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No Ficción

Artículos, Opinión, Entrevistas, Reseñas, Noticias

Entrevista - Una España de miedo: radiografía de las editoriales españolas de terror

7/13/2022

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Terror. Pánico. Miedo. Pavor. Horror. 
Todas estas palabras suelen emplearse como sinónimos que, como decía H.P. Lovecraft, dan nombre a la más antigua y poderosa emoción de la humanidad. Por su parte, Stephen King en 1981 en su galardonado ensayo sobre el género, Danza Macabra, subrayaba la naturaleza simbólica del terror como catalizador de la verdad escondida que escuece y perturba:
   «El horror nos llama la atención porque dice, de un modo simbólico, cosas que nos daría miedo afirmar a las claras, sin tamizar; nos ofrece la oportunidad de ejercitar (eso es; no exorcizar sino ejercitar) emociones que la sociedad exige que mantengamos bajo control»
   Siempre he pensado que el género de terror nos ayuda a reconocernos como seres vulnerables que sufren y dudan, que se equivocan y que tienen que enfrentarse a las consecuencias de sus decisiones. Y me resulta paradójico que uno de los géneros de la literatura no realista más populares, al menos a primera vista, sea el gran desconocido en nuestro país. ¿Cómo se encuentra el sector? ¿Hay algún rasgo que caracterice de manera diferenciada a las obras españolas de terror? ¿Qué están haciendo las editoriales que se dedican a este género? 


​
   Yolanda López Aguinaga, presidenta de la de la Asociación de Castilla y León de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, lectora voraz y bloguera en la web Activos Tóxicos piensa que el terror es aún minoritario en nuestro país: «Tenemos que ser conscientes de que el mercado es muy pequeño, casi marginal, y que Stephen King (ese hombre que te pone en la mesa de novedades mainstream un libro de terror) es la excepción, no la norma». López Aguinaga no cree que existan rasgos diferenciadores en el género español porque «el terror trabaja con el miedo como materia prima y creo que no hay nada más universal en el espacio y el tiempo que puedas compartir con otro ser humano. Tampoco hay nada, absolutamente nada, que pueda suceder en Wisconsin que no pueda suceder en Palencia». Por otro lado, a la falta de obras de terror españolas que se hayan popularizado se ha unido la importación del terror extranjero, sobre todo anglosajón. Precisamente por ello, López Aguinaga cree que hoy en día hay margen de maniobra para desarrollar un potente género capaz de profundizar en la idiosincrasia patria, y que autoras como Layla Martínez con Carcoma y Nieves Mories con Asuntos de Muertos son buena prueba de ello. 
   A todo lo anterior se suma que ningún organismo oficial recoge información cuantitativa sobre el estado de la literatura de terror en nuestro país. Tan solo la página Literfan, gestionada por Mariano Villarreal, incluye datos cuantitativos en el estudio «Estadística sobre producción editorial de género fantástico en España durante el año 2015». Allí se recoge que el terror supone el 16,9% del total de las obras de literatura fantástica, lo que da una idea de su naturaleza minoritaria. 
   Para entender mejor la situación del sector en España, he acudido directamente a las editoriales, ya bien sea porque dispongan de colecciones especializadas o porque dediquen al terror su catálogo al completo. A través de un breve cuestionario al que las he sometido, he querido captar una instantánea del panorama nacional. Tengo que advertir que algunas no han podido responder por diversos motivos así que, aunque no están todas las que son, son todas las que están. Que nadie se ofenda si el artículo no le incluye.
 
La naturaleza del miedo
Lo primero que me interesaba al abordar este artículo era conocer qué opinión tienen las editoriales del miedo, cómo lo definen, en definitiva. Para la decana de las editoriales de terror en nuestro país, Valdemar: «el miedo, el terror, es la emoción más antigua y poderosa tanto de los humanos como de las bestias, es una herramienta de supervivencia. La recreación literaria del miedo se puede disfrutar de forma placentera mediante la suspensión de la incredulidad. La literatura de terror ilumina los rincones oscuros de la Naturaleza, cuestiona los argumentos de la razón y destruye los cimientos de la realidad. Es la catarsis definitiva». Así lo afirma Rafael Díaz Santander, uno de sus editores.
