Hugo Camacho
Hace un par de años (hablamos de 2015), la revista Lightspeed Magazine lanzó un proyecto en Kickstarter que llevaba por nombre Queers Destroy Science Fiction y que nació con la intención de dar voz a autoras no heterosexuales que escribieran relatos de ciencia ficción y artículos relacionados en los que se incluyese el tema de la identidad de género dentro de la narrativa. El éxito fue tal que no solo se editó dicha antología, sino que además se hicieron el Queers Destroy Horror, Queers Destroy Fantasy e incluso un Queers Destroy Filk. El año siguiente llegó, no con menos éxito, el People of Colo(u)r Destroy Science Fiction (con sus consiguientes Horror y Fantasy) para incluir narrativas no blancas en los géneros fantásticos. Y todo ello en medio de (o a pesar de) la polémica de los Premios Hugo desatada por la caverna de los Sad Puppies y Rabid Puppies, ni más ni menos. Como opté por centrarme en los proyectos y no en la repercusión que pudiese tener entre el trolerío racista, no puedo comentar mucho al respecto y tampoco se merecen mi tiempo ni mi atención. Pues bien. A principios de verano me llegó un email de Lightspeed en el que anunciaban que habían pasado el testigo a Uncanny Magazine para crear el Disabled People Destroy Science Fiction, es decir, lo mismo que los otros Destroy, pero hecho por gente con discapacidad. Pequeña aclaración antes de continuar: Uso el término «discapacidad» y no «diversidad funcional» por tres motivos: uno, para que todo el mundo entienda de qué estoy hablando; dos, porque la palabra disabled en inglés (que en mi opinión carece de ese matiz peyorativo que parece que tiene en castellano) se utiliza en este proyecto para no dejar fuera a nadie y aglutinar a todo tipo de condiciones, ya afecten estas a la movilidad o a los sentidos, o tengan que ver con algún tipo de enfermedad más o menos incapacitante; y tres, que por mi condición de sordo poslocutivo yo mismo no me sé identificar como «diverso sensorial» (se me hace raro), «minusválido» (eso sí que es ofensivo) o «retrón» (es demasiado nuevo para mí, aunque tiene su gracia). Dicho esto, sigamos. Considero que Disabled People Destroy Science Fiction es importante a muchos niveles por dos factores fundamentales: pide incluir la discapacidad en la narrativa y lo hace al tiempo que reclama un espacio en la ciencia ficción. Parece que tradicionalmente para los autores de ciencia ficción ha resultado más fácil crear alienígenas, ciborgs o mutantes que no seres humanos con discapacidad y una voz propia más allá de su condición. En todo tipo de literaturas, no solo la fantástica, la representación de la discapacidad parece responder siempre a los mismos cinco estereotipos: a) El discapacitado que es el protagonista de una historia de superación que inspira a los «enteros» y que genera un montón de frases bonitas para compartir en redes sociales. b) El mentor del Pequeño Saltamontes al que enseña muchas cosas a pesar de su condición (sic). c) El que solo tiene voz como víctima. d) El que encuentra una cura mágica y deja de serlo. e) El que está tan enfadado por culpa de su discapacidad que se convierte en villano (aquí entrarían también todas aquellas personas con problemas mentales que se transforman en asesinos y cosas por el estilo). Hasta el momento, y salvo honrosas excepciones, esta ha sido la manera de mostrar la discapacidad y quizá ya va siendo hora de cambiarlo. Lo que este proyecto reclama, además, es que seamos nosotros mismos quienes tomemos la iniciativa y no dejemos que sean otros los que cuenten la historia por nosotros porque corremos el riesgo de seguir siendo representados en base a los mismos tópicos. En uno de los artículos titulado «Constructing the Future» («Construyendo el futuro»), Derek Newman-Stille dice: «En la ciencia ficción tenemos un espacio en el que podemos reclamar algo que es importante para las personas con discapacidad: imaginación. En la ciencia ficción es posible imaginar de otra manera, pensar en nuevas posibilidades en lugar de cerrarnos a ellas diciendo que no son posibles. Los discapacitados podemos recuperar nuestros futuros de la misma manera en que hacemos todo lo demás en un mundo capacitista: con vulnerabilidad. Podemos blandir nuestra vulnerabilidad como una herramienta para escribir, para llevar con nosotros a