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No Ficción

Artículos, Opinión, Entrevistas, Reseñas, Noticias

Entrevista - Una España de miedo: radiografía de las editoriales españolas de terror

7/13/2022

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Terror. Pánico. Miedo. Pavor. Horror. 
Todas estas palabras suelen emplearse como sinónimos que, como decía H.P. Lovecraft, dan nombre a la más antigua y poderosa emoción de la humanidad. Por su parte, Stephen King en 1981 en su galardonado ensayo sobre el género, Danza Macabra, subrayaba la naturaleza simbólica del terror como catalizador de la verdad escondida que escuece y perturba:
   «El horror nos llama la atención porque dice, de un modo simbólico, cosas que nos daría miedo afirmar a las claras, sin tamizar; nos ofrece la oportunidad de ejercitar (eso es; no exorcizar sino ejercitar) emociones que la sociedad exige que mantengamos bajo control»
   Siempre he pensado que el género de terror nos ayuda a reconocernos como seres vulnerables que sufren y dudan, que se equivocan y que tienen que enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones. Y me resulta paradójico que uno de los géneros de la literatura no realista más populares, al menos a primera vista, sea el gran desconocido en nuestro país. ¿Cómo se encuentra el sector? ¿Hay algún rasgo que caracterice de manera diferenciada a las obras españolas de terror? ¿Qué están haciendo las editoriales que se dedican a este género? 


​
   Yolanda López Aguinaga, presidenta de la de la Asociación de Castilla y León de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, lectora voraz y bloguera en la web Activos Tóxicos piensa que el terror es aún minoritario en nuestro país: «Tenemos que ser conscientes de que el mercado es muy pequeño, casi marginal, y que Stephen King (ese hombre que te pone en la mesa de novedades mainstream un libro de terror) es la excepción, no la norma». López Aguinaga no cree que existan rasgos diferenciadores en el género español porque «el terror trabaja con el miedo como materia prima y creo que no hay nada más universal en el espacio y el tiempo que puedas compartir con otro ser humano. Tampoco hay nada, absolutamente nada, que pueda suceder en Wisconsin que no pueda suceder en Palencia». Por otro lado, a la falta de obras de terror españolas que se hayan popularizado se ha unido la importación del terror extranjero, sobre todo anglosajón. Precisamente por ello, López Aguinaga cree que hoy en día hay margen de maniobra para desarrollar un potente género capaz de profundizar en la idiosincrasia patria, y que autoras como Layla Martínez con Carcoma y Nieves Mories con Asuntos de Muertos son buena prueba de ello. 
   A todo lo anterior se suma que ningún organismo oficial recoge información cuantitativa sobre el estado de la literatura de terror en nuestro país. Tan solo la página Literfan, gestionada por Mariano Villarreal, incluye datos cuantitativos en el estudio «Estadística sobre producción editorial de género fantástico en España durante el año 2015». Allí se recoge que el terror supone el 16,9% del total de las obras de literatura fantástica, lo que da una idea de su naturaleza minoritaria. 
   Para entender mejor la situación del sector en España, he acudido directamente a las editoriales, ya bien sea porque dispongan de colecciones especializadas o porque dediquen al terror su catálogo al completo. A través de un breve cuestionario al que las he sometido, he querido captar una instantánea del panorama nacional. Tengo que advertir que algunas no han podido responder por diversos motivos así que, aunque no están todas las que son, son todas las que están. Que nadie se ofenda si el artículo no le incluye.
 
La naturaleza del miedo
Lo primero que me interesaba al abordar este artículo era conocer qué opinión tienen las editoriales del miedo, cómo lo definen, en definitiva. Para la decana de las editoriales de terror en nuestro país, Valdemar: «el miedo, el terror, es la emoción más antigua y poderosa tanto de los humanos como de las bestias, es una herramienta de supervivencia. La recreación literaria del miedo se puede disfrutar de forma placentera mediante la suspensión de la incredulidad. La literatura de terror ilumina los rincones oscuros de la Naturaleza, cuestiona los argumentos de la razón y destruye los cimientos de la realidad. Es la catarsis definitiva». Así lo afirma Rafael Díaz Santander, uno de sus editores.
   Las editoras de otro de los sellos dedicados en cuerpo y alma al terror, La biblioteca de Carfax, declaran compartir «lo que dijo Douglas E. Winter, un escritor, editor y crítico estadounidense, sobre que el terror es algo más que un género, es una emoción. Para nosotras el terror es aquello que te lleva a explorar tus límites, que te saca de la sensación de comodidad en la que solemos vivir y te sacude por dentro. El terror nos permite afrontar aquello que nos incomoda. Es un género que te provoca desazón, incomodidad, repulsión, un montón de emociones diferentes; nos puede horrorizar aunque no nos asuste o puede hacer que nos aterroricemos con algo que ni siquiera sabíamos que nos daba miedo. Te ayuda a enfrentarte a tus miedos y a comprender otras realidades, y es un reflejo de los miedos de la sociedad a lo largo de la historia. Y también puede ser divertido. Cuando a veces nos encontramos comentarios como: “pues el libro no es de miedo, no me ha dado susto”, lo que nos gustaría preguntar es qué entienden por miedo o qué esperaban de ese libro de terror. Porque comprendemos que el terror es algo por completo subjetivo, superpersonal. Es por esa razón que buscamos que nuestro catálogo sea lo más variado posible, porque el terror no es algo monolítico, como a veces parece pensar mucha gente. Es curioso que algunos lectores buscan la misma reacción que les provoca el cine de terror o temen que leer se la vaya a provocar y por eso rechazan este tipo de literatura. Y eso es algo muy muy difícil que pase. Son formas narrativas tan diferentes que es realmente complicado que un libro te vaya a dar un susto. Te va a dejar un poso de inquietud, de disgusto, de rechazo, de desasosiego, te va a hacer pasar un mal rato, o incluso te va a acelerar el pulso, pero el repullo te lo va a dar el cine.»
   Horror Vacui no se considera solo una editorial de terror: «aunque no nos incomoda que nos etiqueten así, Horror Vacui publica más bien narrativa inquietante, perturbadora o grotesca. Nos gusta aclarar esto, porque, aunque algunos de nuestros libros, como Lo salvaje o Pulpa, tienen componentes del género, también hemos publicado Desquiciada, que es una novela de autoficción sobre la vida de una adolescente psiquiatrizada, y, sí, claramente es una historia terrorífica, pero es difícil encuadrarla como una novela de terror en un sentido más o menos estricto del término. Lo que sí es cierto es que nosotras apostamos por obras que muestren el lado oscuro o el reverso tenebroso de la vida, que muchas veces está presente en la claridad de lo cotidiano, como una sombra, pero que, por los intereses que sean, nos resulta imperceptible hasta que entrenamos la sensibilidad, levantamos el velo y nos asomamos a ese otro mundo que también es nuestro. Diríamos que nuestro «terror» consiste precisamente en eso: desenmascarar lo monstruoso a través de la palabra.»
   En InLimbo se centran «en un terror sutil, lo que denominamos narrativa inquietante, y en lo weird o extraño. Este concepto de inquietante es capaz de adquirir múltiples caras: perturbar, herir, indignar, producir desasosiego, en definitiva, generar un sentimiento de extrañeza y de ruptura con lo real, una subversión de la normalidad. En ocasiones se consigue desde lo insólito y en otras desde lo realista o experimental, pero siempre aparece ahí el concepto de extraño o inquietante, de desasosiego. Es nuestra línea editorial y, como no podía ser de otra manera, entendemos el terror así. Este es el tipo de género que nos acelera el pulso, que nos hace dar vueltas la cabeza. Un terror que no es exactamente terror si lo que queremos es ponernos puristas. Es otra cosa. Es lo extraño. Pero el mundo inventa etiquetas para poder esclarecer las cosas y a veces abreviamos diciendo “terror”. Entendido como un profundo y sincero amor por la belleza oscura, por lo demente liberador, por lo que se sale de los moldes. Una devoción por la herida y lo cruel, una entrega a estéticas negativas como lo abyecto, lo siniestro, lo sublime. Entendido como una provocación. Un homicidio en serie de todo lo real.»
   Para la editorial Obscura, «el terror gira entorno a lo desconocido, lo inquietante, lo misterioso, lo retorcido, y, algunas veces lo brutal. Consideramos terror todo aquello que provoque cualquiera de estos sentimientos».
   Apache es una sello dedicado a los géneros no realistas con varios títulos de terror. Para esta editorial «el terror es un género literario que, como su propio nombre indica, debe provocar una sensación de desasosiego, miedo o incluso repulsión en el lector. Sin embargo, hoy en día hay muchas clases de literatura de terror: desde el terror sobrenatural, gótico, a uno social y más humano, terror distópico (como en el caso de algunas novelas postapocalípticas) o el terror psicológico, que confunde y extraña al lector hasta el estremecimiento». 
   La literatura de terror es uno de los intereses de Orciny Press, que declara que: «El terror es toda literatura que provoca sensaciones adyacentes a lo que su nombre indica. Puede ser que no produzca especial miedo, pero sí sensaciones como el desasosiego, la intriga o el asco. A Orciny Press le interesa especialmente el miedo cuando se mezcla con un sentimiento de extrañeza o cuando se cogen las constantes que lo definen y se le dan la vuelta de manera que quede irreconocible... o que incluso ni produzca terror. El bizarro suele coger al monstruo (sea del tipo que sea) y sacarlo a pasear, más que tenerlo como agente que produce el miedo. También me interesa ver qué hace cada autor con sus propios miedos, ahí es cuando el terror me parece más genuino.»
   Dilatando Mentes es otra de las editoriales que ha apostado por el terror. Sobre este género, José Ángel de Dios García, uno de los editores, comenta que «en nuestro catálogo […] la nota predominante es el horror, y eso se debe, en gran parte, al hecho de que es el género que ha alimentado nuestra infancia y adolescencia: revistas de cómics como Creepy, programas de televisión como Historias para no dormir o Noche de lobos, visitas al videoclub, partidas de rol de La llamada de Cthulhu, Aquelarre o Kult, y, por descontado, libros y más libros (desde Clive Barker hasta Lovecraft, pasando por Bécquer o Poe). Parece que nuestro catálogo se ha ido orquestando alrededor del terror, pero, en lugar de adentrarnos en senderos propios de un terror más clásico (que tenemos propuestas de este estilo), hemos focalizado nuestra atención en el terror contemporáneo, el weird y el new weird. Siempre hemos entendido el terror como un vehículo idóneo para plantear algunas de las problemáticas, miedos y temores del ser humano. A través de estas historias, de las metáforas que contienen las tramas, de sus simbolismos, el lector puede vislumbrar ecos de su propio presente, de ese miedo a la realidad, donde el nihilismo y la angustia existencial están más presentes que nunca. En el pasado, el terror tenía miedo a lo desconocido, ahora, por el contrario, el terror no solo abraza lo desconocido, sino que muta con él y lo incorpora a su esencia y cuerpo. El peligro ya no viene de fuera, sino que emana de nuestro propio interior. Al menos así lo vemos nosotros, claro. Y ese, ese es el terror que nos fascina y que queremos compartir con quienes están al otro lado de los libros».
 
El terror que interesa en España
Para ahondar en el tipo de historias que interesan a las editoriales, preguntamos sobre los criterios que aplican para escoger las obras que terminan en sus catálogos.
   En el caso de Valdemar: «ante todo está la calidad literaria y/o la relevancia de la obra en el contexto de la literatura fantástica. También podríamos hablar de la pertinencia o necesidad de que tal obra en concreto sea rescatada del olvido para disfrute de los lectores contemporáneos».
   Según explican María Pérez de San Román y Shaila Correa Martín, las editoras de La biblioteca de Carfax: «lo fundamental es que nos remueva de alguna forma. Por suerte, sacamos muy pocos libros al año y nos podemos permitir ser exquisitas con aquellos que elegimos. Es la única forma que conocemos para creer y defender al 100 % nuestros títulos. Por eso buscamos novelas o relatos que a nosotras nos emocionen o nos sobrecojan; que si una ya se lo ha leído vaya corriendo a la otra y le diga: «léetelo ya», por ejemplo». 
   Horror Vacui se decanta por «la belleza del texto, la presencia de una voz cautivadora, la habilidad con el lenguaje y el talento literario. Claro que esto no implica que no nos fijemos en otros aspectos como el valor social de las obras: nos interesan especialmente aquellas que tienen un cierto compromiso político. Siempre decimos que buscamos libros que cartografíen nuestro tiempo desde un prisma más oscuro. Creemos firmemente que esa otra mirada es la que acaba brindando los mapas más claros del entorno que nos rodea».
   Por su parte inLimbo, que publica tanto novelas como relatos, apuesta por historias «que se ajusten a la línea editorial, porque en este mundo la coherencia lo es todo. Deben ser obras muy bien escritas, de gran calidad literaria, tratamos de poner el listón bien alto. Que evoquen y que creen esa sensación de inquietud, desasosiego, extrañeza. Que ofrezcan algún tipo de innovación formal y que en el trasfondo sean capaces de acertarle al lector entre las cejas».
   Obscura busca «historias que giren entorno al concepto que nosotros tenemos de la obscuridad. Nos encantan las narraciones atmosféricas y dinámicas, bien escritas, y sobre todo con personajes atractivos, que tengan un mundo interior llamativo, que atrape, ya sea para bien o para mal».
   En Apache apuestan por « el potencial del terror hoy en día y lo diverso que puede llegar a ser. Cualquier obra de terror que cumpla los criterios estilísticos adecuados tiene la posibilidad de ser publicada, sea novela corta o no, siempre y cuando esté dentro de nuestro gusto personal y encaje con la editorial».
   Orciny Press reconoce que sus criterios de selección son «algo completamente subjetivo. Su editor, Hugo Camacho, explica que «trata de publicar aquellas obras que me han provocado emociones. Pero como reconozco que eso no es dar demasiadas pistas, diré que me suelen interesar obras en las que el terror se mezcla con otros géneros, o que exploran el terror desde un punto de vista que no sea demasiado canónico y que eso haga, como he dicho antes, que ya no produzca terror pero juegue con sus elementos».
   «El elemento principal (al margen de otros como que encaje en el catálogo que estamos creando, o que sea exactamente lo que estamos buscando en ese momento) que debe tener una historia para que nos decidamos a trabajar en ella es que nos guste», señalan en Dilatando Mentes. «Más que el hecho de que nos guste, es que nos haga sentir algo especial que no experimentemos con otras lecturas, que nos llegue al alma, que nos sorprenda. Eso sería lo básico y primordial». 
 
Panorama actual del terror en España
¿Quién mejor las editoriales para realizar un diagnóstico del momento que vive la producción nacional de literatura de terror? No nos hemos podido resistir a preguntarles por su opinión a este respecto. 
   Valdemar destaca que «desde hace unos años hay un gran movimiento de autores y editoriales en nuestro país, tal vez facilitado por Internet y el acceso a una tecnología que facilita la producción editorial. De hecho hay tanta producción de literatura de terror que resulta difícil estar informado de todas las novedades».  
   La biblioteca de Carfax describe la situación del género patrio en positivo: «Por lo que vemos publicado en otras editoriales, el género parece gozar de buena salud en nuestro país, y es algo que nos alegra mucho. Hay escritoras y escritores excelentes que, valga la redundancia, no tienen miedo a publicar terror. Imaginamos que los prejuicios con los que nos encontramos nosotras cuando decimos que solo publicamos terror, serán los mismos a los que se enfrentan ellos, y vencer esa resistencia para contar lo que realmente quieres contar es encomiable. Es importante el hecho de que haya varias editoriales que desde hace unos años están orgullosamente especializadas en el género fantástico (ciencia ficción, terror y fantasía). Siempre hemos dicho que cuantas más mejor. Es la forma de que dejen de considerar este género como algo de menor calidad, porque no hay nada más alejado de la realidad. Y nos da la sensación de que incluso editoriales no especializadas se atreven cada vez más a incluir algunas obras de terror en sus catálogos». 
   En Horror Vacui creen que «estamos viviendo una época dorada para la narrativa oscura y de terror. Quizá porque estamos en una época en la que todas tenemos esa sensación de vivir en el interior de una máquina cruel que nos aplasta sin miramientos. Quizá porque tenemos más que nunca esa necesidad de «lo numinoso», que decía Rudolf Otto, en nuestras vidas; sobre todo ahora que el sustrato fantástico que queda oficialmente en nuestras sociedades parece estar siendo burdamente relegado al pensamiento mágico que sirve a los agentes y empresas del capitalismo tardío. En relación con este tema, en estos últimos años se han publicado muchas obras que apuestan por un terror «social», desplazando la figura del monstruo para poner el foco en temas que quizá no se estaban tratando tanto en este tipo de literatura hasta ahora. Y los resultados son impresionantes. También hay una nueva hornada de lectoras y lectores que se han atrevido a dar el salto desde los grandes nombres del mundo anglosajón para descubrir lo que se está escribiendo en nuestro idioma, tanto en España como en Latinoamérica. Y también conocemos cada día a más autoras geniales, porque en su mayoría son mujeres, que han sabido integrar los imaginarios y mecanismos del género de terror con sus experiencias particulares y hacer obras maravillosas. Por supuesto, hay que mencionar la labor y el esfuerzo de las editoriales que empezaron y siguen apostando por este tipo de textos: Biblioteca de Carfax, Amor de Madre, Insólita Editorial…»
   Por su parte, inLimbo considera que «es un buen momento para lo inquietante. Sobre todo, es un buen momento para lo inquietante escrito por mujeres. Que el género empieza a tomarse poco a poco como parte de eso que algunos denominan “literatura seria” y cuyo término (que no me gusta) uso para entendernos y abreviar. El problema es que en España lo fantástico siempre ha sido el hermanito pequeño, la literatura seria la escribían señores muy realistas. Todo aquí es realismo o denuncia social. Y lo otro…lo otro es ligero, nada, poca cosa. Algo que no es realismo ya de entrada no puede ser buena literatura y, por tanto, no puede ocupar el espacio general en librerías, en suplementos, ganar premios importantes, no puede ser estudiado en universidades, no puede ser objeto de análisis. Si a ese prejuicio que tradicionalmente ha caído sobre el género le añadimos la presencia de autoras, la infravaloración se multiplica por tres. Pero la dinámica está cambiando. Hay mucha gente ahí fuera que hemos dicho: “Mira, no”. Vamos a llevar la literatura de género donde debe de estar como la literatura de calidad que es, y acercarla al lector como finalidad principal. Y eso solo puede hacerse desde diferentes trincheras que configuren un puzle que vaya en la misma dirección. Desde las librerías, desde las universidades, desde las redes sociales, desde la crítica y los medios de comunicación, desde la academia. Existe mucha gente trabajando en ello, desde esas trincheras, y trabajando muy bien. La de InLimbo es la parte editorial. Crear con InLimbo un lugar de encuentro, un sello que se especializa en ofrecer esa literatura seria de género y la trate como tal, llevándola a los lugares donde debe estar la literatura seria. Porque lo inquietante y extraño es serio, es de altura literaria, porque la evasión es un arte delicado y habita aquí toda una poética que es trascendente y sirve para explicar y transformar el mundo. Y veo con entusiasmo cómo editoriales generalistas de renombre editan género cada vez más. Y me preparo una copita de absenta para brindar con el hada verde por las hermanas de lo insólito latinoamericano que llenan suplementos y estanterías. El mundo editorial es complicado, pero somos cabezotas y hace tiempo que nos entregamos a los designios de lo insólito. De modo que sigamos».
   Obscura cree en la importancia de descubrir nuevos valores. «Existen algunos autores que ya se han hecho un hueco importante en las mesas de novedades de las librerías, como Manel Loureiro, Elia Barceló o Carlos Sisí. Pero también hay grandes escritores no tan conocidos, o incluso noveles, con propuestas maravillosas. Nos llegan muchas oportunidades, pero no podemos abarcarlas todas. No hay que olvidar que una editorial debe vender para sobrevivir, y para ello necesitamos lectores, y ahí es donde el terror cojea. Es cierto que el interés por la literatura de género está creciendo, el número de lectores no deja de crecer, pero hacen falta más, y la oferta de entretenimiento cada vez es más diversa, con series y películas a la carta, o los videojuegos y las redes sociales, que copan el tiempo de ocio y dejan muy poquito espacio a la lectura. Sumergirse en un libro es un acto muy íntimo que te lleva a mundos que jamás podrías imaginar, y nuestra labor es publicar grandes historias que atraigan y atrapen a nuevos lectores. No dejaremos de intentarlo, pero no es fácil. Como editorial, no es fácil, pero como lectores estamos encantados. Hay grandes libros por descubrir. Solo hace falta que el lector que no está acostumbrado al género de un pasito más y se atreva. Una vez te adentras en la literatura de género, ya no sales».
   José Del Río Fortich, editor de Apache, opina que «cada vez son más los autores y autoras, así como los lectores, que se sienten extremadamente atraídos a este género. Uno de los motivos, seguramente sea por su diversidad: puede abarcar innumerables historias y universos, siempre y cuando logre que el lector se inquiete con sus palabras. También creemos que es el denominado ‘terror social', que retuerce y exagera los defectos de la sociedad en la que vivimos, el tipo de terror que ha llegado para quedarse, ya que provoca que el lector llegue a ser consciente de lo macabro de su propia realidad, a partir de la deformación de lo conocido. […] así como los lectores están cada vez más interesados en la literatura de terror, creo que somos muchas las editoriales que nos hemos armado de valor para especializarnos en este género, acercándonos poco a poco a títulos más experimentales, ya que el lector es cada vez más abierto. Por otro lado, las editoriales y escritores también nos estamos aventurando a crear obras con la influencia del imaginario de terror de otras culturas como el terror japonés o coreano, que gozan de gran popularidad».
   En Orciny tienen «la sensación de que el momento es bastante bueno para quienes les gusta leer terror. Ahora mismo se puede encontrar tanto en editoriales más mainstream, como Anagrama, como en las irreductibles que no dejan de trabajar desde los márgenes. Y creo que no nos podemos olvidar de podcast como el de Noviembre Nocturno, por ejemplo, que no solo trata autores clásicos sino que están dando salida a voces nuevas».
   «Creemos que, al igual que sucede en el resto del mundo, el género fantástico va ganando terreno y el público mayoritario (más mainstream si queremos decirlo así) se va acercando a él», defienden desde Dilatando Mentes. «Hay una gran variedad de voces nuevas que tienen mucho y muy bueno que decir. Quienes amamos la literatura, estamos de enhorabuena, porque disponemos de un gran abanico de posibilidades entre las que elegir, y eso es gracias al trabajo de las diversas editoriales que apuestan por obras diferentes y, tal vez, menos comerciales, que exploran nuevos caminos y nos enseñan que, en el terror, todavía hay mucho nuevo que contar. Pensamos que, si llega el día en que el género deja atrás sus complejos, y llega a ser consciente del potencial que tiene, puede llegar a cotas muy altas.»
 
