. Esta autora ya había incursionado en la narrativa breve con la antología El abrevadero de los dinosaurios (Nueva Imagen, 2005), País de dragones (Espasa Calpe, 2001), Amoroso planeta (Letras Cubanas, 1983) o Historias de hadas para adultos (Minotauro, 2007), esta última compuesta por tres novellas, Su producción además, incluye las novelas Un hada en el umbral de la Tierra (Ediciones El Naranjo, 2015), La isla de los amores infinitos (Grijalbo, 2006), Los mundos que amo (Alfaguara, 2004), Fábulas de una abuela extraterrestre (Editorial Océano, 2003), País de dragones (Espasa Juvenil, 2001), Gata encerrada (Editorial Planeta, 2001), Casa de juegos (Editorial Planeta, 1999), o El hombre, la hembra y el hambre (Editorial Planeta, 1998). Chaviano cultiva la prosa con la misma facilidad que la poesía, como lo demuestra su poemario Confesiones eróticas y otros hechizos (Editorial Betania, 1994) o incluso los guiones de cine, como en La anunciación (Editorial Extensión Universitaria, 1989). Sus estudios en lengua y literatura inglesa en La Habana le sirvieron para forjar su estilo y sensibilidad creativa, y desde que se instalara en Miami en 1991, no ha dejado de soñar despierta, plasmando en su obra la rica imaginería que la acompaña. En 1998 obtuvo el premio Azorín de novela por El hombre, la hembra y el hambre y en otros reconocimientos ha sido galardonada con el Premio Nacional Malinalli para la Promoción de las Artes, los Derechos Humanos y la Diversidad Cultural de la Universidad de Tabasco (México, 2014). Testimonios Extraños está poblada de referencias al realismo mágico, al horror gótico y a la fantasía, de manera que no nos encontramos con historias planas sino multifacéticas, leyendas que se desarrollas a partir de sucesos cotidianos. Esa es una de las cosas que me fascinan de Chaviano: su capacidad para resaltar lo extraño que reside en la vida diaria y para dotarlo de un aura casi mítica. Los siete primeros cuentos, reunidos en la parte que se titula “Sacrilegios nocturnos”, son para mí los que se enmarcan en un horror gótico mezclado con fantasía, con criaturas extrañas que conviven con los seres humanos, como los caníbales de “Estirpe maldita”, el duende del relato homónimo, los fantasmas de “Ciudad de oscuro rostro”, el trasunto de Erasmo de Roterdam en “Elogio sobre la locura”, los personajes meta-literarios de “Teje, araña, teje” o “Había una vez…”, y los 50 aforismos referidos al alma de “Discurso sobre el alma”, como si se tratase esta de un ser vivo. Por su parte, las siete historias incluidas en la segunda parte, “Prosas ardientes”, tienen que ver con la dimensión fantástica del amor y el erotismo, siempre con protagonistas femeninas. Si la alhaja orgánica de “La joya” representa la obsesión por la belleza en una mujer llevaba al paroxismo por parte de un joyero, “Vida secreta de una mujer-loba” trata el tema de la licantropía desde un punto de vista femenino. En “Las amantes” se escenifica una conversación imaginaria con tintes lésbicos entre Eva y Lillith, mientras que “El pájaro de fuego” narra la historia de celos de una mujer con poderes pirómanos. “Nuestra señora de los ofidios” plantea la relación entre una mujer que puede transformarse en serpiente y su conquista, y en “Gárgola mía” un intercambio epistolar permite descubrir el amor con tintes de locura de una joven por una estatua de piedra. Por último “La sustancia de los sueños” cuenta la historia de la desgarradora pérdida del ser amado valiéndose de elementos fantásticos. Aunque todos los cuentos lo merecen, me gustaría destacar dos de los que más me han gustado: “Ciudad de oscuro rostro” y “La sustancia de los sueños”. El primero trata el tema de los fantasmas desde una perspectiva más fantástica que terrorífica, y la forma en la que racionaliza la presencia de las apariciones es interesante y original. Por su parte, “La sustancia de los sueños” no puede dejar indiferente al lector que haya sentido la pérdida de un ser muy querido, especialmente si ha sido una pareja. La manera en que la persona que sobrevive al otro tiene que arrastrarse por la vida, intentando superar una ausencia mayor que la capacidad de asimilación, resulta soberbia. Y luego está la prosa de la cubana, una prosa limpia, fluida, transparente, que utiliza las palabras exactas sin excesos, que transporta al lector a la isla, a sus colores y aromas, creo que es uno de los puntos fuertes de esta obra. En definitiva, Extraños Testimonios es un álbum de instantáneas caribeñas pintadas con los colores de lo inquietante y lo terrorífico, alejado de lo que estamos habituados a leer, mostrando una cara mucho más perturbadora del habitual mundo de tarjeta postal que asociamos con aquellas tierras. Creo que es, sin duda, una obra excelente para entender los caminos por los que transita la fantasía en español de aquella orilla. A continuación podéis disfrutar de una entrevista con la autora, que os permitirá conocer su trabajo y sus influencias, y os dará las claves para entender un poco mejor su obra. Cristina Jurado: Hay quienes consideran la ciencia ficción y la fantasía como un tipo de literatura de evasión, pero yo creo que a través de ellas es posible reflexionar sobre nuestro presente de manera que otros géneros no pueden. ¿Qué opinas sobre esta afirmación? ¿Recuerdas la primera obra de estos géneros que leíste? Daína Chaviano: No estoy segura cómo llegué al género, pero entre mis primeras lecturas estuvieron Julio Verne, con La isla misteriosa y Los quinientos millones de la Begun, y H. G. Wells con La guerra de los mundos. Quienes tuvimos la suerte de empezar a leer ciencia ficción en la infancia, intuimos desde muy temprano que se trataba de un género de anticipación que proyectaba las posibles consecuencias de nuestros actos como civilización. Y aunque no lo hubiéramos podido expresar de ese modo, la sensación existía. Sin duda se trata de un género que contribuye a ejercitar la imaginación, a disminuir los prejuicios, a alertar sobre tendencias sociales o peligros naturales, y que propone soluciones o alternativas que muchas veces los científicos adaptan o aplican. Me resulta difícil pensar que todavía alguien acuse de evasivo a un género que previó todo cuanto estamos viviendo: los cambios climáticos, las exploraciones a Marte, la extinción de las especies, el descubrimiento de planetas habitables, los robots que barren nuestras casas, los drones de vigilancia, los autos que se conducen solos, y un sinnúmero de novedades tecnológicas con las que ya convivimos. CJ: Las obras de ciencia ficción, fantasía y terror de tradiciones como la asiática, están recibiendo una mayor atención por parte de la crítica y el público internacional. ¿Qué caracteriza la literatura de género caribeña? DC: No me atrevo a hablar por todos los países del Caribe, pero conozco lo que escriben los escritores cubanos. Dentro de Cuba existen variantes que van desde la fantasía épica hasta el ciberpunk. Hay un grupo escribe sobre universos alternativos aparentemente ajenos de su entorno inmediato. Sin embargo, esta “separación” es ficticia, porque sus historias suelen ser metáforas donde se advierten elementos de la crisis social y política que vive la isla. Hay otro grupo que retrata la situación del país sin disfraces de ningún tipo. En este es fácil advertir los problemas que permean la sociedad cubana: la supervivencia, la censura, la violencia de género, la criminalidad, la marginalidad, el machismo, el control de la población... Es una «literatura de crisis» que aborda el catastrofismo social, político y económico. En este grupo se ha desarrollado lo que pudiera llamarse una “ciencia ficción sucia” o más bien un “ciberpunk sucio” —hermano del “realismo sucio” que cultivan otros escritores cubanos—, donde el sexo crudo, la amoralidad, la ira (a veces disfrazada de sarcasmo) y el cinismo, son elementos claves de sus historias. En términos generales, hay una gran dosis distópica en casi todas las variantes de la ciencia ficción y la fantasía que se escribe en la isla, algunas de gran fuerza y calidad literaria; otras, no tanto. CJ: Siempre que tengo la ocasión pregunto a los entrevistados por su proceso creativo. ¿Cómo es el tuyo desde que se te ocurre la idea para una historia hasta que el manuscrito sale para la imprenta? DC: Depende si es un cuento, un poema o una novela. El poema sale de una vez. Lo escribo siempre a mano, en bolígrafo o lápiz. Luego lo pasó a máquina (es decir, a computadora) y allí lo empiezo a editar, pero pueden pasar meses antes de darlo por terminado. El cuento nace de una idea vaga, de una atmósfera que tengo en la cabeza y que me impulsa a escribir una historia dentro de esa cuerda. No necesito saber el final para sentarme a escribir, aunque a veces lo he sabido de antemano. Lo escribo directamente en computadora y allí lo reviso, antes de imprimirlo y revisarlo con un bolígrafo. Paso los arreglos a la pantalla, vuelvo a imprimir y de nuevo lo reviso. Puedo repetir este proceso tantas veces como sea necesario. A partir de la tercera o cuarta revisión, dejo pasar más tiempo entre las versiones. Este alejamiento me permite distanciarme del texto y ver sus errores con mayor claridad. La novela es más complicada. El proceso de escritura y revisión es parecido al del cuento; la diferencia radica en su concepción y escritura, porque mis novelas suelen requerir de mucha investigación. Primero hago una lista de todos los personajes, con sus nombres, características, intereses, defectos, objetivos o metas. Debo tener claro qué buscan, de dónde provienen, qué los mueve, cuál es su psicología. Luego trazo las tramas principales, las subtramas y las áreas de conflicto. A diferencia del cuento, necesito saber el final de antemano. Si no lo conozco, corro el riesgo de que mis personajes se pierdan por el camino. Solo después de tener clara la personalidad de estos participantes y sus conflictos, empiezo a escribir. Esa planificación no significa que por el camino no surjan sorpresas. A veces la psicología de estos personajes se revela contra la trama que tenía prevista para ellos. Entonces me dejo llevar y les permito que descubran la mejor manera de seguir su camino. CJ: ¿Qué autores y autoras fuera el género han influido más en tu estilo? DC: Entre los anglosajones y europeos: Ray Bradbury, J.R.R. Tolkien, Ursula K. LeGuin, Margaret Atwood, Anaïs Nin, y William Shakespeare. Entre los latinoamericanos, María Luisa Bombal, Horacio Quiroga, Julio Cortázar y Manuel Mujica Lainez. También ciertos textos antiguos, algunos anónimos, a los cuales regreso de manera periódica: la Epopeya de Gilgamesh (de la que tengo varias ediciones), la Odisea, la Iliada, la mitología grecorromana y celta, el ciclo de leyendas artúricas, el Popol Vuh, los códices que recogen la caída del imperio azteca, recogidos en una maravillosa edición titulada Visión de los vencidos… CJ: La industria editorial ha cambiado mucho en los últimos años con la aparición de modalidades como la co-edición o la autoedición. ¿Qué opinas de estas nuevas fórmulas editoriales? ¿Crees que benefician o perjudican a la industria en general? DC: Como toda innovación, las nuevas tecnologías de la auto-edición tienen dos caras. Quizás su mayor ventaja sea la independencia del escritor, quien al convertirse en editor y vendedor de su propia obra no necesita compartir sus ganancias con la editorial. La mayor desventaja radica en que hay un enorme número de escritores o aspirantes a serlo que, sin experiencia previa y sin haber pasado por el filtro de los editores, inundan el mercado de pésimas obras. Eso es fatal, porque los lectores sin formación no aprenden a distinguir la buena de la mala literatura, creyendo que es igualmente válido todo lo que ven impreso. Claro, si se trata de escritores con formación y talento, esas auto-ediciones son una bendición porque reducen el coste del libro para el lector. CJ: La popularización de las redes sociales permite una interacción directa e instantánea entre el autor y su audiencia. ¿De qué manera te ha afectado a ti en tu relación con tus lectores? DC: Si te soy sincera, preferiría que no existieran las redes sociales. Quitan un tiempo precioso para escribir, pero esta es la época en que vivimos, y el escritor —como a cualquier otra figura pública— no tiene otro remedio que lidiar con esto. En mi caso, como soy una persona extremadamente reservada, he necesitado paciencia para adaptarme a las redes. Los lectores quieren saber del autor, pero no solo de los libros que está escribiendo o que va a publicar, sino también cómo piensa, qué hace, adónde viaja, qué le gusta o le disgusta… No es fácil mantener el equilibrio entre ofrecer esa información que te piden y conservar la privacidad, pero me las he arreglado. Por otro lado, ahora que la prensa tradicional tiene cada vez menos control sobre la información, es bueno poder mantener ese contacto directo con los lectores. En mi caso, no solo lo hago a través de mis cuentas en Facebook y Twitter, sino también con quienes siguen mi blog o se suscriben al boletín de mi sitio Web. CJ: Testimonios Extraños es un compendio de postales inquietantes, donde lo extraño se asoma en las grietas de la realidad. De alguna manera, me hace pensar en el new weird. ¿Crees que tu obra representa una versión propia, caribeña de un género híbrido con tintes de new weird? DC: No he leído a los autores del new weird, así es que no tengo manera de comparar mis relatos con esa corriente. Por ahora, prefiero clasificar estos relatos como gótico caribeño, tomando en cuenta que son textos donde se mezclan elementos del horror, el absurdo, el erotismo y cierta dosis de humor cortaziano, en ambientes tropicales y soleados, específicamente del Caribe. Sin duda, se trata de un enfoque raro (o weird) de la realidad. El escenario de estos cuentos, ajeno al gótico tradicional, me permite visualizar o reflexionar mejor sobre la cotidianeidad inmediata que me resulta familiar, aislándola de los elementos que suelen empañarla para observarla desde otra perspectiva. CJ: La antología se estructura en dos partes: la primera es “Sacrilegios Nocturnos” y la segunda “Prosas Ardientes”. ¿Qué representa cada una de estas dos partes? DC: Es poco común dividir una colección de relatos, pero me di cuenta de que, en un grupo, el erotismo constituía su base o tema central, mientras el otro estaba compuesto por relatos escalofriantes, surrealistas, humorísticos o desconcertantes. Mi intención al separarlos fue encontrar una estructura equilibrada para estas ficciones inconexas y heréticas. Por eso agrupé los seis relatos propiamente eróticos como “Prosas Ardientes” y los otros seis como “Sacrilegios Nocturnos”. CJ: La antología se enmarca dentro de una tradición de autores fantásticos latinoamericanos (Borges, Cortázar, Bioy Casares, Monterroso, etc) que cultivaban la narrativa breve con una pasión y una calidad que nada tiene que envidiar a la novela. Pienso que, además, los cuentos entroncan con la literatura oral, una tradición en la que los mitos y las leyendas se dan la mano y hablan de los valores de los pueblos. ¿Crees que nos encontramos ante un resurgimiento de la narrativa breve fantástica? DC: Durante las dos décadas pasadas —aproximadamente desde 1990 hasta 2010— el cuento decayó en producción y calidad. Habían muerto los últimos representantes de una generación de cuentistas brillantes como los que mencionas; y aunque leí algunas antologías de escritores jóvenes que se publicaron en Latinoamérica, ninguna de ellas logró demostrar que existía un relevo con ideas o estilos nuevos, sobre todo porque los textos eran mayormente realistas, y ya se sabe que ese nunca fue el mejor modelo para el cuento en el continente. En los últimos tiempos, el cuento ha vuelto a resurgir no solo en Latinoamérica, sino en España. La influencia de Asia y Norteamérica —que, a su vez, han estado recibiendo el influjo de tradiciones africanas, europeas y asiáticas en la ciencia ficción—, ha creado una especie de reacción en cadena que insufla aires nuevos al cuento fantástico en español. No hay más que leer las recientes antologías de ciencia ficción, donde autores españoles y latinoamericanos se codean con anglosajones y asiáticos. Por otra parte, no hay que olvidar que las grandes oleadas de revitalización del cuento han surgido a partir de la experimentación —algo a lo que no quieren arriesgarse las grandes editoriales (shame on them!). No obstante, las nuevas tecnologías han propiciado el nacimiento de editoriales independientes que están admitiendo textos osados o experimentales, no solo en forma, sino en contenido. Esto ha renovado el interés de muchos lectores, que quieren escapar de los clichés y los asuntos previsibles. CJ: ¿Cuáles son tus proyectos futuros? DC: Terminé una novela de corte híbrido (thriller, historia, mitología, parasicología, política, ciencia ficción) que saldrá el próximo año. Ahora reviso otra novela, que quizás sea la primera de una trilogía de ciencia ficción, y empezaré a trabajar en relatos cortos que quizás se conviertan en otra colección. También me preparo para dos viajes: uno en mayo, donde iré a España para presentar Extraños testimonios; y otro en junio, a Puerto Rico, donde participaré como invitada de honor en el NorthAmeriCon (Congreso Norteamericano de Ciencia Ficción). Para el último trimestre tendré la presentación de Extraños testimonios en Miami, y luego me encerraré para seguir escribiendo. Por Cristina Jurado
