No Ficción
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por Cristina Jurado @dnazproject
Las antologías se han convertido en una de las apuestas literarias más populares dentro de la ciencia ficción en nuestro país. En los últimos dos años, casi todas las editoriales de género ofrecen alguna en sus catálogos, y hasta los sellos especializados de las grandes casas de edición se han dejado seducir por estos productos. No solo parecen gozar del favor de la crítica sino que han terminado por conquistar al público español, que tradicionalmente ha favorecido formatos más extensos como la novela. ¿A qué se debe esa tendencia? ¿Es una respuesta puntual a la coyuntura económica de crisis, reflejo de la evolución natural del género o ambas cosas? ¿Qué aporta la antología a la ciencia ficción? A continuación, se propone explorar este tipo de obras, circunscribiendo el ámbito de estudio a las ediciones en España. El éxito actual de este tipo de productos literarios no puede comprenderse sin realizar un repaso a su trayectoria en el mercado, ligada –y también reflejo- de la propia evolución del género en España. Comprendiendo de dónde venimos, podemos quizás anticipar a dónde vamos. Las primeras antologías de ciencia ficción Conviene aclarar que, en literatura, las “antologías” son obras que recopilan textos atendiendo a uno o varios criterios y que, al menos en España, definen compilaciones que incluyen el trabajo, valga la redundancia, de uno o varios autores. En la tradición anglosajona, si embargo, las antologías solo nombran las obras que presentan textos de varios autores, mientras que se conoce como collection al conjunto de piezas literarias de un mismo autor, agrupadas en un solo volumen (1). La aparición de las antologías en la ciencia ficción camina de la mano del florecimiento de la narrativa breve, tal y como recoge Miquel Codony en su artículo “Las antologías y la literatura fantástica”. Desde sus inicios, la ciencia ficción se ha nutrido de cuentos y relatos para vehicular la actividad creativa de los autores, ya que estos formatos respondían a las exigencias de las revistas de género. Porque las revistas pulp se convirtieron desde el final del s. XIX y durante el comienzo del s. XX en el principal canal a través del cuál se distribuían las historias de ciencia ficción, como señala el historiador Jess Nevins. Los relatos pasaron a formar parte del ADN del género, apoyando la experimentación y el crossover con otros géneros. Como apunta Mariano Villareal: “El cuento corto aporta una intensidad prácticamente imposible de conseguir en novela. El autor puede centrarse en un único aspecto y dejar el resto a la imaginación del lector, innovar, arriesgarse, probar nuevas ideas, transmitir todo el sentido de la maravilla.” Para Fernando Ángel Moreno, Profesor de Teoría del Lenguaje Literario en la Universidad Complutense de Madrid, investigador, autor del libro Teoría de la literatura de ciencia ficción (Sportula) y coautor de Historia y antología de la ciencia ficción española (Cátedra), la narrativa breve: “Es un género extraordinario, difícil, propicio para la experimentación, para el juego con el lector, para la crítica incisiva, para obligar a pensar (creo que más aún que la novela). Además de sus valores literarios específicos, el cuento es un lugar precioso para propuestas, para ideas. Puedes lanzar muchas en un solo libro. Las novelas giran, normalmente, en torno a unas pocas. Si aparecen muchos cuentos, aparecen muchas propuestas para que otros las retomen. Se crea un diálogo intertextual muy enriquecedor, mucho más que el crean las novelas. Esto lo tuvieron muy claro tanto los autores de la New Wave como los de la Edad de Oro. Y les fue bien con ello. Hay que educar al lector en la valía del cuento, que es por cierto un género perfecto para nuestro mundo de prisas y transportes fugaces y píldoras de reloj.” Rodolfo Martínez, escritor y director de la editorial especializada en fantasía, ciencia ficción y terror Sportula, insiste en este punto: “El terreno natural de la ciencia ficción siempre ha sido, antes que la novela, el relato: ahí es donde ha brillado el género con más fuerza, más intensidad, donde ha tenido más garra ideológica y ha sabido poner mejor el dedo en la llaga.” Según