   Las editoras de otro de los sellos dedicados en cuerpo y alma al terror, La biblioteca de Carfax, declaran compartir «lo que dijo Douglas E. Winter, un escritor, editor y crítico estadounidense, sobre que el terror es algo más que un género, es una emoción. Para nosotras el terror es aquello que te lleva a explorar tus límites, que te saca de la sensación de comodidad en la que solemos vivir y te sacude por dentro. El terror nos permite afrontar aquello que nos incomoda. Es un género que te provoca desazón, incomodidad, repulsión, un montón de emociones diferentes; nos puede horrorizar aunque no nos asuste o puede hacer que nos aterroricemos con algo que ni siquiera sabíamos que nos daba miedo. Te ayuda a enfrentarte a tus miedos y a comprender otras realidades, y es un reflejo de los miedos de la sociedad a lo largo de la historia. Y también puede ser divertido. Cuando a veces nos encontramos comentarios como: “pues el libro no es de miedo, no me ha dado susto”, lo que nos gustaría preguntar es qué entienden por miedo o qué esperaban de ese libro de terror. Porque comprendemos que el terror es algo por completo subjetivo, superpersonal. Es por esa razón que buscamos que nuestro catálogo sea lo más variado posible, porque el terror no es algo monolítico, como a veces parece pensar mucha gente. Es curioso que algunos lectores buscan la misma reacción que les provoca el cine de terror o temen que leer se la vaya a provocar y por eso rechazan este tipo de literatura. Y eso es algo muy muy difícil que pase. Son formas narrativas tan diferentes que es realmente complicado que un libro te vaya a dar un susto. Te va a dejar un poso de inquietud, de disgusto, de rechazo, de desasosiego, te va a hacer pasar un mal rato, o incluso te va a acelerar el pulso, pero el repullo te lo va a dar el cine.»
   Horror Vacui no se considera solo una editorial de terror: «aunque no nos incomoda que nos etiqueten así, Horror Vacui publica más bien narrativa inquietante, perturbadora o grotesca. Nos gusta aclarar esto, porque, aunque algunos de nuestros libros, como Lo salvaje o Pulpa, tienen componentes del género, también hemos publicado Desquiciada, que es una novela de autoficción sobre la vida de una adolescente psiquiatrizada, y, sí, claramente es una historia terrorífica, pero es difícil encuadrarla como una novela de terror en un sentido más o menos estricto del término. Lo que sí es cierto es que nosotras apostamos por obras que muestren el lado oscuro o el reverso tenebroso de la vida, que muchas veces está presente en la claridad de lo cotidiano, como una sombra, pero que, por los intereses que sean, nos resulta imperceptible hasta que entrenamos la sensibilidad, levantamos el velo y nos asomamos a ese otro mundo que también es nuestro. Diríamos que nuestro «terror» consiste precisamente en eso: desenmascarar lo monstruoso a través de la palabra.»
   En InLimbo se centran «en un terror sutil, lo que denominamos narrativa inquietante, y en lo weird o extraño. Este concepto de inquietante es capaz de adquirir múltiples caras: perturbar, herir, indignar, producir desasosiego, en definitiva, generar un sentimiento de extrañeza y de ruptura con lo real, una subversión de la normalidad. En ocasiones se consigue desde lo insólito y en otras desde lo realista o experimental, pero siempre aparece ahí el concepto de extraño o inquietante, de desasosiego. Es nuestra línea editorial y, como no podía ser de otra manera, entendemos el terror así. Este es el tipo de género que nos acelera el pulso, que nos hace dar vueltas la cabeza. Un terror que no es exactamente terror si lo que queremos es ponernos puristas. Es otra cosa. Es lo extraño. Pero el mundo inventa etiquetas para poder esclarecer las cosas y a veces abreviamos diciendo “terror”. Entendido como un profundo y sincero amor por la belleza oscura, por lo demente liberador, por lo que se sale de los moldes. Una devoción por la herida y lo cruel, una entrega a estéticas negativas como lo abyecto, lo siniestro, lo sublime. Entendido como una provocación. Un homicidio en serie de todo lo real.»
   Para la editorial Obscura, «el terror gira entorno a lo desconocido, lo inquietante, lo misterioso, lo retorcido, y, algunas veces lo brutal. Consideramos terror todo aquello que provoque cualquiera de estos sentimientos».
   Apache es una sello dedicado a los géneros no realistas con varios títulos de terror. Para esta editorial «el terror es un género literario que, como su propio nombre indica, debe provocar una sensación de desasosiego, miedo o incluso repulsión en el lector. Sin embargo, hoy en día hay muchas clases de literatura de terror: desde el terror sobrenatural, gótico, a uno social y más humano, terror distópico (como en el caso de algunas novelas postapocalípticas) o el terror psicológico, que confunde y extraña al lector hasta el estremecimiento». 
   La literatura de terror es uno de los intereses de Orciny Press, que declara que: «El terror es toda literatura que provoca sensaciones adyacentes a lo que su nombre indica. Puede ser que no produzca especial miedo, pero sí sensaciones como el desasosiego, la intriga o el asco. A Orciny Press le interesa especialmente el miedo cuando se mezcla con un sentimiento de extrañeza o cuando se cogen las constantes que lo definen y se le dan la vuelta de manera que quede irreconocible... o que incluso ni produzca terror. El bizarro suele coger al monstruo (sea del tipo que sea) y sacarlo a pasear, más que tenerlo como agente que produce el miedo. También me interesa ver qué hace cada autor con sus propios miedos, ahí es cuando el terror me parece más genuino.»