Rasgos diferenciadores entre editoriales
En Valdemar se consideran «como los Grandes Antiguos, llevamos muchos años editando terror clásico y quizás hemos contribuido a abrir senderos a editoriales más modernas. En cierto sentido las editoriales de terror que conozco son distintas, y a la vez forman una especie de comunidad de intereses complementarios».
    La biblioteca de Carfax se define como una «de las pocas que solamente publica terror y solo de autoría extranjera. Además, con nuestra idea de abarcar todo el género, en nuestro catálogo se encuentra desde lo clásico a lo más contemporáneo. Además, en la parte clásica, nos centramos en publicar antologías de una sola autora, siempre mujeres que escribieron durante el siglo XIX y/o a principios del XX, para reivindicar su escritura y el éxito que tuvieron e intentar acabar con su invisibilización, que en algunos casos es sangrante». 
   Horror Vacui reconoce que «hay muchas editoriales y muy buenas y todas tienen una línea propia que, aunque puede ser bastante reconocible, al final depende mucho de las personas que están detrás. Además de que solo publicamos narrativa inquietante escrita por mujeres, podríamos decir quizá la forma de trabajar tan DIY, ya que lo hacemos todo nosotras, desde la elección de los textos, la maquetación, el diseño, las traducciones…absolutamente todo: hasta la distribución. Pero creemos que lo que más distingue a nuestra editorial no es exactamente eso, pues hay muchas editoriales que lo hacen todo ellas, sino, quizá, el tipo de voces que escogemos para publicar. Creo que el hecho de que publiquemos literatura muy oscura escrita por mujeres, aunando lo perturbador con la belleza estética y la dimensión social es la clave de nuestra editorial».
   En el caso de inLimbo, la coordinadora Ana Martínez Castillo afirma que «Lo que diferencia a nuestra editorial no te lo voy a contar yo, vas a darte cuenta tú. Porque esta es la primera ley de una buena narración: muestra, no expliques. Deja que el lector saque sus propias conclusiones. En una buena narración todo se va a entender. Por tanto, lo que nos diferencia de todas las demás se va a percibir sin que tenga yo que decir nada. Solo déjate contagiar».
   Obscura no sabe hasta qué que punto logra desmarcare del resto de editoriales: «Realmente esa no es siempre nuestra intención, puesto que muchas son para nosotros un ejemplo a seguir. Lo que procuramos es cuidar las ediciones tanto como podemos para ir construyendo un catálogo sólido, llamativo y de calidad, y estar siempre muy pendientes de nuestros autores, traductores, ilustradores… Y por supuesto de nuestros lectores. Nada nos resulta más gratificante que todos ellos estén contentos con los libros que editamos y llegan a sus manos».
   Apache Libros se considera una editorial «que no tiene miedo de arriesgar y escoger obras diferentes y alternativas, aprovechándose así de la diversidad literaria actual y las nuevas mentes creadoras. Por otro lado, muchas de nuestras obras suelen estar ilustradas: la estética llamativa y cuidada de las portadas e interior creemos que es una de nuestras mejores cualidades».
   Para Orciny Press sus dos grandes activos son el bizarro y la comunidad: «El bizarro es el género que trata de provocar en quien lo lee, en lugar de un sentido de la maravilla, un cierto de «sense of WTF?» o «sentido del ¿pero qué carajo?». Nos ha tocado escarbar ese nicho y ahí seguimos. Y en cuanto a la comunidad, pues es lo que la ha mantenido a flote, tanto a nivel económico como emocional; la implicación de la gente ha sido fundamental».
   «No sabemos si nuestra editorial es distinta a la gran mayoría», comentan en Dilatando Mentes, pero para nosotros es algo único, algo nuestro, algo que brota de nuestras entrañas y que es una proyección de nuestros intereses e inquietudes. Desde el primer momento hemos intentado plasmar en los libros que editamos nuestra pasión por la literatura y por lo que hacemos; hemos tratado de darle vida a los libros como a nosotros nos gustaría que fuesen todos: con prólogos, posfacios, notas, grabados, información adicional que complemente a la obra que se acaba de leer… Para nosotros un libro es un tesoro, y esperamos que, quienes estén al otro lado del mismo, puedan sentirlo así y disfrutar con lo que hacemos».
 
Novedades editoriales y nombres destacados
Rafael Díaz Santander confirma que Valdemar acaba de publicar una edición ilustrada y traducida por Francisco Torres Oliver de La vuelta de tuerca, una recopilación de relatos de terror de John Buchan, además de algún otro título por definir. También seguirán con reediciones de volúmenes agotados de la colección Gótica. «En cuanto a autoras, es evidente que recomendaría a Pilar Pedraza, nuestra autora fetiche. Y aunque es Argentina, a Mariana Enríquez. Como autor recomendaría a Emilio Bueso».
   Para julio La biblioteca de Carfax anuncia la primera publicación de la que va será su nueva colección de novela corta: Deméter. La inaugurá La noche de los maniquís, de Stephen Graham Jones, con traducción de Manuel de los Reyes. «Es una historia muy divertida, sobre una broma que sale muy muy mal», comentan las editoras. «Deméter nos tiene muy ilusionadas. Seguimos con el terror, por supuesto, pero el formato, la imagen va a ser un poco diferente. Vamos a contar para las cubiertas con diferentes artistas, en este caso, el dibujo es de Tomás Hijo. El formato será más pequeñito, 12 x 18 cm. Esperamos que a los lectores les guste. En septiembre se publicará A Hawk in the Woods, de Carrie Laben, con traducción de Ana Isabel Sánchez. Es una historia de dos hermanas brujas con tintes lovecraftianos. Provienen de una familia de brujos con un montón de trapos sucios y cadáveres bajo las alfombras, y ambas regresan a la casa familiar después de muchos años. En noviembre volvemos con Jack Ketchum; en esta ocasión una novela inédita en castellano The Lost. No es tan descorazonadora como La chica de al lado, pero tiene sus buenas dosis de violencia sin medida, locura y frenesí. Como le gustaba a Ketchum. En este caso nos presenta a unos jóvenes, desamparados y sin futuro, uno de ellos es violento a más no poder, pero nunca ha traspasado los límites… hasta que lo hace y ya no hay quien lo pare. Y, por último, el segundo número de Deméter: Tenemos que hacer algo, de Max Booth III. Es la historia de una familia, no bien avenida, que se ven obligados a encerrarse en un cuarto de baño por una alerta de tornado. Magia negra y el fin del mundo son los aderezos que convierten el relato en algo claustrofóbico y desasosegante. Somos de la opinión de que cualquier obra puede ser buena si te atrae y te atrapa. A nosotras nos gusta mucho lo que escribe Nieves Mories, Ismael M. Biurrum, Guillem López, Pilar Pedraza, Rubén Sánchez Trigos, y hay muchas y muchos más a los que tenemos pendientes por falta de horas para leer por placer».
   A Horror Vacui le gusta mantener el misterio en lo que respecta a sus novedades: «Nos gusta […] sorprender a nuestras lectoras, por eso no solemos anunciar nada hasta que queda poco para su lanzamiento. Solo podemos revelar que estamos trabajando en una antología de relatos con autoras nacionales bastante conocidas que girarán todos en torno a un tema muy oscuro. También que tenemos otro libro, que todavía no sabemos si nos cuadrará para este año, y que es de una autora internacional, muy cercano a Lo salvaje, de Julia Elliott. Solo os podemos decir que todo lo que publiquemos irá en la línea de lo que ya os hemos contado antes: obras perturbadoras, inquietantes y oscuras. Hay muchas escritoras buenísimas en nuestro país. Desde referentes absolutos del género como Cristina Fernández Cubas o Pilar Pedraza a otras escritoras más jóvenes, pero también tremendas, como Cristina Sánchez-Andrade, Nieves Mories o Layla Martínez, cuya reciente novela Carcoma ha sido un auténtico bombazo en el panorama literario nacional.»
   En inLimbo tienen programados dos poemarios en septiembre «ambos muy distintos, ambos muy brutales». En octubre y noviembre van a publicar una antología de relatos oscuros y extraños que coordina María Zaragoza y un libro de relatos de un autor latinoamericano que aún no pueden desvelar». En cuanto a los nombres que destacan a nivel nacional, apuestan por «cualquiera de las damas oscuras del catálogo de InLimbo y me quedaría tan pancha. Tendrá una que barrer para casa, ¿o no? Pero te voy a decir dos no inlímbicas que me parecen insólitas, extrañas y de muy alta calidad: Beatriz García Guirado y Ariadna Castellarnau. Venga, tres: Izaskun Gracia Quintana. Son autoras que hacen crujir entre los dientes huesecillos de pájaros. Que escriben como les da la gana. Que poseen un dominio del lenguaje brutal. Y te voy a colar el cuarto nombre, permíteme echarle morro aquí y que abuse de esta pregunta. Te voy a decir a un autor: Carlos Pitillas Salvá, que recientemente ha publicado con Eolas Ruidos humanos. ¿Sabes lo que es alucinar? Pues eso. Alucinar».
   Job Peró y Roser Valés de Obscura anuncian para junio El fin del mundo como excusa para amarte, una novela distópica/apocalíptica escrita por Rubén Bellés. «En Obscura, julio y agosto son para el catalán: respectivamente, publicaremos L’hereu de la mort, una novela de fantasía con tintes de Terry Pratchett y Ursula K. Leguin, de Albert Font, un nuevo autor que tenemos muchas ganas que descubráis; en agosto retomamos la obra de William Peter Blatty con Legió, que sigue al teniente Kinderman, uno de los protagonistas de El exorcista, en un caso de asesinatos en serie». Septiembre estará dedicado a Diana Urban, una autora estadounidense cuyo debut, Uno debe morir, ya publicaron el año pasado. En este caso Urban sorprende con Un juego letal, un nuevo thriller tan oscuro y retorcido como el anterior, orientado a un público juvenil-adulto. «La novedad de octubre irá acorde con Halloween, y es que traemos una novela de género fantástico, también juvenil-adulta. Se trata de Fantasmas de verde jade, de Víctor Sellés, a quien hemos publicado ya con Lengua de pájaros y Duramadre. Y para cerrar el año, Inés Galiano presenta Proyecto Kétchup, una novela de horror có(s)mico desternillante en la que se homenajea en clave de parodia los clásicos cinematográficos del terror más icónicos. Hay mucha calidad en nuestro país, la verdad. Nieves Mories, Jesús Cañadas, Elia Barceló, Carlos Sisí, Yolanda Camacho, Guillem López, Cristina Jurado, David Jasso, Malenka Ramos, Emilio Bueso… son para nosotros referentes que siempre recomendamos. De hecho, todos ellos están incluidos en nuestras antologías “Obscura. Diez relatos”, pensadas específicamente para que la gente pueda conocer a las voces más destacadas del género en castellano. Y, desde luego, en nuestro catálogo encontrarán a una buena colección de autores: Víctor Sellés, Mónica Bustos, el tándem Macip Garzón, Mari Carmen Copete, Lola Llatas, I. S. Guinaldo, J. E. Álamo y Daniel P. Espinosa. Si nos tenemos que quedar con dos nombres, una autora y un autor, empezar con Jesús Cañadas y con Nieves Mories sería una muy buena elección. Y en cuanto a autores que no hayamos publicado, no perdáis de vista a Ismael Martínez Biurrun y a Pilar Pedraza».
   En cuanto a terror se refiere, Apache ha apostado en la primera mitad de 2022 por el primer volumen de la colección sobre la obra de David Jasso, que consideran uno de los máximos exponentes del terror español. «Por otro lado, anteriormente hemos mencionado el terror japonés: Este verano pretendemos sacar una antología ilustrada al estilo manga (segundo volumen en una colección de ranobe) de terror japonés sobre los Yokai, espíritus tradicionales japoneses, pero de una forma renovada y moderna, tratando de que la narración se acerque a lo que podría ser un anime actual de terror.Para Apache, David Jasso, escritor zaragozano, es el rey del terror en España. Sus obras, de un terror psicológico muy retorcido, son únicas y te dejarán paralizado en la página o ávido de devorar la historia hasta el final. Finales que, normalmente, Jasso hace que se te graben en la mente y cuyos personajes pueden colarse en tus peores pesadillas.  Apache pretende hacer una colección de toda su obra, habiendo ya publicado el primer volumen: El juego de las tinieblas».
   Orciny Press acaba de lanzar una reedición de La casa de arenas movedizas, de Carlton Mellick III. «Del mismo autor también vamos a publicar la novela fix-up Bicho hambriento. También vuelve otra autora clásica de esta casa, Laura Lee Bahr, con el libro de relatos Carne de ángel y, para seguir con temas carnívoros, Carne de yonqui y otros relatos de terror social de Alfredo Álamo. Y por último, vamos a reeditar Atlas negro, un libro muy particular de Álvaro Aparicio en el que colabora un buen puñado de autores y que forma parte de un proyecto transmedia muy ambicioso». En cuanto a los nombres que sobresalen hoy en día en nuestro país, Hugo Camacho señala que «El primer nombre que me viene a la mente, aunque barra para casa, es el de Alfredo Álamo. Pero no lo publicaría si no me fascinase, ¿no? También creo que la gente puede disfrutar mucho de Layla Martínez, Santiago Eximeno, Nieves Mories o el ya nombrado Álvaro Aparicio». 
   Los libros previstos por Dilatando Mentes para los últimos seis meses de este año son: «Songs for unraveling the world, de Brian Evenson -World Fantasy Award Nominee for Best Collection (2020), Shirley Jackson Award for Best Collection (2019), Los Angeles Times Book Prize Nominee for Science Fiction, Fantasy & Speculative Fiction (Ray Bradbury Prize) (2020), Goodreads Choice Award Nominee for Horror (2019)-, así como un ensayo coordinado por Roger Ferrer Ventosa, que aúna algunas de las cosas que más nos gustan: el cine y el ocultismo; ambos títulos en julio. Ya en septiembre, comenzamos el nuevo curso con At fear's altar de Richard Gavin, The American de Jeffrey Thomas, y Things Have Gotten Worse Since We Last Spoke de Eric LaRocca (Obra nominada a los Bram Stoker de este año); en octubre tendremos Lancolía de Santiago Eximeno, Hearts Strange and Dreadful de Tim McGregor, y "Tidepool" de Nicole Willson (Obra nominada a los Bram Stoker de este año); en noviembre Shelter for the damned de Mike Thorn y un ensayo coordinado por Javier J. Valencia que hará las delicias de los aficionados a lo weird; cerraremos el año con dos ensayos más, por un lado uno firmado por Luis Martínez Vallés, y otro por Amparo Montejano y José Montejano, de los que, por ahora, no vamos a decir más. Dejando a un lado autores de nuestra editorial (como podrían ser Nieves Mories, Santiago Eximeno, Tony Jiménez, Ignacio Cid, Javier Quevedo Puchal, Carlos Samper Revuelta, Daria Pietrzak…), podríamos recomendar que os acerquéis a autores como Emilio Bueso, José María Latorre, Pilar Pedraza, Bécquer, Jesús Cañadas, Juan José Plans, Ismael Martínez Biurrun… Por suerte, hay bastante y muy bueno donde elegir».
   En conclusión, las editoriales españolas de terror representan la plasticidad del género de terror en nuestro país: las hay dedicadas a las obras inéditas en nuestro idioma, las que prefieren traducir obras reconocidas o galardonadas, las que mezclan subgéneros, las que se decantan por los clásicos y las que descubren nuevos valores, e incluso hay algunas que hacen varias cosas a la vez. En lo que sí parecen coincidir es en apuntar a la buena salud de la que goza el género a través de nombres que demuestran tener voz propia a la hora de provocar en la audiencia terror, pánico, miedo, pavor y horror. 
 
 
 
 
 

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Entrevista a Laura Fernández

4/10/2022

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«Escritores somos todos, porque nuestras vidas son novelas que no tenemos otro remedio que escribir»


Laura Fernández (Terrassa, 1981), según afirma ella misma en sus redes sociales, es escritora y periodista, además de fan de Stephen King y Joy Williams. Es la mente detrás de títulos como Connerland (Literatura Random House, 2017), La Chica Zombie (Seix Barral, 2013), El Show de Grossman (Aristas Martínez, 2013), Wendolin Kramer (Seix Barral, 2011) y Bienvenidos a Welcome (Elipsis, 2008). Su última novela, La Señora Potter no es exactamente Santa Claus (Literatura Random House, 2021), ha cosechado importantes reconocimientos de la crítica, como el premio El Ojo Crítico de Narrativa 2021​, el Finestres de Narrativa 2021​ y el premio al Mejor Libro de Ficción de 2021 por los libreros. Como periodista, puedes leer sus artículos en medios como El País, 
 
SuperSonic: Nos gustaría conocer la manera en la que bautizas a tus personajes en La Señora Potter no es exactamente Santa Claus (¿por qué todo el mundo tiene tres nombres?) 
Laura Fernández: Soy una gran coleccionista de nombres. Tiendo a llevar una libreta encima, como los Benson, y a anotar los nombres que me llaman la atención. Sobre todo, mientras leo. También los apellidos. Lo que surge es siempre una mezcla de unos y otros. La razón por la que en este caso todos tienen tres nombres (menos Stumpy MacPhail, que es el primer personaje que creé para esta novela y que viene del universo Connerland en ese sentido, en el que todos tenían un único nombre), en realidad, dos nombres y un apellido, es porque me permite jugar con la idea de que nadie es exactamente nadie. Todo en nosotros está en movimiento, incluso la forma en que se nos llama. Y me gusta que cada personaje tenga un nombre de hombre y de mujer a la vez. También ese tipo de forma está siempre en movimiento. 
 
S: ¿Por qué crees que no se toma en serio el humor en nuestra tradición literaria? 
LF: Es un misterio absurdo. Diría que porque los de Ahí Arriba, los que dictan lo que es y no es Tradición Literaria, no han leído tanto como deberían, o querrían, y por lo tanto, no son tan libres como deberían o querrían cuando escriben, y por eso creen que los demás tampoco deben serlo, y se jactan de no tomarse en serio a aquello que no se toma en serio y que precisamente por eso se toma más en serio. O también podría decir que el humor es síntoma de inteligencia, o en palabras de Nietzsche, «la potencia intelectual del ser humano se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar». Así que no tomarse en serio el humor habla en contra del que no se lo toma en serio, ¿no?
 
S: A tenor de la pregunta anterior, ¿piensas que el uso del humor en la literatura de género nos permite huir del cinismo? 
LF: El humor, en el género y fuera de él, nos permite desactivar la realidad, y todo lo que tenga que ver con desactivar la realidad, me interesa. También nos permite ser más críticos con nosotros mismos, y con todo. El absurdo es la única forma en que concibo cualquier tipo de aproximación a lo que el ser humano hace en el mundo, y, por supuesto, la más divertida, y quizá, la más exacta. El cinismo es impostura de aquel que no sabe en qué consiste nada pero finge hacerlo y, de paso, trata de aplastar a todo el que tal vez lo sepa mucho mejor que él.
 
S: En una entrevista comentas que se te ocurrió La señora Potter no es exactamente Santa Claus viendo una serie de Soderbergh. ¿Podrías compartirlo con nuestros lectores? 
LF: (JOU JOU JOU JOU). Eso no es del todo exacto. Podría decirse que esa serie de Soderbergh, que se llama Mosaic y que protagoniza Sharon Stone en el papel de una escritora de novelas infantiles en mitad de una estación de esquí en la que hay un parque con sus personajes, es una de las piezas de La señora Potter, pero no la única. Hay cientos de miles. Aunque la principal es la visita que hice a Drobak, el pueblo en el que supuestamente veranea Santa Claus.
 
S: Cuánto tiempo te llevó escribir La señora Potter no es exactamente Santa Claus? ¿Cómo fue el proceso de desarrollo del libro desde que la idea apareció hasta que entregaste el manuscrito?
LF: Estuve cinco años escribiendo la novela. Como tengo un trabajo que me ocupa todo el día, escribo a partir de cierta hora de la tarde —justo antes de la cena—, siempre con la misma música y siempre alrededor de una hora al día. Nunca sé a dónde va la historia hasta que estoy ahí delante, así que soy mi primera lectora. En esta ocasión, además, llevé un diario de la novela que me permitió no perder el hilo y preguntarme cosas sobre cuál debía ser el siguiente paso. Los personajes surgen sin parar, es como mi forma de estar en ese otro mundo. Para mí, escribir es como abrir una puerta a otro mundo en el que paso tanto tiempo como puedo cada día, y que no quiero que se acabe. Por eso, en cuanto acabo una novela, empiezo otra, para no pasar ni un día sin estar en otra parte infinitamente más apasionante que el mundo real.
 
S: Leyendo la novela no dejábamos de pensar en Pedro Páramo y Twin Peaks, porque sentíamos que los personajes de postal navideña estaban atrapados en sus propios infiernos, entendidos estos más como obsesiones un tanto enfermizas que como espacios de tortura infinita. De alguna manera, podríamos decir que todos vivimos más o menos atrapados por nuestra realidad… ¿qué opinas? 
LF: Sí, pero a la vez diría que todo aquello que vemos o leemos, que de alguna forma, consumimos, nos expande, expande nuestro yo de una forma que no podría expandirse si estuviéramos aislados. Evidentemente, hay que estar abiertos a que todo lo que ves o lees o escuchas te deforme o forme en algún sentido, pero cuando lo estás, puedes adoptar tantísimos «yoes» que te conviertes en la sala de gente de la que habla ese personaje de Thomas Pynchon en una de las citas que da pie a la novela. Diría que todos somos un pequeño planeta, más o menos del mismo tamaño por fuera, pero inmenso por dentro, con infinidad de pasillos e infinidad de puertas que dan acceso a infinidad de mundos. Todos crecemos sobre todo hacia dentro.
 
S: Escribir implica decisiones todo el tiempo y no solo sobre qué contar sino sobre cómo hacerlo. Tienes una manera muy particular de usar el lenguaje con frases que repites, o con el uso de las cursivas y de las mayúsculas entre paréntesis. Sin esos recursos, la historia de Kimberly Clark Weymouth no tendría los mismos colores, el mismo trasfondo. ¿Es una forma de interpelar continuamente al lector? ¿Qué te llevó a apostar por esos recursos? 
FL: Como dijo en una ocasión Kurt Vonnegut, uno de mis autores favoritos, el estilo es fruto de tus limitaciones. Lo único que sé es que no sé escribir de otra forma. Para mí la forma importa tanto como el fondo, y tiene que estar viva en todo momento. Las palabras tienen que crecer y empequeñecerse y dejarse usar en cursiva y expandirse también, en significado, a partir de todos los recursos de que disponemos como autores. Los signos de puntuación no deben ser una limitación sino todo lo contrario. Alguien me ha dicho que la novela respira antiautoritarismo, y estoy muy de acuerdo. Los personajes no quieren ser lo que se les impone, la lengua, tampoco. Y eso ha sido así desde el principio, en mi caso, esta novela no es una excepción. 
 