la SFE -la Enciclopedia de Ciencia Ficción-, las antologías surgirían a partir de los años cuarenta en USA para ofrecer a los lectores la posibilidad de leer relatos en un formato más resistente y cuidado que las revistas. Pero habría que esperar hasta The other worlds (2), publicada en 1941 por Phil Stong, para encontrar una publicación con autores de cierto peso como Harry Bates, Lester del Rey, Henry Kuttner o Theodore Sturgeon. La primera obra que se tituló The Best of Science Fiction apareció en 1946 de la mano de Groff Conklin, con prólogo de John W. Campbell, Jr. y cuarenta historias de escritores tales como Heinlein, Sturgeon, Poe, Asimov, etc. Los 50 y 60: la hegemonía de la space opera Los mercados con la maquinaria literaria más desarrollada –USA, Francia, Reino Unido- serían el espejo en el que acabaría reflejándose el español, dando paso a una serie de iniciativas que reproducirían aquellos modelos editoriales. Pero no es hasta la década de los 50 en que aparece una colección emblemática para la ciencia ficción en España: Nebulae, de la editorial Edhasa. Como señala Alfonso Merelo en sus Cuadernos de Ciencia Ficción, en 1957 se publica una antología de relatos originales de un escritor español, Antonio Ribera, bajo el título El gran poder del espacio. Unos años más tarde, en 1961, un joven autor llamado Domingo Santos irrumpe en la colección Nebulae con los relatos que formarán una antología personal conocida como Volveré ayer. En 1963 se publica Antología de novelas de anticipación de la editorial Acervo, que seguirá apareciendo hasta 1974 (según información recabada en la web La Tercera Fundación), ofreciendo una selección de obras de autores como Pohl, Sheckley, Tiptree, Silverberg, Strugatski, Dick, Ballard, Lovecraft, Aldiss, etc. Entre los autores españoles de esta colección destacan Santos, Buiza, Valverde Torne, etc. La editorial Labor saca al mercado en 1965 una Antología de Cuentos de Ciencia Ficción editada por Javier Lasso de la Vega, con relatos de Brian W. Aldiss, Poul Anderson, James Blish, Murray Leinster, Walter M. Miller, Chad Oliver, Frederik Pohl, Eric Frank Russell, Robert Sheckley y Clifford D. Simak. Dos años más tarde, la editorial Martínez Roca edita Visiones Peligrosas, una antología de Harlan Ellison con cuentos de Farmer, Aldiss, Dick, Sturgeon, Ballard, Brunner, Spinrad, Zelazny y Laumer, traducidos por Domingo Santos y Francisco Blanco. Es también en 1967 cuando Domingo Santos se convierte en el antologista de la Antología Española de Ciencia Ficción de Edhasa, que incluirá textos suyos y de Alfonso Álvarez Villar, Alicia Araujo, Ángel Torres Quesada, Antonio Mingote, Antonio Ribera, Carlos Buiza, Eduardo Teixeira, Eugenio Luque, Federico García II, Francisco Valverde Torne, Jorge Campos, Juan Atienza, Marius Lleget, Francisco Ibáñez Serrador, P.G.M Calin, Santiago Martín Subirats y Tomás Salvador. En 1969 Prensa Española publica la Antología española de ficción científica con relatos de Antonino González Morales (que actuaría como seleccionador y firmaría la introducción), Carlos Romero Guijo, Enrique Jarnés Bergua, Enrique Sáez González, Guillermo Solana, Juan José Plans, Manuel García Viñó y Manuel Tomás Raz. Poco a poco las temáticas irán dejando atrás la space opera, que era una constante en estas primeras antologías, para ir dando paso de manera progresiva a una mayor variedad de asuntos tratados desde una óptica más cercana. Las obras traducidas a nuestro idioma procedentes del mercado anglosajón -y en menor medida, del alemán, italiano, belga, francés y ruso- y que se habían hecho muy populares en colecciones especializadas, sirvieron como fuente de inspiración a los autores nacionales, que ya empezaban a adaptar escenarios, situaciones, personajes y tramas a la realidad española. Los 70 y 80 Quizás, el reciente auge de las antologías en el mercado nacional esté en la enorme influencia de las anglosajonas, que comenzaron a ser traducidas en los 60 pero que se afianzaron en los 70 cuando, recordemos, aún funcionaba la censura del franquismo. Se trataba de colecciones de historias de los autores de la Edad de Oro de la ciencia ficción en inglés, que permitieron a muchos de los escritores españoles entrar en contacto con el género. Hablamos de las