A pesar de que las autoras de la literatura de terror no se prodigan tanto como sería deseable en nuestro país, poco a poco están surgiendo voces femeninas que, junto a sus compañeros, van mostrando hacia dónde se encamina el futuro de este género. La madrileña Marta Junquera es una de ellas. En su colección de relatos Vienen a por ti (Cazador de Ratas) ofrece una visión inquietante y turbadora de la cotidianidad. La emplazamos para conocerla mejor y seguidamente os ofrecemos sus respuestas a nuestras preguntas. Cristina Jurado: El miedo nos mantiene alerta, activa nuestros sentidos, acelera nuestros reflejos, nos ayuda a anticipar el peligro y a prepararnos para afrontarlo… ¿qué aporta el miedo a Marta Junquera? En otras palabras, ¿por qué decidiste escribir historias con un sustrato de terror? Marta Junquera: Como bien has dicho, el miedo quizá sea uno de los sentimientos más intensos que puede experimentar el ser humano. Posee la capacidad de hacernos prudentes por temor a las consecuencias de nuestros actos, pero también es susceptible de convertirse en algo cerval y bloquear a quien lo padece. El miedo es algo primitivo, animal, extremo, capaz de darse en cualquier situación, por cotidiana que sea. En muchas ocasiones, cuando se ama, también entra en juego el miedo: miedo a perder al ser amado o a que hagan daño a quienes queremos. Por otra parte, también está esa especie de morbo de pasarlo mal por placer sabiendo que, en cuanto se acaba la película o se cierra el libro, el alivio remplaza a la angustia y todo vuelve a la «normalidad». Siempre me ha parecido una herramienta muy potente con la que trabajar para provocar todo tipo de sensaciones en el lector. CJ: ¿De dónde salió la idea de reunir tus relatos en un libro? Cazador de Ratas es una editorial joven que está apostando muy fuerte por valores en español, ¿cómo llegaste a colaborar con ellos? MJ: Llevo años escribiendo relatos. Pese a ser un formato poco conocido y valorado en España, me parece que encierran una serie de elementos que entrañan cierta dificultad. Tener un límite de extensión o bien ceñirte a una temática determinada y que quede una historia interesante y coherente es un reto al que hay que enfrentarse cada vez. Son toda una escuela que recomiendo a todo aquel que quiera escribir. Decidí que podía ser interesante reunir una selección variada en cuanto a temática —dentro del terror— y extensión. A Carmen Moreno, de Cazador de Ratas, ya la conocía por las RRSS pero no habíamos tenido la ocasión de vernos en persona. Aprovechando que ella presentaba Sherlock Holmes y las sombras de Whitechapel en Madrid, un amigo común, Alberto Plumed, propició el encuentro. A partir de ahí, empezamos a hablar de proyectos y Vienen a por ti se materializó. No puedo estar más contenta con el resultado, tanto en lo personal como en lo profesional. CJ: Siempre he pensado que es interesante conocer los referentes literarios de los autores. Sería demasiado fácil para mí preguntarte por tus autores de terror preferidos, es algo que probablemente esperas. Pero quiero saber otras cosas de ti. ¿Cuáles son tus influencias literarias fuera del género de terror o incluso fantástico? MJ: Es una pregunta fácil y a la vez difícil. Fácil, porque llevo leyendo de todo desde que tengo uso de razón. Difícil, porque son tantos y tan diversos los autores que han dejado poso en mí que sería imposible nombrarlos a todos. Fuera del género, leo narrativa contemporánea, thriller, histórica. Podemos hablar de autores tan dispares como Miguel Delibes, Umberto Eco o Noah Gordon, por ponerte unos ejemplos, aunque podría nombrar una veintena sin pensarlo mucho. CJ: Al hilo de la pregunta anterior, entonces, ¿qué autor/s o autora/s de terror en español te han influido? MJ: Mi pasión por el terror se forjó con lecturas de autores extranjeros. Si tengo que nombrar un autor español que me influyó a temprana edad ese es Gustavo Adolfo Bécquer con sus Leyendas. Gracias a meterme más en el mundillo, he podido comprobar que el género está muy vivo y conocer a muchos autores y autoras, como Elia Barceló, que toca muchos palos de forma magistral, o como Pilar Pedraza, que es todo un referente del terror español. CJ: Leyendo Vienen a por ti me he dado cuenta de que la mayor parte de las historias tienen lugar en países extranjeros (Nueva Orleans, Chicago, Pleasantville, Denver, Aguascalientes…) ¿por qué? ¿Crees que situar las historias en otros países añade un elemento extraño a la narración? MJ: Supongo que tiene que ver con la respuesta anterior. Al haber leído muchos autores extranjeros del género, no puedo evitar verme influida por ciertas ambientaciones, si bien es cierto que también te lo pide la propia historia. En el caso de Aguascalientes, por ejemplo, me pareció un lugar idóneo para situar un cártel de la droga mexicano. A la hora de escribir, sobre todo si tienes cierta tendencia perfeccionista, esto complica el aspecto de la documentación, pero da muchas satisfacciones y te sirve para informarte sobre lugares y situaciones que de otra forma no conocerías. CJ: Otro elemento clásico que se repite en tus historias es el sentimiento de que existe un destino del que no se puede escapar: las maldiciones se revelan en sueños, el destino es inamovible, los pecados se heredan… ¿Dirías que tu concepción del terror es clásica? MJ: En muchos aspectos diría que sí. El miedo es algo que viene de antiguo y tiene mucho que ver con lo desconocido. Otra de mis pasiones y, por tanto, de mis influencias, es la mitología griega, donde las Moiras controlan el hilo de la vida. Curiosamente, mi cuadro favorito es Las hilanderas, de Velázquez. A lo largo de nuestra cultura, siempre se ha tratado de acceder a esa parcela que no nos es conocida, desde la interpretación de sueños hasta la adivinación del futuro. A la hora de escribir terror, es algo que no se puede obviar y que está presente en mis relatos. CJ: Algunos de tus personajes se obsesionan con ciertos objetos, como si estos encerrasen un poder de atracción maligno. ¿Qué ingredientes crees que debe tener una buena narración de terror? MJ: Lo primordial, en cualquier tipo de escrito, es que la historia atrape. Si no lo hace, el autor tiene la batalla perdida de antemano. Después, que esté bien construida, sea coherente y no deje cabos sueltos. En relato, esto es más sencillo por su extensión, pero otros aspectos, como el tratamiento de personajes, se complica porque debes hacerlos creíbles con unas pocas pinceladas. Una de las cosas que me están comentando los lectores es que les inquieta encontrarse elementos de terror en situaciones cotidianas, que pueden suceder en la vida real. Creo que al final es cuestión de crear una especie de conexión entre la historia que estás contando y el lector. A partir de ahí, bucear en las profundidades de la psique humana y remover las entrañas para provocar miedo, angustia, desasosiego o la sensación que busques en cada narración. CJ: ¿Cuáles son tus proyectos literarios de cara al futuro? MJ: Ahora mismo estoy enfrascada en acabar la novela en la que llevo trabajando un par de años. Se trata de un thriller policíaco y está ambientada en España. Toca ciertos temas que creo darán que hablar y tengo ganas de ver la respuesta de los lectores. También tengo pendiente que salga alguna colaboración en antología. Y, por supuesto, seguir dando a conocer el género allá donde pueda. CJ: ¿Cómo ves la situación actual de la literatura de género en España? MJ: Si bien la literatura de género se caracteriza por ser algo minoritario, también es cierto que sus lectores son fieles: saben lo que buscan y lo que quieren. No son pocas las editoriales que están apostando ahora por el género. En mi opinión, lo más importante es la visibilidad. Eso pasa por tener una buena distribución, en la que los lectores puedan encontrar con facilidad este tipo de literatura en los puntos de venta, y también considero fundamental que el autor se mueva. Festivales como el Celsius cada año van cogiendo más auge e incrementando el número de visitantes. En noviembre se celebrará la EuroCon en Barcelona, donde ya están agotadas las entradas desde hace meses. Las RRSS también son un punto de encuentro importante entre autores y lectores, así como páginas web especializadas o publicaciones como esta, facilitan mucho el poder llegar al público y que conozcan las novedades. Al final, se trata de partir con un producto de calidad, pero creo que ahora hay muchas oportunidades si se saben aprovechar. Cristina Jurado
Lavie Tidhar es uno de los autores más interesantes y originales del fantástico en lengua inglesa. The Guardian ha descrito una de sus últimas novelas A Man Lies Dreaming, como una “obra de arte retorcida” y que será publicada el año próximo en español por la editorial Kailas. Su novela Osama obtuvo el premio World Fantasy en 2012 y , desde entonces, títulos anteriores como la saga The Bookman y posteriores como The Violent Century, Central Station o Art & War siguen haciendo coincidir las opiniones favorables del público y la crítica. Central Station, su última novela publicada, es una experiencia sinestésica, un lienzo en el que cada historia individual forma parte de un conjunto que habla sobre un cruce de caminos, un sitio único en el que las vidas se mezclan, y aparecen ideas originales pero posibles. Este espacio, una estación situado en un Tel Aviv del futuro, está descrito de una manera tan realista que podemos literalmente oler, escuchar y degustar así como ver a los personajes en su ámbito doméstico. El talento de Tidhar es tal que, a pesar de la distancia en el tiempo y el espacio, podemos visualizarnos allí: nuestro futuro no es más que nuestro presente, repleto de elementos especulativos. En este sentido, Central Station es un personaje en sí mismo, influyendo en sus habitantes casi como lo haría el Solaris de Lem. Las diásporas han proliferado a lo largo de la historia de la Humanidad. De alguna manera, ahora estamos siendo testigos de una importante por la enorme cantidad de inmigrantes procedentes de las guerras (siempre ha habido conflictos armados y parece que continuará habiendo). En Central Station, la narrativa de Tidhar se construye alrededor de los resultados de los conflictos: el contante flujo de personas que vienen y van; los soldados mitad máquinas, mitad hombres y su vida después de las guerras; la colonización de otros mundos, etc. La consecuencia de los grandes movimientos de población se deja ver no solo en la expansión de la vida humana por todo el universo sino en la creación de mundos paralelos en el reino digital. La novela, por ello, presenta temáticas que van del ciberpunk al contacto con otros seres inteligentes. La tecnología está presente de manera abrumadora; desde una realidad virtual en la que se puede llevar una vida paralela, y una contante integración en la Conversación (algo así como Internet), hasta los niños genéticamente diseñados, vampiros de datos, robots-párrocos y cyborgs. El autor los reúne en una suerte de pintura impresionista, que se disfruta mejor desde lejos. Siempre he pensado que la prosa de Tidhar posee la intensidad y la potencia de los pintores impresionistas, aunque los temas e ideas que toca sean mayoritariamente expresionistas: con unas cuantas pinceladas de palabras, puede sumergir al lector en un estado intenso, como en un cuadro de Van Gogh, entre el arte descriptivo y los temas expresionistas. Eso es lo que admiro en el arte de Tidhar. Tú, lector, necesitas conseguir este libro y leerlo. Podrás entrever un futuro probable, uno que está más cercano de lo que parece, con todas sus tonalidades de gris; con la inmortalidad y las nuevas enfermedades; con aislamiento y aburrimiento así como nuevas maneras para comunicarnos y entender la realidad; con nuevos tipos de humanos, desde los cyborgs hasta los humanos que viven en simbiosis con aliens y los transhumanos. Después de ser uno de los invitados de honor del último Festival Celsius, SuperSonic ha podido entrevistar a Lavie Tidhar para conocerlo un poco más en profundidad. Cristina Jurado: ¿Cuánto tuviste que reescribir las historias contenidas en Central Station para unificarlas? Lavie Tidhar: Esta es una pregunta interesante. Tienes que tener en cuenta que mi plan desde el principio era escribir una novela “mosaico” (enfatizo la palabra “novela” aquí) que además se inscribe en una larga tradición dentro de la ciencia ficción (piensa en City de Simak o en Lord of Light de Zelazny, etc). Se trata de novelas construidas a partir de “episodios” más o menos independientes que primero fueron publicados en alguna revista. Era algo que soñaba hacer desde hacía tiempo, pero nunca pensé que sería capaz. Eso fue lo que hice pero, una vez acabado, algo no marchaba bien. No terminaba de funcionar del todo y yo no tenía, en términos de edición, la distancia necesaria con el material como para saber qué necesitaba hacer. Afortunadamente, en Tachyon sabían exactamente qué es lo que estaba intentando hacer y fueron los que me ofrecieron el feedback que precisaba. Desde el punto de vista técnico, se trataba de cambiar el orden de las historias para que encajaran mejor, eliminando una historia, cortando otra a la mitad, suprimiendo redundancias, suavizando las transiciones entre los episodios individuales… Fue un proceso muy interesante y me sentí genial. Esto muestra lo importante que es tener un editor, alguien que entienda lo que quieres conseguir y que te proporcione las herramientas las herramientas para hacerlo. CJ: Hace poco mencionaste que dispones de 120000 palabras, un total de 28 historias ubicadas en el universo de Central Station. ¿Planeas consolidarlas todas en una serie? LT: Siempre me ha fascinado la idea de una “historia futura” –creo que fue Heinlein quien acuñó este término- pero lo que más me ha inspirado (y algo que creo que es obvio en mi escritura) es la serie Instrumentality de Cordwainer Smith. Mis historias más “ciencia ficcioneras” comenzaron a encajar en ese mundo, y sentí que podía ofrecer una visión del futuro de la humanidad –uno de los posibles futuro, en cualquier caso- . Central Station supuso la culminación de todo aquello y, una vez que estuvo terminada, comprendí que había terminado de trabajar en aquella versión particular de la humanidad. ¡Fue algo divertido! Si te soy honesto, no estoy demasiado seguro de querer publicar una colección de relatos en este momento. En aquel momento aprendía al mismo tiempo que escribía, y alguna de las primeras historias no son tan buenas, o necesitarían mucho pulido. Pero nunca se puede decir “nunca”… y, para ser exactos, he inscrito mi novela corta Martian Sands y mi novella Cloud Permutations en ese universo, así como una novela que aún no está publicad y que es demasiado extraña titulada Chains of Assembly, así que el número total de palabras que he escrito y que se enmarcan dentro de ese universo debe estar por las 330.000. CJ: La siguiente pregunta está relacionada con tu visión sobre el futuro de la humanidad. Siempre me han fascinado tus historias ucrónicas (Osama, The Violent Century, A Man Lies Dreaming, etc…) y, de una manera extraña, tus historias sobre el futuro también me resultan Historias de un Futuro Alterno. Ya sé que es una idea chocante, ya que el futuro aún no está escrito, pero creo que revistes tus historias con una pátina de credibilidad que las convierte en tremendamente verosímiles, aún cuando hablas