S: Te han preguntado varias veces por la influencia que ser periodista tiene en tu obra pero, ¿y al contrario? ¿Tiene eso algo que ver con que haya tantas escritoras y escritores en la novela? 
LF: No hay nada que me atraiga más, como lectora y como escritora, que un personaje escritor. Mi personaje favorito de todos los tiempos es Arturo Bandini, el escritor encantadoramente terrible de John Fante. Y luego está que los conozco como nadie, porque soy una de ellas, y porque me paso la vida entrevistándolos. Además, considero que historias repletas de historias como las que escribo tienen todo el sentido cuando se cuentan con escritores dentro. Amo la ingenuidad de los escritores. En realidad, escritores somos todos, porque nuestras vidas son novelas que no tenemos otro remedio que escribir.
 
S: ¿Cuál es el último libro que has leído y el más reciente que hayas abandonado?
LF: El último libro que he leído es Noches en el circo de Angela Carter, y el penúltimo, Sabático, de John Barth. Abandoné Buena suerte de Nickolas Butler porque a veces me pasa que si no termino de leerlo antes de entrevistar al autor, luego ya nunca lo acabo. Me quedé a veinte páginas del final.
 
S: ¿Puedes contarnos cuáles son tus proyectos futuros?
LF: Otra novela repleta de escritores. Esta vez, escritores de libros de viaje de viaje a alguna parte, todos juntos.
 
 
 

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Entrevista - Erica Couto-Ferreira: «Cuerpos, casas y cadáveres hablan de relaciones sociales y de identidades»

2/4/2022

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La escritora y divulgadora Erica Couto-Ferreira (Pazos de Borbén, 1979) es doctora en Historia y asirióloga, y ha colaborado como periodista, traductora y divulgadora en medios como NGC 3660, Círculo de Lovecraft y Aurora Dorada Ediciones, entre otros. Pilota con mano firme el blog de terror y ensayo bizarro «En la lista negra» así como el podcast «Todo tranquilo en Dunwich», junto con José Luis Forte. Autora de Cuerpos. Las otras vidas del cadáver (GasMask Editores, 2017) e Infierno. El más allá en la Mesopotamia antigua (Aurora Dorada Ediciones, 2020), su obra más reciente es Infestación. Una historia cultural de las casas encantadas (Dilatando mentes, 2021). Couto-Ferreira representa a un tipo de autores que se mueven con la misma soltura tanto en las aguas de la ficción como del ensayo, sin miedo a disolver los límites entre ambos géneros. Hemos decidido entrevistarla con motivo de su último texto dedicado al fascinante universo de las casas encantadas.
 
SuperSonic: La página «Sobre mí» de tu sitio web, En la Lista negra, deja entrever tantas facetas que resulta ligeramente abrumadora: ensayo, relatos, podcast, docencia, un perfil académico impecable, servicios literarios… La pregunta no pretende que nos digas si quieres más a papá o a mamá, pero ¿con cuál de todos esos perfiles te identificas más a menudo y con cuál te gusta más que te identifiquemos? 
Erica Couto-Ferreira: En realidad, todas esas facetas son producto de la acumulación de experiencias a lo largo de los años. Cuanto más vieja se hace una, más vivencias se añaden al saco. A todo esto hay que sumar una curiosidad obcecada, cierta dosis de inconsciencia y una creciente precariedad que obliga a moverse en aguas diversas. En cuanto al perfil con el que me identifico, no lo tengo claro. Probablemente tendría que crear un híbrido entre historiadora, por ser el campo en el que me he formado y he trabajado durante años, y escritora, en el sentido más general del término: alguien que escribe.
 
S: La investigación puede convertirse en una experiencia un poco al estilo de Todos los nombres, de Saramago, en el sentido de que hay algo de laberíntico en ella: caminos que se bifurcan, temas que atraviesan otros temas. ¿Cuántas futuras obras surgidas a raíz de una investigación en cuyo transcurso aparecieron nos esperan? ¿O eres una mujer de ideas fijas que no se deja distraer?
ECF: Me distraigo con facilidad y ese divagar, ese dejarse sorprender por las evidencias escritas constituye, para mí, lo más apasionante de la investigación. Cuerpos. Las otras vidas del cadáver se desarrolló a partir de las lecturas teóricas sobre el cuerpo que realicé durante la preparación de mi tesis doctoral, por ejemplo, y el germen de la novela Hemetiasurgió, a su vez, de un fragmento que incluí en Cuerpos en el que se describían los perfumes, resinas y sustancias utilizados en la preparación del cadáver de una noble francesa. No sé cuántas obras nacidas de esos encuentros fortuitos con referencias bibliográficas o personajes históricos conseguirán ver la luz, pero confieso que acumulo listas de ideas diseminadas tanto en cuadernos como en carpetas del ordenador con el fin de utilizarlas en escritos.
 
S: ¿Cómo es investigar? Mucha gente piensa que una investigadora es una mujer que se pasa la vida en bibliotecas bellísimas rodeada de incunables de altísimo valor. Otros creen que la investigación es aburrida y que no da dinero. ¿Qué hay de cierto en todo ello? (Si es que hay algo).
ECF: Investigar tiene mucho de emocionante, pero también de desesperante. Hay dificultades irresolubles y callejones sin salida, se pierde tiempo intentando recuperar referencias textuales e interpretándolas, escasean los fondos y los contratos, y cuanto mayor se hace una, más difícil es encontrar trabajo retribuido dentro del mundo académico. Por otra parte, con la progresiva digitalización de fuentes cada vez resulta más sencillo trabajar desde casa, incluso cuando se estudian manuscritos antiguos o tablillas cuneiformes, así que, en lugar de pasar horas en la biblioteca o en la sala de un museo, el trabajo se hace en el escritorio, frente al ordenador y en pijama o chándal. Quizás resulte menos evocador y mágico que sentarse en el British Museum ante media docena de objetos milenarios, pero decididamente flexibiliza los horarios de trabajo y facilita la conciliación familiar y laboral.
 
S: ¿Encuentras alguna diferencia entre lectores de ensayo y lectores de ficción? ¿Y en el mercado? 
ECF: Las posibles diferencias entre lectores de ensayo y lectores de ficción es algo que no me había planteado. Si tuviese que hacer una reflexión más general basándome en mi experiencia lectora, diría que el ensayo se lee de forma más pausada, dándose tiempo para tomar notas, reflexionar y ampliar lo leído. En lo que atañe al terror, la ciencia-ficción y el fantástico, tengo la sensación de que se lee más ficción que ensayo. De hecho, se publica más de lo primero que de lo segundo.
 
S: En SuperSonic somo fans, sobre todo, de tus dos últimos ensayos: Cuerpos. Las otras vidas del cadáver e Infestación, una historia cultural de las casas encantadas. Decías del primero: «pasados casi dos meses desde su salida, Cuerpos sigue siendo para mí un libro extraño al que todavía no me he habituado. Es la antesala a un “algo” cuya naturaleza todavía soy incapaz de intuir». ¿Sería ese algo Infestación? ¿Hay alguna relación entre ambos trabajos que se nos escape a las lectoras? Tanto el cadáver como la casa encantada comparten esa vertiente de objeto político, por ejemplo.
ECF: Diría que Cuerpos no es tanto la antesala directa de Infestación cuanto el inicio de una relación estrecha con el mundo del ensayo y la divulgación. ¿Se podría considerar Cuerpos una suerte de iniciación? Probablemente sí. Creo que ambos libros se relacionan entre sí a niveles de los que quizás ni yo misma sea consciente: cuerpos, casas y cadáveres hablan de relaciones sociales y de identidades, guardan traumas y heridas, establecen relaciones con el pasado y el futuro... En todo caso, un punto de relación claro entre Cuerpos e Infestación reside en que ambos tratan dos de mis intereses temáticos recurrentes y, por lo tanto, también son expresiones de una búsqueda personal.
 
S: De nuevo en tu página web, nos encontramos la pestaña «Ensayo Bizarro», una etiqueta que te inventas y que nos parece muy interesante. Explicas que «El bizarro como género de ficción nace a modo de reconocimiento consciente e intencional de la categoría de lo raro, lo sorprendente y lo provocador». En Internet existe una comunidad del Bizarro muy activa, pero ¿ocurre lo mismo más allá? Si tuvieras que atraer a neófitos a este género ¿cómo lo harías?
ECF: Me parece que hay muchas personas atraídas por lo extraño y lo poco convencional. La arqueología misteriosa, las curiosidades del mundo natural y las teorías de la conspiración llevan décadas jugando con la idea de que, en el planeta Tierra, lo excepcional es lo que predomina. La única manera que conozco de atraer a posibles lectores interesados en estos temas es compartir los contenidos que me interesan y me apasionan a través de las redes sociales, de la escritura de artículos y la grabación de podcasts (por ejemplo). Creo que en ese acto de compartir se produce un enriquecimiento mutuo y un potenciamiento de la curiosidad.
 
S: Para dedicarse a la divulgación de lo menos corriente, es necesario mantenerse al tanto de lo que sí es más habitual, así que ¿cómo crees que se encuentra el terror en nuestro país en la actualidad? 
ECF: Diría que goza de una salud excelente tanto en lo que se refiere a la traducción al español de obras extranjeras como en lo que atañe a la publicación de obras originales escritas en las lenguas oficiales peninsulares. Las pequeñas editoriales, los autores y las autoras autopublicados, las revistas especializadas, los boletines de aficionados y los proyectos bibliográficos como Tercera Fundación están realizando una labor muy valiosa para promover el género. El único problema que veo deriva de la precariedad que domina el presente. La mayoría de estos proyectos dependen del esfuerzo individual y de los pequeños colectivos que se ponen manos a la obra para mantener con vida iniciativas hechas con mucho amor, pero con medios limitados. Cualquier circunstancia personal adversa o una tragedia como la COVID pueden echar por tierra el trabajo infatigable de muchos años.
 
S: ¿Y el género en lenguas cooficiales? Tú publicas relatos en una revista en Gallego, ¿qué alcance tiene? ¿Qué recomendarías a los lectores de SuperSonic que leen en cualquiera de esas lenguas? 
ECF: Tiene un alcance limitado, si bien mayor del que cabría pensar en un principio. Sé de buena tinta que los editores de Valancourt Books, una de las editoriales americanas independientes de literatura gótica y de terror más interesantes (y una de mis favoritas, por cierto), mostraron interés por leer material en gallego para sus volúmenes de The Valancourt Book of World Horror Stories. En los últimos años, la editorial Urco ha volcado al gallego clásicos del terror y el género fantástico como los cuentos completos de H. P. Lovecraft y la saga de Terramar de Ursula K. Le Guin, y también ha publicado novelas originales como Hostal Norte de Xosé Duncan y Querido H. P. Lovecraft de Antonio Manuel Fraga. Editoriales de distribución mayor, como Galaxia, han apostado por series de género fantástico (As crónicas de Landereira de Sabela González es un ejemplo) y otras, como Hugin e Munin, nos han regalado las traducciones de textos hórridos maravillosos como Fosca de Tarchetti, Un amante fantasma de Vernon Lee y Os salgueiros de Algernon Blackwood. Quien quiera familiarizarse con lo que se está cociendo en la literatura de terror contemporánea en gallego, puede darles un tiento a los volúmenes antológicos de Contos estraños, una suerte de versión galaica de la mítica Weird Tales.
 
S: Háblanos de Hemetia, la novela que publicas ya mismo con Editorial Arima. ¿De quién o de qué encontraremos influencias en sus páginas? ¿A qué género pertenece? Queremos saberlo todo (menos el final).
ECF: Hemetia es una novela corta de terror-tensión. Cuando la escribí, tan solo quería contar una historia de santas y monstruos, de cuerpos incorruptos y pueblos aislados. Con el tiempo y las relecturas, me parece que trata otros temas como las maternidades crueles, la tiranía de los espacios y la imposibilidad de escapar del pasado. Tiene un ritmo lento que intenta (no sé si lo consigue) ser envolvente hasta desembocar en lo asfixiante. En cuanto a mis influencias, tampoco lo tengo claro. Es decir, tengo bastante claras mis preferencias en el terror y en la literatura en general (Shirley Jackson, H. C. Andersen, Tanith Lee y Charles Dickens, por nombrar algunas), pero me resulta imposible determinar qué obras específicas o autores concretos han podido inspirar de manera más o menos consciente un texto. Sin que sea voluntario, tiendo a escribir textos que miran hacia dentro, que muestran la realidad como algo subjetivo, construido y esencialmente extraño de lo que no podemos escapar del todo por mucho que lo intentemos.
 
S: ¿Podrías compartir con nuestra audiencia tus proyectos futuros?
ECF: De manera inmediata, publicaré el relato “Madre de dos” en la antología Dimensiones ocultas. 14 autores, 14 dimensiones (Dimensiones Ocultas, 2021), la novela corta Hemetia (Arima, 2021) y el prólogo de una colección de relatos de Violet Hunt que publicará La Biblioteca de Carfax en 2022. Seguiré dando la tabarra sobre literatura de terror y fantasía, junto a mi compi José Luis Forte, en el podcast Todo Tranquilo en Dunwich. Por otro lado, estoy revisando Cuerpos. Las otras vidas del cadáver en previsión de una reedición, tengo un proyecto de ensayo pendiente con J. L. Forte sobre literatura de género (no puedo decir mucho más) y algunas ideas a las que me gustaría dar forma física en un futuro próximo.


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Entrevista - Marian Womack: ficción especulativa en inglés con sabor español

10/5/2021

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​Marian Womack nació hace cuarenta y seis años a orillas del Atlántico, en Cádiz, y más tarde decidió marchar al norte, a una isla rodeada por el mismo océano, para formarse y trabajar. Autora, traductora y editora bilingüe radicaba en Reino Unido, en su momento tomó la decisión de apostar por el inglés y centrarse así en el mercado anglosajón. El suyo es uno de esos raros casos en los que el autor decide emplear como vehículo creativo un lenguaje no materno, como sucede con la franco-vietnamita Aliette de Bodard, la sueca Karen Tidbeck, o la filipina Rochita Loenen-Ruiz. Entre sus obras destacan numerosos cuentos, algunos de los cuales están recogidos en su colección Lost Objects (2018, Luna Publishing) y sus novelas The Golden Key (2020, Titan Books) y The Swimmers (2021, Titan Books). Sin embargo, también ha publicado en español: Memoria de la Nieve (Tropo Editores, 2011); La calle Andresen (2014, La Galera) co-escrito con Sofía Rhei, o el libro de ensayo Beyond the back room. New perspectives on Carmen Martín Gaite, ooeditado con Jennifer Wood (2010, Peter Lang AG).
 
Ella misma reconoce que la naturaleza es una de sus principales fuentes de inspiración, por lo que es frecuente que sus historias incluyan paisajes inquietantes, encuentros espectrales y transformaciones aterradoras. Para ello se vale de la hibridación de géneros y la experimentación, mezclando ficción especulativa, gótico y literatura de fantasmas con el Cli-Fi o la narrativa que explora el Antropoceno. Después de pilotar junto con James Womack la editorial Nevsky Prospects dedicada a la literatura de género y traducciones de obras rusas, ahora dirige Calque Press, que se define como una minúscula editorial ocasional de pequeñas joyas poéticas y de narrativa especulativa.
 
SuperSonic: ¿En qué momento decidiste que tu futuro profesional se desarrollaría en el ámbito de la literatura? 
Marian Womack: Creo que siempre he querido hacerlo. Pero tengo un recuerdo claro: terminar Crimen y Castigo después de leerlo con 12 o 13 años, y sentir una emoción intensa con lo que acababa de leer. En ese momento decidí que quería escribir.
 
SS: Eres una de las pocas autoras españolas que ha apostado por escribir en inglés. ¿De dónde parte tu decisión? 
MW: En realidad es algo contra lo que luché durante mucho tiempo. Mucha gente no sabe que no fui a la Universidad hasta los veintitrés años. Nadie había ido en mi familia. El caso es que, con esa edad, conocía a gente que había decidido estudiar en el extranjero, y, lo creas o no, existían más becas a las que podía optar si estudiaba en otro país europeo que en España. Lo que yo quería estudiar no existía en Cádiz, y era imposible que mis padres me pagaran ir a Madrid o a Sevilla. Al final me tuve que ir muy lejos, a Glasgow. Fue una experiencia maravillosa. Pero toda esa etapa formativa, que resulta tan importante en la vida de un escritor, acabó por desarrollarse allí. En Escocia empecé a escribir digamos que «en serio»: llegue a tener varios trabajos a tiempo parcial simultáneos, casi todos en bibliotecas, pero también fui redactora de una revista. En la carrera teníamos que escribir ensayos todo el rato. Y claro, acabe por escribir algún cuentecillo. Con todo eso, como es lógico, acabe sintiéndome muy cómoda escribiendo en inglés. Además, el idioma me permitía adoptar una cierta distancia con la que podía ocuparme de todo tipo de temas, algunos bastante duros para mí. En aquellos años también empecé a traducir del inglés para Impedimenta, Periférica, y otras independientes. Cuando regresé a España, y publiqué una novela, Memoria de la Nieve, muchas críticas apuntaron que mi voz sonaba como una traducción del inglés… Eso me dio mucho que pensar. 
 
SS: También has codirigido la editorial Nevsky con un catálogo muy interesante e iniciativas innovadoras, como las de traducir algunos libros al inglés para dar salida en el mercado anglosajón a obras españolas. ¿Sigues desarrollando tu faceta como editora? Si es así, ¿puedes hablarnos de tu nueva aventura editorial?
MW: Es difícil hablar sobre Nevsky, incluso ahora. Casi una década de trabajo constante, y una inversión, tanto personal como económica, que sin duda afectará a mi familia durante una generación al menos. La reflexión que ahora hacemos es que Nevsky falló al no contar con la complicidad de varios sectores. Creemos que hicimos lo correcto en todo momento, y nos sentimos orgullosos de los libros que publicamos; pero las paredes que surgían siempre fueron las mismas, y nunca logramos derribarlas. Una pena. Te daré un ejemplo: una de nuestras autoras de más éxito, Anna Starobinets, apenas vendió casi nada con Nevsky. Ahora, cuando la editorial no existe, es cuando la han descubierto los lectores, los mismos que no compraban sus libros antes. Un desastre. Ahora tenemos un proyecto muchísimo más pequeño, del que no tenemos intención de vivir, ya que ese fue el principal problema con Nevsky. Tanto mi socio y pareja como yo trabajamos para la Universidad de Cambridge, de manera que no dependemos para pagar el alquiler de nuestro proyecto editorial, ¡aunque tampoco quiero llamarlo un «hobby»! Sus pautas son similares: autores en los que creemos, recuperaciones de clásicos modernos, interés por la literatura de género, muchas cosas en traducción. Ediciones extremadamente pequeñas: ni siquiera tenemos distribución. Hacemos libros muy cuidados, y de hecho hemos vuelto para atrás: estamos experimentando con libros «Cartoneros», imprimiendo a mano en una vieja Columbian Press victoriana octavillas y pliegos sueltos… Al no estar sometidos a la burbuja constante de editar y editar para amortiguar devoluciones, etc, hemos podido empezar a trabajar de una forma más artesanal, e incluso atrevernos con la poesía. Después de la vorágine de Nevsky, nos sentimos mucho más cómodos así.
 
SS: Me llama la atención que seas hasta la fecha la única autora española que ha sido aceptada en el San Diego Clarion Writers’ Workshop. ¿Cómo te decidiste a probar suerte en este prestigioso taller? ¿Qué consejos darías a quienes tengan interés en intentar que les acepten allí? ¿Qué aprendiste de tus experiencia?
MW: La verdad es que yo no tenia ni idea de que era la Clarion Workshop. Lo que ocurrió es que soy muy fan de Jeff VanderMeer. Yo vengo de escribir gótico, y encontrar el weird lo cambió todo para mí. El escritor que mejor refleja esta conexión entre ambos modos a mi parecer es Jeff. El caso es que aquel año se anunció que Jeff y Ann VanderMeer serían los «anchor teachers» del taller, así que decidí probar suerte simplemente por tener la oportunidad de trabajar con él. Al principio no entré: ¡me quedé en la lista de espera! Así que también fue suerte. Es imposible cuantificar cuánto aprendes en Clarion: resulta tan intenso, que tiene la fama de ser un MFA en miniatura que haces en seis semanas. Fue absolutamente increíble. Hice amigos para toda la vida, y la curva de aprendizaje fue brutal. Si ahora tengo algún libro publicado, y si alguna vez tengo una carrera como escritora, se lo deberé a Clarion. Cada vez que alguien me contacta, o alguno de mis estudiantes de escritura creativa me pregunta, si merece la pena ir a Clarion, respondo con un rotundísimo SI!!! Sobre qué consejo daría, solo hay uno: envía el mejor relato que tengas. 
 
SS: Tu colección de historias Lost Objects (Luna Press Publishing) fue multi-nominada a los BFA Awards por partida doble: Mejor Colección y Mejor Obra de Autor Novel y el cuento «Kingfisher» estuvo nominada a mejor cuento. ¿Qué supuso este reconocimiento en tu carrera?
MW: Fue increíble. Sobre todo porque, igual que pasaba con Nevsky, como escritora nunca he contado con las complicidades necesarias para que me nominen a nada en mi país. Así que, simplemente, me animó a pensar que he elegido el camino correcto. Al ser mi primer libro, aquí no me conocía ni dios, con lo cual sé, de forma rotunda, que se debió al libro, no a «cliques» y otras cosas mal entendidas que ni me van ni me vienen. Creo que es importante sentirse liberado de todas esas presiones externas para escribir en libertad.
 
SS: Toda tu obra se caracteriza por una prosa cuidada, por un interés por los temas relacionados con el medioambiente y la ecología, y por una profunda pasión por la literatura gótica. ¿Cómo definirías tu estilo? ¿Con qué otros autores y autoras te identificas y por qué?
MW: Sin duda mis sensibilidades se alinean con una serie de escritores anglosajones surgidos del Reino Unido en particular, una generación que está avanzando en nuestra compresión del mundo a través de una mirada definitivamente «rara», ya sea desde el weird, el llamado «landscape punk», o simplemente una visión algo mas distorsionada del mundo. Puedo nombrar a Gary Budden, Timothy Jarvis, Laura Mauro, Priya Sharma, Helen Marshall, Vince Haig, Naomi Booth, Lucie McNight Hardy, Camila Grudova, o Aliya Whitely. Con muchos de ellos he coincidido en antologías y proyectos varios, y casi todos son buenos amigos. Y varios de ellos publican en las mismas editoriales que yo, más o menos centrándose alrededor de Titan Books, que ha apostado en los últimos años por una serie de autores que entienden el género desde estas pautas que describes. Casi todos salimos de debajo del ala de dos maestras increíbles, Lisa Tuttle y Nina Allan. ¡A ambas tuve el privilegio de publicar en Nevsky, por cierto! Lisa y Nina representan una forma de escribir prosa no-realista algo más «europea», que se aleja de lo que Nina ha llamado «prosa de premios norteamericana» (aunque Lisa es norteamericana, lleva muchos años viviendo en Escocia).  
 