   Dilatando Mentes es otra de las editoriales que ha apostado por el terror. Sobre este género, José Ángel de Dios García, uno de los editores, comenta que «en nuestro catálogo […] la nota predominante es el horror, y eso se debe, en gran parte, al hecho de que es el género que ha alimentado nuestra infancia y adolescencia: revistas de cómics como Creepy, programas de televisión como Historias para no dormir o Noche de lobos, visitas al videoclub, partidas de rol de La llamada de Cthulhu, Aquelarre o Kult, y, por descontado, libros y más libros (desde Clive Barker hasta Lovecraft, pasando por Bécquer o Poe). Parece que nuestro catálogo se ha ido orquestando alrededor del terror, pero, en lugar de adentrarnos en senderos propios de un terror más clásico (que tenemos propuestas de este estilo), hemos focalizado nuestra atención en el terror contemporáneo, el weird y el new weird. Siempre hemos entendido el terror como un vehículo idóneo para plantear algunas de las problemáticas, miedos y temores del ser humano. A través de estas historias, de las metáforas que contienen las tramas, de sus simbolismos, el lector puede vislumbrar ecos de su propio presente, de ese miedo a la realidad, donde el nihilismo y la angustia existencial están más presentes que nunca. En el pasado, el terror tenía miedo a lo desconocido, ahora, por el contrario, el terror no solo abraza lo desconocido, sino que muta con él y lo incorpora a su esencia y cuerpo. El peligro ya no viene de fuera, sino que emana de nuestro propio interior. Al menos así lo vemos nosotros, claro. Y ese, ese es el terror que nos fascina y que queremos compartir con quienes están al otro lado de los libros».
 
El terror que interesa en España
Para ahondar en el tipo de historias que interesan a las editoriales, preguntamos sobre los criterios que aplican para escoger las obras que terminan en sus catálogos.
   En el caso de Valdemar: «ante todo está la calidad literaria y/o la relevancia de la obra en el contexto de la literatura fantástica. También podríamos hablar de la pertinencia o necesidad de que tal obra en concreto sea rescatada del olvido para disfrute de los lectores contemporáneos».
   Según explican María Pérez de San Román y Shaila Correa Martín, las editoras de La biblioteca de Carfax: «lo fundamental es que nos remueva de alguna forma. Por suerte, sacamos muy pocos libros al año y nos podemos permitir ser exquisitas con aquellos que elegimos. Es la única forma que conocemos para creer y defender al 100 % nuestros títulos. Por eso buscamos novelas o relatos que a nosotras nos emocionen o nos sobrecojan; que si una ya se lo ha leído vaya corriendo a la otra y le diga: «léetelo ya», por ejemplo». 
   Horror Vacui se decanta por «la belleza del texto, la presencia de una voz cautivadora, la habilidad con el lenguaje y el talento literario. Claro que esto no implica que no nos fijemos en otros aspectos como el valor social de las obras: nos interesan especialmente aquellas que tienen un cierto compromiso político. Siempre decimos que buscamos libros que cartografíen nuestro tiempo desde un prisma más oscuro. Creemos firmemente que esa otra mirada es la que acaba brindando los mapas más claros del entorno que nos rodea».
   Por su parte inLimbo, que publica tanto novelas como relatos, apuesta por historias «que se ajusten a la línea editorial, porque en este mundo la coherencia lo es todo. Deben ser obras muy bien escritas, de gran calidad literaria, tratamos de poner el listón bien alto. Que evoquen y que creen esa sensación de inquietud, desasosiego, extrañeza. Que ofrezcan algún tipo de innovación formal y que en el trasfondo sean capaces de acertarle al lector entre las cejas».
   Obscura busca «historias que giren entorno al concepto que nosotros tenemos de la obscuridad. Nos encantan las narraciones atmosféricas y dinámicas, bien escritas, y sobre todo con personajes atractivos, que tengan un mundo interior llamativo, que atrape, ya sea para bien o para mal».
   En Apache apuestan por « el potencial del terror hoy en día y lo diverso que puede llegar a ser. Cualquier obra de terror que cumpla los criterios estilísticos adecuados tiene la posibilidad de ser publicada, sea novela corta o no, siempre y cuando esté dentro de nuestro gusto personal y encaje con la editorial».
   Orciny Press reconoce que sus criterios de selección son «algo completamente subjetivo. Su editor, Hugo Camacho, explica que «trata de publicar aquellas obras que me han provocado emociones. Pero como reconozco que eso no es dar demasiadas pistas, diré que me suelen interesar obras en las que el terror se mezcla con otros géneros, o que exploran el terror desde un punto de vista que no sea demasiado canónico y que eso haga, como he dicho antes, que ya no produzca terror pero juegue con sus elementos».
   «El elemento principal (al margen de otros como que encaje en el catálogo que estamos creando, o que sea exactamente lo que estamos buscando en ese momento) que debe tener una historia para que nos decidamos a trabajar en ella es que nos guste», señalan en Dilatando Mentes. «Más que el hecho de que nos guste, es que nos haga sentir algo especial que no experimentemos con otras lecturas, que nos llegue al alma, que nos sorprenda. Eso sería lo básico y primordial». 