del futuro (no sé de qué otra manera explicarlo mejor). Tal vez sean los elementos familiares que incluyes, así como las temáticas. ¿Cómo eliges tus proyectos y el ángulo desde el que los abordas? LT: Central Station fue una manera de hablar de un momento y un lugar reales, en este caso, la zona del sur de Tel Aviv que rodea la estación de autobuses, con su vida real y extraña, y la gente que vive allí, pero a través de la lente distorsionadora de la ciencia ficción. En realidad, creo que una parte importante del libro es casi un prólogo, que permite explicar el aquí y el ahora, y que luego hace una pirueta y se adentra en el futuro. Pero creo que tienes razón en cuanto a que, como en mis otros libros, trato de abordar temas muy reales y contemporáneos. Lo otro que me gustaría decir es que, no se trata tanto de mi visión del futuro, sino de una visión más antigua del futuro, el tipo de visión optimista que se tenía durante la “Edad de Oro” y, al mismo tiempo, teniendo la oportunidad de interrogarlo y re-moldearlo. Mi siguiente proyecto de ciencia ficción será muy diferente porque ahora estoy interesado por temas como la sostenibilidad, por ejemplo. En cuanto a cómo elijo mis proyectos, ¡no los elijo! Central Station me vino porque viví en Jaffa en 2010 y 2011, y porque me sentía muy influenciado por aquella zona de la estación, y su situación en aquello momentos. Por el momento estoy trabajando en varios proyectos al mismo tiempo, pero se trata de encontrar el que, de alguna manera, funcione y me haga perseverar. A veces crees que un libro suena genial, pero no funciona nunca y la idea se queda estancada, nunca llegas a escribirla o, peor aún, escribes un poco y se desinfla… Escribir libros es muy difícil y parece una tarea casi imposible terminar uno. CJ: Has mencionado a Simak y a Zelazny como autores que te han inspirado pero, ¿qué otros escritores fuera de la ciencia ficción han influido en Central Station? LT: Creo que una influencia obvia en Central Station es Miguel Street de V.S. Naipaul, una suerte de mosaico sobre la vida de los residentes de una pequeña comunidad en Trinidad y Tobago. Realmente quería escribir sobre gente ordinaria que se encuentra viviendo en un ambiente “ciencia ficcional” futuro y deslumbrante. Puede que sea algo confuso para algunos, claro, pero no quería escribir sobre héroes y batallas y cosas épicas… ¡Quería escribir ciencia ficción doméstica! CJ: Siempre me ha fascinado el proceso de creación de los escritores. ¿Cómo encaras una nueva historia? ¿Utilizas esquemas, fichas de personajes, etc? ¿Echas mano de lectores beta? LT: No tengo lectores beta, no. Algunas veces soy consciente de las cosas sobre las que quiero conseguir una determinada perspectiva, por lo que le paso mi libro a algún colega pero, generalmente, hago caso de mi propio instinto sobre lo que quiero alcanzar y si el libro en cuestión se acerca lo suficiente o no. En lo que se refiere a los relatos, los escribo y los envío sin más. Con las novelas me he convertido en alguien que planifica. ¡No solía hacerlo! Generalmente, las novelas germinan durante mucho tiempo antes de que las empiece: tuve Osama en mente durante años antes de empezarla, por ejemplo. Algunos libros nunca despegan, claro… Normalmente busco la voz adecuada, pregunto quién cuenta la historia. Una vez que lo sé, lo demás encaja en su sitio. CJ: Eres un autor británico-israelí e incorporas munchos elementos culturales de Oriente Medio en tus historias. ¿por qué crees que hay tanta carencia de ciencia ficción en los países de habla árabe? LT: No me considero una autoridad en literatura árabe, aunque conozco obras de ciencia ficción escritas en esa parte del mundo, en Egipto o Siria por ejemplo. Pero, como sabes, en realidad se trata de un género muy americano. Por eso, aquellos de nosotros que venimos de fuera necesitamos subvertirlo para encajarlo en nuestras propias culturas y perspectivas o… bueno, tenemos que reaccionar a su favor o en su contra, pero lo difícil es metamorfosearlo en algo único. Me encuentro con muchos aspirantes a escritor que solo quieren trasladar sus libros favoritos (o, casi siempre, series de TV). Por ejemplo, quieren tomar Juego de Tronos o una historia de zombies para traducirlo en algo como, digamos “Una de zombies pero en Jerusalem”, ¿entiendes? Y eso no funciona. Tenemos una historia y una cultura tan ricas… y el secreto es profundizar y crear algo original y asombroso. Alexander Páez
Angela Slatter (1967, Australia) es una escritora de género fantástico que escribe, mayormente, fantasía oscura y terror. La autora se graduó en 2005 en escritura creativa y desde entonces dedicó su vida académica a la narrativa. Actualmente es doctora en escritura creativa e imparte clases en la Queensland University of Technology. La autora ha publicado una cantidad enorme de cuentos y relatos tanto en antologías, como en revistas u otro tipo de publicaciones. En cuanto a antologías de relatos cabe destacar The Girl With No hands (Ticonderoga, 2010), Sourdough and Other Stories (Tartarus Press, 2010), The Bitterwood Bible and Other Recountings (Tartarus Press, 2010) y The Female Factory (Twelfth Planet Press, 2014). Además tiene relatos en antologías editadas por nombres tan conocidos como Jeff y Ann Vandermeer o Ellen Datlow. Quizá sus publicaciones más populares han sido las que han salido con la editorial Tor: Of Sorrow and Such (2015) y Finnegan’s Field (2016), éste último podéis leerlo gratis en la web de Tor. Para finalizar, destacar algunos de los (muchos) premios que han sido otorgados a la autora, como el World Fantasy Award, con The Bitterwood Bible and Other Recountings y el British Fantasy Award con The Coffin-Maker's Daughter. Alexander Páez: Desgraciadamente, aun no se han publicado tus libros en España. Cuéntanos algo sobre ti y tu obra. Angela Slatter: Soy una autora australiana que escribe fantasía oscura y terror, y la mayoría de mis historias se basan en los cuentos populares. He publicado seis colecciones de relatos (Sourdough and Other Stories, The Girl With No Hands and Other Tales, Black-Winged Angels, The Bitterwood Bible and Other Recountings, así como Midnight and Moonshine y The Female Factory –estas dos últimas co-escritas con Lisa L. Hannett). En octubre saldrá mi séptima colección, A Feast of Sorrows: Stories, de la mano de Prime Books y ¡que será mi primera colección en Estados Unidos! Mi primera novela, Vigil, saldrá publicada en julio gracias a Jo Fletcher Books en el Reino Unido, y sus secuelas -Corpselight y Restoration- verán la luz en 2017 y 2018, respectivamente. Me siento afortunada de haber ganado un World Fantasy Award, un British Fantasy Award, y cinco Aurealis Awards. Ésta es mi web y merodeo por Twitter como @AngelaSlatter. AP: Escribes cuentos y relatos, aunque antes te decantabas más por las historias o la ambientación de terror. ¿Por qué te mueves en estos géneros? AS: Siempre me han gustado los cuentos populares, ya que fueron las primeras historias que me leyeron cuando era pequeña, por lo que ocupan un lugar especial en mi corazón. Para mí nos vinculan al pasado, y no me refiero solo al pasado reciente de nuestra infancia, sino a uno más lejano en el que la gente se sentaba entorno al fuego, que mantenía alejado la oscuridad, y contaba historias que eran realmente advertencias (por ejemplo, si caminas en el bosque y te sales del camino, serás devorado por un lobo). La ficción especulativa es un género que me atrae porque es la literatura de la posibilidad; te permite hacer volar tu imaginación. En tanto en cuanto mantengas la coherencia en el mundo que hayas construido, puedes hacer lo que tu imaginación y tus sueños te dicten. En lo que se refiere a los cuentos, me encanta que escondan mucho más de lo que se ve a simple vista; me gusta que, en sus variantes más antiguas, sean advertencias, cuentos de terror para nuestros antepasados, y también me gusta que podamos leer mensajes cifrados en ellos. Es estupendo que podamos reclamarlos del proceso de “Disneyficación” que han sufrido, y de las manos de gente miedosa tratando de “limpiarlos” para que las historias fueran aptas para niños. ¡Es bueno asustarse! ¡Te prepara para la vida! AP: ¿Qué te ha inspirado a retomar los cuentos? AS: Cuando decidí que quería dedicarme a escribir en serio, probé varios géneros, uno de ellos el chick lit o literatura femenina, pero no conseguí sentirme cómoda hasta que empecé a trabajar rescribiendo cuentos populares. El primero fue The Little Match Girl (La Pequeña Cerillera), y la historia me vino tan rápido que la terminé en una tarde. Entonces comprendí que había encontrado mi sitio. Retomo los cuentos populares porque me gusta enfrentar al lector a una historia antigua pero desde una nueva perspectiva, despojándola de la capa civilizada y poco amenazadora que incorporan muchas de las versiones nuevas, para llegar hasta las cosas espantosas que se esconden dentro. Creo que es un reto, tomar algo tan familiar y transformarlo en una cosa desconocida, jugando con la idea alemana del unheimlich. Una de las razones por las que me encanta el trabajo de Angela Carter es porque ella consigue esto de manera brillante, y leer su The Bloody Chamber por primera vez fue toda una revelación, una luz que arrancó las vendas de mis ojos y que abrió mi mente. AP: ¿Es esa una de las razones por las que te gusta tanto reescribir este tipo de narrativa? AS: Siempre he dicho que, a un nivel básico y crucial, escribo para gestionar mis miedos. Algunos son terrores infantiles pero, si puedo escribir sobre ellos y trabajarlos, puedo controlarlos. Hay una razón por la que el primer cuento que reescribí es La Pequeña Cerillera: de pequeña, recuerdo a mi madre leyéndomelo por primera vez y mi llantina por el final tan cruel. Supongo que representaba para mí el miedo nada irracional de no ser querida, de estar sola, de perder a mi familia. Cuando escribí mi propia versión, me aseguré de que el personaje principal fuera voluntarioso, que tomara sus propias decisiones y las riendas de su vida (aunque su final no sea feliz). Además, tengo que hacer aquello que me satisfaga. ¿Estoy demasiado loca? O, quizás, simplemente me guste escribir cuentos. AP: Cuentas con una bibliografía envidiable, el aplauso de la crítica y muchos reconocimientos. También tienes un doctorado en Escritura Creativa y numerosos trabajos publicados. ¿Cómo haces para escribir? AS: Tengo la suerte de ser escritora freelance desde hace cuatro años y no he tenido que hacer malabares para compatibilizar un trabajo de oficina con escribir, aunque lo tuve que hacer cuando estudiaba, pues tenía que trabajar para pagar las facturas, y seguía escribiendo y editando historias para forjar mi carrera. Escribo casi todos los días; cuando no lo hago es porque me estoy documentando o atendiendo a otros menesteres asociados con este trabajo (¡como contestar a las preguntas de una entrevista!), o escribiendo sinopsis, editando, corrigiendo galeradas, o planificando el próximo proyecto. Los últimos meses han sido duros porque no me organicé bien, así que he estado tratando de terminar una novela y otra novella, así como dos colecciones de relatos… casi he terminado, pero ¡tendré más cuidado en el futuro! AP: ¿Qué ha inspirado Of Sorrow and Such? AS: Me pidieron escribir una novella y tenía el personaje de Patience de un par de historias de mi primera colección Sourdough and Other Stories (ella aparecía en “Gallowberries” como una jovencita y en “Sister, Sister” como una anciana). Siempre quise saber qué le había sucedido en medio de esos cuentos y quería contar esa historia. Medité mucho sobre la forma en la que nuestro pasado puede volver para perseguirnos, incluso si tratamos de vivir una vida ejemplar y hacemos todo lo posible por expirar nuestros pecados de juventud. He leído mucho sobre las brujas, tanto en obras históricas como de ficción, y me rondaba un cuento antiguo que había leído en un libro que mi padre me dio hace más de treinta años sobre brujas que se transformaban en gatos. Quería utilizar aquello de alguna manera, y también quería trabajar y trastocar ideas sobre las brujas y las hermandades femeninas, tejiéndolas en una mezcla de cuento folk y popular… y quería que las mujeres terminaran sanas y salvas al final. AP: ¿En qué estás trabajando en este momento? AS: Ahora mismo estoy editando una novella titulada Darker Angels que va a incluirse en la colección A Feast of Sorrows. Estoy a punto de comenzar a corregir la novela Corpselight y tengo encargados cuatro relatos para escribir. Tengo otra novella más para editar, además de buscarle una editorial que la publique, y he empezado a documentarme para un libro sobre las películas de vampiros de la trilogía Karnstein de la Hammer Horror. ¡Necesito ponerme a escribir mi nueva novela, Restoration, para Jo Fletcher Books! Y también tengo que incorporar las correcciones finales de una nueva colección The Tallow-Wife and Other Tales, que es el tercer libro que cierra la serie Sourdough. AP: Tus historias incorporan personajes femeninos fuertes. ¿Cuán importante es para ti que estén presentes en tus historias? AS: Es muy importante: soy una mujer, ¿por qué no iba a escribir sobre personajes femeninos? Es importante que en fantasía haya voces femeninas que no siempre digan “Oh, ¿no habrá ningún hombre grande y fuerte que venga y me rescate? ¡Se me ha caído el bikini plateado!” AP: ¿Crees que ha cambiado el papel de las autoras en el género fantástico? AS: Espero que sí, que estemos ampliando la audiencia y que cada vez más lectores apuesten por descubrir lo que ofrecemos a través de nuestros cuentos. No todo el mundo quiere reescribir Conan, El Bárbaro. Hay muchas mujeres que están escribiendo fantasía maravillosa como Kate Elliott, Kristin Cashore, Elspeth Cooper o Juliet Marillier, y el trabajo de Sara Douglass es increíble. AP: ¿Cuál es tu autora favorita? AS: ¡Es demasiado difícil elegir solo una! Propongo una lista, aunque no esté completa de ninguna manera: Tanith Lee, Angela Carter, Margo Lanagan, Zen Cho, Nnedi Okorafor, Lisa L. Hannett, Damien Angelica Walters, Juliet Marillier, Nalo Hopkinson, Barbara Hambly, Caitlín R. Kiernan, Aliette De Bodard ... Cristina Jurado