SS: Tu novela The Golden Key es un ejemplo de historia que encarna los elementos mencionados en la pregunta anterior a la perfección. Nos encantaría que se publicase en español por lo que te pedimos que la describas para ver si podemos conseguirlo.
MW: Siempre he querido escribir una serie de novelas de detectives con una detective mujer. Soy muy fan de las grandes damas del misterio de la época dorada británica, Agatha Christie, Margery Allingham, Dorothy Sayers… Incluso publiqué a Gladys Mitchell por primera vez en español. Devoro ese tipo de literatura, y si tiene elementos weird o sobrenaturales, incluso mejor. El personaje de la detective inglesa de ascendencia andaluza, Helena Walton-Cisneros, me vino a la cabeza prácticamente formado. La novela arranca en Londres en 1901, justo tras la muerte de la reina Victoria, un acontecimiento que supuso una especie de renacer en el interés por el espiritismo. El fin-de-siecle es interesantísimo en las grandes capitales europeas (la segunda parte de la serie tiene lugar en París), y la idea principal es que Helena pretende que es espiritista para ganarse la confianza de ciertos círculos, y poder realizar sus trabajos detectivescos. Hay otro personaje en la serie, Eliza, una científica. La novela es una reflexión sobre esa eterna dualidad, que enfrenta a la ciencia con aquello que no podemos explicar, y como estos dos personajes van evolucionando en su manera de pensar mientras buscan a tres niñas desaparecidas años atrás. Creo que es obvia la influencia de dos novelas decimonónicas que se publicaron con detectives mujeres en la Inglaterra Victoriana, en colecciones de a penique, The Female Detective y Revelations of a Lady Detective. Lo creas o no, fueron las dos únicas novelas con mujeres detectives de la época, una especie de rareza que no llegó a crear escuela al parecer. Ambas han sido recuperadas por el brazo editorial de la Biblioteca Británica, si hay alguien interesado en leerlas. Cuando investigué un poco sobre este brevísimo episodio editorial, me entristeció que hubiera quedado en nada, y supe que quería de alguna forma «resucitar» esta idea. Ahora hay muchas series de mujeres detectives Victorianas, por supuesto; pero Helena es muy especial para mí, con sus recuerdos infantiles de Sevilla, y sus ideas sobre la independencia femenina. ¡Por increíble que parezca, muchas de las cosas que reivindica las estamos reivindicando todavía!
 
SS: Eres una autora que ha editado cuentos, los ha escrito para diversas antologías y los ha publicado en revistas. ¿Cómo ha influido la narrativa breve en tu manera de entender la literatura? ¿Hay algún relato en particular que destacarías de tu trayectoria? 
MW: Creo que «Orange Dogs» es el relato más importante que he escrito. Gracias a él publiqué con mi editorial española favorita, Aristas Martínez (me publicaron una versión en español en su revista weird de referencia Presencia Humana), fue el relato con el que me seleccionaron para ir a Clarion, y el año siguiente fue seleccionado también para ser incluido en The Year’s Best Weird Fiction. No concibo escribir y nunca escribir un relato. A mí me pasa algo curioso: cuando tengo una idea, automáticamente sé si es para un relato, una novela, o lo que sea. Y hay muchos temas de los que quiero escribir que no se prestan a «ser» novelas. Además, no entiendo el relato sin el momento de terror sublime del weird/gothic, así que he escrito muchos relatos, y espero escribir muchos más. De hecho, acabo de terminar otro libro de relatos que he entregado a mi agente la semana pasada. Se titula Out Through the Window, Into the Dark.
 
SS: Tu novela más reciente, The Swimmers, transcurre en Andalucía en una Tierra devastada por el cambio climático en la que son palpables las desigualdades entre quienes sobreviven a duras penas y la élite enriquecida. Es inevitable advertir un trasfondo de critica política y social hacia las decisiones que los dirigentes mundiales están o, más bien, no están realizando. Proyectas un futuro que puede, si seguimos como hasta ahora, convertirse en realidad. ¿En qué te inspirastes para construir esta historia? ¿Forma la reflexión social parte esencial de tu voluntad creadora? 
MW: Como escritora tardé un poco en encontrar los temas sobre los que me interesaba hablar. Puede parecer un cliché, pero cuando mi hijo nació en 2012 fue cuando condensé todas mis ansiedades góticas en estos temas. ¿Qué futuro íbamos a dejarle? Llegué a obsesionarme con ello. Empecé a pensar mucho más en ello; empecé a plantearme el papel de la literatura en todo esto, qué podía hacer yo, que no soy científica; en definitiva, cómo podía aportar mi granito de arena. Eso me llevó a hacer mi doctorado, que terminé el año pasado, y que investiga la capacidad de la literatura weird y gótica para transmitir información sobre el cambio climático de forma emocional e impactante al lector, para forzarlo a actuar. El año pasado también nació nuestra hija, y creo que mis ansiedades sobre lo que estamos haciendo con el mundo se desbocaron. Empecé a plantearme de forma muy seria qué hacer con nuestra vida, dónde querría criar a nuestros hijos en un mundo ideal (respuesta: una isla escocesa), e incluso empecé a investigar temas de «prepping». ¡En mi nueva novela aparece un búnker, y no es casualidad! Incluso The Golden Key, que en principio es algo distinto a The Swimmers, tiene una sub-plot ecológica, y reivindica una figura femenina del siglo diecinueve ahora olvidada, pero que realizó un experimento determinante para nuestra compresión del cambio climático, Eunice Foote. De manera que sí, esta preocupación se cuela por todas partes, y es lo que de alguna manera determina ciertas decisiones, y nos fuerza a plantearnos otros modos de hacer las cosas.
 
SS: ¿En qué proyectos de escritura estás trabajando en estos momentos?
MW: El diciembre entrego a mi editora en Titan la segunda parte de The Golden Key, que se titula The Silver Bell. Ahora mismo estoy trabajando en otras dos novelas. La primera es una de ciencia ficción que se desarrolla en un planeta que es un enorme repositorio de conocimiento (muy Doctor Who!), y la segunda es una reflexión sobre el escándalo de los niños robados en España, aunque contado desde una estética no-realista. Simplemente, no creo en la novela realista. Hace mucho tiempo que no me parece un vehículo apropiado para explicarnos el mundo en el que vivimos.
 
SS: ¿Cómo te imaginas dentro de 10 años? 
MW: El sueño es vivir en una isla escocesa con mis hijos, mi marido, y mis gatos, escribiendo a tiempo completo. 
 
De nuevo, te agradecemos que nos hayas dedicado tu tiempo para adentrarnos en tu carrera y tu universo literario. ¡Un abrazo SuperSónico!


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Entrevista a Shawna Potter

6/2/2021

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«El arte puede ser utilizado como una forma de activismo»
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Shawna Potter quiere cambiar el mundo. Por eso, en los conciertos que ofrece al frente de su grupo hardcore punk «War on Women» se dirige a las mujeres y personas queer del público y las anima a acercarse al escenario para apropiarse del espacio, uno que tradicionalmente han monopolizado los hombres. El nombre de su banda tampoco es casual: es un slogan/respuesta a la actitud restrictiva del partido republicano norteamericano para con los derechos, sobre todo reproductivos, de las mujeres. La expresión fue empleada por primera vez por la feminista radical Andrea Dworkin que en 1989 ya escribió sobre «la guerra contra las mujeres». 
 
Para Potter hacer música a través de un grupo punk mixto y feminista es una declaración de intenciones y un estilo de vida. Formado en 2010, la discrografía de «War on Women» incluye cuatro álbumes –Improvised Weapons (2012), War On Women (2015), Capture the Flag (2018) y Wonderful Hell (2020)– y se superpone a la labor de Potter como activista: además de ser la fundadora de la división en Baltimore de Hollaback!, la campaña internacional contra el acoso callejero, es la autora de Cómo crear espacios más seguros: Una guía para darle la patada al acoso y echarlo de los lugares que frecuentas, publicada en España por Orciny Press, e imparte charlas y talleres aprovechando las giras. 
 
En SuperSonic apoyamos la construcción de espacios seguros en el ámbito artístico ya sea tanto en convenciones y ferias literarias como en talleres y cursos, conciertos, exposiciones, sets de rodaje, etc. Por eso hemos decidido entrevistar a Shawna después de leer su libro y queremos compartir sus respuestas con quienes leéis la revista. 
 
SuperSonic: Antes que nada, en nombre de la revista SuperSonic, muchas gracias por tomarte el tiempo de responder algunas peguntas, Shawna.
Shawna: Gracias por invitarme.
 
SuperSonic: Como líder de War on Women, un grupo punk feminista mixto, empleas las música para abordar temas sociales como el racismo, el machismo y la transfobia, el derecho al aborto, las desigualdades sociales o la violencia contra las mujeres, etc. ¿Qué les dirías a aquellos que cuestionan al arte como una forma de activismo?
Shawna: Diría que no hay necesidad de hacer esta pregunta, puesto que ya ha sido contestada una y otra vez desde hace mucho tiempo: el arte puede ser utilizado como una forma de activismo. La cultura influye al arte y viceversa. Si la gente lucha por conseguir la igualdad de derechos, eso se va a ver reflejado en el arte de una manera u otra. La música y el arte pueden ser instrumentos que les ayuden a comunicar aquello por lo que luchan.
 
SuperSonic: Relacionado con lo anterior, ¿pueden las obras de arte separarse de la postura política del artista? 
Shawna: Sí y no. Creo que cuando se hace esta pregunta lo que realmente se quiere saber es «¿puede gustarme un artista con ideas políticas o comportamientos perjudiciales ». Y aunque es posible apreciar su arte y disfrutarlo, realizar un buen análisis sobre su comportamiento y punto de vista desde la perspectiva de lo socialmente justo puede afectar la manera en la que se percibe su arte. Puede que deje de gustar tanto como antes. Y, ¿por qué no apoyar económicamente a artistas progresistas o que son miembros de comunidades marginadas? Dicho esto, hay algunas obras musicales que escucho en privado para no incomodar accidentalmente a nadie que no quiera disfrutarlas y, además, que no parezca que normalizo el mal comportamiento de los intérpretes. Ya poseo los discos, nadie está ganando dinero de ellos, y soy consciente de lo que han hecho esas personas. 
 
SuperSonic: Desde su nacimiento el punk rock es un género musical cuyas letras y filosofía lucha con lo establecido. Sin embargo, en muchas ocasiones algunos grupos (especialmente de hombres blancos cis heteros, que además son los más visibles) repiten las actitudes opresivas contra las que dicen luchar. ¿Por qué crees que sucede esto? ¿Cómo pueden esos grupos convertirse en aliados en vez de perpetuar las actitudes y los comportamientos sexistas?
Shawna: Una persona empieza a ser aliada cuando mira más allá de sí misma, de sus experiencias personales. Y es mucho más fácil NO hacerlo, ¿verdad? También es mucho más fácil luchar contra lo establecido, contra «el hombre», en vez de mirar hacia adentro para reconocer tu parte en la opresión. Y, francamente, cuando creces pensando que eres por defecto, que tu opinión y tu vida cuentan más que la de los demás, requiere de mucho trabajo y energía darte cuenta de tus sesgos. Por eso, la gente debería primero examinar sus propios “-ismos” para después realizar un esfuerzo activo por encumbrar otros grupos. Especialmente para nosotros en USA eso significa no contratar/tocar con/promocionar nunca otro espectáculo solo de hombres cis blancos. Supone contratar técnicos, vendedores de merchandising, directores, ingenieros, artistas, etc. que están marginalizados. Significa decir «Oye, eso no mola» CADA VEZ que tienes noticia de algo remotamente problemático, no importa lo pequeño que sea, para mostrar que ese tipo de mierda no nos engulle. Y significa escuchar a aquellos cuya opresión te beneficia. 
 
SuperSonic: Hasta ahora algunos eventos públicos han respondido de una manera cuestionable a situaciones en las que se ha oprimido a personas de colectivos desfavorecidos, demostrando que no son espacios seguros. ¿Cómo crees que la audiencia debería reaccionar ante estos eventos?
Shawna: Bueno, es totalmente aceptable que la gente decida no apoyar financieramente un evento/promotor/espectáculo/grupo que no puede o no quiere proporcionar un espacio seguro a su audiencia. Pero un segundo paso estupendo es recomendarles que contraten a alguien como yo, que asistan a cursillos de respuesta que se centren en las víctimas, que compren mi libro (¡y que lo lean!) y que actualicen sus políticas y prácticas. Es mejor para todo el mundo si la gente aprende a hacerlo mejor para que cada evento sea divertido, en vez de paralizar iniciativas o permitir que algunas personas continúen apostando por el viejo statu quo.
 
SuperSonic: «La cultura de la cancelación» es una de las respuestas a la injusticia social. ¿Qué opinión te merece?
Shawna: Cuando se utiliza de manera correcta, «cancelar» es la vía por la que un grupo de personas que (aparentemente) no detentan poder, se unen y boicotean a alguien o algo que es más poderoso. El poder está en los números y, a veces, es la única manera en la que un grupo se puede hacer oír. Es una herramienta entre otras. No es una fórmula directa hacía un cambio o a un crecimiento duraderos, pero puede conseguir resultados de manera rápida. Creo que «la cultura de la cancelación» es más bien una idea que se ha inventado la derecha de USA, muy fan de «cancelar» aquello que detestan, pero que se vuelven como locos si alguien se lo hace a ellos o a las cosas que les gustan. 
 
SuperSonic: Nuestra sociedad es fundamentalmente machista. ¿Crees que hemos normalizado una versión distópica de nuestra civilización? 
Shawna: Ya, es realmente muy jodido lo normalizado que está el machismo. Está por todas partes, de manera que la gente ni lo ve. ¡Es desesperante! La mejor forma de defenderse es convertir cada espacio que habitas en el más seguro posible, repartir amor, fomentar el crecimiento y el cambio y cuidar de ti de manera que puedas seguir adelante. No sé si es la respuesta que buscabais, pero esto es lo que pienso ahora mismo.
 
SuperSonic: Tu libro Cómo crear espacios más seguros: Una guía para darle la patada al acoso y echarlo de los lugares que frecuentas se ha publicado hace poco en España. ¿Qué tal ha sido la experiencia con tu editorial, Orciny Press?
Shawna: ¡Ha sido una experiencia estupenda y muy fácil! ¡Ojalá leyera en español para poder apreciar el gran trabajo que han hecho! Agradezco realmente el enfoque práctico de la traducción y la edición, pues sentí que cuidaban de que cualquier ajuste requerido tuviera sentido para la audiencia que habla español pero sin dejar de ser fieles al significado original. No soy imparcial, pero creo que mi libro es un recurso fantástico para mucha gente, por lo que estoy muy contenta de que esté disponible en otro idioma y ¡cruzo los dedos para que se traduzca a más!
 
SuperSonic: Una de las razones por las cuales esta obra es tan atractiva es porque aborda el tema de los espacios artísticos seguros desde una planteamiento práctico. En tu opinión, ¿por qué hay tanta escasez de guías prácticas de este tipo?
Shawna: Mucha de la información que aparece en este libro está ya disponible de distintas formas. No toda, pero si una buena parte. No me inventé la respuesta a las crisis o «Las cinco D de la intervención del espectador» ¿verdad? La gente que se dedica al activismo y que es especialista en estos temas lleva trabajado en estas ideas desde hace décadas. Creo que el valor de mi libro se halla en que reúne toda la información disponible en una guía manejable y fácil de leer que cualquier puede usar. 
 
SuperSonic: ¿Puedes compartir con nosotras tus próximos proyectos?
Shawna: Actualmente participo en un podcast titulado «But Her Lyrics…» que analiza el significado que hay tras las canciones de «Wonderful Hell», el último álbum de mi grupo War On Women. Me lo estoy pasando de miedo hablando con quienes nos siguen a través de mi Patreon pues, si no puedo hablarles en nuestras actuaciones, esta es la segunda mejor opción. Me encantaría que la gente se convirtiera en mecenas a través de nuestro patreon: patreon.com/shawnapotter. También estoy dirigiendo muchos cursillos online sobre espacios seguros (en inglés) así que, si hay alguien que tenga interés, siempre pueden echar un vistazo a los eventos de nuestra web (shawnapotter.com) para los próximos seminarios online gratuitos.
 
SuperSonic: Muchas gracias por tu generosidad y buena suerte con tus proyectos futuros, 
Shawna: ¡Gracias!
 


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Mariana Enríquez: «Ninguna forma de expresión pueda separarse de dónde se posiciona políticamente el autor»

2/17/2021

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​El terror tiene una cualidad térrea, semejante a un manto de muchas capas. Algunas son superficiales y apenas aguantan un soplo de viento; otras, en cambio, son profundas como las placas tectónicas y, cuando se estremecen, provocan seísmos psicológicos de gran intensidad. La narrativa de la argentina Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) es sísmica. Provoca sacudidas que atraviesan toda la escala de Ritcher: desde la sutil incomodidad de alguno de sus cuentos recogidos en Los peligros de fumar en la cama (2009) y Las cosas que perdimos en el fuego (2016), al terremoto de Nuestra parte de noche (2019). Enríquez invoca y provoca, recogiendo la energía telúrica de los miedos ancestrales, de los mitos postcoloniales, de la cultura pop y de la agitada política argentina. Periodista, docente y escritora, lleva publicados tres colecciones de cuentos, cuatro novelas y otros tantos libros de ensayo. En 2017 recibió el Pemio Ciutat de Barcelona por su narrativa breve y en 2019 se llevó el Herralde de novela, el Premio Kelvin 505 (otorgado por el Festival Celsius 232), el Premio Celsius (concedido por la Semana Negra de Gijón) y el Premio de la Crítica en Narrativa. Enríquez narra hechos aterradores y extraordinarios con la claridad y la pluma certera de una cronista social. Precisamente ese estilo honesto y sin artificios sirve de amplificador al miedo que transpiran sus historias, uno que sobrecoge porque es tan plausible como la vida misma… porque está construido de retazos de realidad. A pesar de sus múltiples obligaciones y su apretada agenda, la argentina ha tenido al amabilidad de contestar algunas preguntas para inaugurar el número de nuestra nueva etapa como revista.
 
SuperSonic: ¿Cómo ha evolucionado la polémica del Concurso de Letras 2020 convocado por el Fondo Nacional de las Artes (FNA)? Nuestra sensación es que, después del revuelo, las cosas se han calmado y suponemos que aquellos a quienes afectan las bases del premio estarán escribiendo. ¿Es así o sigues recibiendo críticas?
 
Mariana Enríquez: Se calmó por completo. Seguí recibiendo críticas, incluso hubo alguna reunión virtual con escritores que reclamaban el concurso tradicional –algunos escribieron una carta al Ministro de Cultura: fue muy exagerado-- pero después se tranquilizó todo. Se inscribieron más de 2000 obras: en este momento están leyendo los jurados. En diciembre se lanza el concurso «tradicional» que, por otra parte, nunca fue suspendido.
 
S: Tú misma dices de Las cosas que perdimos en el fuego que descubriste que el libro andaba asomando la cabeza porque tenías varios relatos con narradoras mujeres, un terror, un terror más realista del que venías haciendo, local, relacionado con un lugar geográfico. Pero ese lugar geográfico es hasta cierto punto líquido, fluye. En El chico sucio, la historia tiene lugar en la calle, mientras la protagonista se siente insegura en su hogar. En La casa de Adela la historia sucede dentro de la casa, pero el narrador se siente solo y confuso fuera de ella y en Pablito clavó un clavito, una evocación del Petiso Orejudo, el trazado de las calles de la ciudad se confunde con el trazado mental del protagonista. ¿Hasta qué punto lugar y personaje se identifican o se complementan en esta colección de relatos? ¿Y hasta qué punto esa conexión de lugar y personaje tiene relación con lo que comentabas en alguna entrevista sobre la conexión continua del escritor comprometido con el medio, con la realidad y con su obra?

ME: Los personajes en Las cosas que perdimos en el fuego también son los lugares. Los personajes-personas y los personajes-lugares necesariamente vienen de la mano, porque el libro, salvo en los cuentos que salen de la ciudad de Buenos Aires, tienen algo de psicogeografía, de terrores e historia que impregnan esas calles, las constituyen, y en muchos casos los personajes son emergentes del paisaje. Un poco de psicogeografía y un poco de romanticismo, también. En general elijo lugares –barrios, edificios específicos-- que han sido irradiados o que cargan con un pasado histórico relacionado con el horror. 
 
S: Tú eres periodista y en ese sentido tienes una relación con la vida real quizá más consciente que las personas que no nos dedicamos a observarla y transmitirla (que es una forma de ver el periodismo) ¿Hasta qué punto ese ejercicio de visionado de la vida te ha llevado hacia el terror?
ME: Yo creo que muy poco, la verdad. Primero, porque soy periodista cultural y en ese sentido, no observo ni trasmito la vida real, transmito lo que las personas hacen –películas, música, libros--. Además, no creo que un escritor esté alejado de la vida real y un periodista más cerca, me parece una concepción algo rara, no la llego a entender. Creo que muchos de mis lectores y críticos ven más en mi trabajo como periodista y cómo se relaciona con la literatura de lo que realmente hay. Hace más de veinte años que no cubro de ninguna manera un acontecimiento social o político desde el periodismo. 
 
S: ¿Cómo te llevas con tus traducciones? Hace poco hablábamos en la redacción de SuperSonic de que el español neutro no existe (afortunadamente). Tus textos en español tienen una musicalidad, una cadencia, propias. Por supuesto, el inglés neutro tampoco existe ¿conserva la traducción de tus obras el sabor original?
ME: Solo puedo leerlas en inglés y en francés y, por fortuna, mis traductoras en ambas lenguas son brillantes y creo que si, que mantienen no la musicalidad, porque es imposible (en francés un poco más) pero si otras cuestiones: el humor negro, cierta crueldad en la exposición, y en francés la cadencia.