antologías publicadas por Bruguera, por la editorial A.T.E, por Luis de Caralt y por Orbis. En estos casos se trataba de traducciones de antologías que se tomaban directamente del inglés o el francés, por lo que no había una labor de selección y revisión de relatos. En este sentido, Ciencia ficción contemporánea daría nombre a una antología que la editorial Bruguera publicó en 1971 con textos extraídos de "The Magazine of Fantasy and Science Fiction" de Bob Leman, Gerald Jonas, Gilbert Thomas, Kit Reed, Leo P. Kelley, Robin Scott, Thomas Burnett Swann. Esta selección se editaría en 1972, 1973, 1975. Es en 1972 en el que aparece Antología de ciencia ficción social de la mano de Carlos Buiza con relatos suyos y de Carlo Frabetti, Carlos Saiz Cidoncha, Guillermo Solana, Jaime de la Fuente, José Luis Garci, Juan Extremadura, Juan G. Atienza, Juan Tébar, Luis Vigil y Manuel Pacheco, en la desaparecida editorial Zero. Esta antología supone un verdadero punto de inflexión en este tipo de obras, tal y como reconoce Juanma Santiago -escritor, experto en fandom y ex-director de la revista Gigamesh-: “ya que por primera vez se prima el criterio de la temática común ("ciencia ficción social"), en sentido amplio, y con todas las limitaciones impuestas por la censura.” En este mismo año sale a la luz la Antología Española de Ciencia Ficción de la editorial P.P.C. (Propaganda Popular Católica) con selección de Raúl Torres y que contenía historias de Francisco Izquierdo, Luis Vigil, Francisco Lezcano Lezcano, Enrique Jarnés Bergua, Fernando L. Serrano, Sebastián Martínez, José L. Martín Sánchez, Alfonso Martínez Mena, Félix Martínez, Orejón, Carlo Murciano, Manuel Pilares, Juan José Plans, Carlos Rojas, Tomás Salvador, Domingo Santos, Pedro Sánchez Paredes, Guillermo Solana, Juan Tébar y el propio Raúl Torres. Miguel Castellote seleccionarían en 1973 los textos que compondrían la Antología de la ciencia ficción en lengua castellana volúmenes I y II para la editorial Ultramar, que contaría con las historias de Carlos Saiz Cidoncha, Jorge Campos, Enrique Jarnés Bergua, Alfonso Álvarez Villar y Juan Atienza, Domingo Santos, Antonio Mingote, Francisco García Pavón y Pedro Sánchez Paredes. La editorial A.T.E editó en 1976 Andrómeda, una recopilación que contenía historias premiadas por la revista “Locus” – las de Christopher Priest, Brian W. Aldiss, y Harlan Ellison- y otras de autores como Andrew M. Stephenson, Bob Shaw, Gerge R. R. Martin, Michael G. Coney, Naomi Mitchison y Robert Holdstock. Así comenzaba la andadura de una colección que se mantuvo hasta 1982 y que sacaría al mercado varios volúmenes con antologías temáticas y otras dedicadas a autores anglófonos y no anglófonos como Otros mundos, otros mares con prólogo de Darko Suvin y historias de Stanislav Lem, entre otros. De 1976 a 1981 la editorial Caralt publicaría un total de 35 antologías, algunas de los cuales recogían relatos de un solo autor –las dedicadas a Arthur C. Clarke, Isaac Asimov, George Langelaan (traducida por Fernando Sánchez Dragó), Brian W. Aldiss, Edgar Allan Poe, Robert Silverberg, Murray Leinster y George. R. R. Martin-, aunque la mayoría mostraba selecciones de varios autores con nombres tan sugerentes como Luna de miel en el espacio, Los hombres paradójicos, o El buldozer asesino. También en los 80, la editorial Adiax publicará las antologías Universo (traducciones de las obras homónimas en inglés editadas por Terry Card y que recogían lo mejor de la narrativa breve de los 70 y 80) y Nuevas Dimensiones, otra traducción de New Dimensions II de la editorial Doubleday con introducción de Robert Silverberg. La editorial Acervo comenzará en esta década a publicar obras de ciencia ficción contando con Domingo Santos como director. En 1976 publicará Antología no euclidiana volumen I y II con historias de Ballard, Bradbury, Sheckley, Priest, Ellison, Le Guin, Silverberg, Clarke, etc. Pero en 1975 sacaría al mercado su Antología de novelas de anticipación, una edición al estilo del omnibus anglosajón donde se reúnen -en un mismo volumen- novelas y novelas cortas, y no solo relatos. Esta obra incluía trabajos de Francisco Lezcano, Alfonso Álvarez Villar, José Sanz y Díaz, José María Aroca, Juan G. Atienza, Carlos Buiza, Domingo Santos, Jacques