Una de las parcelas menos conocidas de la literatura es la que concierne a las editoriales, que son la cara oculta de la luna de un mundo en el que autor y obra suelen ser los protagonistas. En su labor desde las trincheras se equiparan en invisibilidad con los agentes literarios, los correctores orto-tipográficos y de estilo, los traductores, y los lectores beta. Pocos libros que merezcan la pena salen a la luz sin su contribución y el suyo es un trabajo que, además de ser bastante desconocido, está poco y mal valorado. Los editores rastrean entre los manuscritos, pelean por adquirir derechos de publicación y traducción, asesoran al escritor para sacar el mayor partido a su obra y lo acompañan en presentaciones y actos de promoción, además de consultar precios de imprentas, maquetadores, ilustradores y diseñadores, organizar antologías, gestionar pagos y cobros, y maniobrar para ofrecer una oferta amplia que satisfaga los intereses de los lectores. En un momento en el que el sector en nuestro país se enfrenta a momentos difíciles, algunos intrépidos alimentan el sueño de producir y publicar obras literarias organizando sellos pequeños que tienen que competir con los grandes grupos o con editoriales icónicas y de probada trayectoria. Y aunque a veces nos despertemos con noticias como las de la desaparición de editoriales emblemáticas de género – véase el caso de Factoría de Ideas-, hay muchos otros en los que nos llegan noticias de la aparición de nuevos sellos: según el informe El sector del libro en España 2013-2015 publicado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en 2014 había 3109 editoriales en activo, 23 más que el año anterior (en esta categoría estarían incluidas instituciones educativas, órganos administrativos u organizaciones dependientes de la Administración). A continuación os presento algunas de las editoriales que han surgido en los últimos meses, desafiando la difícil coyuntura, y que se dedican -total o parcialmente- a publicar libros de ciencia ficción, fantasía, terror, y literatura extraña que navega entre esos géneros. Este es un repaso, a vista de pájaro, de aquellas de las que he tenido noticia y que han dispuesto del tiempo para contestar a unas cuantas preguntas. Las he dejado hablar, de ahí la profusión de comillas. No están todas las que son pero, las que están, son. Por riguroso orgen alfabético empezamos por… Antipersona Sello de carácter experimental, Antipersona nace de la labor colaborativa de un colectivo que se inició en el mundo literario a través de los fanzines y que fue evolucionando hasta alcanzar su forma actual, a medio camino entre una editorial pequeña, una comunidad artística y un artefacto de agitación cultural. Para alejarse de los fanzines políticos al uso, y aprovechando la iniciativa de ilustradores que apostaban por la autoedición y el trabajo en común, el sello quería rellenar un hueco vacío. Impulsados por la necesidad de buscar los límites, y fascinados por los márgenes, y buscando cómo traspasarlos, Antipersona explora terrenos desconocidos, apostando por textos que arriesgan de alguna manera. Antipersona se nutre de los contenidos elaborados por el colectivo del que es producto, aunque también están dispuestos a publicar autores con intereses afines. En ocasiones, el colectivo se pone en contacto con los escritores por medio de sus artículos y a través de propuestas de traducción. Otras veces, son los propios autores quienes les presentan sus iniciativas. La editorial no busca un “autor tipo”, sino aquellos que se ajusten a su línea editorial, con escritos que compartan el gusto por la experimentación y por la exploración de los límites. Los primeros títulos de la editorial son Las canciones de los durmientes de Layla Martínez, Polybius de Francisco Jota-Pérez. En breve continuarán con una antología de historias entorno a los crímenes de Alcàsser, que exploran ideas como el asesinato, el rito, el delirio o el sacrificio. En el ámbito de los fanzines, están trabajando en una publicación sobre las relaciones de dominación dentro de la familia,y otra sobre las órdenes de caballería de mujeres. La voz de este proyecto la pone Layla Martínez, una de las editoras, y sobre la situación del sector en España opina que: “Creemos que se están haciendo cosas muy interesantes, que hay editoriales haciendo un gran curro en géneros muy distintos. Nos interesan sobre todo las editoriales independientes, las grandes apenas las seguimos. Salvo alguna excepción no nos suele interesar mucho su línea editorial. Seguimos de cerca a La Felguera, a Pepitas de calabaza, a Alpha Decay, a Cabaret Voltaire, a Nevsky, a Valdemar, a Dirty Works, a Materia Oscura. Quizá echamos de menos que haya más traducciones fuera de los autores consolidados o del formato best seller. Hay obras muy buenas que no llegan, sobre todo en cuanto te sales del ámbito anglosajón y occidental. Sabemos que muchas veces es complicado para las editoriales pequeñas, pero creemos que hay caminos interesantes por ahí.“ Apache Libros Situada en la localidad madrileña de Collado Villalba, esta editorial independiente surge después de que sus responsables trabajaran durante veinte años en el mundo editorial convencional. El objetivo de este sello es el de convertirse en una referencia en el terreno de la ciencia ficción y el terror en nuestro país, con una comunidad lectora alrededor que sea capaz de aportar crítica y debate, porque entienden que su labor editorial se basa en la interacción entre autores y lectores. Entre sus señas de identidad destacan: la interacción con el público a través de ferias temáticas, convenciones y encuentros culturales; el protagonismo que conceden a los autores; y su capacidad para estar atentos a las recomendaciones de su entorno. Asimismo, dicen prestar gran atención a las portadas de sus libros, realizadas por sus propios ilustradores. El editor José Luis del Río Fortich revela que Apache Libros centra su atención tanto en autores españoles de ciencia ficción y terror, como en autores clásicos de la literatura gótica. “Creemos que la literatura de género española está en auge y que los autores ofrecen una perspectiva única y diferente”, señala del Río Fortich, quien añade que “existe un desconocimiento de la literatura clásica gótica. Los jóvenes lectores desconocen a estos autores y, cuando los descubren, quedan fascinados por sus temáticas y manera de escribir.” Actualmente están inmersos en la publicación de sus primeros títulos: tres obras de ciencia ficción (Ecos del futuro y otros relatos de Vicente Hernándiz, Los viajes de Jim de Tony Jim JR., y El ojo de Dios de David Luna); dos de literatura gótica (las antologías Diabólica tentación y Los no muertos); y uno de narrativa latinoamericana (Los reyes de la fiesta y otros relatos con cierto humor de Fernando Sorrentino). Quieren vertebrar la editorial alrededor de la colección de ciencia ficción, por lo que van a incorporar varios títulos de autores conocidos, como Leonardo Ropero y sus Ángeles de Titanio (Finalista al premio Minotauro). Inaugurarán una colección de terror con la obra La guarida de Jaime Blanch y José María Ferreira, y una de ensayos sobre cultura popular con 100 Comics!!! de Lluis Ferrer Ferrer y la adaptación de la tesis de Cristina Martínez con el nombre La cultura friki en España. En el terreno de los libros ilustrados, van a editar un libro dedicado a la trayectoria del artista Juapi, y publicarán sus novelas góticas en formato ilustrado, comenzando por Los crímenes de la calle Morgue. Sobre la situación de la edición de género, del Río Fortich comenta que “personalmente, creo que muchas de las añoradas editoriales han desaparecido por su inversión en derechos de autor internacionales, los costes de traducción y unas ediciones que superaban notablemente las exigencias del mercado. […] Antes las editoriales tenían diversos departamentos que realizaban todo el proceso del libro. Ahora, en mi opinión, deben ser externalizados”. Con respecto a la autoedición, señala que “la autoedición se debe distinguir de las empresas de autoedición. Amazon da un servicio increíble a los autores que se autoeditan y que no trabajan con editoriales. […] El autor gana en independencia pero pierde el valor añadido de publicar en una editorial. Las empresas de autoedición son meras imprentas que obvian todo trabajo editorial. Proliferan porque los autores desconocen el funcionamiento del mundo editorial y por las capacidades comerciales de estos editores. Pese a ser tachado de soñador, creo que la labor de editor es fundamental y que, pese a quien le pese, el mundo editorial no está muerto.” Cazador de Ratas Hace un año que la narradora, poetisa y editora gaditana Carmen Moreno decidió abrir un sello independiente en el que pudiera desplegar su experiencia editorial y literaria. Su nombre, Cazador de Ratas, que se interesa por los autores que presentan una alta calidad literaria, algo que no siempre sucede en el mercado. Como afirma la propia editora: “De hecho, una vez, hablando con un librero, me dijo que sólo había dos formas de hacer esto: apostando por la calidad o apostando por las ventas. Nosotros somos de los idiotas o los románticos que apostamos por lo primero.” Además de sus labores como editorial, el sello ofrece servicios de realización de informes literarios y correcciones orto-tipográficas y de estilo. Para hacer realidad su proyecto han armado un catálogo con diversas colecciones que abarcan desde la novela negra a la ciencia ficción y el terror, el ensayo y la narrativa breve, pasando por la poesía y la novela gráfica. Entre los autores que ha publicado se encuentran Elia Barceló, María Zaragoza, Juan Guinot, Mauricio José Schwarz, Iñaki Echeverría, Esteban Castroman, Gabriela Cabezón, Antonio Sachs, Relda, Tatiana Goransky, Eduardo Cruz Acillona, Miguel Baquero, Juan Ramón Biedma y todos los que hicieron posible la antología Los Irregulares (Juan Guinot, Mercedes Rosende, Kike Ferrari, Rodolfo Santullo, Alejandro Castroguer, María Zaragoza, Cristina Jurado, Daniel Pérez Navarro, Elia Barceló, Ángel Olgoso y Lem Ryam). Actualmente se hallan inmersos en la publicación de Ya vendrán tiempos peores de José Landi Gragera, una mezcla entre sátira y crónica social sobre los años 80. En los próximos meses van a lanzar obras escritas por Miguel Aguerralde, Juande Garduño o Daniel Espinosa, entre otros. Moreno afirma que lo que diferencia a Cazador de Ratas de otras editoriales, “Seguramente la fe y las ganas que le ponemos, pero si le preguntas a otra editorial te dirá que ellos también. Creo que todos los que nos dedicamos a esto lo hacemos por amor a la literatura. Intenta[mos] sobrevivir en uno de los mercados más competitivos, exigentes y extraños que existen.” Dilantando Mentes Además de ser pareja, José Ángel de Dios García y Maite Aranda Morata forman el binomio que está detrás de Dilatando Mentes, un proyecto editorial que pretende rescatar para el lector el gusto por la literatura. En palabras de José Ángel: “apelamos a que el lector descubra que un libro es algo más que una sucesión de páginas escritas: que (re)descubra la gran experiencia que es sumergirse en un libro y bucear en su interior.” Dilatando Mentes tiene como objetivo convencer al lector para que salga de su zona de confort, despertando su curiosidad, mediante la publicación de una amplia paleta de obras encuadradas dentro del género fantástico: desde la ciencia ficción al terror, pasando por la fantasía y la novela juvenil. La editorial está convencida de que lo que les diferencia del resto es el cuidado y la atención que ponen en la elaboración de cada uno de los títulos de su catálogo, que completan con varios extras: un prólogo, un ensayo sobre la obra, unas ilustraciones; una playlist para complementar la experiencia de lectura; un marca-páginas; una serie de postales para todos aquellos que compren cada libro directamente en su página web, y una sección gráfica que ayude al lector a comprender el contexto social e histórico en el que la obra se gestó. Dilantando Mentes está abierta a autores nacionales e internacionales, establecidos o noveles, con el único requisito de que sepan transmitir a través de su escritura. Acaban de sacar al mercado Los Cantos de Maldoror, del Conde de Lautréamont y, a corto plazo, tienen planeados los lanzamientos de: una historia de terror fantasmal, a cargo del malagueño Tony Jiménez y titulada El que se esconde; y una obra de fantasía gótica con toques de ciencia ficción del autor británico Richard Calder, bajo el nombre de Babilonia. Antes del verano tienen pensado publicar una novela juvenil, para invitar a los más jóvenes a leer durante su periodo vacacional estival, una fórmula que les gustaría repetir de cara a las Navidades próximas. Después del verano van a apostar por más terror nacional, fantasía anglosajona, ciencia-ficción militar escandinava y más literatura juvenil. Para José Ángel de Dios García, “El panorama cultural, hablando en general, en nuestro país es bastante descorazonador, la verdad. Algunos de los libros más vendidos son obra de gente que no tiene nada que ver en el mundo de la literatura; son estrellas televisivas que aprovechan su notoriedad para hacer caja. Creemos que hay muchas voces anónimas que merecen ser escuchadas, que hay muchos escritores, ajenos a modas que requieren nuestra atención tanto o más que autores superventas ya consagrados. Si algo hemos podido comprobar en el escaso tiempo de vida de la editorial, poco más de un mes, es que hay mucho talento y muchas ideas en nuestro país (hemos recibido en este mes 42 manuscritos), y estas deben ser tenidas en cuenta y, por lo menos, escuchadas. […] De unos años para acá, pequeñas editoriales (cuando no micro, como la nuestra) han hecho acto de presencia para darles a los aficionados al género nuevas visiones y ojalá que no falten y podamos disfrutar muchos, muchos años de buenas y variadas lecturas.” Editorial Café con Leche Microeditorial dedicada a la que fantasía, a la literatura erótica, y a la mezcla de ambos géneros (la fantasía erótica), Café con Leche trata de “aportar frescura a un panorama literario bastante cerrado a autores o temáticas novedosas”, como reconoce su editora Diana Gutiérrez. Esta iniciativa surge cuando un grupo de autores se da cuenta de que cuenta con las herramientas necesarias para comenzar una andadura dedicada a la edición literaria, desde una perspectiva alternativa de lo fantástico: están comprometidos con sacar a la luz historias con protagonistas femeninas que tengan algo que decir. En un primer momento, Café con Leche ha querido apoyar a los autores noveles en castellano, pero no descartan ampliar su catálogo con traducciones de títulos en otros idiomas. La editorial está actualmente centrada en una colección de novelettes que van a publicar primero como ebooks, para recopilar más tarde en varios volúmenes en formato físico (Horizonte rojo de Rocío Vega es la primera). Ya han publicado una antología dedicada a la teriantropía, Instinto animal: quince historias de lobas y cambiaformas, y otra de relatos eróticos, Cuando calienta el sol, diez historias eróticas para remojarse. Inmersos en la edición de una novela de piratas que mezcla erotismo, acción y aventuras, se encuentran negociando los derechos de una colección de erótica para hipsters y, por último, están preparando abrir líneas de no ficción y ampliar su distribución. Sobre la situación que vive el mercado Diana Gutiérrez comenta que “hay demasiada cantidad y no siempre suficiente calidad, aunque las editoriales independientes que han surgido en la última década hacen un trabajo impecable. En general, creo que hay bastante miedo a experimentar, pero porque el mercado es realmente muy pequeño y conservador. Si logramos poner de nuestro lado al lector, convencernos de que el libro electrónico no es una amenaza sino una oportunidad y arriesgar con propuestas distintas e interesantes, alcanzaremos una madurez como mercado.” Ediciones El Transbordador Esta iniciativa nació en la segunda fase de una alternativa de autoempleo que primero arrancó motores –nunca mejor dicho- de la mano de una librería de segunda mano especializada en ciencia ficción, fantasía, terror y aventuras Hombrecillos Verdes. Con un punto de venta en Málaga dentro de Play Planet Coffee & Shop (cafetería dedicada a los juegos de mesa), la librería evolucionó poco a poco hacia un modelo online. La editorial surgió a posteriori, cuando la librería comenzó a vender libros nuevos de otras editoriales independientes. Su editora Pilar Márquez explica que su objetivo “es, en primer lugar, mantener todos los equilibrios necesarios para que la ruta de El Transbordador siga, constante, hacia buen puerto. Es un proyecto tremendamente personal y visceral.” A El Transbordador le interesa trabajar con autores con quienes sintonizan a nivel literario y humano, creadores con una marcada personalidad que proponen obras que destacan con respecto al resto. La editorial entiende que comparte espacio con otras iniciativas independientes, lo que provoca las lógicas coincidencias en muchos aspectos de su labor, pero está convencida de que cada sello lleva aparejado una impronta exclusiva que se deja sentir en todo su catálogo. Para este sello se trata de una cadena de valores, desde un profundo respeto por el trabajo y que valora como se merece, hasta una actitud humilde, una ética del trabajo, un afán por ser constante y preocuparse por los detalles, aspirando a una perfección editorial. En resumen, la marca de El Transbordador quiere ser sinónimo de profesionalidad. Tras la inclasificable Ciudad de Heridas de Miguel Córdoba, la editorial tiene previsto publicar Supermalia, una antología de dieciséis héroes y villanos coordinada por Montiel de Arnáiz con ilustraciones a color. Acaban de recoger de la imprenta Deriva de Magín Méndez, que mezcla la ciencia ficción soft con la tradición de aventuras marítimas, y ya están pensando en editar una colección de relatos de Carlos Almira, centrados en el incumplimiento o violación de las Leyes del Universo. Para el resto del 2016 van a apostar por obras de Tony Jiménez (conocido por su nominación al Premio Nocte a la Mejor Novela Nacional 2015), Juan Antonio Fernández Madrigal (finalista de los premios Ignotus) o Alberto Moreno Fernández (autor publicado anteriormente con Espiral Ciencia Ficción), además de dejar espacio para algún proyecto sorpresa. Márquez augura un aumento del dinamismo en el sector: “Desde nuestra humilde visión de recién llegados parece que se percibe un mundo en plena ebullición: la sensación es que nacen editoriales con bastante frecuencia, que parece que hay