No Ficción
Artículos, Opinión, Entrevistas, Reseñas, Noticias
Cristina Jurado
El nombre de Servando Rocha (Santa Cruz de la Palma, 1974) lleva dos décadas asociado a la literatura y al periodismo. La memoria de Internet no se pone de acuerdo y le atribuye algo aparentemente contradictorio: ser al mismo tiempo activista cultural y contracultural. Preocuparse por revelar las historias incómodas, desconocidas para la mayoría, que no se ajustan a los parámetros de las convenciones sociales, aquellas que cuestionan los valores dominantes, o que afectan a colectivos marginales, alejados de los centros de poder, producen ese curioso efecto que invitan a preguntarnos: ¿qué es realmente la cultura? Rocha es un agitador de conciencias, como lo muestra su trayectoria como ensayista, articulista y editor al frente de editorial La Felguera. Buceando en los recovecos de la Historia, es capaz de encontrar los puntos ciegos y la paja en el ojo propio, los acontecimientos que chirrían y los personajes desubicados. Por ello, los títulos que pueblan su trayectoria profesional son inusuales y provocativos. El canario es autor de El Ejército Negro. Un bestiario oculto de América (La Felguera Editores, 2015); Nada es verdad, todo está permitido. El día que Kurt Cobain conoció a William Burroughs (Alpha Decay, 2014); La Facción Caníbal. Historia del Vandalismo Ilustrado (La Felguera Editores, 2012); Mirad a vuestros verdugos (La Felguera Ediciones, 2009); Agotados de esperar el fin. Subculturas, estéticas y políticas del desecho (Virus Editorial, 2008); Historia de un incendio. Arte y revolución en los tiempos salvajes: de la Comuna de París al advenimiento del punk (La Felguera Ediciones, 2006); Los días de furia. Contracultura y lucha armada en los Estados Unidos (1960-1985). De los Weathermen, John Sinclair y los Yippies al Black Panthers Party y los Motherfuckers (La Felguera Ediciones, 2004). SuperSonic ha tenido la posibilidad de entrevistarlo en un intercambio epistolar que se ha desarrollado durante varios días y éste que vais a leer es el resultado final. Queremos agradecerle desde aquí su disposición a la hora de concedernos parte de su tiempo y la generosidad de sus respuestas. Cristina Jurado: ¿De dónde viene el nombre de La Felguera? ¿Por qué llamar a una editorial con el nombre de un pueblo asturiano? Servando Rocha: Pocas personas saben que este proyecto comenzó en 1996 y que entonces éramos parte de todo un movimiento centrado en el mundo de la insurrección política, los fanzines y la autogestión. En 1934, en la cuenca minera y, especialmente, en lugares como La Felguera, hubo un levantamiento y durante un tiempo se vivió bajo el comunismo libertario. Supimos de aquella experiencia, pero de una forma un tanto ingenua. Nunca pensamos que saldríamos de Canarias y, menos aún, que conoceríamos a alguien de La Felguera. Sucedieron, obviamente, ambas cosas y hoy en día es una forma de seguir rindiendo tributo y reconociéndonos en las potencialidades de lo que sucedió en Asturias. CJ: ¿Cómo definirías vuestro catálogo? ¿Ensayo ficcionalizado? ¿Ficción ensayística? ¿Ensayo con gotas de ficción especulativa? ¿Especulación vestido de ensayo? ¿Todo lo anterior? ¿Nada de lo anterior? SR: No sé, la verdad es que tenemos muy clara nuestra línea editorial, pero al mismo tiempo editamos con cierta inconciencia. Quiero decir que publicamos lo que nos gusta, aquello que nos emociona e interesa, y esto sucede por sacudidas, planificadas, pero de forma casi mecánica. Lo más revolucionario es hacer las cosas por el placer de hacerlas y nosotros hacemos esto con este espíritu. Creemos que es algo importante. Quizás la ficción pura, la novela, sea el género que más nos cuesta pero eso cambiará tarde o temprano. Hay un gran número de nuestros libros que son resultado de un intenso y prolongado trabajo de investigación. Son libros de edición, que no existían antes, y no traducciones para publicarse en castellano. Ese camino es mucho más complejo pero creamos obras completamente nuevas, como un corpus que debería funcionar solo. Y eso nos gusta mucho. Un determinado tema se va armando, discutiendo, repensando hasta que adquiere un discurso propio, un sentido de unidad. Otros, sin embargo, se van quedando por el camino, y quedan en meras ideas. CJ: Dices que hacer las cosas por placer es algo revolucionario. ¿Te refieres al placer de Epicuro o al del hedonismo? SR: Casi siempre la solución más sencilla es la mejor. A veces damos por hecho que lo más simple, el deseo sin tamizar y expresado como una pulsión, una respuesta que nos empuja desde dentro, es algo común. Con frecuencia no es así. En el terreno del arte creo que lo más revolucionario es hacer las cosas por el placer de hacerlas. Es verdad que ya no existe posibilidad de caminar en la oscuridad y las pistas nos salen al paso, pero sería hermoso recuperar la capacidad de hacernos esa pregunta que dice “¿Qué sucedería si…?”