nuestros lectores a un viaje por un espacio vulnerable en el que puedan cuestionar el sistema capacitista que hay a nuestro alrededor.» La idea es que imaginemos otros futuros que el que la sociedad capacitista imagina para nosotros: un futuro sin sanidad ni trabajo, ni espacio para quien quiera aportar, o incluso un futuro eugenésico en el que las taras han sido erradicadas. Pero ¿por qué tanto hincapié de un tiempo a esta parte con el tema de la representación? ¿Es que no leemos precisamente para vivir otras vidas? Por supuesto. Y eso está muy bien. Incluso podría entrar dentro del eterno debate de la literatura escapista contra la literatura de monóculo y jersey de cuello de cisne, si mucho me apuras. Pero es algo que va más allá. El verte reflejado en las palabras de otro, a través de unos personajes que interactúan con otros sin repetir estereotipos, tiene un efecto sanador que te ayuda a reconciliarte contigo mismo y aprender que eres valioso tal y como eres. Si no te ves reflejado en los productos culturales que consumes, tienes la sensación de que tienes algo que te hace desaparecer del imaginario colectivo. Y ese algo que hace que no te sientas parte del entorno está enraizado en tu propio cuerpo. Lo tienes y no te lo puedes quitar. En el proyecto Disabled se pueden leer varios artículos en los que los autores explican que un libro o una película en concreto los han ayudado a entenderse mejor, y ese es precisamente el valor de dicho proyecto. Porque, ¿dónde si no se pueden ver mejor los prejuicios o las ansiedades de la sociedad si no es en la cultura popular? Además, no solo ayuda a que los discapacitados se vean a sí mismos y se rompa el estereotipo, sino que puede ayudar también a los que no tienen ninguna discapacidad a disponer de más armas, si algún día esta les llega. Y a encontrarse a menos gente que no los entienda. Ya he dicho un poco más arriba que la representación de la discapacidad en la ciencia ficción es, cuanto menos, discutible y que si nos quejamos de que hay pocas mujeres en el mercado, con los discapacitados (o al menos los que han salido del armario, porque recordemos que no siempre es visible o no todo el mundo quiere/necesita identificarse como tal) es todavía más flagrante. También se puede dar el hecho de que muchos autores prefieran no meterse en berenjenales a la hora de escribir sobre el otro, especialmente en esta era del linchamiento exprés y poco meditado en las redes sociales. Pero lo que Disabled pone sobre la mesa es por qué no hay más discapaditados que escribamos sobre nosotros mismos. En un artículo del 23 de agosto que The Huffington Post dedica al proyecto, una de las editoras, Nicolette Barischoff, expresa diferentes motivos. El primero es que ya estamos quemados antes de empezar porque desde siempre se nos ha impuesto la noción de que tenemos que escribir sobre nuestra experiencia sintamos o no la inclinación a hacerlo. Son los demás los que te piden «escribir tu historia», pero ya saben cuál es y qué etiqueta le van a poner cuando incluyan tu texto en un proyecto benéfico para recaudar fondos y coger polvo en la estantería. Otro motivo es que cuando se escribe sobre discapacidad esta es lo único que importa, y da lo mismo si el texto está bien escrito o no. Esto sucede porque los «enteros», ya sean lectores o escritores, no están acostumbrados a estar en una misma habitación con la discapacidad y mostrar normalidad. Para ellos, la discapacidad funciona exactamente igual que la escopeta de Chéjov que, si aparece en la historia, tiene que hacer algo más adelante y colmar las expectativas del lector o de lo contrario hay que quitarla porque nada de lo que ocurre en una historia puede ser accidental. En realidad este hecho solo responde a la necesidad del escritor «entero» de justificar la existencia de la discapacidad y que así pueda cumplir una función satisfactoria dentro de su universo. Para el «entero», la respuesta de que los discapacitados quieren existir en la narrativa porque también existen en el mundo real, no es satisfactoria porque su función es la de mostrar su condición o, si no, no tenerla. Hay que encontrar la manera de conseguir que, cuando aparezca un personaje discapacitado o enfermo, no se produzca ese mecanismo. La cuestión es que no queremos que nuestros cuerpos (y aquí incluyo la