gente que apuesta por seguir sus sueños, y esto nos encanta. También es cierto que no es oro todo lo que reluce y que hay que trabajar mucho y ser constantes para que luego el producto que ofrezcas sea de calidad. En cualquier caso, cada nacimiento de una nueva editorial nos parece una gran noticia, y estamos trabando muy buenas amistades con compañeros que creen, como nosotros, que en este mundo (como en la vida) hay que tender la mano, no poner zancadillas. Es un gusto dar con gente generosa de la que puedes aprender.” Esdrújula Ediciones Nacida en Granada a comienzos de 2015 de la mano de Mariana Lozano y Victor Miguel Gallardo Barragán, Esdrújula Ediciones es una editorial generalista que ha hecho de la poesía su abanderada, sin dejar de lado la novela, el libro infantil, la literatura juvenil, el ensayo e incluso la narrativa corta. Sus editores, que suman más de quince años de experiencia en el mundo editorial, se decidieron a fundar una empresa que les permitiera publicar libros al público más amplio posible. Como nota diferenciadora, Esdrújula Ediciones pone especial énfasis en la labor del corrector profesional, y publica todas sus obras simultáneamente en papel y en formato digital sin DRMs. Según sus editores, no se trata solo de realizar una labor de edición de calidad sino de crear un tejido cultural, por lo que se buscan autores que se impliquen, además de involucrarse en la organización de congresos y actos culturales. También ofrecen servicios editoriales a empresas y particulares a través de Dialéctica Ediciones, un proyecto hermano y paralelo. La editorial estará presente en las próximas ferias del libro de Madrid y de Granada y en abril celebran su primer año de andadura como “editorial del mes” en unas sesenta librerías de todo el territorio nacional, regalando un libro hecho para la ocasión a todos los que adquieran algún título de su catálogo (más material promocional que han diseñado ex profeso). Asimismo, se les va a dedicar un día entero en el Festival Internacional de Poesía de Granada. Se encuentran inmersos en la preparación de varios libros, incluyendo traducciones del francés, ya que tienen la intención de que su catálogo incorpore autores francófonos, tanto europeos como africanos. También tienen como objetivo abrir las puertas de la literatura griega contemporánea en nuestro país. “La industria editorial está tan mal como cualquier otra en este país,” explica Gallardo sobre la situación del sector y añade que, “a la crisis general hay que añadir el ingreso de las nuevas tecnologías […] Los que vivimos del libro también lo hemos notado. No estoy hablando tanto de la sustitución del libro en papel por el formato electrónico (algo que no creo que esté ni cerca de suceder en nuestro país, aunque no dudo que algún día será mayoritario) como del cambio de hábitos de compra. He hablado con varios distribuidores y tienen auténtico pánico a plataformas como Amazon. Los libreros, en cambio, tienen más miedo a las grandes superficies y a las cadenas de librerías. Los editores… bueno, creo que los editores pequeños como nosotros no tenemos miedo a nada. Si no, no estaríamos en esto. Hay que ser un poco kamikaze para meterse en estos berenjenales, pero en vez de usar esa palabra preferiría que os refirierais a mí como “un romántico”. En serio, me haría ilusión.” Huts Editorial Se define como una editorial-brote que ha germinado en Lakabe, una ecoaldea del Pirineo navarro fundada por tres socios. Esta iniciativa quiere ofrecer un vehículo de publicación para aquellas obras que buscan inspirar otros mundos posibles, “mundos que hablen de la belleza, de la transformación social, de las ideas no ordinarias, de la fantasía y de la imaginación”, como señala Arkaitz León Muela, uno de los editores. Huts confía que ese objetivo social y artístico se puede alcanzar a través de las creaciones de diversos géneros. Por ello se han lanzado a la búsqueda de autores cuyas obras compartan esta idea que, a pesar de su amplitud, consideran abarcable. Para diferenciarse, Huts está dispuesta a quebrantar las fronteras entre los géneros, invirtiendo la tendencia de las grandes editoriales que apuestan por sellos especializados para cada género y de las empresas pequeñas e independientes que se centran en contenidos muy concretos. Intentan apelar al lector ofreciendo, precisamente, publicaciones diversas unidas por un mismo objetivo. A pesar de su ambición, la editorial piensa desarrollar colecciones que permitan al lector identificar los libros de su catálogo. Tomando el binomio ilustración-palabra como base de su proyecto, han diseñado dos colecciones dedicadas a la narrativa crítica, por un lado, y al libro-objeto, por otro. En la primera colección tienen la intención de publicar novelas, dentro de cualquier subgénero, siempre que se ajusten al espíritu de la editorial y a la intención de la colección. En la segunda tendrán cabida obras “que aporten un toque de color, centrado especialmente en la belleza, y con la misma premisa de adaptarse a la línea editorial”, según León Muela. Actualmente están trabajando en la publicación de sus dos primeros libros: La poesía de los árboles, de Ignacio Abella y Leticia Ruifernández, una antología de poesía con ilustraciones; y Un pueblo perdido de Arkaitz León Muela, una novela de fantasía que explora la realidad actual del reparto y explotación de los recursos naturales. “[La actual es] una época de cambios”, afirma León Muela. “La gente sigue apostando por los libros, y eso me tranquiliza. Sí, está el libro electrónico por ahí, amenazando con la era de la total digitalización; y sí, también se dice que la gente lee menos, que España es uno de los países de Europa que menos lee... Pero el libro de papel no cae, muchas pequeñas editoriales encuentran un lugar en el mercado y casi todas dan rienda suelta a su creatividad, y se esfuerzan para publicar contenidos realmente interesantes. Y miles de autores y autoras crean, día a día, nuevas obras de arte. Es cierto que lo difícil es conseguir vender esas obras, pero creo que las pequeñas editoriales seguiremos luchando por hacernos visibles y que la gente pueda apostar por nosotros. Ponemos nuestra esperanza en que los grandes grupos editoriales no lo abarquen todo. Creemos que lo pequeño cabe y tiene un lugar; esa indagación nos interesa hacer también desde Huts.” Licenciado Vidriera Esta joven empresa está enfocada a la coedición y la autoedición, ofreciendo los servicios necesarios para que cualquier autor publique su obra de forma profesional. Licenciado Vidriera se ocupa de elaborar informes de lectura, de diseñar, maquetar, y realizar los trámites legales (ISBN, Depósito Legal, etc), de distribuir la obra a través de librerías y de su propia tienda online, de acompañar y preparar al autor en la presentación del libro en su ciudad, y de asesorarle en cómo gestionar las redes sociales. La editorial opta por tiradas modestas pero no descarta ningún género, incluido la poesía. Carmen Moreno, una de las editoras, explica que el sello está interesado en “autores que tienen posibilidades, pero no han tenido suerte con las editoriales tradicionales y proyectos interesantes que se salen de los estándares”. “Es muy complicado tirar para adelante con una editorial en España. El mercado está patas arriba, la legislación vigente deja a las editoriales desprotegidas. Si quieres ser editorial, es que no has pensado en ganar dinero”, opina Moreno sobre el panorama del sector en nuestro país. Actualmente la editorial cuenta con dos títulos en su catálogo: Sherlock Holmes y las sombras de WhitechapelI de Carmen Moreno, una novela financiada a través de una exitosa campaña de micro-mecenazgo; y Felicidades por tanto de Eduardo Cruz Arcillona, con ilustraciones de María Carmona. De cara a los próximos meses, la editorial está valorando la posibilidad de adentrarse en una vertiente de negocio poco explorada en España, aunque se muestra reacia a revelar más detalles al respecto. Meracovia Más que una editorial, “Meracovia” es definida por sus responsables como un lugar del inconsciente colectivo que sirve como punto de encuentro de las historias pasadas, presentes y futuras. Esta iniciativa trabaja para recuperar obras clásicas contemporáneas, sin dejar de ofrecer oportunidades a los autores jóvenes. Meracovia se dirige a lectores con alma joven a través de propuestas sencillas y claras. Al concebir la lectura como una fuente de entretenimiento, apuestan por los clásicos contemporáneos que mejor se ajusten a esta idea, así como por los autores noveles actuales que la compartan. En principio no descartan ningún género con tal de que las historias sean interesantes y alcancen unas condiciones mínimas de calidad narrativa. Su catálogo se ha inaugurado con Frankenstein o el moderno Prometeo de Mary Shelley en la colección Belvedere), Un pavo rosa (Acto I) de Diana Gutiérrez y El repicar monótono del agua de Sergio Mira, ambos en la colección Limbus. Esta misma colección crecerá a finales de mayo con Sad y el clan de los medio muertos de Carlo Deffenu (autor sardo que ha publicado con Watson edizioni Il clan dei cari estinti, y cuyos derechos ha comprado Meracovia para su edición en español) y el icónico Otra vuelta de tuerca de Henry James en la colección Belvedere. La editora Vicenta Sánchez describe el panorama editorial nacional como complicado: “Es cierto que se ha recuperado algo en 2014 y 2015. Aunque el diagnóstico es preocupante, considero que el pronóstico es bueno. Está en las manos de las pequeñas editoriales darle un giro, creando las bases para hacer del mercado literario independiente español algo potencialmente beneficioso y que de ello se puedan beneficiar todos los agentes que él concurren.” Orciny Press Se define como una microeditorial independiente y auto-distribuida que tiene en el punto de mira a la ficción especulativa transgresora que crece en las zonas limítrofes entre los géneros, al género bizarro, y a aquellas obras invisibles que ellos consideran que deberían dejar de serlo. Su editor Hugo Camacho explica cuál es el elemento diferenciador de esta editorial: “Una de las cosas que nos diferencia es nuestra colección Midian, en la que, como te decía más arriba, estamos publicando obras de bizarro. Este género se podría definir como el hermano gamberro del New Weird, o como la sección de culto del videoclub convertida en literatura. En cuanto a los autores de aquí que publicamos, nos interesan trabajos que nos pongan en aprietos a la hora de definirlos y que vayan un poco más allá en su exploración de la literatura de género. Un ejemplo es El final del duelo de Alejandro Marcos Ortega: es una historia ambientada en un mundo en el que la magia es un deporte, y uno de estos magos-deportistas quiere descubrir quién y por qué mató a su padre. Tiene una trama negra y combates mágicos que recuerdan mucho al manga y al anime, pero está narrada en segunda persona y con un tono intimista que te descoloca por completo.” A la caza de autores con voces únicas, Orciny Press quiere servir de amplificador de una creación literaria diferente, tanto en el fondo como en la forma. Tiene como objetivo ofrecer una oportunidad a autores que arriesgan, porque entiende la edición independiente como un ejercicio en el que se desafía lo establecido, la única manera con la que se puede competir contra las grandes editoriales. Entre sus planes inmediatos está publicar La casa de arenas movedizas de Carlton Mellick III, “instigador del movimiento bizarro” como dice Camacho, un género por el que apuestan con Skullcrack City de Jeremy Robert Johnson. Asimismo van editar dos novelas del autor catalán Manuel de Pedrolo, consideradas demasiado experimentales en su época pero que la editorial piensa que los lectores actuales sabrán valorar. Sobre el estado del género en España, Camacho es pesimista ante la coyuntura actual: ”En un país con tanto paro o en el que muchos de nuestros lectores potenciales se han tenido que largar cuesta mucho vender cualquier cosa, y los libros empiezan a ser un artículo de lujo.” Sin embargo se muestra esperanzado ante la cantidad de pequeñas editoriales que están surgiendo y que están dinamizando el sector. En cuanto a la llamada burbuja editorial y a la gran rotación de libros en los puntos de venta piensa que “acabará habiendo dos tipos distintos de edición: Habrá editoriales que vendan en grandes superficies para un cierto tipo de público; y luego habrá otras que venderán en las pequeñas librerías que traten con mimo los fondos editoriales y consigan sobrevivir si saben adaptarse al cambio. Lo cierto es que estamos en una época en la que los editores pequeños nos tenemos que ganar a los lectores uno a uno y mancharnos en las trincheras porque a casa no nos van a venir a comprar los libros.” Pulpería Pulpería se define como una comisión editorial del colectivo feminista Sisterhood, que tiene como objetivo visibilizar el trabajo de las mujeres escritoras dentro de la literatura popular de género, ya sea fantástico, terror, romántico, ciencia ficción, etc. Con esa intención el colectivo ha proyectado una colección de novelas breves de contenido pop y perspectiva feminista. Una de las integrantes del colectivo explica en su nombre que “Pulpería viene de un juego de palabras con el pulp, un subgénero del que disfrutamos como lectoras, en el que queremos que el feminismo ocupe el espacio que se merece. La ficción literaria popular es un ámbito por lo general bastante reticente a la incorporación de voces insumisas con las convenciones patriarcales. Nos preocupa que estas convenciones aún son asimiladas por algunos autores y público como parte de la esencia del género; por eso nuestra aspiración en Pulpería es contribuir cambiarlas, hacerlas más flexibles e integrar voces y discursos que aporten mayor diversidad en el panorama editorial.” La labor de Pulpería se entrelaza con la del activismo, por lo que su posición se acerca más a la de la autoedición y creación de fanzines que al sector editorial tradicional. Por ello el colectivo se ha asociado con la editorial Ofegabous, aprovechando la experiencia y los conocimientos de sus profesionales. Pulpería está abierta a aquellas autoras que aporten una perspectiva feminista a sus historias, privilegiando a los personajes femeninos activos, con “un discurso sea empoderador y que alteren de alguna forma los roles tradicionales que por desgracia aún son dominantes en la literatura de género”, aclara Jiménez. El colectivo está centrado ahora en las labores de producción del primer título de la colección, de la mano de la escritora Cristina Jurado y la ilustradora Ana Galvañ, desde la presentación a los puntos y formas de distribución. “Ahora nos sumergiremos en tareas de “producción”: pensar cómo queremos que sea la presentación, puntos y forma de distribución… Todos los asuntos que van más allá del libro y son muy nuevos para nosotras por ser recién llegadas a esto, pero que abordamos con mucha ilusión. Ya tenemos unos cuantos textos listos para seguir editando, pero nos interesa tanto el proceso como los resultados y queremos ir paso a paso para aprender de nuestros aciertos y errores para las siguientes entregas”, declara la portavoz del grupo. Ronin Literario Dos amigos que comparten su pasión por la literatura y, en particular, por ciertos géneros minoritarios, han sido los artífices de Ronin Literario, cuya intención es la de recuperar géneros típicos del cine (artes marciales, biker, western, chambara, etc) y adaptarlos al formato literario, respetando los tempos propios del audiovisual. Esta editorial independiente pone el acento en el trabajo y el honor, los dos pilares sobre los que se construye su particular manera de entender la labor editorial. “En Ronin Literario acogemos a cualquier autor que tenga ganas de perfeccionar su obra. Nuestra intención es guiar a los escritores ofreciéndoles todas las herramientas y conocimientos que tenemos a nuestro alcance, siempre intentando respetar su propia marca personal”, afirma el editor David Tourón. La editorial apuesta por autores que cuenten historias de acción y aventura, capaces de marcar un ritmo narrativo alto. También tienen en cuenta la forma en la que los escritores se desenvuelven de cara a las redes sociales, a través de las cuales los creadores pueden acercarse y relacionarse directamente con los lectores. Ronin Literario tiene previsto poner a disposición del público