No Ficción
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Por Cristina Jurado A nadie debe extrañar que una de las obras más elogiadas de Lavie Tidhar, Un hombre sueña despierto, se haya traducido al español. Es una historia tan potente, tan provocadora y relevante, además de estar escrita de manera hermosísima, que no pude por menos que aplaudir a la editorial Kailas por su decisión. El año pasado, los visitantes del Festival Celsius de Avilés tuvieron la oportunidad de encontrarse con al autor británico-israelí, quien aprovechó el evento para anunciar la llegada a nuestro país de la novela. Me resulta difícil etiquetar Un hombre sueña despierto sin caer en inexactitudes: no se trata de ciencia ficción o fantasía per se, pero es un tipo de historia alternativa o, más bien, de especulación sobre un pasado alternativo. El autor crea una historia dentro de otra aterradora, mostrando el valor de la fantasía y la imaginación como herramienta de supervivencia. La historia aterradora sigue los pasos de un escritor judío de obras pulp, Shomer, en un campo de concentración, mientras que la segunda historia explora la posibilidad de que un Hitler-Mr. Wolf derrotado se haya exiliado en el Reino Unido y malviva trabajando de investigador privado. Este es un libro sobre una transformación interior: Shomer transciende el horror del campo de concentración empleando su imaginación y Wolf se convierte en aquello que odia más. Me relaciono con Lavie desde hace unos años. La originalidad de sus ideas, la belleza de su prosa, la relevancia de sus narraciones son hechos objetivos que cualquiera puede comprobar. Pero mi experiencia con él me ha enseñado que es uno de los autores más generosos y amables que conozco. Recientemente colaboró desinteresadamente en WhiteStar, la antología de relatos basada en el universo de David Bowie publicada por Palabaristas y cuyos beneficios han ido a parar enteramente a la Asociación Española Contra el Cáncer. Cristina Jurado: Utilizar un personaje histórico en una historia es siempre una empresa arriesgada, pero trabajar con Hitler (Mr. Wolf en el libro) me parece una tarea casi imposible. Por qué decidiste desarrollar una historia alrededor de una versión alternativa de una de las figuras más odiadas de la historia moderna? Lavie Tiddhar: Para ser francos, ¡intenté evitar escribir este libro! Porque, tienes razón, parecía una insensatez. Creo que empecé a pensar en ello en el invierno de 2011 y después me pasé dos años intentando con todas mis fuerzas no escribirlo. Entonces, una noche me rendí y escribí la primera frase que me había perseguido todo ese tiempo (“She had the face of an intelligent Jewess”) y ya no volví la vista atrás. Cuando me senté a escribirlo, la historia fluyó muy rápidamente. Fue bastante surrealista: escribía mayormente desde la medianoche hasta las tres de la mañana. ¡Era muy extraño pasar todo aquel tiempo con Adolf Hitler! Una frase desechada de una novela de Philip Kerr, que creo recordar, hablaba de cómo Hitler podía haberse convertido en un detective privado me dio pie del libro. Se me ocurrió que si alguien podía escribir esta idea sin morir en el intento posiblemente sería yo. Obviamente quería utilizarlo como una manera de hablar sobre el Holocausto, nuestra historia real. Creo que salí indemne, más o menos. Pero todavía me maravilla que se publicase, y cuando la gente comenzó a apreciarlo y se empezó a traducir en varios países… el momento anterior a la publicación fue horrible, porque esperaba que me dijeran que era un error, que el libro nunca saldría. Me parece totalmente surreal que esté ahí fuera. CJ: Elegir un narrador en primera persona para contar la historia desde el punto de vista de Wolf y la tercera persona para que la narración avance y para contar las vicisitudes de Shomer, creo que es una decisión muy pensada y valiente. ¿Por qué lo decidiste así? LT: Solo hay unas pocas voces narrativas en el libro. De hecho, en el primer borrador, había demasiadas y tuvimos que cortar una par de ellas completamente. Sentí que necesitaba el diario de Wolf, la voz en primera persona, para entrar de verdad en su cabeza, pero también necesitaba escribir alguna de sus secciones en tercera persona para sacar un poco al lector para que lo viera desde el exterior. Las secciones de Shomer se desarrollan en una voz diferente, más poética, en contraste con la parodia dura de las secciones dedicadas a Wolf. No se pueden tener las secciones de Wolf sin Shomer. Una es fantasía y la otra es la realidad. Tienes que anclarte en el mundo real incluso si estás intentando escaparte de él desesperadamente. Si no, todo se cae. CJ: ¿Puedes explicar a los lectores españoles qué es el “Stalag” y cuál es su influencia en Un Hombre Sueña Despierto? LT: Claro… se trataba de bolsilibros que surgieron en Israel en los 60 y 70, libros de tapa blanda muy baratos que se vendían bajo cuerda en los kioskos, nunca en las librerías, con historias muy gráficas sobre los campos de concentración. Los prisioneros nunca eran judíos sino prisioneros de guerra y los guardias eran mujeres Nazi sádicas ¡que los utilizaban para su gratificación sexual! Existían películas con temática de “Nazi-explotación” en los 70 en Italia, cosas que se titulaban Ilse, la Mujer-Lobo de las SS y Salon Kitty, y había hasta un editor en Australia que se especializaba en este tipo de libros extraños de bolsillo. Pero en Israel era todo un fenómeno, y las escribían autores israelíes bajo pseudónimo (“Mike Longshott” era uno que, además, tomé prestado para