. Sinceramente, la mayoría de las ocasiones los motores que nos empujan son de lo más banales. La política se convierte en terapia y el arte en un atajo para aumentar el ego. Hay que desandar ese camino y disfrutar del placer de contemplarse sin esnobismo, no sentir pudor y valorarnos, defendernos de eso que nos incita hacia la mercancía, el gesto vano y arrogante, la autocomplacencia. CJ: ¿Cómo puede subsistir en España una editorial que se dedica a publicar obras sobre temas oscuros, malditos e intocables, sobre lo que molesta, lo invisible a simple vista, lo oculto, lo desconocido, lo que incomoda, lo que se sale de lo “normal”? SR: Somos una editorial para grandes minorías. Jamás pensamos que publicar estas atrocidades bellas sería nuestro trabajo, porque no vemos la diferencia entre ese trabajo y nuestras vidas. Por eso nos sentimos bendecidos, sin duda, pero teniendo en cuenta que somos un reflejo de una comunidad inconfesable, que busca aliados y algo más importante: el juego nos encanta. Generalmente, si invitas a un desconocido a jugar, éste irá contigo de cabeza. Hace tiempo que surgió el debate sobre la contracultura. Antes, hablar de todo eso pertenecía a lo marginal, pero las cosas han cambiado. Nuestro secreto es intentar vivir abstraídos de eso y hacer las cosas que nos gustan, con cabeza pero con mucho corazón. Creo que la gente siente que no engañamos a nadie. Podemos ser un poco locos y a algunos le gustaría que fuésemos de otra forma, pero tras nosotros no hay misterio. CJ: ¿Se considera La Felguera uno de los portavoces de la contracultura en nuestro país? Si es así, ¿no resulta paradójico que utilice una forma tan convencional como la de una editorial para difundir su mensaje? SR: ¡No! Nada más lejos de lo que queremos y somos que considerarnos o perseguir ser portavoces de nada. Nos sentimos parte de una manera de ver el mundo compartida por mucha gente, esas grandes y bellas minoráis que resisten. Nosotros mismos hemos sido influidos e inspirados por tanta gente… es cierto que resulta extraño que lo hagamos desde una editorial, pero alrededor del 2009-2010, justo cuando decidimos disolvernos como Colectivo de Trabajadores Culturales, nos hicimos preguntas, a veces incómodas pero necesarias, sobre eso mismo, el parecer ser otra cosa o querer liderar nada. Quisimos dar un paso atrás, porque de pronto recibíamos muchos halagos cuando buscábamos hacer preguntas y abrir puertas. Comenzábamos a ser otra cosa, y nos disolvimos como grupo de agitación para concentrarnos en la labor editorial. Luego, como puede verse, la editorial se rebasa a sí misma. El surgimiento de Agente Provocador responde quizás a eso, al aprovechar esa empuje y ofrecer algo más amplio que una editorial a un público del que nos sentimos solidarios. CJ: Aunque La Felguera publique trabajos difíciles de clasificar, que no tendrían cabida en otro tipo de editoriales, y saquéis a la luz lo marginal y secreto, yo creo que, más que “revelar” en sí, lo que hacéis es reformular las mismas preguntas que acucian al ser humano desde ángulos nuevos y exponer algunas nuevas. ¿Qué opinas? SR: Es cierto, pero este creo que es algo habitual en el arte. Se trata de recomponer un mapa, porque lo importante no se decir algo sino como lo dices. Creo que fue André Gide quién dijo algo como “Todo lo importante ya se ha dicho, pero como cuando se dijo no había nadie escuchando hay que decirlo nuevamente”. CJ: ¿Qué es Agente Provocador? ¿Qué queréis conseguir con este proyecto? SR: Es un nuevo proyecto en el que nos hemos embarcado. Tras varios años publicando notas y pequeños artículos de creación propia, nos dimos cuenta de que poco a poco íbamos más allá de lo que se supone es una editorial, o sus límites. Me refiero a que hemos ido creando una comunidad a nuestro alrededor que agradecía que plasmásemos una visión del mundo del arte y la cultura, de la política y la vida en los márgenes, que tenía que ver con todo aquello que nos motiva. Tras escuchar a muchos amigos y amigas, decidimos dar ese paso. Agente Provocador es una revista física, en papel y, al mismo tiempo, una web que se actualizará a diario. CJ: ¿Puedes adelantar alguno de vuestros proyectos de cara a los próximos meses? SR: Publicaremos a Burroughs y Crowley y, en el segundo semestre, nos centraremos en nuestra propia historia acerca de fenómenos que han ido sucediendo en nuestro país y que era preciso reflexionar sobre estos.
0 Comments
Leave a Reply. |
Archives
July 2022
Categories |