dos nuevas Series Literarias, novelas cortas en formato digital, que se publican mediante entregas semanales, un proyecto que vertebra su actividad. Está ultimando una obra homenaje a la ficción samurai (chambara), El hombre sin nombre, que incluirá tres novelas cortas de Carlos Bassas del Rey, Víctor Blanco y Alexander Páez y que tendrán como hilo conductor a un mismo personaje, un samurai sin amo. Por otro lado ha convocado la antología Historia de un revólver, que rinde culto a la figura de Sergio Leone. El director italiano de westerns tuvo la idea de crear una serie, Colt, que narraría las aventuras de un revólver en el oeste americano a través de las vicisitudes de sus dueños “Por desgracia, la literatura de género ha sido denostada a un segundo plano en el mundo literario, siendo calificada en ocasiones como literatura de segunda. Este trato no es justo ya que hay editoriales que se esfuerzan en tratar muy bien el género. Sabemos que no somos los únicos que van a luchar esta batalla, hay muchos que llevan haciéndolo durante no pocos años. Desde Ronin Literario venimos a sumar nuestras espadas, y esperamos contribuir a echar abajo ese prejuicio al ofrecer una literatura atractiva y amena, pero con calidad literaria” declara David Tourón al ser preguntado por la situación del género en nuestro país. Sven Jorgensen Si hay una editorial reciente que apuesta por los libros inauditos, como ellos mismos reconocen en su página web, es Sven Jorgensen. Interesada en promover las voces nuevas sin preocuparse por la trayectoria de los autores, este sello da una gran importancia a la apariencia del libro y, por ello, no teme experimentar con las tipografías ni los grafismos. “Para Jorgensen son mejores los materiales de la novela que la estructura que la conforma” afirma Ricard Millàs, su editor, quien añade que “la conjunción de estética y narrativa es lo que nos gusta ofrecer.” Precisamente es esa preocupación por el libro como objeto y sujeto artísticos lo que diferencia a esta editorial de otras. Sus portadas reflejan esta obsesión, con diseños muy pensados y alejados de lo que suele ser habitual. Entienden la importancia de la cubierta como forma de reclamo y como aspecto que dirige las ventas. La editorial también se interesa por autores insólitos. “No entendemos por qué muchos autores de género tienen que escribir igual. En España se arriesga poco y el mundo de los libros no es una excepción. Para leer sucedáneos de Stephen King, leemos a Stephen King” explica Millàs. Recientemente han reeditado La hamburguesa humana del propio Millàs, y acaban de lanzar La carne no está en venta: Génesis la primera entrega de una saga que, como la obra precedente, se enmarca dentro de la temática zombi pero desde una perspectiva distinta a las novelas propuestas por otros sellos. En breve publicarán Apocalipsis, la segunda y última parte de La carne no está en venta. Con respecto a la situación de las editoriales en nuestro país, Ricard Millàs observa la vinculación de autores y editoriales en pequeñas comunidades con intereses comunes: “Veo grupitos en lo literario, veo editoriales que usan escusas extrañas para rechazar a autores poco conocidos, veo que cuesta entrar en los circuitos si no eres amigo de X y también veo editores como Enrique Murillo, que aman lo que hacen y apuestan por lecturas interesantes. Veo a escritores como Francisco J. Pérez que arriesgan en lo que hacen y tratan de construir voces nuevas, veo editoriales jóvenes que a pesar de no tener distribución, tratan de llegar lo más lejos posible. Veo muchas cosas y trato de hacer mi camino como editor y escritor. En cuanto a la pregunta, bueno, no tengo la perspectiva suficiente para ver el panorama editorial de todo el país, pero sí que veo que las nuevas maneras de hacer las cosas indican valentía y que las normas las escribe uno a medida que avanza.” Cristina Jurado
El nombre de Servando Rocha (Santa Cruz de la Palma, 1974) lleva dos décadas asociado a la literatura y al periodismo. La memoria de Internet no se pone de acuerdo y le atribuye algo aparentemente contradictorio: ser al mismo tiempo activista cultural y contracultural. Preocuparse por revelar las historias incómodas, desconocidas para la mayoría, que no se ajustan a los parámetros de las convenciones sociales, aquellas que cuestionan los valores dominantes, o que afectan a colectivos marginales, alejados de los centros de poder, producen ese curioso efecto que invitan a preguntarnos: ¿qué es realmente la cultura? Rocha es un agitador de conciencias, como lo muestra su trayectoria como ensayista, articulista y editor al frente de editorial La Felguera. Buceando en los recovecos de la Historia, es capaz de encontrar los puntos ciegos y la paja en el ojo propio, los acontecimientos que chirrían y los personajes desubicados. Por ello, los títulos que pueblan su trayectoria profesional son inusuales y provocativos. El canario es autor de El Ejército Negro. Un bestiario oculto de América (La Felguera Editores, 2015); Nada es verdad, todo está permitido. El día que Kurt Cobain conoció a William Burroughs (Alpha Decay, 2014); La Facción Caníbal. Historia del Vandalismo Ilustrado (La Felguera Editores, 2012); Mirad a vuestros verdugos (La Felguera Ediciones, 2009); Agotados de esperar el fin. Subculturas, estéticas y políticas del desecho (Virus Editorial, 2008); Historia de un incendio. Arte y revolución en los tiempos salvajes: de la Comuna de París al advenimiento del punk (La Felguera Ediciones, 2006); Los días de furia. Contracultura y lucha armada en los Estados Unidos (1960-1985). De los Weathermen, John Sinclair y los Yippies al Black Panthers Party y los Motherfuckers (La Felguera Ediciones, 2004). SuperSonic ha tenido la posibilidad de entrevistarlo en un intercambio epistolar que se ha desarrollado durante varios días y éste que vais a leer es el resultado final. Queremos agradecerle desde aquí su disposición a la hora de concedernos parte de su tiempo y la generosidad de sus respuestas. Cristina Jurado: ¿De dónde viene el nombre de La Felguera? ¿Por qué llamar a una editorial con el nombre de un pueblo asturiano? Servando Rocha: Pocas personas saben que este proyecto comenzó en 1996 y que entonces éramos parte de todo un movimiento centrado en el mundo de la insurrección política, los fanzines y la autogestión. En 1934, en la cuenca minera y, especialmente, en lugares como La Felguera, hubo un levantamiento y durante un tiempo se vivió bajo el comunismo libertario. Supimos de aquella experiencia, pero de una forma un tanto ingenua. Nunca pensamos que saldríamos de Canarias y, menos aún, que conoceríamos a alguien de La Felguera. Sucedieron, obviamente, ambas cosas y hoy en día es una forma de seguir rindiendo tributo y reconociéndonos en las potencialidades de lo que sucedió en Asturias. CJ: ¿Cómo definirías vuestro catálogo? ¿Ensayo ficcionalizado? ¿Ficción ensayística? ¿Ensayo con gotas de ficción especulativa? ¿Especulación vestido de ensayo? ¿Todo lo anterior? ¿Nada de lo anterior? SR: No sé, la verdad es que tenemos muy clara nuestra línea editorial, pero al mismo tiempo editamos con cierta inconciencia. Quiero decir que publicamos lo que nos gusta, aquello que nos emociona e interesa, y esto sucede por sacudidas, planificadas, pero de forma casi mecánica. Lo más revolucionario es hacer las cosas por el placer de hacerlas y nosotros hacemos esto con este espíritu. Creemos que es algo importante. Quizás la ficción pura, la novela, sea el género que más nos cuesta pero eso cambiará tarde o temprano. Hay un gran número de nuestros libros que son resultado de un intenso y prolongado trabajo de investigación. Son libros de edición, que no existían antes, y no traducciones para publicarse en castellano. Ese camino es mucho más complejo pero creamos obras completamente nuevas, como un corpus que debería funcionar solo. Y eso nos gusta mucho. Un determinado tema se va armando, discutiendo, repensando hasta que adquiere un discurso propio, un sentido de unidad. Otros, sin embargo, se van quedando por el camino, y quedan en meras ideas. CJ: Dices que hacer las cosas por placer es algo revolucionario. ¿Te refieres al placer de Epicuro o al del hedonismo? SR: Casi siempre la solución más sencilla es la mejor. A veces damos por hecho que lo más simple, el deseo sin tamizar y expresado como una pulsión, una respuesta que nos empuja desde dentro, es algo común. Con frecuencia no es así. En el terreno del arte creo que lo más revolucionario es hacer las cosas por el placer de hacerlas. Es verdad que ya no existe posibilidad de caminar en la oscuridad y las pistas nos salen al paso, pero sería hermoso recuperar la capacidad de hacernos esa pregunta que dice “¿Qué sucedería si…?”. Sinceramente, la mayoría de las ocasiones los motores que nos empujan son de lo más banales. La política se convierte en terapia y el arte en un atajo para aumentar el ego. Hay que desandar ese camino y disfrutar del placer de contemplarse sin esnobismo, no sentir pudor y valorarnos, defendernos de eso que nos incita hacia la mercancía, el gesto vano y arrogante, la autocomplacencia. CJ: ¿Cómo puede subsistir en España una editorial que se dedica a publicar obras sobre temas oscuros, malditos e intocables, sobre lo que molesta, lo invisible a simple vista, lo oculto, lo desconocido, lo que incomoda, lo que se sale de lo “normal”? SR: Somos una editorial para grandes minorías. Jamás pensamos que publicar estas atrocidades bellas sería nuestro trabajo, porque no vemos la diferencia entre ese trabajo y nuestras vidas. Por eso nos sentimos bendecidos, sin duda, pero teniendo en cuenta que somos un reflejo de una comunidad inconfesable, que busca aliados y algo más importante: el juego nos encanta. Generalmente, si invitas a un desconocido a jugar, éste irá contigo de cabeza. Hace tiempo que surgió el debate sobre la contracultura. Antes, hablar de todo eso pertenecía a lo marginal, pero las cosas han cambiado. Nuestro secreto es intentar vivir abstraídos de eso y hacer las cosas que nos gustan, con cabeza pero con mucho corazón. Creo que la gente siente que no engañamos a nadie. Podemos ser un poco locos y a algunos le gustaría que fuésemos de otra forma, pero tras nosotros no hay misterio. CJ: ¿Se considera La Felguera uno de los portavoces de la contracultura en nuestro país? Si es así, ¿no resulta paradójico que utilice una forma tan convencional como la de una editorial para difundir su mensaje? SR: ¡No! Nada más lejos de lo que queremos y somos que considerarnos o perseguir ser portavoces de nada. Nos sentimos parte de una manera de ver el mundo compartida por mucha gente, esas grandes y bellas minoráis que resisten. Nosotros mismos hemos sido influidos e inspirados por tanta gente… es cierto que resulta extraño que lo hagamos desde una editorial, pero alrededor del 2009-2010, justo cuando decidimos disolvernos como Colectivo de Trabajadores Culturales, nos hicimos preguntas, a veces incómodas pero necesarias, sobre eso mismo, el parecer ser otra cosa o querer liderar nada. Quisimos dar un paso atrás, porque de pronto recibíamos muchos halagos cuando buscábamos hacer preguntas y abrir puertas. Comenzábamos a ser otra cosa, y nos disolvimos como grupo de agitación para concentrarnos en la labor editorial. Luego, como puede verse, la editorial se rebasa a sí misma. El surgimiento de Agente Provocador responde quizás a eso, al aprovechar esa empuje y ofrecer algo más amplio que una editorial a un público del que nos sentimos solidarios. CJ: Aunque La Felguera publique trabajos difíciles de clasificar, que no tendrían cabida en otro tipo de editoriales, y saquéis a la luz lo marginal y secreto, yo creo que, más que “revelar” en sí, lo que hacéis es reformular las mismas preguntas que acucian al ser humano desde ángulos nuevos y exponer algunas nuevas. ¿Qué opinas? SR: Es cierto, pero este creo que es algo habitual en el arte. Se trata de recomponer un mapa, porque lo importante no se decir algo sino como lo dices. Creo que fue André Gide quién dijo algo como “Todo lo importante ya se ha dicho, pero como cuando se dijo no había nadie escuchando hay que decirlo nuevamente”. CJ: ¿Qué es Agente Provocador? ¿Qué queréis conseguir con este proyecto? SR: Es un nuevo proyecto en el que nos hemos embarcado. Tras varios años publicando notas y pequeños artículos de creación propia, nos dimos cuenta de que poco a poco íbamos más allá de lo que se supone es una editorial, o sus límites. Me refiero a que hemos ido creando una comunidad a nuestro alrededor que agradecía que plasmásemos una visión del mundo del arte y la cultura, de la política y la vida en los márgenes, que tenía que ver con todo aquello que nos motiva. Tras escuchar a muchos amigos y amigas, decidimos dar ese paso. Agente Provocador es una revista física, en papel y, al mismo tiempo, una web que se actualizará a diario. CJ: ¿Puedes adelantar alguno de vuestros proyectos de cara a los próximos meses? SR: Publicaremos a Burroughs y Crowley y, en el segundo semestre, nos centraremos en nuestra propia historia acerca de fenómenos que han ido sucediendo en nuestro país y que era preciso reflexionar sobre estos. Miquel Codony
Beatriz García Guirado (Barcelona, 1983) es escritora y periodista. Ha publicado relatos en diversas antologías de cuento fantástico y es editora de la revista independiente Láudano. Con El silencio de las sirenas (Salto de Página, 2016), su primera novela, presenta una historia a medio camino entre lo onírico y lo psiquiátrico tan estimulante como arriesgada y desafiante. En SuperSonic le hemos preguntado por el origen de su novela y por su visión del género fantástico como escritora y como periodista cultural. Miquel Codony: En muchos sentidos tu novela es una novela muy poco convencional. ¿Qué inspiró El Silencio de las Sirenas? Beatriz García Guirado: Fue una mezcla de muchas cosas: por un lado, las historias de un amigo submarinista sobre los misterios que ocultaban las profundidades del océano, y también mi inmersión en el psicoanálisis de Jung, como paciente y, sobre todo, como arte-terapeuta. Pero, sobre todo, creo que el motor fue la sensación de naufragio existencial que tenía antes de la escritura del libro, mis propios demonios y la intuición de que había algo inconsciente en mi, un poco como el ‘yugen’ de los japoneses, una sombra inexplicable, que no me dejaba sacar la cabeza del agua y me asfixiaba. MC: ¿Fue un libro muy difícil de escribir? BGG: Sí, fue complejo porque en la novela hay tres capas de lectura que, de hecho, corresponden a las tres reescrituras que hice en tres etapas diferentes y tuve que armar y desarmar la estructura varias veces. Primero fue una aventura marítima, luego emergió un flujo de conciencia del protagonista, que recapitulaba durante páginas y páginas sobre su pasado y, finalmente, apareció la estructura como tal cuando empecé a aplicar las técnicas del psicoanálisis para entender y visibilizar cada símbolo de la historia y la psicología de Oless Svalbard. MC: Me parece un libro que induce a una lectura en clave (como mínimo) psicológica o incluso onírica. ¿Puedes revelar si al escribirlo has tenido influencias concretas de tipo literario o del campo de la psicología? BGG: Sí, claro. El psicoanálisis y todo lo que deriva del inconsciente colectivo, las sombras del ser humano y el poder que ejercen las relaciones de la infancia en nosotros está presente y, de hecho, no sólo es una influencia, sino que participa del juego que propone la novela: cómo lobotomizar un cerebro, dibujar cada extraña pulsión que puede conducirnos a la destrucción o a todo lo contrario. Y luego, por supuesto, referencias literarias hay muchas, pero porque son mis lecturas de cabecera: Robbe-Grillet, Pavic, Vonnegut... que, además, son escritores que se arriesgan, cuyas novelas divergen mucho de lo clásico y, en algún sentido insertan al lector en laberintos, lo retan. También era uno de mis objetivos. MC: También es un libro exigente con el lector, que le pide la complicidad de entrar en un juego narrativo determinado. ¿Le darías algún consejo a un lector que se enfrente “virgen” a tu novela? BGG: En la presentación de la novela en Barcelona, el escritor Francisco Jota-Pérez dijo algo que para mí es clave, y tiene mucha razón: la manera de disfrutar de El silencio de las sirenas es no intentar racionalizar cada página, leer con la mente limpia y con la voluntad de dejarse sorprender. El viaje