 
Panorama actual del terror en España
¿Quién mejor las editoriales para realizar un diagnóstico del momento que vive la producción nacional de literatura de terror? No nos hemos podido resistir a preguntarles por su opinión a este respecto. 
   Valdemar destaca que «desde hace unos años hay un gran movimiento de autores y editoriales en nuestro país, tal vez facilitado por Internet y el acceso a una tecnología que facilita la producción editorial. De hecho hay tanta producción de literatura de terror que resulta difícil estar informado de todas las novedades».  
   La biblioteca de Carfax describe la situación del género patrio en positivo: «Por lo que vemos publicado en otras editoriales, el género parece gozar de buena salud en nuestro país, y es algo que nos alegra mucho. Hay escritoras y escritores excelentes que, valga la redundancia, no tienen miedo a publicar terror. Imaginamos que los prejuicios con los que nos encontramos nosotras cuando decimos que solo publicamos terror, serán los mismos a los que se enfrentan ellos, y vencer esa resistencia para contar lo que realmente quieres contar es encomiable. Es importante el hecho de que haya varias editoriales que desde hace unos años están orgullosamente especializadas en el género fantástico (ciencia ficción, terror y fantasía). Siempre hemos dicho que cuantas más mejor. Es la forma de que dejen de considerar este género como algo de menor calidad, porque no hay nada más alejado de la realidad. Y nos da la sensación de que incluso editoriales no especializadas se atreven cada vez más a incluir algunas obras de terror en sus catálogos». 
   En Horror Vacui creen que «estamos viviendo una época dorada para la narrativa oscura y de terror. Quizá porque estamos en una época en la que todas tenemos esa sensación de vivir en el interior de una máquina cruel que nos aplasta sin miramientos. Quizá porque tenemos más que nunca esa necesidad de «lo numinoso», que decía Rudolf Otto, en nuestras vidas; sobre todo ahora que el sustrato fantástico que queda oficialmente en nuestras sociedades parece estar siendo burdamente relegado al pensamiento mágico que sirve a los agentes y empresas del capitalismo tardío. En relación con este tema, en estos últimos años se han publicado muchas obras que apuestan por un terror «social», desplazando la figura del monstruo para poner el foco en temas que quizá no se estaban tratando tanto en este tipo de literatura hasta ahora. Y los resultados son impresionantes. También hay una nueva hornada de lectoras y lectores que se han atrevido a dar el salto desde los grandes nombres del mundo anglosajón para descubrir lo que se está escribiendo en nuestro idioma, tanto en España como en Latinoamérica. Y también conocemos cada día a más autoras geniales, porque en su mayoría son mujeres, que han sabido integrar los imaginarios y mecanismos del género de terror con sus experiencias particulares y hacer obras maravillosas. Por supuesto, hay que mencionar la labor y el esfuerzo de las editoriales que empezaron y siguen apostando por este tipo de textos: Biblioteca de Carfax, Amor de Madre, Insólita Editorial…»
   Por su parte, inLimbo considera que «es un buen momento para lo inquietante. Sobre todo, es un buen momento para lo inquietante escrito por mujeres. Que el género empieza a tomarse poco a poco como parte de eso que algunos denominan “literatura seria” y cuyo término (que no me gusta) uso para entendernos y abreviar. El problema es que en España lo fantástico siempre ha sido el hermanito pequeño, la literatura seria la escribían señores muy realistas. Todo aquí es realismo o denuncia social. Y lo otro…lo otro es ligero, nada, poca cosa. Algo que no es realismo ya de entrada no puede ser buena literatura y, por tanto, no puede ocupar el espacio general en librerías, en suplementos, ganar premios importantes, no puede ser estudiado en universidades, no puede ser objeto de análisis. Si a ese prejuicio que tradicionalmente ha caído sobre el género le añadimos la presencia de autoras, la infravaloración se multiplica por tres. Pero la dinámica está cambiando. Hay mucha gente ahí fuera que hemos dicho: “Mira, no”. Vamos a llevar la literatura de género donde debe de estar como la literatura de calidad que es, y acercarla al lector como finalidad principal. Y eso solo puede hacerse desde diferentes trincheras que configuren un puzle que vaya en la misma dirección. Desde las librerías, desde las universidades, desde las redes sociales, desde la crítica y los medios de comunicación, desde la academia. Existe mucha gente trabajando en ello, desde esas trincheras, y trabajando muy bien. La de InLimbo es la parte editorial. Crear con InLimbo un lugar de encuentro, un sello que se especializa en ofrecer esa literatura seria de género y la trate como tal, llevándola a los lugares donde debe estar la literatura seria. Porque lo inquietante y extraño es serio, es de altura literaria, porque la evasión es un arte delicado y habita aquí toda una poética que es trascendente y sirve para explicar y transformar el mundo. Y veo con entusiasmo cómo editoriales generalistas de renombre editan género cada vez más. Y me preparo una copita de absenta para brindar con el hada verde por las hermanas de lo insólito latinoamericano que llenan suplementos y estanterías. El mundo editorial es complicado, pero somos cabezotas y hace tiempo que nos entregamos a los designios de lo insólito. De modo que sigamos».