mi escritor pulp de Osama). Son obras muy raras. Me parece que era una manera de tratar el Holocausto, ¿sin hablar sobre él? No sé. Aparentemente toda una generación de muchachos israelíes creció con esos libros, que constituyeron una primera forma de exposición a lo erótico. Hoy en día se trata de raras piezas de coleccionista, pero en aquellos tiempos se vendieron miles y miles de copias. Todo esto, parcialmente inspirado por leer sobre la transformación del nazismo en pornografía durante mis años universitarios, bullían en mi mente mientras escribía. Era un tipo de conflicto muy potente y primario. De hecho, me obsesioné tanto con el libro que terminé escribiendo una parodia “Stalag” al mismo tiempo que la novela. Se titula Lujuria de la Esvástica, y se publicó únicamente en una edición de limitada PS Publishing. ¡Es muy, muy mala! Con esto quiero decir que yo creo que es muy divertida, pero es verdaderamente muy difícil escribir pulp malo a propósito. Pero es una parodia (sospecho que todo lo que hago es una especie de parodia) y me hizo reír. Me alegro de no tener que escribirla de nuevo. CJ: Has mencionado que la sección dedicada a Shomer es más como poesía. Entonces, la poesía es la realidad y la prosa, la fantasía. ¿El poder del arte es el de ser capaz de sobrevivir ante situaciones extremas? LT: No sé si puedo responder a eso, pero creo que es una de las preguntas que plantea el libro. De alguna manera, pienso que trato el poder escapista de la fantasía y si ello es siquiera posible, en obras como Osama, The Violent Century y Un Hombre Sueña Despierto. CJ: La literatura de ciencia ficción y fantasía está muy comprometida hoy en día con la política, lo que revela que nuestra sociedad está sufriendo una importante transformación. ¿Crees que la historia alternativa es una buena manera de analizar con calado el creciente populismo? LT: Solo puedo hablar por mí y no estoy totalmente convencido de que Un Hombre Sueña Despierto sea ciencia ficción o fantasía y, en cualquier caso, no se publicita como tal. Para mí, personalmente, la respuesta es que sí. Empleo una mezcla de historias alternativas y estados alterados de la mente para tratar de hablar sobre temas contemporáneos. El trasfondo de Un Hombre Sueña Despierto, por ejemplo, se basa en la emergencia actual del nacionalismo y de los elementos de la extrema derecha que preceden el Brexist o la llegada de Trump, algo que se me hizo muy evidente cuando volví a l Reino Unido en 2011. Por ello, nada de lo que ha sucedido desde la publicación del libro me ha sorprendido particularmente. CJ: España ha vivido bajo una dictadura hasta la mitad de los años 70 y se mantuvo de alguna manera aislada del resto de Europa durante décadas. ¿Qué crees que Un Hombre Sueña Despierto puede proporcionarle un lector español? LT: Ya he dicho en alguna ocasión que me siento muy influido por autores españoles. Gente como Manuel Vázquez Montalbán me enseñó que puedes escribir de forma políticamente comprometida, y entretener, al mismo tiempo, con historias arraigadas en la ficción popular. Me he inspirado en la manera en la que consiguen eso no solo autores españoles sino latinoamericanos como, por ejemplo, el mexicano Paco Ignacio Taibo II. Me parece que el libro tiene un toque español al tratarse de una novela negra que funciona tanto a favor como en contra del género y, algunas veces, lo ignora completamente. Y, por supuesto, creo que la temática puede interesar a cualquiera en Europa en estos momentos. CJ: ¿Puedes compartir con nuestros lectores tus proyectos futuros? LT: ¡Va a ser un poco complicado! Lo próximo es algo sobre lo que estoy entusiasmado, porque es un poco diferente. Se trata de una serie que se publicará online en una página bastante importante. Cada episodio estará ligado a un artículo formado por prominentes científicos o escritores de temas científicos, acompañados de arte original para cada episodio. Es una oportunidad para hablar de temas como el cambio climático, las energías renovables, cómo podemos sobrevivir y adaptarnos, y cuál es nuestro lugar en este planeta. Va a tener una gran difusión y me parece relevante en relación al momento en el que vivimos. Esto es por lo que respecta a este año. No puedo revelar mucho porque no se ha anunciado todavía. Asimismo, seguiré publicando mis relatos en diversos sitios. Por otro lado, este año es particularmente interesante para mí porque tanto Central Station como Un Hombre Sueña Despierto van a publicarse en varios países, desde Polonia hasta Japón. Me hace muy feliz ver que esos libros estén teniendo una distribución tan amplia. En lo que respecta a las novelas, de nuevo, no puedo hablar mucho. Tengo un par de ellas a la cola, y creo que el 2018 va a ser estupendo pero ¡tendremos que verlo! Una de las novelas, que es algo muy diferente, ya ha sido elegida para ser publicada en Italia, Alemania y Francia. Espero también que mi novela gráfica Adler, largamente aplazada (una especie de Liga de las Damas Extraordinarias), vea la luz el año próximo pero ¿quién sabe? Y la película que escribí hace un tiempo para una productora israelí está actualmente buscando un director. En estos momentos acabo de terminar una suerte de Western muy extraño y estoy tanteando volver a un viejo proyecto, un misterio sobre un asesinato que tiene lugar en un Londres post-cambio climático. Además, también he terminado una obra de teatro de un acto basada en mi novela Osama. Ya sabes que me gusta mantenerme ocupado.
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