que aquí se propone tiene que ver con el inconsciente, con esas nubes de irracionalidad e imágenes extrañas que es imposible que uno entienda sino es en la distancia. MC: Aunque esta es tu primera novela, no es tu primera obra publicada y tienes experiencia en el campo del periodismo cultural. ¿Cómo crees que ha influido eso en tu enfoque de la literatura? BGG: Hombre, las historias que uno a escrito antes y que nunca verán la luz influyen mucho, porque son parte de tu proceso de madurez como escritor; con ellas aprendes de tus errores, de tus miedos… vas entendiendo tus obsesiones y construyendo tu voz narrativa. Supongo que como todo en la vida, somos nuestras experiencias. Respecto a lo que mencionas del periodismo cultural, no creo que me haya influido mucho, sino es para conocer a otras artistas, escritores y también personajes peculiares con los que encuentras afinidad y te descubres a través de ellos. MC: Desde colectivos diversos (escritores, lectores, editores…) con actitudes de más o menos activismo del género fantástico, a veces se reclama una mayor apreciación del género fantástico por parte del público en general. ¿Cuál es tu valoración de la situación del género fantástico en relación con el panorama literario general nacional? BGG: Creo que hace unos años sí era un género marginal en España, pero hoy en día lo impregna todo; es decir, hay muchos autores que utilizan elementos de la literatura fantástica. Y creo que gracias al éxito comercial de autores extranjeros y sagas de éxito, cada vez se apuesta más por autores españoles, que en parte eso ha ayudado abrirles la puerta a un público más amplio. Comparto con los escritores y editores esta sensación de que es difícil llegar al gran público, porque, como en todos los campos, en la literatura todavía existen unas vacas sagradas algo oxidadas que dictan qué funciona y qué es o no es literatura, y cuesta que a un autor de género le hagan hueco en un suplemento literario, por ejemplo. Algo que encuentro realmente maravilloso de la literatura fantástica y la ciencia ficción es que hoy en día es la que mejor refleja el mundo en que vivimos; sin ir más lejos, Terry Pratchett, sus novelas son verdaderas críticas al sistema. El realismo puro se ha quedado corto para narrar ese universo extraño en el que vivimos. Por eso auguro un futuro brillante para el género (si alguien vuelve a meter a las vacas en el establo, claro). MC: Ciñéndonos a la literatura de género “no realista”, a menudo existe una discrepancia entre éxito de crítica (profesional o no) y éxito comercial. ¿Crees que es posible alcanzar un punto de equilibrio entre lo arriesgado y lo comercial? ¿Qué lugar ocupan (o cómo crees que pueden sobrevivir) las pequeñas editoriales independientes en ese contexto? BGG: Es difícil porque arriesgado y comercial no son sinónimos. Primero para las propias editoriales, que tal y como está el panorama tienden a apostar por tipos de libros que ya funcionan. Y luego también hay algo muy perverso y es la idea que pueden tener algunos grandes editores de que el lector es tonto de remate y que hay que explicárselo absolutamente todo. Ese afán de hablar de libros como si fueran botes de champú en el lineal de un supermercado mata cualquier tentativa de que una propuesta poco corriente llegue a un gran público. Y ahí entran las pequeñas editoriales, que tienen un papel importantísimo para dar salida a ese otro tipo de literatura. Pero, bueno, hay ejemplos de buenos escritores que han logrado compaginar el éxito de crítica y el comercial, aunque algunos murieron antes de saberlo… (Es broma). MC: ¿Y los autores auto-publicados? BGG: No domino mucho el tema, pero creo que a lo largo de la historia ha habido muchos buenos escritores que en algún momento u otro optaron por la auto-publicación. Es otro circuito más. Sin duda, Internet es una gran ventana, pero tener éxito de crítica y comercial cuando eres auto-editada es más difícil porque tú eres tu propio agente de prensa y debes ser muy activo en la redes, en las que hay demasiados autores y ruido, y promocionar tu obra con elegancia, sin que parezca maldito ‘spam’. No sé, me parece más difícil, aunque también me parecía casi imposible que una editorial se leyera mi manuscrito con la ingente cantidad de obras que reciben cada día. MC: Tengo la impresión, tal vez discutible, de que se está produciendo un relevo generacional (a nivel temático, de influencias, de estilos…) dentro del género fantástico nacional. ¿Crees que es así y puedes valorarlo? BGG: No soy una entendida en el tema, pero creo que las obsesiones de cada época son diferentes y también las influencias, porque la literatura se adapta a las inquietudes del momento. Percibo que a partir de los años 90 y, sobre todo ya entrados en el 2000, hubo un cambio y empezó a configurarse un género fantástico nacional sin tanta influencia de los autores extranjeros y también una suerte de hibridación entre los temas populares del género y esa otra cultura propia de la postmodernidad. Pero ya te digo, dado que el género es tan amplio, estoy generalizando muchísimo. MC: ¿Cómo crees que ha cambiado la dinámica editorial del género, si es que lo ha hecho, con la popularización de medios no profesionales (blogs, redes sociales, etc) en los que los lectores comparten sus opiniones de los libros? BGG: Es una de las mejores cosas que ha podido ocurrir y una fortaleza del género respecto a otro tipo de literatura. Primero porque hay muy buenos reseñistas y críticos muy especializados y un gran movimiento en las redes, y también porque el lector de fantasía y ciencia ficción es muy fiel y muy activo, que es algo que no ocurre con otra literatura más masiva. Creo que este diálogo que hay con los lectores, la sensación de pertenecer a una comunidad, es algo que hace que el género no sólo siga vivo, sino evolucionando. MC: Últimamente no hay premio literario vinculado al género que se salve de la polémica (por desigualdades de género, por falta de calidad, por falta de representatividad,...). ¿Te parece que los premios son importantes como elemento de orientación para el lector? BGG: Sinceramente, no lo sé. En teoría son un sello de calidad y una guía para el lector, sobre todo cuando el autor no es conocido. En mi caso, jamás he leído un libro porque haya ganado un premio u otro y tampoco es que me interesen demasiado los concursos. MC: ¿Cuales son, para ti, las cinco novelas (o autores, si prefieres) más importantes de la literatura fantástica en español? BGG: Hay muchísimos, porque también el género fantástico es muy amplio. Los referentes para mí Borges, Bioy Casares y Julio Cortázar, y luego autores, y sobre todo autoras, contemporáneos como Daína Chaviano o Angélica Gorodischer, que son brillantes y han marcado un punto de inflexión. Y también Pilar Pedraza, aunque escriba terror, es una de las mejores… MC: ¿Nos puedes adelantar algo sobre tus próximos proyectos? BGG: Ahora estoy trabajando en una historia un poco inspirada en la física y lo cuántico, incluso en su propia estructura. Por Cristina Jurado
Brandon Sanderson (Nebraska, 1975) es uno de los autores de género fantástico más prolíficos que existen actualmente. Graduado en inglés, y con un master en Escritura Creativa por la Brigham Young University, hoy en día es escritor a tiempo completo, podcaster (interviene en el podcast Writing Excuses) y enseña en la universidad. En sus años como estudiante fue voluntario en The Leading Edge, la revista universitaria de fantasía y ciencia ficción. En 2005 publicó la novela Elantris Elantris (Tor), una fantasía épica a la que seguiría la trilogía Mistborn con The Final Empire, The well of Ascension y The Hero of Ages (Tor). En 2007 salió al mercado su primer libro para niños, Alcatraz versus the Evil Librarians (Scholastic Press). El resto de las obras de esta serie -Alcatraz versus the Scrivener’s Bones, Alcatraz versus the Knights of Crystallia, Alcatraz versus the Shattered Lens (Scholastic Press) fueron apareciendo en años sucesivos. Su novela Warbreaker (Tor) fue publicada en 2009, y el año siguiente supuso el debut de la serie The Stormlight Archive, de la mano de The way of kings (Tor). En 2012 salió al mercado la novella Legion (Subterranean Press), al igual que The Emperor’s Soul (Tachyon Publications). El año siguiente Sanderson inició una nueva serie juvenil con The Rithmatist y, no contento con ello, publicó Steelheart (Random House Childrens Books), la primera obra de otra saga juvenil –The Reckoners-. 2014 fue el año en que apareció la secuela de Legion, titulada Legion: Deep Skin (Subterranean Press). En 2015 The Reckoners continuó con Fireflight (Random House Childrens Books) y fue elegido para concluir la serie The Wheel of Time series, que cerraría con A Memory of Light (Tor), el libro final, en 2013. Words of Radiance, la segunda novela de la serie The Stormlight Archive, saldría al mercado en 2014. Entre medias, Sanderson ha tenido tiempo de escribir la novella Infinity Blade: Awakening (Epic Games) y una secuela a la trilogía Mistborn, titulada The Alloy of Law (Tor). Calamity, publicada a comienzos del 2016, concluye la trilogía de The Reckoners. Tuve la oportunidad de asistir a los paneles y presentaciones que realizó durante el Emirates Literary Festival, en marzo de 2016, y conseguí entrevistarle. Aquí tenéis el resultado de nuestro encuentro. Cristina Jurado: Eres profesor de Escritura Creativa. Me gustaría saber si tu experiencia como escritor te ha ayudado en tu trabajo, lo ha influído o moldeado de alguna manera. Brandon Sanderson: Siempre es estupendo encontrarse con nuevos escritores, gente que está empezando. Sienten tanto entusiasmo por el negocio editorial, y algunas veces demuestran tanta inocencia… De verdad me ayuda leer lo que escriben y apoyarles, de la misma manera que a mí otros escritores me ayudaron cuando empezaba en esto. Es importante y claro que me influye. Escribir puede ser una tarea muy solitaria, en la que permanecemos sentados en nuestra habitación, solos, saliendo solo de noche. Doy clase únicamente una vez a la semana, por lo que salir, encontrarme con los nuevos estudiantes y leer lo que escriben, es una experiencia maravillosa. CJ: Hablemos de tu proceso creativo, algo muy personal de cada autor. Me fascina este tema y suelo preguntárselo a todo el mundo cuando los entrevisto. ¿Redactas un guión del argumento, utilizas tarjetas con información de los personajes y compones varios borradores o te pones a escribir directamente? BS: Soy muy de redactar guiones del argumento, porque me gusta saber a dónde voy. Suelo armar mi argumento de una manera muy curiosa: hacia atrás. Empiezo incluyendo lo que quiero que suceda en el libro, las experiencias emocionales. Mi guión no va por subtítulos con párrafos. Para nada. Lo que hago es que tomo una escena realmente interesante y busco formas en las que hago que funcione, y así sucesivamente con todas las escenas del libro. Después, escribo la historia del principio hacia al final, empezando en la página uno. No siempre me ciño al argumento. Si me desvío, paro, reconstruyo el argumento y le echo un vistazo. Entonces, vuelvo a la historia y avanzo un poco. Si hay algo que difiere del argumento, lo analizo e intento ver hacia dónde va, y reconstruyo el argumento. Es un proceso en plan “tira y afloja”, a lo largo de todo el libro y hasta el final. En el segundo borrador trato de resolver problemas graves, que siempre surgen. El tercer borrador es un pulido, en el que intento que el lenguaje no sea tan malo, porque el lenguaje del primer borrador suele ser terrible: demasiado “decir pero no mostrar” y un exceso del tiempo pasivo. Trato de arreglar alrededor de un diez porciento de todo eso. Entonces, envío el libro a mis lectores Alfa que son mi mujer, mi editor, mi agente y mi grupo de escritura. Mientras lo leen, habitualmente suelo trabajar en otra cosa. Cuando vuelvo al libro, hago una lista de los comentarios que han hecho los lectores Alfa y la organizo como una guía de revisión: las cosas más importantes, primero, y las menos, al final. Trabajando sobre estos comentarios elaboro el cuarto borrador. El quinto borrador es otro pulido, y después envío la historia a mis lectores Beta, que son fans, para que me den su visión como lectores. Un editor suele comentarte cosas como “Esto no funciona. Deberías hacer esto otro”, mientras que un fan, lo que busco es que me pase comentarios como “Hey, esto me gusta. Aquí me aburrí”, ese tipo de cosas. Después elaboro un ultimo borrador incorporando sus comentarios y las últimas notas que me haya pasado mi editor y ¡está terminado! Entonces se lo mando a la editorial. CJ: Entonces, ¿al menos escribes seis o siete borradores? BS: Sí, generalmente unos seis o siete. CJ: Ya has hablado sobre los autores de género que te han influido. Me interesan más los escritores fuera del género que te hayan podido influir. Creo que, en general, dicen mucho de un autor. ¿Cuáles son? BS: Oh, vaya… ¡Hay un montón! Diría que mi mayor influencia fuera del género es Los Miserables de Víctor Hugo, uno de mis libros favoritos. Me encanta el uso que hace de los personajes. Otro es Moby Dick y, en realidad, cualquier cosa escrita por Herman Melville. Me gusta su construcción de mundos. Sus obras parecen novelas de fantasía épica y las he revisitado para aprender a crear mundos. Luego está Sherlock Holmes para el argumento, por supuesto. [Conan Doyle] es estupendo. Y Jane Austen, para las relaciones. Puedes tomar algo de cada uno: creación de mundos, argumento, relaciones y, todo ello, unirlo a los personajes. Hay un montón de cosas maravillosas en lo que llamamos Literatura, a diferencia de la ficción de género, aunque no estoy seguro de que esa distinción sea muy útil. En esas obras hay muchos ingredientes que se sienten como fantásticos, aunque no lo sean. Uno puede aprender mucho leyendo fuera del género, aportando cosas que puede incorporar a lo que escribe. CJ: Ahora mismo, ¿qué obras fuera del género estás leyendo? BS: Las últimas cosas han sido de no-ficción, que suele ser muy útil para un autor cuando está buscando ideas, cuando está explorando. Leo bastantes libros de psicología. Why gender matters es uno realmente bueno. Cosas como Freakonomics, me fascinan. He leído hace poco un estupendo libro sobre Corea del Norte, a ver si me acuerdo del título… Nothing to envy. Se trata de entrevistas realizadas a Coreanos del Norte que han podido escapar. Esa ha sido una obra sensacional para descubrir y entender un mundo diferente. CJ: Me han pedido que te pregunte si mantienes una Wikipedia de Cosmere para evitar las contradicciones. BS: Sí. ¡Tenemos una! Has hablado de Wikipedia y nosotros utilizamos una Wiki que se llama WikidPAD. Es un programa open source y la fuente de toda la continuidad para Cosmere. Cada vez que termino un libro, se lo entrego a mi editor de continuidad –Karen- que se lo lee minuciosamente y añade todas las cosas en la Wiki. Peter, mi asistente editorial, lo repasa para ver si hay alguna contradicción. Generalmente hay una lista grande de contradicciones que necesito revisar, re-trabajar o cambiar. CJ: No sabía de la existencia de una página fan llamada 17th Shard. Conocía muchas otras páginas de fans, pero no tenía ni idea de lo bien organizada que está esta. Le eché un vistazo antes de venir. Es sorprendente la cantidad de información que mantiene y lo bien sistematizada que está. Has dicho que alguna vez la visitas y que tu asistente la consulta con regularidad. ¿Te influyen algo las teorías que elaboran? BS: Esto es peligroso porque, como fan de Wheel of Time, he leído todas las teorías de los fans. Como escritor, las considero una especie de “yo me lo guiso, yo me lo como”. Pienso que si cambias algo por la teoría de un fan, pones en peligro tu forma de crear elementos en la trama que permitan presagiar información. Tienes que tener mucho cuidado como escritor: los fans siempre van a hacer suposiciones, y terminarán averiguando las cosas. No te puedes sentir mal por ello, porque eso quiere decir que tu forma de crear esos elementos, funciona. Lo que sí sucede es que, a veces, los fans dicen cosas que despiertan mi interés y me hacen optar por una dirección interesante a la hora de construir mundos. Es como un “Oh, sí… debería estar pensando en esto”. No es tanto lo que dicen como los conceptos de los que hablan, lo que me empuja en alguna dirección. Entonces, ¿me influye? No tanto como la gente cree, pero un poco. CJ: Whitesand se va a publicar como novela gráfica. ¿Hay más proyectos en este formato? BS: Por ahora, este es el único proyecto de novela gráfica que tenemos. Pensamos en otros, pero queremos ver primero si a la gente le gusta, si se vende bien y si les interesa. Si es así, por supuesto haremos más. Por el momento, hemos guardado el resto de los proyectos semejantes hasta saber si este va a tener éxito o no. CJ: Hablemos de tu próximo libro que se va a publicar en español. ¿Qué opinas? ¿Te apetece ser uno de los invitados especiales en la BCon 2016 de noviembre? BS: ¡Me encanta visitar España! Mi mujer estudió allí y habla español. Fue el primer país al que me invitaron como escritor. Fui a Barcelona para dar el discurso en el premio UPC. Fue mi primer viaje en el que a alguien de fuera de los Estados Unidos le interesaba quién era yo. Por eso, me encanta volver a España. Intento ir cada uno o dos años. Me emociona que The Reckoners se publique en español, igual que Steelheart. Y estoy super-contento de ir a la convención en noviembre. Me alegra que el calendario haya coincidido, porque tengo que viajar a Italia justo antes, y al fin de semana siguiente es la Con en España. CJ: ¿Puedes contarnos algo solo para nuestros lectores, algo que nadie más sepa? ¡Solo para los lectores españoles! BS: ¡Oh, Díos mío! Solo para los españoles… ¿sobre The Reckoners? Déjame ver… algo que nadie sepa… Por ejemplo, ahora mismo, estoy escribiendo una novella, porque siempre lo hago cuando viajo en avión. Se trata de una novella de ciencia ficción titulada Snapshot, y nadie lo sabe todavía. Armando Saldaña Salinas