   Obscura cree en la importancia de descubrir nuevos valores. «Existen algunos autores que ya se han hecho un hueco importante en las mesas de novedades de las librerías, como Manel Loureiro, Elia Barceló o Carlos Sisí. Pero también hay grandes escritores no tan conocidos, o incluso noveles, con propuestas maravillosas. Nos llegan muchas oportunidades, pero no podemos abarcarlas todas. No hay que olvidar que una editorial debe vender para sobrevivir, y para ello necesitamos lectores, y ahí es donde el terror cojea. Es cierto que el interés por la literatura de género está creciendo, el número de lectores no deja de crecer, pero hacen falta más, y la oferta de entretenimiento cada vez es más diversa, con series y películas a la carta, o los videojuegos y las redes sociales, que copan el tiempo de ocio y dejan muy poquito espacio a la lectura. Sumergirse en un libro es un acto muy íntimo que te lleva a mundos que jamás podrías imaginar, y nuestra labor es publicar grandes historias que atraigan y atrapen a nuevos lectores. No dejaremos de intentarlo, pero no es fácil. Como editorial, no es fácil, pero como lectores estamos encantados. Hay grandes libros por descubrir. Solo hace falta que el lector que no está acostumbrado al género de un pasito más y se atreva. Una vez te adentras en la literatura de género, ya no sales».
   José Del Río Fortich, editor de Apache, opina que «cada vez son más los autores y autoras, así como los lectores, que se sienten extremadamente atraídos a este género. Uno de los motivos, seguramente sea por su diversidad: puede abarcar innumerables historias y universos, siempre y cuando logre que el lector se inquiete con sus palabras. También creemos que es el denominado ‘terror social', que retuerce y exagera los defectos de la sociedad en la que vivimos, el tipo de terror que ha llegado para quedarse, ya que provoca que el lector llegue a ser consciente de lo macabro de su propia realidad, a partir de la deformación de lo conocido. […] así como los lectores están cada vez más interesados en la literatura de terror, creo que somos muchas las editoriales que nos hemos armado de valor para especializarnos en este género, acercándonos poco a poco a títulos más experimentales, ya que el lector es cada vez más abierto. Por otro lado, las editoriales y escritores también nos estamos aventurando a crear obras con la influencia del imaginario de terror de otras culturas como el terror japonés o coreano, que gozan de gran popularidad».
   En Orciny tienen «la sensación de que el momento es bastante bueno para quienes les gusta leer terror. Ahora mismo se puede encontrar tanto en editoriales más mainstream, como Anagrama, como en las irreductibles que no dejan de trabajar desde los márgenes. Y creo que no nos podemos olvidar de podcast como el de Noviembre Nocturno, por ejemplo, que no solo trata autores clásicos sino que están dando salida a voces nuevas».
   «Creemos que, al igual que sucede en el resto del mundo, el género fantástico va ganando terreno y el público mayoritario (más mainstream si queremos decirlo así) se va acercando a él», defienden desde Dilatando Mentes. «Hay una gran variedad de voces nuevas que tienen mucho y muy bueno que decir. Quienes amamos la literatura, estamos de enhorabuena, porque disponemos de un gran abanico de posibilidades entre las que elegir, y eso es gracias al trabajo de las diversas editoriales que apuestan por obras diferentes y, tal vez, menos comerciales, que exploran nuevos caminos y nos enseñan que, en el terror, todavía hay mucho nuevo que contar. Pensamos que, si llega el día en que el género deja atrás sus complejos, y llega a ser consciente del potencial que tiene, puede llegar a cotas muy altas.»
 
Rasgos diferenciadores entre editoriales
En Valdemar se consideran «como los Grandes Antiguos, llevamos muchos años editando terror clásico y quizás hemos contribuido a abrir senderos a editoriales más modernas. En cierto sentido las editoriales de terror que conozco son distintas, y a la vez forman una especie de comunidad de intereses complementarios».
    La biblioteca de Carfax se define como una «de las pocas que solamente publica terror y solo de autoría extranjera. Además, con nuestra idea de abarcar todo el género, en nuestro catálogo se encuentra desde lo clásico a lo más contemporáneo. Además, en la parte clásica, nos centramos en publicar antologías de una sola autora, siempre mujeres que escribieron durante el siglo XIX y/o a principios del XX, para reivindicar su escritura y el éxito que tuvieron e intentar acabar con su invisibilización, que en algunos casos es sangrante». 