mente) sean el foco de todas los relatos en los que aparecemos, incluso cuando somos protagonistas. Es más: especialmente cuando somos protagonistas, porque al haber vivido en esos cuerpos toda la vida, estos no son fuente de conflicto para muchos de nosotros. La representación y la narrativa ayudan a conformar el mundo en el que vivimos. Creo sinceramente que Disabled ayuda a los discapacitados a reclamar el espacio narrativo, a pedir personajes con los que nos sintamos identificados y a los que les pasen las mismas cosas que les pasan a los demás porque en la vida real también es así. Y es importante porque abre la puerta a que seamos nosotros mismos los que llevemos la voz cantante a la hora de cambiar la manera en cómo nos ve el mundo. Si volvemos al terreno específico de la ciencia ficción, en su artículo «Instant Demotion in Respectability» («Degradación instantánea de la respetabilidad»), Bogi Tácaks explica que cada vez que quiere promocionar algo que es relevante en su relación con la discapacidad en el fándom, a menudo se encuentra gritando contra una pared y se da por vencida hasta la siguiente vez en la que alguien le dice: «anda, pues nunca he oído que ningún discapacitado mencionara eso antes». Dice que como queer ya es objeto de todo tipo de discriminación, pero que estas se multiplican por el hecho de ser discapacitada, porque la discapacidad está al final de la cola de la respetabilidad. En este sentido, se espera que Disabled ayude a que cambie la balanza y nos encontremos más debates sobre discapacidad en los que sean los propios discapacitados los que propongan el tono, los temas y el contexto de la discusión. De hecho, ya existe el movimiento #AccessibleCons que pide que haya una mayor accesibilidad en las convenciones. En mi propia experiencia en el equipo organizativo de la Eurocon de Barcelona tengo que decir que no encontré ninguna traba al respecto por parte de mis compañeros, todo lo contrario, y creo que se cumplió bastante con la accesibilidad. ¿Cómo no iba yo a reclamarla si por norma general no me entero cuando voy a presentaciones o charlas (gente: si os ponen un micrófono delante, usadlo y no preguntéis si podéis dejarlo de lado)? ¿Iba a organizar algo a lo que yo mismo no iba a poder asistir? Si no se llegó al 100% y nos quedamos en el 95% fue porque no se hizo ninguna reclamación concreta y entiendo que fue porque nadie la necesitó. Si necesitas algún tipo de ayuda o mejora en los actos a los que vas para que sean accesibles para ti y estás leyendo esto, por favor: reclámalo para que la organización sea consciente y ponga medidas. Por ti que no quede. Entonces, ¿qué hacemos a partir de ahora? Si eres discapacitado (en el amplio espectro que ya he nombrado más arriba), ponte a escribir y domina tú la narrativa. Que no te la impongan. Si no lo eres y no quieres escribir sobre el tema, no pasa nada. No estamos aquí para imponer cuotas porque no creo que sean necesarias. En general el debate con el tema de la representación de las mujeres o la identidad de género creo que es bastante bajo por culpa de la inmediatez de la red, el aceleracionismo y porque se centra en tonterías y no en las cosas de verdad importantes. Si se quiere escribir sobre algo o incorporando una cierta narrativa, la receta es la misma de siempre: empatía. Es más, sirva esto como llamada a las armas para alcanzar una representación plena y no solo «para lo mío» y volviéndonos locos. Y si alguien quiere que hagamos algo parecido a Disabled (mi pila de trabajo y de temas pendientes se acaba de tirar por la ventana), hablemos. ¡Ah!, por si os queda la duda, os diré que Disabled People Destroy Science Fiction ha recaudado una cantidad muy parecida a la de sus predecesores y que incluso se hará un Disabled People Destroy Fantasy.
1 Comment
Me ha encantado la entrada. En mi caso yo tengo varios trastornos y enfermedades mentales y estoy harta de ver personajes ficticios de este palo que parecen recién salidos de un psiquiátrico. Que vale, que hay gente que está muuuuuy mal y necesitan ese tipo de atención, pero que me pongan a un autista como un chaval que vive en una burbuja es que no se han molestado ni en abrir una página web o en mirar a su alrededor (todos conocemos a alguien autista por estadística xD)
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