El resto de la entrevista está disponible en el #16 de SuperSonic, disponible en Lektu

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Contenidos nominables a los Premios Ignotus 2020

5/11/2020

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MEJOR REVISTA

MEJOR ILUSTRACIÓN:
-Nieves Mories por la portada del #13
-S. Prez por el especial Ansible #14
- Maria Fornieles por el #15

MEJOR RELATO:
 
SuperSonic #13
-Liberatus – Salvador Bayarri
-Los hombres que aprenden de otros hombres lo que no saben de sí mismos - Víctor Conde
-Teología de los campos de fuerza – Luis Carlos Barragán 
-Manual de supervivencia para fantasmas – Rocío Vega
-El océano inscrito - Juan González Mesa
-Sujeto 365 - Gloria T. Dauden
-El dominó – Jorge Sosa Almeida
-Brindis al sol - Ana Roux
 
SuperSonic #14 Especial Ansible
- iMigui - Nahikari Diosdado
-Jauría - Maielis González
-Corazón Acorazado - Almijara Barbero
 
SuperSonic #15
-Vuelve al crepúsculo - Laura S. Maquilón
-Olas (historia de una chica en España) - JM Sala
Catársis Trófica - Rafael Díaz Gaztelu
Mala Sangre - Marina Tena
La Cena - Liviu Surugiu. Traducido por Cristina Jurado
Memorable – Santiago Eximeno
Derecho a Morir - Noelia Montalbán
Ratcatchers - José A. Bonilla
El Intruso - Alejandra Decurgez
Un día perfecto - David P. Yuste
Ella que trajo la muerte – Begoña Pérez Ruiz
Enfermos que te miran a los ojos - Covadonga González-Pola
La Huida - Ramón San Miguel Coca
Vladimir Pokhilko - Francisco Jota-Pérez
 
MEJOR RELATO TRADUCIDO:
 
SuperSonic #13
-La puta ama - Adrienne Celt - Traducido por Inmaculada Rodríguez Lopera
-La historia os sienta bien - Robert Shearman - Traducido por Marcheto
 
SuperSonic #14 Especial Ansible
- Nueva Panamá- Karen Lord. Traducido por Arrate Hidalgo
 
SuperSonic #15
-Tarde o temprano todo cae al mar - Sarah Pinsker. Traducido por Aitziber Elejalde
-Las vidas secretas de los nueve dientes de negros de George Washington – P. Djèlí Clark. Traducido por Marcheto
-Y aun así... - A. T. Greenblatt. Traducido por Sofía Barker
 
MEJOR ARTÍCULO:
 
SuperSonic #13
-Poesía y ciencia ficción, una extraña pareja - Matías Carnevale
-El terror en lo cotidiano - Alicia Pérez Gil
-Alterfuturismos, o el día en que los alienígenas nos robamos el mañana. (Primera parte) - Mariana Rodríguez Jurado
-Por favor, dejad de hablar del «ascenso» de la ciencia ficción africana - Tade Thompson
-Reseña: Rosalera, de Tade Thompson - Miquel Codony
-Terra Ignota: Variaciones sobre el mismo tema (II) - Esteban Bentancour
-Cifi 101 - The Rediscovery of Man, de Cordwainer Smith - Miquel Codony
-Cinco relatos para empezar a leer a… Ted Chiang - Elías Combarro
-Neal Stephenson: el escritor peripatético - María Leticia Lara Palomino
-Póker de cómics #9 – Armando Saldaña 
-Explorando la literatura juvenil: Un repaso por la literatura juvenil de género de 2018, 2º parte – Arturo Urbanos
-Clásicos al rescate: Luis Vigil, de rebelde faneditor a director de publicaciones de cultura -popular – Mariano Villarreal
-Lo Bueno si breve... 10 - Xavi de Dreams of Elvex
 
SuperSonic #14 Especial Ansible
-Ciberfeminismo: cuando el feminismo se encuentra con la ciencia ficción -Cristina Jurado
-Alterfuturismos, o el día en que los alienígenas nos robamos el mañana. (Segunda parte) -Mariana Rodríguez Jurado
Relatos traducidos:
 
SuperSonic #15
-La utopía fría - Javier Calvo
-El Dr. Asimov y el sexo – Salvador Bayarri
-Mutatis Mutandis: Descendientes de Demiurgo: la construcción de mundos ficticios en la fantasía, la ciencia ficción y el terror y su vinculación con la traducción - Robert Szymyślik
-Terra Ignota: Desdibujando las fronteras - Esteban Bentancour
-Cinco relatos para seguir leyendo a… Ken Liu -  Elías Combarro
-Reconocimiento digital: Josiah Bancroft: el triunfo indie – María Leticia Lara Palomino
Alterfuturismos, o el día en que los alienígenas nos robamos el mañana. (Tercera parte) – Mariana Rodríguez Jurado
-Póker de comics #15 – Armando Saldaña Salinas
-Explorando la literatura juvenil: Un repaso por la literatura juvenil de género de 2019 – Arturo Urbanos
-Lo Bueno si Breve... 11 - Xavi - Dreams of Elvex

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Gabriela Damián, ganadora del James Tiptree, Jr. Literary Award 2018: Literatura de las posibilidades desde México -

10/16/2019

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Por Libia Brenda
 
 
Gabriela Damián Miravete es una escritora mexicana cuya trayectoria se basa, sobre todo, en cuentos publicados en varias antologías; por ejemplo, forma parte de Three Messages and a Warning. Contemporary Mexican Short Stories of the Fantastic, finalista del World Fantasy Award. También ganó el James Tiptree, Jr. Literary Award 2018 y ese solo hecho podría bastar para decir que «no necesita presentación», pero la verdad es que todas las autoras de ciencia ficción que escriben desde México la necesitan, porque estamos en una materia que se está dando a conocer fuera de México y aun acá puede tener más difusión. Gabriela es ensayista y escribe sobre cine, pero su trabajo más importante está en la narrativa breve. Es una autora con un lenguaje muy trabajado y minucioso, que tiene intereses tan diversos como la paleontología y la historia, igual que la robótica y la música; es una de las fundadoras del Cúmulo de Tesla [@Cumulodetesla], un colectivo interdisciplinario dedicado a difundir ciencia, arte y literatura; y es una lectora atenta de diversos géneros literarios, lo que se deja ver en su espectro narrativo. «Soñarán en el jardín», el cuento con el que ganó el Tiptree, se puede leer acá, en español e inglés. También en ambas lenguas se puede leer otro cuento suyo, «La música y los pétalos», que se publicó en Una realidad más amplia/A Larger Reality, https://www.mexicanxinitiative.com/mexicanx-anthology, la antología incluida en el Scrapbook #Mexicanxinitiative.com, proyecto finalista en los Premios Hugo 2019.
Tengo que aclarar, porque callarlo sería hacer trampa, que soy amiga de Gaby y conozco algo de su obra inédita, así que formulé estas preguntas tomando en cuenta lo que creo que puede interesar a lectoras(es) de otros países, pero también con base en información que tengo porque he visto al menos en parte su proceso de escritura. Dividí la entrevista en tres secciones: el pasado, el presente y, obvio, el futuro, y con esa estructura, Gaby contestó. Así que aquí está, para que la conozcan:
 
Gaby del pasado
Libia Brenda: ¿Cómo fue que empezaste a escribir?, ¿fue una decisión que tomaste un día o un proceso que fue cristalizando con el tiempo?
Gabriela Damián: Desde que aprendí a escribir le robaba espacio a mis cuadernos de la escuela para garabatear otras cosas. Primero fueron historias sobre Jesús y María (estudié toda la vida en escuelas católicas). Luego fueron cómics sobre Batichica y monjas diabólicas. Cuando descubrí que existía una cosa llamada Diario, rogué porque mis papás me compraran uno que aún conservo. Y desde entonces escribí, primero contándole mi vida a Ry (porque la cubierta decía Dia-Ry) y luego inventándome historias. Creo que desde entonces tuve el deseo de que me leyeran, porque me daba tanto pudor confesar (¡en mi diario!) que había inventado algo, que siempre justificaba aclarando que «había sido un sueño». Es decir, toda la vida he escrito, pero me costó mucho trabajo asumir que quería ser escritora, pensaba que no era para mí. Agradezco a una amiga, Alejandra García, que un día me dijera: «Yo te veo como una J.K Rowling del futuro». Por supuesto no la tomé en serio, pero me metió el gusanito. Hasta que me animé a intentarlo profesionalmente cuando cumplí 27 años.
 
LB: ¿Cómo te diste cuenta de que tu terreno de acción estaba en la (llamada) periferia cultural, y en la ciencia ficción y la fantasía?
GD: Cuando me percaté de que, contrario a mis pares, todas mis referencias eran clásicos de la literatura fantástica y la ciencia ficción (Bradbury, Borges, LeGuin, Poe) y vi que tenía mucho que aprender sobre poesía mexicana, narrativa europea, teatro, todo lo que me sugirieran en la Escuela de Escritores[1]. Leí todo con entusiasmo. Pero cuando yo sugería mis lecturas, me tiraban de a loca, nunca consideraron que valiera la pena leer algo que no daba «prestigio lector». Asumí desde entonces que, a muchas personas que yo admiraba, jamás les interesaría lo que yo pudiera escribir, pero sigo pensando que ellos y ellas salen perdiendo, no yo. Yo sigo leyendo y disfrutando toda clase de lecturas. Me enorgullece esa posición panóptica, omnívora.
 
LB: ¿Recuerdas cuál fue el primer texto (o momento en que un texto) tuyo que te pareció terminado y te gustó y te sentiste más cerca de eso que llaman «ser escritora»?
GD: Sí, cuando empecé a enseñar en la universidad. Estaba en mi coche, escribiendo en mi libreta entre clase y clase. No podía creer que se me hubiera ocurrido un nombre, un lugar, un puente. Pude verlos claramente mientras releía y lloré de la felicidad.

LB:¿Cómo fue que llegaste al feminismo? ¿Leyendo, por amigas, por inclinaciones propias?
GD: Creo que es un llamado al que respondes tarde o temprano, si tienes una mínima preocupación por la justicia. Fue una combinación de varios factores: mi papá me hizo creer que era capaz de hacer todo lo que yo quisiera, amén de que siempre compartió las tareas de crianza y de cuidado con mi mamá y con mi abuela, mujeres muy fuertes e imponentes. Mi familia fue cómplice en mis locuras de niña con gustos atípicos: amaba los robots, los viajes en el tiempo, cazar fantasmas, las películas de extraterrestres y de la mitología griega. Ahora ya es distinto, por fortuna, pero cuando mis amiguitas decían que «esos juguetes eran de niño», yo estaba segura de que no era así porque eran mis juguetes y yo era niña. Pero ya sabemos que la adolescencia echa ese espíritu por tierra. De no ser por las amigas que tuve después, de las lecturas que nos compartimos y las extensas charlas en las que nos descubrimos, no sé qué habría sido de mí, porque, por ejemplo, en la universidad no escuché ni una palabra sobre el feminismo (cosa apabullante), aunque mis amigas y yo tuviéramos prácticas evidentemente feministas en nuestro día a día, y descubríamos a autoras como Donna Haraway. 
 
LB: ¿Hiciste una elección específica en tu obra de ficción de incorporar el feminismo o es algo que para ti está intrínsecamente unido?
GD: Creo que ambas. Porque, al haber crecido dentro del sistema patriarcal, sí es una decisión consciente que las tramas, personajes, temáticas, formas de decir, se muevan en torno a esa preocupación. En mi caso, esa preocupación ya está en el tejido de mucho de lo que escribo, porque es lo que soy y lo que me interesa. Quisiera, sobre todo, tener algo nuevo que aportar y sin feminismo eso no me parece posible, por lo menos no en lo que yo tengo que decir.

Gaby del presente
LB: ¿Crees que hay una buena forma de lidiar con el síndrome de la impostora?
GD: Uy, a mí me pasa todavía, y lo mitigo tratando de ser honesta conmigo y con la gente acerca de lo que puedo y no puedo hacer, y también hablándome como si fuera una amiga dulce, pero no complaciente.

LB: Tomando en cuenta que te interesan materias como la Historia y la Ciencia, ¿cómo definirías tu estilo de narrativa? Háblanos un poco de la combinación de temas y de tu acercamiento particular a lo que te apasiona por medio de la escritura.
GD: ¡No sé cómo lo definiría! Lo que sí sé es que me interesan muchas cosas: la naturaleza, los animales, la gente que vivía de otra forma y las comprendía de otra manera, por eso amo la Historia. Como dice John Berger, somos las únicas criaturas que necesitamos la compañía del pasado. Por otro lado, muchas de esas personas habitan también en el presente y tienen la mirada en el futuro, que me interesa mucho, ahora que soy más optimista que antes (sin muchas razones para ello, ay). Mejor dicho: creo que la esperanza es más necesaria que antes. Ser optimista quizá sea un poco estúpido, pero tener esperanza en un momento como éste es indispensable. Mi interés por la ciencia está ligado a ese ir y venir en el tiempo. No creo que el conocimiento tecnocientífico sea la panacea, pero sí que su capacidad para el asombro y el cuidado puede ayudarnos a construir otra clase de forma de estar en este planeta, otra noción de humanidad. Cuando Alex Ross describió la poética de Björk como «poesía de la posibilidad”», me gustó. Eso me gustaría hacer a mí también.
 
LB: Ahora que ganaste un premio tan genial como el James Tiptree, Jr. y que tu nombre empieza a tener más resonancia en lengua inglesa ¿crees que a la comunidad de cifi-fant mexicana también se le abren oportunidades en el extranjero? Y en México, ¿crees que se han hecho avances, ves que hay más espacios?
GD: Eso espero: que la comunidad de literatura fantástica y ciencia ficción tenga las oportunidades que no ha tenido en México a partir de la atención que se le está dando en el extranjero; no sólo con el premio Tiptree, que agradezco infinitamente, sino con tu nominación compartida al Hugo por el Scrapbook de #TheMexicanxInitiative; por el hecho de que Nelly Geraldine García Rosas y Andrea Chapela formaran parte en el taller de Clarion West, y que ella y otras autoras como Raquel Castro e Iliana Vargas estén siendo publicadas en España y otros países, obteniendo los reconocimientos que merecen… creo que entre todas estamos construyendo esas oportunidades y ese diálogo con gente que quiere escuchar, en un número cada vez más creciente. Buenísimos autores como Alberto Chimal o José Luis Zárate ya habían empezado a hacerlo, y ahora esas posibilidades se amplían. Ahí vamos.
 
Gaby del futuro
LB: ¿Nos puedes contar un poco acerca de tus proyectos en puerta? La pregunta (un poco enfadosa) que siempre se hace: ¿cuándo podremos leer entero un libro tuyo?
GD: Muy pronto. Ya no me avergüenza decir que soy una escritora que se toma su tiempo para estar muy segura de lo que quiere contar y cómo quiere contarlo, y encima, quiere disfrutar el proceso. Espero que les guste la colección de cuentos que he escrito durante muchos años, sé que valdrá la pena haber invertido tanto tiempo en ella. En medio se me cruzó una novela que aún debo corregir, y otras dos historias que se van escribiendo de a poquito. No saben cuánto gozo hallo en la escritura, aunque también me cuesta un montón, todavía; no sólo porque escribir bien no es nada fácil, sino porque hay que vivir, y hacer de comer, y leer muchísimo pero también estar con la gente que una quiere, y acariciar gatos y trabajar para alguien más muchas veces, y dormir, y…

LB: ¿Te interesa entrar en el mercado editorial mexicano tradicional?
GD: Ya lo he hecho, y agradezco mucho que esas publicaciones hayan ayudado a que me encontraran quienes me leen ahora. Pero me interesa más, en este momento, descubrir de qué otras maneras la escritura puede llegar a la gente, ya sea en el formato libro, o a través de internet, o por medio de un dispositivo desconocido por venir. Se me ocurren muchas ideas fuera de la página que involucran no sólo otros lenguajes (la imagen y el sonido), sino otras formas de creación individual y colectiva, otras formas de entender la autoría.
 
LB: Dado que escribes con los pies en el pasado y la mirada en el futuro, ¿cómo quisieras que fuera Gaby dentro de muchos años?, ¿hay algo que sueñes? 
GD: Me gustaría poder decir que correspondí con lo que hice a todo lo que me dio la literatura, la música, el arte en general: alegría, comprensión y compañía. Ojalá pueda saber que en algo ayudó. Me encantaría seguir teniendo a las amigas que hice en el camino. Y tener la tranquilidad que tanto se nos niega hoy, especialmente a nosotras. Poder estar, por fin, muy tranquila. :)


[1] En México existe, literalmente, la Escuela de Escritores de la SOGEM  (Sociedad General de Escritores de México), a donde acuden incipientes personas con ganas de escribir (casi siempre jóvenes) a tomar lecciones de, exactamente, escritura.

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Tade Thompson, arquitecto de futuros

4/28/2019

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Por Cristina Jurado

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Los asistentes al próximo festival Celsius2019 tendrán la oportunidad de conocer en persona a Tade Thompson, un autor británico de origen Yoruba, cuya última novela, titulada Rosalera, acaba de ser publicada por Runas, con traducción de Raúl García Campos. Finalista a los premios John W. Campbell, esta obra ya pareció en 2016 en la lista de lecturas recomendadas de Locus. Making Wolf, su primera novela, lo dio a conocer a nivel internacional en 2015, al ser galardonada con el Kitschies Golden Tentacle y, cuatro años más tarde, se están negociando los derechos para adaptar a la pantalla su novela corta The Murders of Molly Southbourne. Tade (pronunciado tal cual se pronuncia en español), vive en la costa sur de Inglaterra y dice ser adicto a los libros, el arte y el jazz.

Conocí a Tade en 2015 cuando seleccioné su relato «Child, Funeral, Thief, Death» en el número 76 de la revista norteamericana Apex, que tuve la fortuna de seleccionar como editora invitada. Ya entonces me impactó su imaginación y su facilidad para tejer historias poderosas, capaces de sorprender, al tiempo que resultan extrañamente familiares. A raíz de la publicación el año pasado de mi pequeña colección de cuentos en inglés, Alphaland, Tade fue muy generoso y aceptó leer y escribir un blurb. Yo, hace poco, tuve el placer de devolverle el favor, escribiendo un blurb para Rosalera.
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Me gustaría destacar que, además de un estupendo autor de ciencia ficción, fantasía y terror, Tade es una persona de gran corazón, cuyos consejos me han resultado muy útiles a nivel profesional y personal. He aquí la entrevista que pergeñamos hace unos días.
 
Cristina Jurado: Rosalera es tu segunda novela, siendo Making Wolf con la que debutaste.  Tu primera novela, según tengo entendido, es una novel negra sobre alguien que regresa a África Occidental y pretende que es un detective de la policía en el Reino Unido. Tu segunda novela es un bio ciber-thriller sobre un ladrón que termina convertido en un arma del gobierno, investigando un tipo de epidemia mortal. ¿Por qué te atrae tanto la novel negra?
Tade Thompson: Mis hábitos de lectura son muy amplios, y la narrativa noir es es la segunda que más me gusta. Tengo la sensación de que los thrillers son un tipo de obra que nunca envejecerá; mientras que puede decirse que lo sobrenatural (o los aliens) nunca va a manifestarse, la violencia, el crimen y la cara oscura de la naturaleza humana siempre estarán con nosotros. El llamado “humano sabio” (el homo sapiens) tiene facilidad para auto-arruinarse, algo que las novelas negras pueden capturar, especialmente en lo que respecta a lo estético.
 
CJ: Eres psiquiatra y has estudiado antropología social. ¿Qué ha aportado esta formación a tu manera de desarrollar tu escritura?
TT: Mucho, pero mi formación no me convierte en alguien especial. Estos dos campos tratan sobre aspectos de la naturaleza humana: una enfocada  los individuos y, la otra, a los grupos. En lo que respecta a la escritura, observar y comprender lo que hace la gente y por qué es tan importante como cualquier otra aptitud. Cualquier escritor puede hacerlo. No debemos olvidar que este tipo de ciencias nació de la sabiduría popular.
 
CJ: Como hijo de emigrantes viviendo en Reino Unido, para después mudarse a Nigeria, debió de ser duro ajustarse  la vida en esos lugres tan diferentes. ¿De qué manera crees que esas experiencias han influido en tu obra?
TT: No fue difícil adaptarse, porque el trabajo de mi padre necesitaba que viajáramos mucho. Los niños se adaptan. Aprendes muy rápido a distanciarte de un sitio y a aclimatarte a otro. Te deja, sin embargo, un sentimiento persistente de alienación, esa idea de que tu hogar no está en ninguna parte, la voluntad y capacidad para marcharte sin aviso previo. Todo esto forma parte de mí y todo lo que yo soy afecta lo que escribo.
 
CJ: Volviendo a Rosalera, la premisa es muy interesante: un objeto extraterrestre llega a Nigeria y un ciudad crece a su alrededor. Lo que es fascinante es el efecto de este objeto, esta cúpula, en la gente que vive cerca de ella y las consecuencias de esta interacción. ¿De dónde surgió esta idea?
TT: Siendo tú misma escritora, sabes cómo funciona esto: la mayoría de las ideas par historias son como blandiblu en la imaginación. Piensas en un concepto como el de los sanadores cristianos fundamentalistas, lo unes a los nuevos informes sobre los gemelos siameses que son capaces de compartir el pensamiento, añades al guiso documentos desclasificados de la CIA y, en alguna de estas, tendrás como resultado Rosalera.



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CJ: La panoplia de personajes es uno de los aspectos que más me gustan del libro: Kaaro, que es tan poco fiable y tan despreocupado; Layi, tan extraño y simpático; Aminat, reservada y práctica; Femi, tan eficiente y sin tiempo para tonterías: Bola, cálida y prisionera de su pasado… ¿Puedes contarnos cómo construyes tus personajes?
TT: No sigo un único método. Algunos personajes se basan en grupos de características de personas que ya conozco y los creo a partir de ahí. Otros nacen cómo quiero que actúen en la narrativa, y los construyo desde esa premisa. Puesto por una narrativa fluida y hago lo necesario para mantenerla así. Dicho esto, no empiezo ninguna historia larga sin tener los personajes principales bien delineados.  A veces, a mi imaginación llega un personaje totalmente formado como Molly Southbourne, en The Murders of Molly Southbourne.
 
CJ: La idea de un objeto o seres alienígenas que influyen en la naturaleza, así como en la condición física y emocional de los humanos con los que se encuentran, no es algo nuevo. Lo hemos podido ver recientemente en Aniquilación de Jeff VanderMeer o incluso Binti de Nnedi Okorafor. Para mí es un forma muy interesante de abordar los efectos del colonialismo en culturas diezmadas por el ansia de recursos de Occidente. ¿Crees que esto se refleja de alguna manera en el libro?
TT: Creo que mi perspectiva refleja ser africano y vivir en Inglaterra y que esto, por lo tanto, siempre se dejará ver en mi obra. Todo lo que escribo, incluyendo estas respuestas, estarán impregnadas con los efectos del colonialismo. ¿Por qué, por ejemplo, no escribo en Yoruba? ¿Por qué los días de la semana no se nombran a partir de mis dioses ancestrales? Todo está conectado.
 
CJ: La xenosfera, es un concepto especialmente fascinante. Me gusta la mezcla entre la biología y la tecnología que propone, y creo que has encontrado un solución elegante para reconciliar ambos aspectos. ¿Fue difícil concebirlo?
TT: No fue difícil concebirla pero me tomó tiempo perfeccionarla. Diría fue un proceso meticuloso. El nombre original era «psicosfera»  o algo así. Mi proceso de escritura es muy iterativo, con un idea básica primordial que se va refinando despacio en su forma final. Además de eso, estoy certificado en tecnologías de la información y la comunicación aplicadas al trabajo vía Internet. La xenosfera incluye aspectos de una red básica TCP/IP, superpuestos a una conexión de tipo micótico. Sin embargo tenía que ser parecido a los nudos neuro-sinápticos porque, si no, no sería capaz de alcanzar el sistema nervioso central del ser humano.
 