   Horror Vacui reconoce que «hay muchas editoriales y muy buenas y todas tienen una línea propia que, aunque puede ser bastante reconocible, al final depende mucho de las personas que están detrás. Además de que solo publicamos narrativa inquietante escrita por mujeres, podríamos decir quizá la forma de trabajar tan DIY, ya que lo hacemos todo nosotras, desde la elección de los textos, la maquetación, el diseño, las traducciones…absolutamente todo: hasta la distribución. Pero creemos que lo que más distingue a nuestra editorial no es exactamente eso, pues hay muchas editoriales que lo hacen todo ellas, sino, quizá, el tipo de voces que escogemos para publicar. Creo que el hecho de que publiquemos literatura muy oscura escrita por mujeres, aunando lo perturbador con la belleza estética y la dimensión social es la clave de nuestra editorial».
   En el caso de inLimbo, la coordinadora Ana Martínez Castillo afirma que «Lo que diferencia a nuestra editorial no te lo voy a contar yo, vas a darte cuenta tú. Porque esta es la primera ley de una buena narración: muestra, no expliques. Deja que el lector saque sus propias conclusiones. En una buena narración todo se va a entender. Por tanto, lo que nos diferencia de todas las demás se va a percibir sin que tenga yo que decir nada. Solo déjate contagiar».
   Obscura no sabe hasta qué que punto logra desmarcare del resto de editoriales: «Realmente esa no es siempre nuestra intención, puesto que muchas son para nosotros un ejemplo a seguir. Lo que procuramos es cuidar las ediciones tanto como podemos para ir construyendo un catálogo sólido, llamativo y de calidad, y estar siempre muy pendientes de nuestros autores, traductores, ilustradores… Y por supuesto de nuestros lectores. Nada nos resulta más gratificante que todos ellos estén contentos con los libros que editamos y llegan a sus manos».
   Apache Libros se considera una editorial «que no tiene miedo de arriesgar y escoger obras diferentes y alternativas, aprovechándose así de la diversidad literaria actual y las nuevas mentes creadoras. Por otro lado, muchas de nuestras obras suelen estar ilustradas: la estética llamativa y cuidada de las portadas e interior creemos que es una de nuestras mejores cualidades».
   Para Orciny Press sus dos grandes activos son el bizarro y la comunidad: «El bizarro es el género que trata de provocar en quien lo lee, en lugar de un sentido de la maravilla, un cierto de «sense of WTF?» o «sentido del ¿pero qué carajo?». Nos ha tocado escarbar ese nicho y ahí seguimos. Y en cuanto a la comunidad, pues es lo que la ha mantenido a flote, tanto a nivel económico como emocional; la implicación de la gente ha sido fundamental».
   «No sabemos si nuestra editorial es distinta a la gran mayoría», comentan en Dilatando Mentes, pero para nosotros es algo único, algo nuestro, algo que brota de nuestras entrañas y que es una proyección de nuestros intereses e inquietudes. Desde el primer momento hemos intentado plasmar en los libros que editamos nuestra pasión por la literatura y por lo que hacemos; hemos tratado de darle vida a los libros como a nosotros nos gustaría que fuesen todos: con prólogos, posfacios, notas, grabados, información adicional que complemente a la obra que se acaba de leer… Para nosotros un libro es un tesoro, y esperamos que, quienes estén al otro lado del mismo, puedan sentirlo así y disfrutar con lo que hacemos».
 
Novedades editoriales y nombres destacados
Rafael Díaz Santander confirma que Valdemar acaba de publicar una edición ilustrada y traducida por Francisco Torres Oliver de La vuelta de tuerca, una recopilación de relatos de terror de John Buchan, además de algún otro título por definir. También seguirán con reediciones de volúmenes agotados de la colección Gótica. «En cuanto a autoras, es evidente que recomendaría a Pilar Pedraza, nuestra autora fetiche. Y aunque es Argentina, a Mariana Enríquez. Como autor recomendaría a Emilio Bueso».
   Para julio La biblioteca de Carfax anuncia la primera publicación de la que va será su nueva colección de novela corta: Deméter. La inaugurá La noche de los maniquís, de Stephen Graham Jones, con traducción de Manuel de los Reyes. «Es una historia muy divertida, sobre una broma que sale muy muy mal», comentan las editoras. «Deméter nos tiene muy ilusionadas. Seguimos con el terror, por supuesto, pero el formato, la imagen va a ser un poco diferente. Vamos a contar para las cubiertas con diferentes artistas, en este caso, el dibujo es de Tomás Hijo. El formato será más pequeñito, 12 x 18 cm. Esperamos que a los lectores les guste. En septiembre se publicará A Hawk in the Woods, de Carrie Laben, con traducción de Ana Isabel Sánchez. Es una historia de dos hermanas brujas con tintes lovecraftianos. Provienen de una familia de brujos con un montón de trapos sucios y cadáveres bajo las alfombras, y ambas regresan a la casa familiar después de muchos años. En noviembre volvemos con Jack Ketchum; en esta ocasión una novela inédita en castellano The Lost. No es tan descorazonadora como La chica de al lado, pero tiene sus buenas dosis de violencia sin medida, locura y frenesí. Como le gustaba a Ketchum. En este caso nos presenta a unos jóvenes, desamparados y sin futuro, uno de ellos es violento a más no poder, pero nunca ha traspasado los límites… hasta que lo hace y ya no hay quien lo pare. Y, por último, el segundo número de Deméter: Tenemos que hacer algo, de Max Booth III. Es la historia de una familia, no bien avenida, que se ven obligados a encerrarse en un cuarto de baño por una alerta de tornado. Magia negra y el fin del mundo son los aderezos que convierten el relato en algo claustrofóbico y desasosegante. Somos de la opinión de que cualquier obra puede ser buena si te atrae y te atrapa. A nosotras nos gusta mucho lo que escribe Nieves Mories, Ismael M. Biurrum, Guillem López, Pilar Pedraza, Rubén Sánchez Trigos, y hay muchas y muchos más a los que tenemos pendientes por falta de horas para leer por placer».