Aprovechando que hemos sobrevivido a otro año más, esta entrega de Póker de Comics está dedicada a lo mejor del 2015. El año fue tan singularmente bueno en cuestión de material de lectura que realizar esta breve lista no fue tan sencillo. Aun haciendo trampa (como en la entrega anterior), y usando un comodín, no alcanzaría para incluir todos los comics que valieron la pena en estos últimos doce meses. Por lo tanto cada entrada requiere de cierto espacio para justificar su inclusión. Así pues, no hay tiempo, ni mucha necesidad, para una introducción demasiado larga. Sin más, pasemos a la mano ganadora de esta ocasión: GOTHAM ACADEMY (DC Comics) Se siente extraño decirlo pero los dos mejores comics de Batman hoy por hoy son dos series donde Batman no aparece: Batgirl y Gotham Academy. Muy calladamente, ambas series han iniciado una pequeña revolución. Todo inició el mismo mes de octubre del 2014, con la aparición de una nueva serie (una de tantas) en el universo de Batman llamada Gotham Academy, escrito por Becky Cloonan y un autor nuevo de nombre Brenden Fletcher, y con el numero #35 de Batgirl, escrito por el mismo Fletcher y Cameron Stewart. Nuevas series que intentan conceptos nuevos son el pan de cada día en la línea de Batman y la mayoría son canceladas al término de un año. Aquí ocurrió algo distinto. La idea tan innovadora que intentaron en esta ocasión fue… intentar apelar a las jóvenes adolescentes como posibles lectoras. La verdad es que aun cuando las Dos Grandes intentan diversificar sus series a otros géneros (westerns, policiacas, fantasía, ciencia-ficción, etc.) lo hacen con los lectores masculinos en mente. Por el contrario, en Gotham Academy los protagonistas son muchachas que se la pasan con los ojos clavados en su celular, mandando mensajes de texto a sus pocos amigos, revisando obsesivamente sus redes sociales y hasta utilizando apps para resolver crímenes. Es decir, un claro intento por expandir el público lector más allá de los mismos treintañeros (y más viejos) de siempre. Los resultados no se hicieron esperar en cuestión de críticas y sobre todo en niveles de ventas. Por supuesto, Marvel se apuró por seguirles los pasos con Ms. Marvel y Spider-Woman (donde Jessica Drew abandona el uniforme ceñido de los últimos 30 años por uno más práctico, igual que Batgirl, y sus pechos dejan de parecer balones de basketball) y hasta cierto punto con Spider-Gwen. Esto les podrá parecer como que las Dos Grandes acaban de descubrir el hilo negro, considerando lo importante que es el mercado Young Adult para las editoriales de prosa en la actualidad, pero por desgracia los comics muchas veces van atrás de la curva. Gotham Academy ha resultado un éxito no solo para el target demográfico que se esperaba sino para lectores de todas las edades, en realidad (de la misma manera que la serie animada de Batman de Bruce Timm y Paul Dini lo logró hace 25 años). Ayuda mucho que, al estar en su propio rincón del universo DC, los autores no tienen que preocuparse demasiado por la continuidad del resto de la línea y por lo tanto son libres de contar las historias que les plazcan. El lector puede ver cuando los mismos autores están entusiasmados por su trabajo y responder de la misma manera. Si tienen hijas, o aun si no pero desean regresar al mundo de Batman, no existe una mejor opción el día de hoy. RAGNAROK (IDW) Uno de los periodos más gloriosos en la historia del comic de Thor, quizá inclusive aún mejor que los míticos (no pun intended) días de Stan Lee & Jack Kirby de los 60s, fue cuando Walt Simonson se hizo cargo de la serie en la década de los 80s. De la noche a la mañana transformó al comic usando elementos de verdadera mitología nórdica, y mezclándolo con su tan particular estilo de dibujo. Esos épicos cuatro años siguen en los recuerdos de la mayoría de los lectores hasta el presente. Todo lo que ha hecho Simonson desde entonces se ha medido y comparado, justamente o no, con esos 46 números de hace 30 años. Si ahora le añaden que en el 2014 Simonson anunció que su nuevo comic se iba a llamar Ragnarok, ya se podrán imaginar las expectativas imposibles que se generaron. Por fortuna, a pesar de todo esto, Ragnarok no decepciona. Desde la primera página hasta la última, la historia esta empapada en gloria, grandeza y mito de una manera que ni The Mighty Thor podía serlo. A pesar del título, no se trata de un recuento del famoso fin de los dioses (eso ocupa tan solo las primeras páginas del primer número) sino de lo que ocurre después. Un mundo donde Asgard y todos sus dioses y héroes han muerto, vencidos al fin en el campo de batalla en la Última Gran Guerra. En este universo desolado y sin esperanza, una asesina acepta una comisión para matar a un campeón que murió hace mucho, mucho tiempo. Simonson es uno de los pocos dibujantes que se pueden comparar al mismísimo rey Kirby (no por nada su serie de Orion de los 90s es quizá la única que usa personajes del Cuarto Mundo de Kirby que ha sido aceptada con cariño por los lectores). Cada página es una explosión de acción. Lo que a primera vista parecería caótico está en realidad coreografiado con la precisión de un maestro narrador. Los viejos trucos de extraños ángulos de cámara y hasta de efectos de sonido, tan familiares para los lectores veteranos de Simonson, están presentes así como una plétora de nuevas técnicas. Los que hemos seguido la carrera de Simonson conocemos de sobra su habilidad para ilustrar lo fastuoso y majestuoso, pero hasta a mí me alegra descubrir que Simonson a sus 70s años es capaz de seguir innovando. Por si nada de esto los ha logrado convencer, el comic incluye a un Thor zombie. Un cadáver viviente sin mandíbula, pero con su martillo, en una última misión suicida. En serio, ¿qué más le piden a la vida? THE FADE OUT (Image) ¿Acaso alguien puede discutir que los mejores comics de crimen de la última década nos han llegado de la mano de Ed Brubaker & Sean Phillips, los maestros del noir grafico? Su nueva serie, The Fade Out, situada en el Hollywood de 1948, (es decir, cuando el letrero en la colina todavía decía “Hollywoodland”) fue su obra de este año y para cuando estén leyendo esta edición de Supersonic habrá ya salido el último número. La elección del local era inevitable y en efecto ha resultado muy afortunada. Los Ángeles es la ciudad del noir por excelencia, no Nueva York como muchos piensan, desde los días de Chandler hasta el día presente con las novelas de Ellroy; la ciudad donde el homicidio de la Dalia Negra se convirtió en mitología. Desde siempre, el corazón obscuro de esta urbe ha sido Hollywood la decadente, nido de mil y una historias de corrupción y abuso de poder. Solo hay que leer libros como Hollywood Babylon de Kenneth Anger para conocer lo que en realidad ocurre detrás del glamour. (Hay que aclarar que aunque el libro no es ficción supuestamente, exagera tanto la verdad que para propósitos prácticos lo es). En efecto, en The Fade Out no van a encontrar a gángsters y policías sino algo peor, a estrellas de la Edad de Oro del Cine. El protagonista no es un detective sino un escritor de películas, casi sacado de Sunset Boulevard o, si prefieren una referencia quizá más exacta, de In a Lonely Place de Bogart, que despierta de su última borrachera para encontrar en la habitación de al lado el cadáver de una joven que estaba en camino de convertirse la siguiente gran actriz. Antes que pueda hacer nada al respecto, el crimen ha sido encubierto. La policía de LA está en el bolsillo de los grandes estudios y nadie quiere saber nada. Nuestro protagonista, como buen personaje noir, está satisfecho con esto. Se siente culpable, pero tampoco quiere problemas. Por desgracia el mejor amigo del escritor (vetado de los estudios por su pasado comunista) quiere venganza e intenta chantajear a los dueños del estudio. Más y más secretos saldrán a la luz, hasta terminar en catástrofe para todos los involucrados… Sin pretender ser tan ambiciosa como su legendaria Criminal (más bien una serie de mini-series, cada una contando una historia con elenco diferente), me atrevería a decir que el guion aquí es tan bueno como cualquiera en Criminal. Ciertamente superior a la más reciente Fatale (que ya de por sí era excelente, aunque la mezcla con tintes Lovecraftianos no siempre fue perfecta) STRAY BULLETS: SUNSHINE & ROSES (Image) En la década de los 90s mientras los comics de superhéroes pasaban por uno de sus peores momentos, los comics de crimen se volvieron a poner de moda gracias a los esfuerzos de autores independientes como (la futura súper-estrella) Brian Bendis, Marc Andreyko, y sobre todo series como Kane de Paul Grist y la obra maestra conocida como Stray Bullets de David Lapham. El comic rara vez salía mensualmente pero, cuando un nuevo número aparecía, era noticia de primera plana para los lectores. Por una variedad de razones, después de cuarenta inolvidables números, Stray Bullets dejó de salir a finales del 2005 (a mitad de uno de los cliffhangers más famosos en la historia de los comics). Cuando ya todos lo habíamos dado por perdido, en el 2014 Lapham anunció que regresaba a trabajar en Stray Bullets, ahora a través de Image. Primero con el famoso numero #41, la conclusión del arco de hace diez años, y luego con la mini-serie The Killers en el 2014, y este año con Sunshine & Roses. Esos son tan solo los nombres de cada arco. Esencialmente es la misma serie de siempre y ahora vamos en el #58. Igual que antes, cada número es una historia completa con un principio y un final, pero que funcionan además como capítulos en una novela. Cada arco/novela además funciona como un eslabón más de una mega-novela. No necesitan haber leído los 41 números de la serie original para entender esta nueva versión (aunque la van a disfrutar más). De nuevo, cada historia y cada arco, son auto-contenidos. Es envidiable la habilidad de Lapham para lograr esto mes tras mes, solo comparable con lo del maestro Stan Sakai, una fuente inagotable de historias, en el legendario Usagi Yojimbo. Habiendo dicho eso, la experiencia se va enriquecer mucho si hacen el esfuerzo de buscar los originales. De cualquier manera, Image ha vuelto a sacar los recopilados originales o sea, que se consiguen muy fácil. Como la narración no es lineal, la historia va saltando en el tiempo ida y vuelta de fines de los 70s a principios de los 90s, se pueden leer en el orden que ustedes prefieran para aun mayor comodidad. Como lector desde el principio de Stray Bullets, les puedo decir que con el paso de los años todos estos personajes, desde prostitutas y drogadictos hasta matones y estafadores, pedófilos y traidores, se han vuelto casi entrañables y sus peripecias algo importante para mí. He lamentado la muerte de más uno de ellos, aunque como Lapham constantemente se salta en el tiempo que un personaje muera no quiere decir que ya no lo volveremos a ver. Imaginen al personaje de Travolta en Pulp Fiction después de que muere y cuando lo volvemos a ver tan solo unos minutos después. Una de las pocas verdaderas obras maestras del género. ZERO (Image) Esta experimental serie en realidad inició en el 2014 pero terminó triunfalmente hace unos pocos meses. Al principio parecía tan solo la historia de un agente secreto que una misteriosa organización del gobierno mandaba a hacer los trabajos sucios que nadie más podía, o quería, hacer. Guiones llenos de tensión y violencia, bastante buenos, pero que en ningún momento parecían estar reinventando la rueda. Entonces salió el número #4 que lo cambió todo, y de repente para el final del siguiente número ya nos encontrábamos a mitad de un alucinógeno comic de ciencia-ficción. (En el número #10 hay un momento verdaderamente digno del maestro PKD). El checo Ales Kot es todavía muy joven, apenas 28 años y menos de cuatro escribiendo comics, pero desde el principio ha intentado empujar al medio para ver hasta donde se puede estirar. Inclusive con series para las Dos Grandes como The Winter Soldier para Marvel se nota la ambición, añadiendo elementos de filosofía y ciencia de vanguardia, espolvoreados siempre con referencias literarias obscuras, a tramas que se suponen son simplemente de superhéroes. Soy el primero en admitir que no todos sus experimentos han funcionado, pero yo por lo menos aprecio el intento con cada nuevo proyecto. En el caso de Zero cada número cuenta con un dibujante diferente, desde gente más conocida como Michael Gaydos, Alberto Ponticelli, y Tradd Moore, hasta artistas cuyo trabajo le será poco familiar a la mayoría (a menos que nombres como Stathis Tsemberlidis o Marek Oleksicki les sean conocidos). Zero es verdaderamente uno de esos comics raros donde uno no sabe qué esperar a continuación. Ha habido números que fueron en esencia una sola pelea larguísima, brutal violencia sin cuartel ni tregua que te deja al final sin respiración, seguidos el mes siguiente por otro donde William Burroughs y Allen Ginsberg se apoderan de la narración y recuerdan más bien el último volumen de The Invisibles de Morrison. Desde largas secuencias sin dialogo, no necesariamente de acción, siempre desde distintos ángulos logrando un efecto muy cinematográfico, hasta meditaciones y verborreas sobre la naturaleza de la realidad. Es una experiencia que debe leerse de primera mano para poder disfrutarla. El artículo ya se extendió demasiado pero lo cierto es que pude haber mencionado más títulos. Como ya platiqué el número anterior, es una muy buena época para ser lector de comics. Por ejemplo, Providence del maestro Alan Moore ha resultado toda una verdadera revelación (aunque creo que es obvio que se lee mejor de golpe y no en entregas mensuales), mientras que Chuck Palahniuk sorprendió a todos escribiendo la secuela oficial de su famosa novela Fight Club en forma de una mini-serie de 10 números para Dark Horse (ojo, es secuela de la novela y no de la película de Fincher). Kieron Gillen regresó para una última entrega de Phonogram con la mini-serie The Immaterial Girl, y si crecieron en los años 80s y recuerdan con cariño la música de esa década de ninguna manera se pueden perder ese comic. Wolf, del mismo Ales Kot que aparece arriba, es quizá el mejor comic de Warren Ellis no escrito por Warren Ellis. Southern Bastards, por supuesto, continúa siendo una joya del rural noir. También habría que mencionar a varios de los títulos que se discutieron en el artículo anterior (y que por eso mismo ya no repetí en esta ocasión) como Ody-C, Nameless y Black Science. A Starve de Brian Wood y Danijel Zezelj apenas y lo pude mencionar en ese entonces pero resultó tener un gran año también. Así que pónganse a ahorrar porque hay muchísimo material que comprar. ¡Feliz año nuevo a todos! |
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July 2022
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