CJ: La degeneración que experimentan los sensitives es, de alguna manera, una manera de mostrar cómo el uso incontrolado de un cierto tipo de tecnología puede tener efectos catastróficos en la gente. Pienso que ahí reside el potencial de la ciencia ficción: nos ayuda a reflejar, no ya en lo que nos podemos convertir, sino lo que somos. ¿Esto es algo que te preocupa?
TT: No estoy seguro de estar totalmente de acuerdo sobre es interpretación sobre la suerte que corren los sensibles, pero quiero decir algunas cosas sobre el poder de la ciencia ficción. No creo que la CF y la fantasía sean tan potente como podrían o como un vez fueron. El empleo recursivo de tropos sin invertir en los personajes y sin intentar nuevas fórmulas ha debilitado el género como el organismo atrapado en un acervo genético muy superficial. Me refiero tanto a la forma como al fondo. Estoy de acuerdo en que la ciencia ficción, incluso cuando es muy futurística, refleja lo que somos hoy pero, aquello que no cambia, termina por desaparecer, y el reflejo pierde todo su significado. Los pequeños sellos están haciendo una labor extraordinaria, pero no tienen el alcance que merecen. Las grandes editoriales sí tienen ese alcance pero deben mantener su audiencia, por lo que no pueden arriesgarse demasiado.
 
CJ: Rosalera es la primera entrega de la Trilogía Wormwood. ¿Dónde nos va a llevar la segunda entrega? ¿Qué deseas conseguir con esta trilogía?
TT: El segundo libro se titula The Rosewater Insurrection y sucede poco después de lo acontecido en la última página del primero. Todo lo que puedo decirte es que todo organismo tiene sus enemigos naturales. Y sobre qué quiero conseguir… se trata de dejar algún tipo de huella en la ciencia ficción. No quiero que se hable de The Wormwood Wormwood solo durante el año de su publicación, sino que se hable de ella una y otra vez. Hace poco un estudiante me hizo un montón de preguntas sobre Rosalera para un trabajo que estaba haciendo y eso me encantó.
 
CJ: Me gusta preguntar a los autores y autoras por los aspectos prácticos de su proceso creativo, que es algo que me fascina. ¿Podrías describirlo, desde el momento en que se te ocurre la idea para un historia hasta que presentas el manuscrito final al editor?
TT: Ya he mencionado algo al respecto antes: tengo una idea, pienso en los personajes, escribo la primera versión y, después, empiezo el lento proceso de revisión. La penúltima cosa que hago es enviarlo a lectores beta, después de lo cual, realizo una última revisión y lo mando  mi editor.
 
CJ: Siento curiosidad por la proyección de la literatura española de ciencia ficción y fantasía en el resto del mundo. ¿Conoces la obra de algún autor o autora en español?
TT: Aparte de tu trabajo, que me gustó, he leído ficción en general, como la de Allende. He leído a cubanos como Yoss. No demasiado, me temo.
 
CJ: ¿En qué estás trabajando ahora?
TT: En un libro que narra mitología Yoruba.
 
 


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​Entrevista a Ana Llurba

1/1/2019

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«Me gustaría que sea el lector quien elija a qué género pertenece Las puertas del cielo»
Cristina Jurado


En medio de Argentina se encuentra Córdoba, la ciudad que vio nacer a la escritora Ana Llurba en 1980 y que acoge la universidad más antigua del país. Esta misma universidad es precisamente en la que se licenció en Letras Modernas, iniciándose así una vinculación medular con la literatura que ha permeado su vida. Ana lleva diez años en España, formándose y trabajando, nunca demasiado lejos del mundo editorial. Después de cursar un master en Teoría Literaria y Literatura Comparada y otro en Edición, hoy en día colabora habitualmente con el mundo editorial y con distintos medios de comunicación como El País, Letras libres, Ahora Semanal, Barcelonés, El Mundo, además de coordinar cursos de lectura y escritura.

   En 2016 Siltolá Poesía publica el primer poemario de Llurba, Este es el momento exacto en que el tiempo empieza a correr,  Premio de Poesía Joven Antonio Colinas, que reflexiona sobre el recorrido por la juventud, concepto idolatrado cuanto más se aleja de la experiencia vital del sujeto. Sus ensayos han formado parte de Cultura de la Violación (Antipersona, 2017), y La Tribu vol. 1. (La señora Dalloway, 2016)  y sus relatos han aparecido en la revista Presencia Humana#6 (Aristas Martínez, 2017) y en la antología Uno más ocho (Reservoir Books, 2016).

   Su primera novela, titulada La puerta del cielo, se publicó hace unos meses bajo el sello extremeño Aristas Martínez. La historia cuenta varios días de encierro de un grupo de mujeres de distintas edades a manos del auto-proclamado «profeta» de un culto apocalíptico y con tintes cienciaficcioneros. El conocimiento de la realidad por parte del personaje más joven, Estrella, está influido y, hasta cierto punto, deformado por los abusos a los que es sometida. El despertar de su sexualidad en estas condiciones de soledad y maltrato tiene consecuencias que solo se deja vislumbrar al lector desde lejos. 

   La autora ha aceptado contestar a una serie de preguntas sobre esta novela, en particular, y su trabajo, en general.
 
Cristina Jurado: Enhorabuena por La puerta del cielo, Ana. Según he podido saber se trata de tu primera novela. Personalmente, tengo predilección por las obras difícilmente clasificables, las que se mueven en las arenas movedizas del new weird, los nuevos extraños. Me parece que es un poco contradictorio que este género, subgénero para algunos, se englobe dentro del fantástico cuando ofrece muchas veces elementos descarnadamente realistas. ¿Piensas que es por el componente especulativo que está presente? ¿Qué opinas de este género?
Ana Llurba: A mí también me atrae la ficción inclasificable, que desestabiliza las fronteras entre los géneros o más específicamente entre el realismo y la ficción especulativa. Quizás porque tengo pocas lecturas de new weird (solo Aniquilación de Jeff VanderMeer) me sorprende un poco que se etiquete mi novela como “weird” ¿Me podrías explicar con más detalle qué elementos sugieren eso?
 
CJ: Con la etiqueta New Weird se clasifican muchas veces las obras inclasificables. Aristas Martínez es un sello que apuesta precisamente por este tipo de textos, aunque no estoy segura de que estén de acuerdo en calificar su catálogo como new weird porque me parece que, lo que precisamente hace, es huir de las etiquetas. En el caso de new weird, y según una definición acuñada por Ann y Jeff VanderMeer, se trata de un género que mezcla elementos de la fantasía, la ciencia ficción en modelos del mundo realistas y complejos. Hay quien lo relaciona con el «slipstream», que es un subgénero de ficción no realista donde se mezclan elementos de fantasía, terror y ciencia ficción para construir narrativas que hagan sentir extrañeza. En el caso de La puerta del cielo, es difícil distinguir el elemento fantástico, que no el especulativo y yo creo que la sensación de inquietar al lector está presente. ¿Qué opinas?
ALl: Precisamente por ahí quería ir: mi intención fue que no estuviera claro qué pasa fuera de la Nave; si el fin del mundo ocurrió o no, creo que tiene un gran componente realista con un imaginario de ciencia ficción hasta que uno llega al final ... y bueno me gustaría que sea el lector quien elija a qué género (o no ) pertenece la novela.
 
CJ: Mientras leía la novela recordaba el caso del músico Sergio Andrade y su grupo de jóvenes cantantes, lideradas por Claudia Trevi en México, con las cuales tuvo hijos y a las que presuntamente sometía a todo tipo de humillaciones y vejaciones. Cambiemos a Andrade por cualquier otro iluminado… ¿Es La puerta del cielo una obra sobre el poder depredador de las sectas? ¿Y sobre el machismo que hombres y mujeres colaboracionistas ejercen sobre otras mujeres? (Se podría entender ciertos abusos como ritos de iniciación).
ALl: No conozco el caso de Andrade, pero sí otros casos similares. Creo que sí trata sobre el poder depredador de las sectas pero sería una lectura muy limitada y literal porque si lo piensas bien, el cristianismo en sus orígenes fue una secta que se separó del judaísmo… No hubo una intención consciente de escribir sobre este tema sino como excusa para explorar las lecturas literales, los malentendidos cotidianos y las consecuencias en la vida de una protagonista (Estrella) que ha crecido en un entorno muy limitado y alienante. Y una secta cristiano ufológica fue el “escenario” que elegí para eso. Como escritora no puedo saber exactamente sobre qué escribo pero intuyo que la intención era hablar de la relación que Estrella (y los lectores que empaticen con ella) tiene con esa cosa llamada “realidad” ¿ Nos creemos todo lo que nos dicen?
 
CJ: Esta obra presenta un elenco de personajes femeninos muy interesantes, desde Estrella, la protagonista, hasta Catalina, su mejor “amiga”, o Valentina. La Nave, el lugar donde permanecen encerradas, conforma un universo de mujeres en el que no se puede hablar de sororidad en un sentido estricto, creo yo, sino de prácticas de supervivencia con las que se consigue afrontar el encierro, el aislamiento y los abusos. ¿Qué tipo de obras y experiencias te han llevado a querer abordar este tema desde la perspectiva de las víctimas? Lo pregunto porque no se trata de un relato autobiográfico de la protagonista.
ALl: Catalina no es la mejor “amiga” (risas) pero no voy a decir qué es porque sería spoiler. Creo que la dialéctica entre víctimas y victimarios se desbalancea un poco, a medida que conocemos mejor a la protagonista. Estuve mucho tiempo siguiendo el caso de tres chicas secuestradas en EEUU, en Ohio, Illinois. Un horror. El caso se desveló en 2013 pero son cosas que se te quedan grabadas en algún lado y después vuelven, a modo de ficción. Cuando di con la protagonista y el contexto, empecé a leer sobre sectas y también leí y vi la película The Room, que es algo resultona. También volví a ver Canino (Dogtooth) de uno de mis directores favoritos Yorgos Lantimos, que es una metáfora negrísima sobre como una familia puede funcionar como una unidad totalitaria que afecta el lenguaje y la manera de representar el mundo.
 
CJ: El libro está dedicado a Rafael Pinedo in memoriam. ¿Qué supone para ti la obra de este autor?
ALl: Pinedo escribió solo tres novelas breves y se murió. Me planteé esta novela como la cuarta novela que él podría haber escrito aunque me han marcado que a pesar del estilo, la estructura es más compleja y más sutil. No creo en la literatura con una mirada romántica, como algo creado por un genio, sino como una especie de magma de voces, una tradición, en la que una participa como una especie de médium (risas).
 
CJ: Suelo preguntar a quienes entrevisto cómo afrontan el proceso creativo, desde la concepción de la idea hasta el envío del manuscrito a la imprenta (si utilizas esquemas, guiones, fichas de personajes, si escribes de manera lineal o no- lineal, si tienes ritos para trabajar). ¿Podrías compartir tu proceso?
ALl: Este es el tercer proyecto de novela que empecé y el primero que acabé. Soy bastante control freak y uso muchas escaletas al comienzo, como que necesito saber hacia donde va la historia, no el final, pero sí una especie de estructura mental. Cuando estoy en el mood, me vuelvo una esponja, presto más atención a mi entorno, no solo a lo que leo para documentarme, sino a lo que dice la gente, lo que veo en la tele, etc. Y tengo mucha necesidad de estar sola. No es mucho tiempo, es al comienzo, cuando siento que “tengo algo” y no quiero que se me escape. Además, para escribir no hay fórmulas mágicas: hay que leer mucho y escribir mucho, ser constante. Lo único parecido a un ritual es la costumbre de escribir por la mañana.
 
CJ: Escribir es, en definitiva, decidir en el lugar de los personajes (por eso hay quien los idéntica con los hijos biológicos). ¿Cuáles son las decisiones más sencillas y las más difíciles que has tenido que tomar a la hora de elaborar La puerta del cielo?
ALl: Mmmh. Buena pregunta. La más sencilla fue pulir las diferentes versiones, que eran más hardcore y directas. Pero no las pulí en función de no afectar demasiado a la sensibilidad de los lectores sino en función de las necesidades de la  trama y la verosimilitud general de la historia. La más difícil fue decidir si me animaba a lanzarme con esta novela como mi primera novela.
 
CJ: Estamos asistiendo a un mayor reconocimiento de las narradoras latinoamericanas, y sobre todo de las argentinas como Schweblin o Enríquez,  por parte de la crítica y la audiencia internacional (no quiero hablar del “surgimiento” porque siempre han estado ahí, como Liliana Bodoc, etc, solo que creo que por fin reciben la visibilidad y la voz que les fue limitada en el pasado). ¿A qué crees que se debe esto?
ALl: A que son una escritoras brillantes, y con una gran sensibilidad para trabajar con los miedos y las angustias sociales, que no son solo latinoamericanos. Bodoc me gusta, también. Su mitología es maravillosa aunque es más fácilmente encasillable en un género, en cambio lo de estas autoras no tanto, tambalea entre las fronteras del realismo y el fantástico, al igual que Liliana Colanzi (Nuestro mundo muerto) o Giovanna Rivero (Para comerte mejor).
 
CJ: Se me ha quedado en el tintero preguntarte por tus siguientes proyectos literarios. ¿Podrías hablar de ellos?
ALl: Tengo casi listo un libro de cuentos en esta tradición ambivalente que a mí me gusta llamar fantástico rioplatense, un poemario que anda por varias editoriales y un primer boceto de novela que empecé el invierno pasado. Mucho trabajo por delante este invierno!
 
 
 
 
 
 
 
 


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Nnedi Okorafor: «Binti es solo el principio»

5/13/2018

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Cristina Jurado
 
 
El pasado mes de marzo se celebró la novena edición del Emirates Literary Festival  (Emirates Lit Fest) en Dubai, EAU, que contó entre sus autoras más celebradas con la presencia de la autora nigeriano-norteamericana Nnedi Okorafor. Después de licenciarse en periodismo en la universidad de Michigan State, y tras completar un master y un doctorado en inglés en la University of Illinois, se graduó del programa para escritores Clarion en Lansing (Michigan) en 2001. Actualmente, a su labor como autora de ficción se suma su trabajo como profesora de literatura y escritura creativa en la University of Buffalo.

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Esta escritora comenzó a ser conocida a nivel internacional en 2011 tras alzarse con el World Fantasy Award a la Mejor Novela por Who Fears Death. 2016 supuso el año de su consagración, ya que obtuvo los premios Nebula y Hugo por Binti, además del premio Children's Africana Book al Mejor Libro Juvenil por Chicken in the Kitchenn. Sus primeras obras estaban dirigidas al público infantil, como Long Juju Man (Macmillan Africa, 2009) o Iridesssa and the Secret of the Never Mine (Disney Books, 2012), y a adolescentes como Zarah the Windseeker (Houghton Mifflin Harcourt, 2005) y The Shadow Speaker (Hyperion/Disney, 2007). También ha cultivado la literatura juvenil con obras como Akata Witch (Viking/Penguin, 2011), Akata Warrior (Viking/Penguin/PRH, 2017) y The Man, que se publicará próximamente en Nigeria. Lleva desde 2010 escribiendo novelas para adultos, como la mencionada Who Fears Death, así como numerosos relatos en revistas de ciencia ficción y fantasía, una antología de historias (Kabu Kabu, Prime Books, 2013), Lagoon (Hodder & Stoughton, 2014), The Book of Phoenix (DAW/Penguin/PRH, 2015 y precuela de Who Fears Death) y la trilogía de Binti: Binti (Tor.com, 2015), Binti 2: Home (Tor.com, 2017) y Binti: The Night Masquerade (Tor.com, 2018).

Una de las características de la obra de Okorafor es su capacidad para integrar mitos y leyendas propias de la cultura Igbo en sus historias de fantasía y ciencia ficción. No en vano esta mujer, que vive en un suburbio de Chicago, ha pasado sus vacaciones con su familia nigeriana.
 
Tuve la oportunidad de entrevistarla en el marco del festival, aunque solo dispusimos de veinte minutos que me supieron a poco porque invertimos algunos en hacernos fotos. Fue así como logré que se fotografiara con la portada de la edición española de Binti, publicada hace un mes por Cronoauta, y traducida por Carla Bataller Estruch. La editorial sevillana, dedicada principalmente a dar a conocer la literatura de ciencia ficción de autoras internacionales, pero que también va a comenzar a apostar por las escritoras españolas, tiene planes de traducir y sacar al mercado el resto de la trilogía.
 
Cristina Jurado: Esta es una pregunta que me ha enviado la traductora al español de Binti, Carla Bataller Estruch, ¿están todas tus historias conectadas? ¿Forman un gran multi-universo?
Nnedi Okorafor: La mayoría de mis historias tienden a estar relacionadas entre sí y se sitúan, supongo, en el mismo universo. Muchas veces no soy consciente de lo conectadas que están hasta que, mientras estoy escribiendo, llega un momento que digo «Vale, vale. Este es ese personaje, ese viejo conocido, que aparece para esto». Supongo que sucede porque cada una de las novelas, de las historias, de cualquier cosa que escriba, forman parte de un enorme universo que veo en mi cabeza y, en realidad, lo que hago es contar diferentes historias que ocurren en distintas partes de ese universo.
 
CJ: ¿Estás trabajando en más libros sobre Binti o en su mismo universo?
NO: (Risas) Esta es una pregunta muy difícil de responder. Yo diría que posiblemente sí. Cada una de las novelas cortas de Binti llegó de manera inesperada; no las tenía planeadas. No sabía cuándo llegarían hasta que las estaba escribiendo. Ahora estoy trabajando en una novela gráfica que tiene lugar en ese mismo universo pero muchas décadas antes que Binti. En cuanto a historias directamente relacionadas con lo que cuento en Binti… seguramente llegarán. Necesito que las cosas se calmen un poco para ver qué pasa, pero no me extrañaría nada. Dejémoslo así.
 
CJ: ¿Es este uno de tus proyectos inmediatos?
NO: ¿La novela gráfica? Sí, es una de las cosas en las que estoy trabajando ahora.
 
CJ: ¿Es esto en lo que estás trabajando ahora mismo?
NO: Sí, literalmente.
 
CJ: Esto es después del cómic sobre Black Panther …
NO: Sí.
 
CJ: … que, por cierto, fui a ver ayer por la noche, porque sabía que hoy venía a entrevistarte.
NO: ¡Oh! ¡Por fin la has visto! (Risas) Es increíble, ¿verdad?
 
CJ: Casi me emociono porque no solo pienso que empondera a las minorías, algo con lo que muchos pueden identificarse, sino también a las mujeres.
NO: Sí, a las mujeres. Los personajes femeninos son espectaculares: llenos de complejidad, múltiples, de todo tipo, presentan sus propios arcos argumentales y son significativos.
 
CJ: Me gusta el personaje de T’Challa porque se comporta de la misma manera con y sin el traje. No solo es tímido cuando es va de persona normal: se queda congelado cuando ve a su ex. Me pareció un personaje complejo.
NO: Sí, sí. Es un estupendo personaje.  
 
CJ: ¿Qué tal fue tu experiencia escribiendo el guión del cómic sobre Black Panther?
NO: Es una de esos proyectos que realmente me ha encantado realizar. Tenía muchas preguntas al comenzar, cuestionaba varias cosas… había puntos que quise abordar y sobre los que quise ahondar. Y puedo decir que mi experiencia fue muy positiva. Me gusta T’Challa como personaje. De todos los superhéroes no solo es que pueda identificarme con él, sino que se trata de un personaje que cae bien y sus defectos son normales y creíbles. Es, simplemente, un buen personaje...
 
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Sinécdoque: un nuevo sistema de suministro de  literatura colaborativa

5/6/2018

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Por Cristina Jurado
 

sinécdoque:
Del lat. synecdŏche, y este del gr. συνεκδοχή synekdochḗ, de συνεκδέχεσθαι synekdéchesthai 'recibir juntamente'.
1. f. Ret. Designación de una cosa con el nombre de otra, de manera similar a lametonimia, aplicando a un todo el nombre de una de sus partes, o viceversa, a ungénero el de una especie, o al contrario, a una cosa el de la materia de que estáformada, etc., como en cien cabezas por cien reses, en los mortales por los sereshumanos, en el acero por la espada, etc.
 
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
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La popularización de las tecnologías de la información (ordenadores, tablets y smartphones), de las herramientas de distribución de información de manera instantánea (Internet), de los motores de búsquedas (Google) y de los espacios dedicados a la interacción (las redes sociales) han facilitado la aparición de nuevas maneras de plantear el otrora solitario oficio de escritor. No es solo que los autores y autoras dispongan a golpe de click de la capacidad para documentarse y enviar sus manuscritos a su editores,  sino que ahora pueden establecer un contacto directo con sus lectores y con otros autores. Gracias a ello, han surgido iniciativas como la auto publicación, una nueva forma de distribución de la obra que adopta el modelo de direct-to-consumer que muchas empresas tradicionales ofrecen a sus clientes buscando: utilizar los canales de comunicación ofrecidos por las nuevas tecnologías para brindar una mejor experiencia; establecer, mantener y controlar la imagen de marca; responder a las necesidades planteadas por la clientela de manera rápida y efectiva.

Surgen así los colectivos de autores y co-ops o cooperativas de autores, en los que un grupo de escritores y escritoras se organizan para unir esfuerzos que reviertan en un sistema de producción optimizado. En España es un modelo poco implantado y solo existen algunos ejemplos de asociacionismo con agrupaciones enfocadas a ofrecer servicios a los autores, desde a la Asociación de Escritores Nóveles AEN (nacida en 2006), a la Sociedad Cooperativa de Escritores Independientes (creada en 2016). Estas asociaciones proporcionan servicios editoriales, asesoría legal y de marketing y plataformas de networking entre sus afiliados, pero no contemplan la producción colaborativa.

Sinécdoque nace en abril de 2018 como un sistema enfocado más hacia el lector y en el que varios escritores y escritoras fundan un laboratorio creativo para compartir ideas. Este espacio permite repartir las tareas de edición, corrección, marketing, difusión y las relaciones con los lectores, para suministrar textos de ficción, en este caso de literatura de ciencia ficción, fantasía y terror, y de distintos estilos a un precio muy asequible y con una periodicidad pre-fijada. El servicio se contrata a través de una suscripción gestionada por una plataforma de micro-mecenazgo, lo que les proporciona una vía rápida y directa de financiación. Inaugurado el pasado 15 de abril, no hemos querido dejar pasar la oportunidad de conocer mejor su funcionamiento y objetivos, y los 7 componentes del grupo han tenido la amabilidad de responder a nuestras preguntas con una celeridad y generosidad que agradecemos desde aquí.
 
En palabras del colectivo: «las respuestas a estas preguntas son un resumen combinatorio de las opiniones y experiencias de cada miembro de Sinécdoque. Al fin y al cabo, los siete somos solo eso: siete partes de un todo, un proyecto común con un espíritu único, pero voces diferentes, opiniones diversas y personalidades distintas. Un estupendo caldo de cultivo, si me permitís el símil».