   A Horror Vacui le gusta mantener el misterio en lo que respecta a sus novedades: «Nos gusta […] sorprender a nuestras lectoras, por eso no solemos anunciar nada hasta que queda poco para su lanzamiento. Solo podemos revelar que estamos trabajando en una antología de relatos con autoras nacionales bastante conocidas que girarán todos en torno a un tema muy oscuro. También que tenemos otro libro, que todavía no sabemos si nos cuadrará para este año, y que es de una autora internacional, muy cercano a Lo salvaje, de Julia Elliott. Solo os podemos decir que todo lo que publiquemos irá en la línea de lo que ya os hemos contado antes: obras perturbadoras, inquietantes y oscuras. Hay muchas escritoras buenísimas en nuestro país. Desde referentes absolutos del género como Cristina Fernández Cubas o Pilar Pedraza a otras escritoras más jóvenes, pero también tremendas, como Cristina Sánchez-Andrade, Nieves Mories o Layla Martínez, cuya reciente novela Carcoma ha sido un auténtico bombazo en el panorama literario nacional.»
   En inLimbo tienen programados dos poemarios en septiembre «ambos muy distintos, ambos muy brutales». En octubre y noviembre van a publicar una antología de relatos oscuros y extraños que coordina María Zaragoza y un libro de relatos de un autor latinoamericano que aún no pueden desvelar». En cuanto a los nombres que destacan a nivel nacional, apuestan por «cualquiera de las damas oscuras del catálogo de InLimbo y me quedaría tan pancha. Tendrá una que barrer para casa, ¿o no? Pero te voy a decir dos no inlímbicas que me parecen insólitas, extrañas y de muy alta calidad: Beatriz García Guirado y Ariadna Castellarnau. Venga, tres: Izaskun Gracia Quintana. Son autoras que hacen crujir entre los dientes huesecillos de pájaros. Que escriben como les da la gana. Que poseen un dominio del lenguaje brutal. Y te voy a colar el cuarto nombre, permíteme echarle morro aquí y que abuse de esta pregunta. Te voy a decir a un autor: Carlos Pitillas Salvá, que recientemente ha publicado con Eolas Ruidos humanos. ¿Sabes lo que es alucinar? Pues eso. Alucinar».
   Job Peró y Roser Valés de Obscura anuncian para junio El fin del mundo como excusa para amarte, una novela distópica/apocalíptica escrita por Rubén Bellés. «En Obscura, julio y agosto son para el catalán: respectivamente, publicaremos L’hereu de la mort, una novela de fantasía con tintes de Terry Pratchett y Ursula K. Leguin, de Albert Font, un nuevo autor que tenemos muchas ganas que descubráis; en agosto retomamos la obra de William Peter Blatty con Legió, que sigue al teniente Kinderman, uno de los protagonistas de El exorcista, en un caso de asesinatos en serie». Septiembre estará dedicado a Diana Urban, una autora estadounidense cuyo debut, Uno debe morir, ya publicaron el año pasado. En este caso Urban sorprende con Un juego letal, un nuevo thriller tan oscuro y retorcido como el anterior, orientado a un público juvenil-adulto. «La novedad de octubre irá acorde con Halloween, y es que traemos una novela de género fantástico, también juvenil-adulta. Se trata de Fantasmas de verde jade, de Víctor Sellés, a quien hemos publicado ya con Lengua de pájaros y Duramadre. Y para cerrar el año, Inés Galiano presenta Proyecto Kétchup, una novela de horror có(s)mico desternillante en la que se homenajea en clave de parodia los clásicos cinematográficos del terror más icónicos. Hay mucha calidad en nuestro país, la verdad. Nieves Mories, Jesús Cañadas, Elia Barceló, Carlos Sisí, Yolanda Camacho, Guillem López, Cristina Jurado, David Jasso, Malenka Ramos, Emilio Bueso… son para nosotros referentes que siempre recomendamos. De hecho, todos ellos están incluidos en nuestras antologías “Obscura. Diez relatos”, pensadas específicamente para que la gente pueda conocer a las voces más destacadas del género en castellano. Y, desde luego, en nuestro catálogo encontrarán a una buena colección de autores: Víctor Sellés, Mónica Bustos, el tándem Macip Garzón, Mari Carmen Copete, Lola Llatas, I. S. Guinaldo, J. E. Álamo y Daniel P. Espinosa. Si nos tenemos que quedar con dos nombres, una autora y un autor, empezar con Jesús Cañadas y con Nieves Mories sería una muy buena elección. Y en cuanto a autores que no hayamos publicado, no perdáis de vista a Ismael Martínez Biurrun y a Pilar Pedraza».