 
Cristina Jurado: ¿Qué es Sinécdoque y quiénes lo forman?
Sinécdoque: Es, más que un grupo de escritores, una idea. Es ganas de aprender, compartir, de superarnos. Y sobre todo, de divertirnos. Los componentes de esta locura somos 7 autores: Alicia Pérez Gil, Rafael de la Rosa, Nieves Mories, Leticia S. Murga, Jorge Sosa, Jorge Fuentes y Virginia Buedo.
Visto desde fuera, Sinécdoque es una plataforma de lectura que ofrece cuatro relatos al mes por un dólar. Visto desde dentro, es un maravilloso grupo de personas que se mueven en espacios diferentes de la literatura de género y trabajan en común para llevar los relatos de cada uno desde la corrección a la excelencia.
 
 
CJ: Sinécdoque nace en abril de 2018 después de gestarse durante 5 meses. ¿Cómo surgió esta iniciativa?
S: A Alicia la idea le rondaba desde hace más tiempo, pero la verdad es que salió a la luz en noviembre de 2017 en un hilo de Twitter. Se hablaba de varias cosas, entre ellas de si la opción de auto-publicar era mejor o peor que la de publicar con una editorial tradicional. La posibilidad de montar una plataforma que funcionara como un «Netflix de autores» surgió como la tercera en discordia. Hubo muchas personas que se interesaron por ella. Entre ellos nosotros siete.
Para Nieves, al parecer, esto fue algo más «personal». Según ella: «Conmigo contactó Alicia Pérez Gil en la Hispacon. Nos tomamos un café (detrás de otro) y me habló de cierto proyecto al que le daba vueltas: algo parecido a un Netflix de relatos. Como esta mujer es capaz de convencerte de cualquier cosa, me lió. O me lié yo sola. Después de un tiempo ya había conseguido reunir al grupo de incautos que componemos Sinécdoque y bueno, aquí estamos. ».
En cualquier caso, en un par de días juntamos una propuesta muy chula y un calendario de trabajo agotador. Ambas cosas nos han traído hasta aquí.
 
 
CJ: ¿En qué se diferencia Sinécdoque de otros proyectos de micro-mecenazgo a autores?
S: Algo que creemos que nos diferencia del resto de proyectos es la cantidad de contenido que entregamos. Por un dólar se reciben cuatro relatos de calidad y minuciosamente corregidos, de autores diferentes. Hay, por tanto, mucha variedad y mucha calidad.
Al ser siete autores existen muchos puntos de vista. La autocrítica es complicada, pero la crítica constructiva no: eso nos obliga a dar lo mejor y no lanzarnos a la primera locura que se nos ocurre o a publicar lo que se nos pase por la cabeza. Cada uno aporta un punto de vista diferente y eso se traduce en relatos variados; puede que no te llame demasiado una temática, pero siempre tendrás otra para elegir.
Con Sinécdoque queremos romper mitos acerca de la escritura y una de esas falsas creencias es que la escritura es un oficio solitario: nosotros funcionamos como una maquinaria con los engranajes bien engrasados. Somos un equipo de escritores trabajando hacia una meta común.
 

CJ: ¿Cómo organizáis el trabajo?
S: Nos organizamos con Trello y trabajamos en Google Drive. Cada escritor entrega un relato cada 7 semanas y, entre el resto del equipo, lo corregimos dos veces y lo preparamos para su publicación. Nuestro proceso consta de las siguientes fases:
Entrega del relato, primera crítica, corrección 1, segunda crítica, corrección 2, creación de la portada y maquetación. A nivel interno tenemos asignadas algunas tareas generales necesarias para el correcto desarrollo del proceso: hay gente que se encarga del calendario, gente que se encarga del marketing, etc.
Todo se trabaja en un Drive compartido, con lo que todos vemos los comentarios de todos. Cada semana de crítica se convierte en un foro en el que los seis no-autores destripan y proponen mejoras al relato del o la compañera. Cada semana de corrección, el autor se dedica a resolver todos los comentarios, pulir y reescribir. Somos muy exhaustivos y eso nos permite aprender mucho los unos de los otros.
 

CJ: ¿Qué objetivos os planteáis?
S: Tenemos muchas ideas, pero la primera es «Conquistar el Mundo», por supuesto. ¿Qué si no?
Aunque luego, a corto y medio plazo, nuestros objetivos son bastante simples. Por un lado, queremos ofrecer trabajos de literatura de género de calidad y muy económicos para que todo el mundo pueda acceder a ellos. Pero también queremos demostrar que la profesión de escritor no es obligatoriamente solitaria. Todos aprendemos cada día de las opiniones y los trabajos de los demás, y eso nos hace mejorar como escritores. Por supuesto, nos encantaría poder vivir algún día íntegramente de la literatura, un objetivo a largo plazo.
Por otra parte, tenemos muchos planes, algunos muy grandes que aún no podemos, pero nos gustaría poder ofrecer antologías de Sinécdoque en formato físico y es una de nuestras metas más cercanas, tener «reuniones» con algunos de nuestros mecenas, ofrecer ciertos servicios editoriales y se habla, incluso, de una novela a 14 manos. Aún tenemos que perfilar mucho esas ideas y también nos gustaría escuchar qué quieren nuestros seguidores para poder tenerlo en cuenta. Cuando todo esto funcione, podremos centrarnos en lo que será el producto estrella de Sinécdoque: los culondarios.
 
 
CJ: ¿Cómo se reparten los beneficios que se consiguen mediante el servicio de mecenazgo?
S: A partes iguales. Todos aportamos el mismo esfuerzo y todos nos damos lo mejor. ¿Por qué iba a ser de otra manera? Aunque antes de que haya reparto de dividendos, nuestra prioridad es reinvertir los mismos beneficios en ofrecer más literatura. Tenemos varios proyectos de publicación en papel para poder llegar a mucha más gente y que los lectores interesados tengan algo nuestro que poner en sus estanterías. Pero lo que no se reinvierta se repartirá equitativamente.
 
 
CJ: ¿Cómo creéis que este tipo de proyecto literario colaborativo puede influir en la situación actual de la ficción en nuestro país?
S: Esperamos enseñar a la gente que escribir de forma colaborativa es algo hermoso; pero sobre todo posible. Y deseamos que, en un futuro, empiecen a salir más proyectos en los que prime la colaboración. De todas formas, no está claro que lleguemos a influir en algo (ojalá lo hagamos) pero, si hay algo que nos gustaría a todos es contribuir a la creación de comunidades, abrir vías de comunicación. Ayudar a mejorar a otros, dejar que esos otros nos ayuden. Comernos un poco el ego y aceptar críticas desde el primer momento.
Somos compañeros de profesión y, si dejamos a un lado la competitividad que muchas veces se respira en ambientes literarios, todos podemos aprender y enriquecer nuestro trabajo a nivel literario y nuestra vida a nivel personal.
Sería genial, en definitiva, que Sinécdoque fuera el principio de un nuevo modelo de literatura cooperativa, pero solo el tiempo dirá si lo conseguimos.  También nos gustaría que Sinécdoque se convirtiera en un punto de referencia para la literatura de género que habitualmente es tan maltratada por los grandes grupos editoriales.
Aquí, Alicia quiere decir una cosa a nivel personal: «hay que cambiar el mundo, de cuajo, de raíz. Si en noviembre me llegan a decir que estaría ahora, en abril, trabajando codo con codo con otras seis personas en algo como Sinécdoque no lo habría creído. Sin embargo lo estoy haciendo. Es mi obligación, y un deseo de los siete, hacer cosas imposibles. Porque las posibles ya las hace todo el mundo».
 
 
CJ: ¿De qué manera os gustaría ser recordados en el futuro?
S: Nieves nos da un epitafio deseado: «Le gustaban el amor, la gente muerta y las cursivas para dar énfasis. A sus compañeros no les quedó otra que aceptarla tal cual».
Los demás creemos que tenemos suerte. Suerte de poder trabajar en lo que nos gusta, suerte de hacerlo con personas que aman esta profesión, con los que hemos conseguido un sistema de trabajo con el que nos sentimos cómodos, que nos ayuda a mejorar cada día y que, además, está formado por amigos. Así queremos que nos recuerden, como 7 escritores que dieron un giro al modelo literario del país. Es un sueño grande, pero estamos dispuestos a trabajar muy duro para lograrlo. O, en otras palabras «Esa panda de autores que nunca se murieron».


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​Entrevista a María Leticia Lara Palomino: bloguera, editora, lectora cero y experta en CF

5/1/2018

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 Por Cristina Jurado
 
 
Fantástica Ficción es uno de los blogs más interesantes del actual paisaje cibernético, con 6 años de andadura ofreciendo noticias, entrevistas y reseñas sobre las novedades más interesantes de la literatura de ciencia ficción, la fantasía y el cómic. Lo gestiona María Leticia Lara Palomino, ingeniera técnica en informática de gestión e ingeniera superior en ingeniería industrial, y ávida lectora que lleva años en contacto con otros lectores, intercambiando opiniones, analizando obras e impulsando la literatura de género en nuestro país. Su labor no se limita a publicar en su blog: ejerce como lectora cero para algunos de los autores más importantes del panorama, ha sido panelista en convenciones nacionales e internacionales, colabora con publicaciones (nos os perdáis su sección “Reconocimiento Digital” en nuestra revista, dedicada a ofrecer semblanzas de los autores y autoras más destacados) y otros blogs, realiza presentaciones de libros, y ha editado obras icónicas como WhiteStar o Alucinadas (ambas para Palabaristas), que ha ayudado a visibilizar a las autoras en español. Como una de las pocas blogueras que reseña literatura de ciencia ficción en nuestro país, hemos creído importante “someterla” a una dura batería de preguntas, que ha sorteado airosa. Desde aquí queremos agradecer que nos dedicara parte de su tiempo para ayudarnos a conocerla un poco mejor.
 
 
Cristina Jurado: ¿Cómo te iniciaste en la literatura de ciencia ficción, fantasía y terror?
María Leticia Lara Palomino: Supongo que como en muchos otros casos, la culpa la tuvo la biblioteca. Recuerdo ir casi todos los días a sacarme dos libros y que el bibliotecario ni siquiera me pidiera ya el carné porque se sabía mi número de memoria. Allí leía tebeos y libros pero siempre me llamaban más la atención los de fantasía, con esas portadas de dragones y otros seres míticos. Creo que era un poco pequeña para darle fuerte a la ciencia ficción, que a la postre terminó siendo mi género favorito.
Cuando ya acabé prácticamente con todos los libros de la biblioteca (esto es verídico) mis padres se apuntaron al Círculo de Lectores, “para que la niña tenga algo que leer” (sic), y allí descubrí a Asimov, con una colección que todavía conservo. Fue como una revelación para mí. Ahora se podrá discutir sobre su valía como escritor, pero con esa edad, unos trece o catorce años, me marcó mucho.
 
CJ: ¿Cuáles son tus autores nacionales e internacionales favoritos y por qué?
MLLP: Esto sin duda es una pregunta trampa. Admiro a muchos autores, sobre todo porque me encantaría tener esa imaginación y esa capacidad de volcar mis ideas en un texto. Es injusto mencionar solo unos pocos, seguro que me dejo muchos por el camino, pero los primeros que me vienen a la mente son: Iain M Banks, por redefinir la space opera y crear la Cultura; Ada Palmer por establecer un nuevo escalón de calidad en el género; Alastair Reynolds por ser tan bueno en las distancias largas como en las cortas; Aliette de Bodard por ser simplemente como es… ¿Cuántas palabras decías que podía tener la entrevista? Me van a faltar.
En cuanto a autores nacionales, siento especial predilección por Javier Negrete, aunque ya haya cambiado de género, y Félix J. Palma por ser tan bueno en los relatos. Felicidad Martínez se va superando obra a obra. Pero me queda tanto por descubrir…
 
CJ: Cómics, novelas, novelas cortas, antologías… si tuvieras que elegir una obra de cada formato, ¿cuál elegirías y por qué?
MLLP:  Continuamos para bingo con las elecciones difíciles. En el cómic mi preferencia es el europeo, aunque también tuve mi etapa marvelita, como bien me recuerda Pablo (mi marido) cada dos por tres. Restringiéndonos a la ciencia ficción, creo que Valerian es una lectura maravillosa, por su desbordante imaginación. Tiene altibajos, pero me da igual. En el salón de mi casa hay un poster de la portada de Los Héroes del Equinoccio, así que imagínate.
De las novelas que más huella me han dejado últimamente escogería Too Like the Lightning, de Ada Palmer junto con Seven Surrenders. No es trampa, es que forman una sola novela truncada por sugerencia del editor. Tiene tantas ideas y está escrita de una forma tan brillante que resulta inquietante (cuando no humillante para el resto de los mortales) el hecho de que sea su primera obra.
En cuanto a novela corta, mi favorita es quizá algo antigua, pero la releí hace poco y me sigue pareciendo extraordinaria. Se trata de Diamond Dogs de Alastair Reynolds (título inspirado por tu admirado Bowie) que es capaz de mezclar investigación arqueológica con un Big Dumb Object, con unos personajes arrolladores y un misterio. Un ritmo endiablado, una prosa brillante… Lo tiene todo.
Y para romper un poco la tónica, me gustaría decir que la mejor antología está todavía por hacer. ¿Te atreves?
 
CJ: No es lo mismo escribir crítica literaria que reseñas. ¿Qué te ha hecho inclinarte por lo segundo?
MLLP: Principalmente que no tengo los conocimientos para hacer crítica, mientras que para hacer reseñas, al menos como yo las entiendo, sí me creo capacitada. Leer una reseña debería ayudar a decidir si se quiere o no leer un libro y para eso creo que el reseñador debe esbozar unos trazos certeros y tener unos gustos más o menos definidos. El que lea la reseña entonces sabrá a qué atenerse.
 
CJ: ¿Cuándo y cómo nació Fantástica Ficción? ¿Por qué elegiste ese nombre?
MLLP: Nació en un puente de diciembre de 2012. Yo había sido colaboradora de Cyberdark, pero mis circunstancias personales me habían alejado del “mundillo”. Me di cuenta de que podía contribuir a la conversación, colaborando con mi pequeño grano de arena y decidí intentarlo. Podría decirse que mi principal inspiración fue Sense of Wonder y de hecho es innegable la semejanza entre ambos blogs, aunque el de Elías siempre ha sido mejor. Mi reto es conseguir parecerme a él, pero con mi propia personalidad.
Hubo personas que me ayudaron desde un principio. Mi amigo Manuel Moreno, (@trecebits), me ayudó haciendo brainstorming para escoger el nombre y gracias a sus conocimientos el blog es algo mejor. Mi amigo Daniel Cabrera (@sevanagloria) alojó el servicio y se ocupa de aspectos técnicos. Los miembros de los Fantascópicos hacen que tenga conversaciones que resultan en artículos del blog. Compito con Marcheto (@cuentosalgernon) pero la verdad es que la idea de los pasatiempos es suya y solo suya. Mi principal colaborador, Antonio Díaz (@mertonio) es un acicate constante cuando me siento algo desanimada (también nos pasa, no somos máquinas de publicar). Y sin duda alguna mi principal apoyo es Pablo Luján (@pablolujan77) que tiene que aguantar todos mis rollos (sean del blog o no).
 
CJ: ¿Cómo gestionas el blog? ¿Cómo seleccionas las noticias y las obras que reseñas?
MLLP: Tengo en feedly una serie de blogs y recursos donde voy seleccionando las noticias y estoy atenta a twitter sobre todo para las ofertas. La selección es un poco personal, publico las noticias que me gustaría leer en otros sitios, así que su interés es variable para los demás. Me gustaría poner más en valor las portadas de los libros, porque es un elemento que “entra por los ojos” y al que creo que no se hace justicia habitualmente, pero me faltan herramientas y conocimientos sobre diseño. Otra cosa más en la lista de pendientes.
En cuanto a los libros que leo, intento ampliar lo que puedo mi campo de acción, aunque siempre me van quedando cosas en el tintero (electrónico, aquí somos muy modernos). Yo leo por placer, no por imposición, así que lo mismo salto de un libro de fantasía épica recién salido del horno a una space opera ochentera. Es cierto que a veces me afecta la tiranía de las novedades, pero por lo general intento picar un poco de todo. Como dije en un panel en el que estuve, “I chose randomly”. Creo que desde entonces me miran raro.
 
CJ: ¿Cuándo y cómo empezaste a colaborar con los VerdHugos?
MLLP: Sicilia, 1914… Esto… España, abril de 2014. Unos inocentes podcasters invitaron a una tal Leticia Lara a hacer un especial en su programa sobre Iain M. Banks. Lo que no sabían esos pobres creadores de contenidos es que la invitada no se iba a ir de allí ni con agua caliente, agarrada como una lapa al micrófono. Y así fue como comenzó. Me hicieron el honor de invitarme (a mí, que era fan) por mis dudosos conocimientos sobre la figura de Banks y se ve que les gusté, y siguieron invitándome. He intentado ayudar en todo lo posible (con el objetivo de que no se den cuenta de que sigo yendo y no me echen), hace poco he empezado a hacer yo la edición y la conducción del programa. Para mí es todo un honor y un privilegio, así que espero seguir mientras me deje el cuerpo, el cerebro o una combinación de ambos.
 
CJ: Has realizado incursiones en el mundo de la edición, con Alucinadas y WhiteStar. ¿Cuáles son en tu opinión los retos de editar antologías en nuestro país?
MLLP: Las antologías es un formato que no vende, dicen. Creo que el mayor reto es cambiar esa percepción, para que merezca la pena embarcarse en una labor como es editar una antología. Requiere una labor entre bambalinas que desgasta tanto emocionalmente como en otros campos. Espero que, poco a poco, consigamos cambiar esa idea preconcebida.
 
CJ: Es conocida tu estrecha relación con Aliette de Bodard. ¿Cómo comenzó tu relación con ella?
 
MLLP:  Está todo recogido en el informe policial de la orden de alejamiento… Pues todo empezó cuando ella ofreció una obra suya para leer por si queríamos nominarla a los Hugo. Me avisó Elías, recibí la obra y me encantó. Empecé a buscar sus libros y cada vez me gustaba más cómo escribía, pero es que además resultó ser muy cercana en redes sociales. Me hizo el honor de ser mi primera entrevistada para el blog, cuando una autora de prestigio como es ella no tendría por qué entretenerse en esas minucias. Y hemos seguido hablando y hablando. Finalmente la conocí en Londres en 2014 y desde entonces hacemos por vernos todos los años.
 
CJ: Otra de tus facetas es la de ejercer como lectora cero para algunos autores. ¿Qué es lo más difícil a la hora de leer un manuscrito como lectora cero?
MLLP: Los escritores a los que he ayudado son gente maravillosa, que aceptan la crítica o la puntualización con amabilidad, así que en ese aspecto no he tenido problema. Yo leo de varias formas simultáneamente. Por una parte, veo los posibles fallos tipográficos así como la repetición excesiva de frases o adjetivos y corrección gramatical. Esto no me cuesta mucho trabajo porque las erratas me “apuñalan en el ojo”, suelen ser bastante evidentes para mí.
En otro nivel de abstracción, intento ver si la historia es coherente. Por ejemplo, si los personajes actúan de forma lógica respecto a lo que conocemos de ellos, pero también si tiene sentido científico (dentro de mis conocimientos, claro), en el caso de la ciencia ficción. Me preocupa el ritmo de la lectura y que la historia vaya a algún sitio. En general, me gustaría pensar que ayudo a pulir lo que el autor quería decir, pero como esto es un diálogo entre el escritor y yo, a veces me da la razón y a veces me la quita.
 
CJ: ¿Por qué crees que hay tan pocas blogueras de literatura de ciencia ficción en España?
MLLP: Supongo que será un cúmulo de factores. Entiendo que tendrán que luchar contra el síndrome del impostor, algo que creo que nos afecta a muchas. También es cierto que quizá disponen de menos tiempo para dedicarlo a esto, que al fin y al cabo es una afición. Puede ser simplemente que sus gustos sean otros o que prefieran la inmediatez de las redes sociales (dicen que los blogs son cosa del pasado). En todo caso, yo las animo. Cuando empecé con Fantástica Ficción no creía que fuera a tener repercusión ni que me fuera a leer nadie. Repercusión, lo que se dice repercusión, sigue sin tener, pero me ha permitido conocer a gente maravillosa que comparte mis gustos. Y estas amistades son el mayor premio que me puedo llevar por un poco de esfuerzo.
 
CJ: ¿Cómo ves el actual panorama de la literatura de género en nuestro país?
MLLP: No conozco los entresijos del mundo editorial, así que será una opinión más fundada en impresiones que en hechos constatados. Veo que hay muchas editoriales que intentan hacerse un hueco y que publican cosas interesantes, pero no sé si son económicamente viables. Se publica bastante más que hace unos años, aunque no sé si se vende todo lo que se publica. Veo que se sigue traduciendo mucho y lo entiendo, porque es una apuesta menos arriesgada que publicar a un autor español. Lo extranjero vende, por alguna extraña razón.
La presencia de revistas puede ser la cantera para el escritor de relatos que luego puede dar el salto, si lo desea, a escritor de novelas. Por mi parte voy a intentar leer más en español, que es una de mis asignaturas pendientes.
 
Quiero agradecerte que me hayas brindado esta oportunidad y espero que estas respuestas hayan resultado de interés para los lectores. ¡Nos vemos en las redes!

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​Entrevista a Sofía Rhei: “Lo que busco en un texto es su voltaje metafórico”

9/25/2017

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 Cristina Jurado
 
 

Cuando alguien incluye en su biografía la palabra “experimental”, abre la puerta a que se le atribuyan conceptos como “poco ortodoxo”, “difícil” o “inaccesible”. Sin embargo, autores como Sofía Rhei (Madrid, 1978) consiguen que “experimental” revierta a su carácter más creativo, esto es, ser sinónimo de una “búsqueda incesante” en el universo propio.
Sofía es escritora, traductora y poeta, además de muchas otras cosas, porque su capacidad para desenvolverse con soltura en las artes –es Licenciada en Bellas Artes- la espolea para inventar e ingeniar sin cesar. Sus poemas habitan las páginas de numerosas publicaciones y ha participado en diversos festivales de creación. Además de colaborar en antologías poéticas, y coordinar alguna que otra, su obra poética ha viajado por el mundo vestida de inglés, francés, portugués, gallego, italiano, japonés, ucraniano y esloveno, y ha sido reconocida con el premio Javier Egea. Con más de una treintena de títulos en su haber, en su mayor parte infantiles y juveniles, aún tiene tiempo para impartir charlas, talleres y sesiones de animación a la lectura en colegios e institutos.
​            Los relatos forman parte importante de su trayectoria literaria y siente predilección por la ciencia ficción y fantasía oscura, como lo demuestran los publicados en las revistas Casatomada, Calle 20, Presencia Humana, SuperSonic y en las antologías Más allá de Némesis, Crónica de Tinieblas, Retrofuturismos, Terra Nova y Alucinadas. Ha sido finalista de los premios Rhysling y Dwarf Stars por su microficción de género, gracias a las traducciones de Lawrence Schimel.
​            Con Róndola (Minotauro, 2017), su primera novela para adultos que transcurre en un mundo en forma de rosquilla, ha conseguido alzarse con el premio Celsius, otorgado por la Semana Negra de Gijón.
 