   En cuanto a terror se refiere, Apache ha apostado en la primera mitad de 2022 por el primer volumen de la colección sobre la obra de David Jasso, que consideran uno de los máximos exponentes del terror español. «Por otro lado, anteriormente hemos mencionado el terror japonés: Este verano pretendemos sacar una antología ilustrada al estilo manga (segundo volumen en una colección de ranobe) de terror japonés sobre los Yokai, espíritus tradicionales japoneses, pero de una forma renovada y moderna, tratando de que la narración se acerque a lo que podría ser un anime actual de terror.Para Apache, David Jasso, escritor zaragozano, es el rey del terror en España. Sus obras, de un terror psicológico muy retorcido, son únicas y te dejarán paralizado en la página o ávido de devorar la historia hasta el final. Finales que, normalmente, Jasso hace que se te graben en la mente y cuyos personajes pueden colarse en tus peores pesadillas.  Apache pretende hacer una colección de toda su obra, habiendo ya publicado el primer volumen: El juego de las tinieblas».
   Orciny Press acaba de lanzar una reedición de La casa de arenas movedizas, de Carlton Mellick III. «Del mismo autor también vamos a publicar la novela fix-up Bicho hambriento. También vuelve otra autora clásica de esta casa, Laura Lee Bahr, con el libro de relatos Carne de ángel y, para seguir con temas carnívoros, Carne de yonqui y otros relatos de terror social de Alfredo Álamo. Y por último, vamos a reeditar Atlas negro, un libro muy particular de Álvaro Aparicio en el que colabora un buen puñado de autores y que forma parte de un proyecto transmedia muy ambicioso». En cuanto a los nombres que sobresalen hoy en día en nuestro país, Hugo Camacho señala que «El primer nombre que me viene a la mente, aunque barra para casa, es el de Alfredo Álamo. Pero no lo publicaría si no me fascinase, ¿no? También creo que la gente puede disfrutar mucho de Layla Martínez, Santiago Eximeno, Nieves Mories o el ya nombrado Álvaro Aparicio». 
   Los libros previstos por Dilatando Mentes para los últimos seis meses de este año son: «Songs for unraveling the world, de Brian Evenson -World Fantasy Award Nominee for Best Collection (2020), Shirley Jackson Award for Best Collection (2019), Los Angeles Times Book Prize Nominee for Science Fiction, Fantasy & Speculative Fiction (Ray Bradbury Prize) (2020), Goodreads Choice Award Nominee for Horror (2019)-, así como un ensayo coordinado por Roger Ferrer Ventosa, que aúna algunas de las cosas que más nos gustan: el cine y el ocultismo; ambos títulos en julio. Ya en septiembre, comenzamos el nuevo curso con At fear's altar de Richard Gavin, The American de Jeffrey Thomas, y Things Have Gotten Worse Since We Last Spoke de Eric LaRocca (Obra nominada a los Bram Stoker de este año); en octubre tendremos Lancolía de Santiago Eximeno, Hearts Strange and Dreadful de Tim McGregor, y "Tidepool" de Nicole Willson (Obra nominada a los Bram Stoker de este año); en noviembre Shelter for the damned de Mike Thorn y un ensayo coordinado por Javier J. Valencia que hará las delicias de los aficionados a lo weird; cerraremos el año con dos ensayos más, por un lado uno firmado por Luis Martínez Vallés, y otro por Amparo Montejano y José Montejano, de los que, por ahora, no vamos a decir más. Dejando a un lado autores de nuestra editorial (como podrían ser Nieves Mories, Santiago Eximeno, Tony Jiménez, Ignacio Cid, Javier Quevedo Puchal, Carlos Samper Revuelta, Daria Pietrzak…), podríamos recomendar que os acerquéis a autores como Emilio Bueso, José María Latorre, Pilar Pedraza, Bécquer, Jesús Cañadas, Juan José Plans, Ismael Martínez Biurrun… Por suerte, hay bastante y muy bueno donde elegir».
   En conclusión, las editoriales españolas de terror representan la plasticidad del género de terror en nuestro país: las hay dedicadas a las obras inéditas en nuestro idioma, las que prefieren traducir obras reconocidas o galardonadas, las que mezclan subgéneros, las que se decantan por los clásicos y las que descubren nuevos valores, e incluso hay algunas que hacen varias cosas a la vez. En lo que sí parecen coincidir es en apuntar a la buena salud de la que goza el género a través de nombres que demuestran tener voz propia a la hora de provocar en la audiencia terror, pánico, miedo, pavor y horror. 
 
 
 
 
 

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