 
Cristina Jurado: Tu versatilidad como autora ha quedado de manifiesto en el último año con la publicación de tus novelas: Róndola (Minotauto), una historia de aventuras con protagonistas femeninas que utiliza la fantasía féerica para explorar la identidad, las convenciones sociales y los tabúes relacionados con el sexo, entre otras cosas; y Espérame en la última página (Plaza y Janés), en la que una mujer se reconstruye a través de los libros después de sufrir una dolorosa ruptura amorosa. ¿Cómo eliges tus proyectos? ¿De qué forma tus comienzos como autora de literatura fantástica te han servido para abordar otros géneros?
Sofía Rhei: Los géneros especulativos y los líricos son los que más me interesan como lectora. A veces tiendo más a lo oscuro y a veces a lo humorístico, pero lo que busco en un texto es su voltaje metafórico, ya sea en lo macro (desde el argumento, como sucede tan a menudo en la buena ciencia ficción) como en lo micro, o mejor dicho, formando parte de la misma textura del lenguaje (poesía, narración lírica). Me fascinan Rachel Pollack, Lisa Tuttle, Elizabeth Hand, Steven Millhauser, Douglas Adams, Diana Wynne-Jones. Mervyn Peake... 
Por otra parte, comprendo que no soy una lectora representativa, y, como escritora, de vez en cuando me doy el capricho de hacer relatos barroco-pirotécnicos. Sin embargo pienso que la función de la literatura, al final, es la comunicación, y busco un estilo que tienda a facilitarla. Especialmente cuando escribo para jóvenes. Trato de hacer los textos todo lo entretenidos de lo que soy capaz, porque siento la responsabilidad de mantener al lector en el libro. Y cada vez tenemos que competir con formatos más sintéticos, más rápidos, interactivos y multisensoriales. 
Escojo mis proyectos buscando el equilibrio entre lo que creo que tendrá una salida comercial y aquello que me apetece escribir. No siempre consigo un balance al 50%. A menudo propongo ideas a editores y veo que ponen caras muy raras. Supongo que si fuera multimillonaria solo escribiría humor weird con temas utópicos desde mi casa árbol de tejado puntiagudo. Pero estoy contenta de poder sobrevivir con las cosas que escribo, y de que muchas de ellas tengan elementos fantásticos. Me siento afortunada, me resulta emocionante recibir mensajes de lectores que han empatizado con determinados personajes o situaciones. Creo que este es el siglo de la interactividad, en el que el “yo” del autor es cada vez menos relevante. Ya no estamos en la época en la que alguien que se sentía iluminado buscaba hacer llegar su visión del mundo a lectores pasivos. 
Mis metas personales para los próximos años son hacer una novela larga de sociología-ficción y otra de lo que podríamos llamar realismo mágico con toques greenpunk. Todo con brujas dentro, por supuesto. A ver en qué acaban...
 
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CJ: En el marco de la Semana Negra de Gijón se te concedió el Premio Celsius 2017 a la mejor novela de fantasía y ciencia ficción por Róndola. Eres la segunda autora en conseguirlo, después de Elia Barceló, y una de las pocas autoras, si no me equivoco, en ser considerada para este galardón. ¿Qué ha supuesto este reconocimiento? ¿De qué manera crees que ha afectado a la visibilidad de las autoras de literatura de género en nuestro país?
SR: Por los datos que tengo, el autor de fantasía más vendido en la historia de nuestro país es una mujer. Ahora mismo, Iria y Selene sobrepasan ampliamente a la mayor parte de autores varones de este género. No creo que sea acertado descartarlas del mapa global de la situación porque escriban novela juvenil. Hay fantasía original para adultos, en grandes sellos, de Maite Carranza, Nerea Riesco, Aranzazu Serrano, Virginia Pérez de la Puente, María Zaragoza, Victoria Álvarez... Esto es solo las punta de un iceberg muy nutrido, con autoras que comprenden muy bien la interacción con sus lectores, como Gabriella Campbell.
Estamos en un momento nefasto respecto a la venta de libros, y sin embargo, el lector de género empieza a no dar abasto con la producción nacional, lo cual es una noticia excelente. Habrá que ver cómo se van imbricando estas dos realidades; personalmente espero que el libro digital despegue en géneros diferentes a la novela romántica, algo que podría mantener escribiendo a no pocos autor@s que ahora mismo trabajan por amor al género. Supongo que esto solo puede suceder si se produce un cambio de mentalidad tanto de lectores como de editoriales respecto al soporte electrónico y al pago por descarga. 
Entre las autoras de mi generación, me interesan especialmente Laura Fernández, que consigue publicar géneros híbridos desde sellos literarios de grandes grupos, lo cual tiene un mérito asombroso, y Tamara Romero, que va autoeditando sus maravillosas novelas breves en alternancia con publicaciones en sellos independientes de alta calidad. En ambas valoro mucho la capacidad de sorprender al lector y la libertad de ignorar completamente esos estereotipos argumentales que tan monótonos se han vuelto.
Respecto a la ciencia ficción, me gusta mucho el ambiente casi de organización criminal que se ha producido en torno a Alucinadas. Es una gozada formar parte de un grupo tan abierto a la comunicación. Ojalá haya muchísimas más entregas del certamen. La aparición de Cerbero y el anuncio de que Sportula publicará novelas cortas también son un tremendo incentivo para la producción de ciencia ficción escrita por mujeres. Ya empezamos a tener un abanico de estilos: la voz más hard de Felicidad Martínez, la más realista, pero impregnada de las grandes preguntas de nuestros géneros, de Susana Vallejo; el enfoque escéptico y racionalista indignado de Nieves Delgado, casi opuesto al aparente nonsense, tan liberador, de Laura López Alfranca; la escritura visceral de Cristina Jurado, el humanismo queer de Lola Robles, el thriller médico futurista de María Angulo, el weird literario de Marian Womack, el erotismo espacial de Rocío Vega... y Conchi, Layla, Yolanda, Carmen, Gloria, Miriam, Maria Antònia, Iulia... ¡todo lo que nos queda por ver!
Es importante que empiece a haber especialistas universitarios en géneros especulativos que le dediquen atención a la obra de mujeres, como Sara Martín y Teresa López Pellisa. Otro de los puntos de inflexión capaz de abrir puertas a la presencia femenina en el género es el trabajo de personas que promueven activamente nuestras historias en el mercado anglosajón: Sue Burke, Lawrence Schimel, Marian y James Womack, Cristina Jurado, Ian Whates, Arrate Hidalgo... 
Tenemos la suerte de contar con “madres” extraordinarias dentro de las literaturas de lo imaginario: Fernán Caballero, Emilia Pardo Bazán, Ana María Matute, Gloria Fuertes, Carmen Martín-Gaite, Cristina Fernández Cubas, Pilar Pedraza. Elia Barceló, Rosa Montero... El hielo ya está roto, ahora solo queda navegar.
 

CJ: ¿Por qué crees que no eres una lectora representativa?
 SR: Tengo gustos minoritarios. Disfruto con las antologías temáticas de relatos, con los géneros híbridos, la metaliteratura, el humor, los libros estacionales de Halloween o de Navidad... muchas de esas cosas les ponen los pelos de punta a los editores. Afortunadamente otras que antes eran raritas, como los protagonistas homosexuales, van siendo cada vez más frecuentes. 
 
 
CJ: En Espérame en la última página abordas el efecto terapéutico de los libros, más desde el punto de vista del lector. ¿Crees que escribir tiene también efectos terapéuticos en el autor?
SR: Supongo que sí, claro. A mí la lectura me ayuda a sosegarme, ya que soy de temperamento nervioso. Escribir me sirve menos para eso, ya que es necesaria cierta tensión para generar cosas y hay que estar pendiente de que todos los cables encajen entre sí. Pero sacar cosas de dentro ayuda mucho a hacer trabajo psicoanalítico individual, y a comprenderse a sí mismos y a otros, exactamente igual que una lectura atenta. Lo que pasa es que en este caso lo que estás leyendo es a ti misma. 
 

CJ: Me llama la atención que en muchos de tus relatos -estoy pensando en “Tetch” de Alucinadas, “informe de aprendizaje” en Alucinadas2,  “El crujido de la cereza al romperse” de SuperSonic #1 o “You cannot kill Frownyflute!” de Supersonic #6- Eurocon)- exploras temas relacionados con el lenguaje. ¿A qué se debe este interés por el lenguaje como elemento fantástico?
SR: De adolescente leía a Borges, Aymé, Cortázar, Queneau, Calvino, Pirandello, Bradbury... uno de mis libros obsesivos siempre ha sido La historia interminable. Colecciono libros en los que el soporte se mezcla con el mensaje. Además, es uno de los grandes temas de la ciencia ficción, y por un buen motivo, ya que el lenguaje es una de nuestras interfaces con la realidad y estructura el pensamiento. Supongo que eso me ha llevado a escribir varios relatos alrededor de este tema, o bien utilizando como pretextos a algunos de mis escritores preferidos; creo que ya tengo una docena. Algún día me gustaría sacar una colección con este material.
 

CJ: ¿Relatos o novelas?
SR: Como lectora, depende de cada momento. A veces me apetece poesía, a veces ensayo. Me gusta mucho leer relatos y tengo una buena colección. Me gustan mucho Cortázar, Kelly Link, Roald Dahl, Anna Maria Shua...  
Como escritora, hay un abismo comercial entre las posibilidades de un relato o colección y las de una novela, así que el relato lo escribo por placer, e incluso necesidad, a veces, cuando me sale humo por la cabeza de ganas de contar alguna historia que parece pedirme ese formato. Por tanto, en los relatos soy mucho más libre que en los formatos que deben ceñirse a una estructura concreta, y resulta liberador. 
Con esto no quiero decir que no me guste escribir novelas, ya que precisamente una de mis partes preferidas es la estructuración e interconexión de las tramas. Pero es un trabajo que tiene más componentes técnicas. 
 

​
CJ: Siempre me ha interesado el proceso creativo de los autores y autoras que entrevisto. Me gustaría que detallaras cómo desarrollas un proyecto, desde que la primera idea surge hasta que entregas el manuscrito.
SR: Tengo un verdadero caldo primordial de ideas, que se van combinando y evolucionan hasta que veo claro cuál puede convertirse en un relato o novela. Tanto en el ordenador como en cuadernos y carpetas tengo más de un centenar de proyectos empezados, y cada vez que tengo una idea o parte de una idea que puede encajar en uno de ellos, la clasifico adecuadamente. En este sentido tiene razón Orson Scott Card cuando, en su manual para la escritura de género, dice que una novela surge cuando dos ideas se pueden combinar entre sí. Una sola no suele ser bastante, y, desde luego, no todas encajan con todas. Supongo que en mi caso hay una parte fuerte de intuición: no “decido” qué escribir, sino que de algún modo cuando una de esas combinaciones adecuadas aparece, “sé” que debo escribir eso.
 

CJ: ¿Hacia dónde ves encaminarse la literatura de género a nivel mundial y más específicamente en nuestro país?
 A nivel internacional, parece que la ecología va aumentando su presencia en el género, algo que considero necesario. La ciencia ficcion fue pionera en alertar sobre problemas de sostenibilidad y cambio climático, y sigue cumpliendo esa función en estos momentos en los que la situación se va agravando tanto sin que parezcamos darnos cuenta. En tanto que frikis, no nos hacemos caso a nosotros mismos. 
El panorama de grandes premios de habla inglesa está cada vez más diversificado, lo cual es una noticia excelente. 
En nuestro país, las pequeñas y medianas editoriales hacen un esfuerzo tremendo por dar voz a numerosos autores con propuestas de lo más variado, y los lectores de género están cada vez más movilizados. Sin ese sustrato es imposible que lleguen a existir obras mayores, porque un autor se construye poco a poco, dentro de un contexto vivo que le compense económica y socialmente, como lleva sucediendo en Estados Unidos desde los años 40. Sin embargo, en España, las ventas medias de una novela de fantasía para adultos rara vez superan los mil ejemplares, y de la ciencia ficción mejor no hablar. Creo que nuestras novelas y relatos solo podrán ir ganando nivel si el techo de ventas del género sube varias veces. 
 

CJ: ¿De qué manera crees que las nuevas tecnologías han influido en la relación entre autor y lectores, y entre las editoriales y su público?
SR: La han revolucionado totalmente, en algunos aspectos para bien, y en otros para mal. Actualmente, las editoriales buscan más proyectos con personas con una fuerte presencia en redes sociales que con escritores que no la tengan. Por otra parte, la comunicación directa mediante tantos canales, en tiempo real, es algo que nunca había sucedido, y es fantástico poder estar al corriente de las actualizaciones de nuestros escritores internacionales preferidos.   
 

CJ: Imagina que tienes una varita mágica ¿Qué cambiarías en la industria editorial española? 
SR: Me gustaría que las editoriales redujeran drasticamente el precio del libro electrónico y que los lectores hicieran un consumo responsable de este. Y, puestos a pedir, que se publicaran más libros de humor. 
 

CJ: No puedo dejarte marchar sin preguntarte por tus proyectos futuros. ¿Qué será lo próximo que salga de tu pluma que podremos disfrutar?
 SR: Probablemente será un libro de microrrelatos de fantasía oscura. 
 


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​Entrevista a Jesús Cañadas: “Fermín Salvochea es material de leyenda”

9/21/2017

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 Alexander Páez
 
 
Jesús Cañadas (Cádiz, 1980) se formó en ingeniería técnica en la Universidad de Cádiz, se licenció en documentación por la Universidad de Granada, y obtuvo el máster en gestión cultura por la Universidad de Deusto, la Universidad de Gotinga, y la Universidad de Osaka. Publicó su primer relato en 2003, cuando residía en Italia, en la revista Asimov Magazine, y desde entonces ha publicado textos breves en Aurora Bitzine, Miasma, así como en las antologías Calabazas en el Trastero, Ácronos, Fantasmagoria, Charco Negro y Presencia Humana. Publicó su primera novela en 2011, El baile de los secretos, en la editorial Grupo AJEC, y quedó finalista a Mejor Novela en los Premios Scifiworld. En 2013 publicó Los nombres muertos en Fantascy (Penguin Random House). Su tercera novela Pronto será de noche, se publicó en 2015 en la colección Insomnia de la editorial Valdemar. Entre 2015 y 2016 estuvo en el equipo de guionistas de la productora Globomedia, donde co-escribió la segunda temporada de Vis a Vis, para Antena 3. Su próxima novela, Las tres muertes de Fermín Salvochea se publica el 05 de octubre en Roca Editorial, y promete un paseo por Cádiz de la mano de cuatro entrañables protagonistas.

 
Alexander Páez: Hola, Jesús. Vamos a romper el hielo. ¿Qué pregunta te hacen siempre en las entrevistas, que odias que te hagan?
Jesús Cañadas: Precisamente la que me haces tú al final: ¿cómo ves el panorama actual del género fantástico en España?

 
AP: ¿Y la que nunca te hacen que te gustaría que te hicieran?
JC: Me gustaría que me hicieran esta: ¿qué estás haciendo para mejorar el panorama actual del género fantástico en España?

 
AP: Tu nueva novela, Las tres muertes de Fermín Salvochea vuelve sobre una idea con la que ya jugaste en tu segunda obra, Los nombres muertos, el biopic ficcionado mezclado con género fantástico (terror y fantasía). ¿Qué se va a encontrar el lector neófito de tu obra en esta novela?
JC: En realidad no creo que Las tres muertes de Fermín Salvochea vuelva al terreno de Los nombres muertos. De hecho, el motor que mueve la trama de Salvochea es el diametralmente opuesto, aunque no te voy a decir cuál es.
Lo que el lector se va a encontrar es una mezcla de costumbrismo y género, en la línea de otras ficciones como la serie El Ministerio del Tiempo, la novela Salem’s Lot o la reciente película Verónica. Un grupo de chavales de barrio en el Cádiz de principios del Siglo XX que se enfrentan a una amenaza terrorífica; aunque quizá no la que piensan en un primer momento.
De todos modos, y parafraseando una cosa que me dijo hace poco Elia Barceló (la autora de El Color del Silencio entre otras mil novelas excelentes), lo que se van a encontrar es una novela de Jesús Cañadas, con lo bueno y con lo malo. A ver si les mola.
 

AP: Es más, hemos pasado de una novela apocalíptica oscurísima y con una prosa seca, dura y directa, a una novela de aventuras en tu ciudad natal. ¿A qué se debe el cambio?
JC: No hay una razón concreta, más allá de no querer repetirme. Escribir una historia que se moviese en las mismas coordenadas que Pronto será de noche o Los nombres muertos habría sido muy aburrido. Y aunque suene muy loser, yo escribo sobre todo para pasármelo de puta madre.
 

AP: ¿Por qué Cádiz y no, Berlín, Amsterdam, Nueva York o Buenos Aires? ¿Qué tiene la ciudad gaditana que tanto te apasiona?
JC: Junot Díaz decía algo así como: “hay cabrones que pueden mantener una conversación entera en élfico pero se llevan las manos a la cabeza si metes tres palabras en español”. Cádiz no tiene nada que envidiarle a Góndor, a Desembarco del Rey o a Nueva York, al menos desde mi punto de vista, que desde luego no es objetivo.
Me apetecía una novela que visitase la ciudad donde nací. Quería saber si sería capaz que pasar un sitio tan luminoso como Cádiz por el tamiz de mis inquietudes, de las mierdas que me gustan: trama de misterio, componente fantástico, toque gótico… si lo he conseguido o no, es algo que tienen que decidir los lectores.
 

AP: ¿Nos puedes hablar un poquito más sobre quién fue Fermín Salvochea?
JC: En una frase: Fermín Salvochea es material de leyenda. En Cádiz, hasta el cani más poligonero conoce su nombre. Fue un alcalde muy famoso en la ciudad, el alcalde anarquista en los tiempos de la Primera República, y se le recuerda como un héroe del pueblo, un revolucionario que se llenó las manos de pólvora y de sangre, siempre del lado de los pobres.
Insisto: ¿qué coño tiene George Washington o Churchill que no tenga Salvochea? ¿Qué coño tiene el presidente de los estados unidos que no tenga el alcalde de Cádiz? Esa fue la idea que puso en marcha la novela, hacer una historia de leyenda con un hombre de leyenda.
Luego vino la parte de escribirla, que es lo jodido.
 

AP: Tus personajes en la novela son un grupo de cuatro niños que se enfrentan a misterios que les superan. ¿Hay un pequeño homenaje/inspiración de las pelis ochenteras y noventeras, o es mi retorcida mente que se lo imagina?
JC: Las tres muertes de Fermín Salvochea es hija directa tanto de IT como de Una pandilla alucinante, pasando por El Cuerpo o, en términos de estilo, la trilogía de El Mapa del Tiempo. Pero eso es solo el principio. Hay capas y capas de guiños en la novela, algunas tan privadas que probablemente sólo entenderán mi hermana y mi madre. Por supuesto, ninguno de estos guiños es necesario para disfrutarla. Son cosas que he metido porque me da la gana, para divertirme mientras redacto.
 

AP: La paternidad es uno de los grandes temas de la novela, y en general con un tono trágico. ¿A qué se debe?
JC: Probablemente a que me estoy haciendo viejo. La gran virtud de la literatura fantástica es su componente alegórico, su capacidad para colocarnos un espejo delante y hablarnos de nosotros mismos. En este caso, por más brujas y piratas y vampiros y demonios que pululen por la novela, al final no es más que la historia de un hijo que deja de creer en su padre y tiene que saldar cuentas con la idea que tenía de él; que es algo que más o menos nos ha pasado a todos. En ese sentido, y aunque esto no pase de lo anecdótico, la novela me ha servido a mí para saldar cuentas con la memoria de mi propio padre.
 

AP: ¿Cómo ha sido el proceso de documentación para la novela? ¿Alguna anécdota que puedas compartir con nosotros?
JC: Pues es una pena, pero he de decirte que la vida de los escritores es muy aburrida. Un escritor no es más que un tío en pijama sentado en su salón con la mirada perdida delante de una pantalla. Puede que dentro de su cabeza esté surcando la Bahía de Cádiz en un galeón volador mientras lo persigue un escuadrón de grifos británicos, como de hecho pasa en Las tres muertes de Fermín Salvochea, pero por fuera la cosa es más bien lamentable.
En ese sentido, el proceso de documentación no ha sido más que ponerme en contacto con profesores de la facultad de historia de Cádiz y hacerles preguntas. En realidad, la novela no es tanto histórica como ficción situada en una época concreta, nada más. Quiero decir que el Cádiz que se presenta en ella no responde a la idea del Cádiz del pasado que tenemos. Como dice Félix J. Palma, la novela plantea una suerte de mitología del sur, y no pretende dar ninguna pátina de realidad a lo que cuenta. Hay anacronismos a puñados, y los hay porque desde el principio decidí que la historia que quería contar debía situarse muy por encima de la Historia con mayúsculas.
 

AP: Por curiosidad, ¿qué ha sido lo que más has disfrutado escribiendo esta novela? ¿Y lo que menos?
JC: Lo que más he disfrutado es el abrazo.
Lo que menos he disfrutado es la muerte.
¿De qué cojones estoy hablando? Léetela y lo sabrás. A lo mejor hasta estás de acuerdo conmigo.
 

AP: ¿Qué opinas del panorama actual del género fantástico en España, a nivel de autores nacionales y editoriales que publican hispanohablantes?
JC: Te voy a responder a la pregunta que me habría gustado que me hicieras y que nunca me hacen: pelearme. Pelearme con todo el mundo para que los escritores de género nos acerquemos un poquito más a la profesionalización. Pelearme con la página en blanco para exprimirle historias que, si bien no creo que vayan a cambiar la vida de nadie, son las más honestas y las mejores que puedo escribir. Partirme la cara para dignificar un género que en literatura está pidiendo a gritos que lo dignifiquen, y que ya está dignificado en otros formatos: películas, series, cómics, etc. Eso es lo que estoy haciendo por mejorar el estado del panorama del fantástico en España, que la verdad, no está mal pero tiene mucho margen para mejorar.
Por supuesto, esto no lo voy a conseguir yo solo. Pero, ah, ¿y si todos pusiéramos nuestro granito de arena? ¿Y si todos nos manchásemos las manos de sangre y pólvora como en su día hizo Fermín Salvochea en Cádiz? ¿Y si nos dejáramos de mierdas y nos partiéramos la cara todos y todas por tener el mejor fantástico posible?
 
​
AP: ¿Se mete uno a escribir por dinero?
JC: No. Pero si tienes la menor aspiración de profesionalizarte, el dinero tiene que estar en la ecuación. Tienes que comportarte como un profesional si quieres que te traten como uno. Y los profesionales cobran.


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