Ferrón y Francisco Valverde Torne. Martínez Roca editó en 1976 La edad de oro de la ciencia ficción, que después publicaría Orbis, con prólogo del propio Isaac Asimov, con relatos y novellettes que el autor seleccionó de entre los mejores de los años 30. Ese mismo año, Producciones Editoriales publica Infinitum. Ciencia ficción. Antología de relatos y cómics de ciencia ficción con Juan José Fernández Ribera como seleccionador. En 1982 la labor editora de Domingo Santos le lleva a seleccionar para Martínez Roca Lo mejor de la ciencia ficción española con los escritores españoles más relevantes del momento como Alfonso Álvarez Villar, Juan G. Atienza, Luis Eduardo Aute, Gabriel Bermúdez Castillo, Carlos Buiza, Carlo Frabetti, Enrique Lázaro, Juan José Plans, Javier Redal, Ignacio Romeo, Jaime Rosal del Castillo, Carlos Saiz Cidoncha, Ángel Torres Quesada, Luis Vigil o el propio Santos, etc. En 1983 la editorial Orbis editó Visiones Peligrosas I, de la que saldría una segunda edición en 1985 -Visiones Peligrosas II-. En este caso se trataba de una traducción realizada por Domingo Santos y Francisco Blanco de la antología homónima editada por Harlan Ellison que contenía un relato premiado con el Nebula de Phyllip José Farmer y otros de Brian W. Aldiss, Frederik Pohl, el propio Ellison, Miarian Allen de Ford,Robert Bloch y Robert Silververg. Para muchos se convertiría en una obra que abriría las puertas a la Nueva Ola, un movimiento que quería sacudir los anquilosados cimientos de la ciencia ficción. Ese mismo año, Martínez Roca lanzaba Lo mejor de Fantasy & Science Fiction: antología del 25 aniversario con una selección que incluía a autores galardonados con el premio Nébula -Fritz Leiber- o que había hecho doblete con el Hugo –Poul Anderson-. Editado por un conocido antologista, Edward L. Ferman, el resto de las selección incluía a Sturgeon, Bradbury, Asimov y Blish. Se trataba de un número especial de la revista norteamericana “The Magazine of Fantasy & Science Fiction¨ para celebrar su cuarto de siglo de existencia que llegaría a España en 1976, con una edición posterior de 1978 de Mundo Actual Ediciones. Martínez Roca realizó diversas ediciones a principios de los ochenta, añadiendo cuentos al volumen original, que saldría en Orbis de cara al mercado sudamericano (gracias al blog Memorias de un friki por la documentación). En 1985 la editorial Orbis, publicaría Lo mejor de la ciencia ficción I, II y III, traducción de una selección realizada por Edward L. Ferman, con relatos de Harlan Ellison, Phyllis Maclennan, Alfred Bester, Wilma Shore, Stephen Tall, B.L. Keller, Poul Anderson, Gary Jenning, Poul Anderson, James Blish, Frederik Pohl, Raylyn Moore, Phyllis Eisenstein. Como apunta Alfonso Melero en un artículo del blog Libro de Notas, se trataba de una serie que tomaba prestadas obras de las colecciones publicadas por Acervo y Martínez Roca, ofreciendo lo mejor de la producción internacional de ciencia ficción a los lectores castellano-parlantes. Los 90 Desde 1992 la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT), publica dos antologías tri-temáticas: Fabricantes de Sueños, con los mejores relatos aparecidos durante el año anterior en revistas y fanzines; y Visiones, en honor al Visiones Peligrosas de Harlan Ellison, que tiene como objetivo promocionar a los nuevos escritores noveles y publicar relatos inéditos (3) (4). La labor de Fabricantes de Sueños y Visiones fue y está siendo vital para el género en España, al ofrecer un soporte respaldado por la AEFCFT para dar a conocer escritores noveles y para destacar las historias más interesantes del panorama literario. De cuidada etiqueta, los criterios de selección hacen hincapié en la calidad de las historias. De la luna a Mecanópolis: antología de la ciencia ficción española 1832-1913 es el título de la obra que Nil Santiánez-Tió recopiló para Cuaderns Cremá en 1995. Lo interesante de esta antología es que recogía exclusivamente relatos de autores españoles del s. XIX que habían cultivado el género desde el s. XIX, como Ángel Ganivet, Azorín, Camilo Millán, Enrique Gaspar, Joaquín del Castillo y Mayone, José Fernández Bremón, Leopoldo Alas Clarín, Miquel de Unamuno, Nilo María Fabra, Pompeyo Gener, Ramón Pérez de Ayala, Santiago Ramón y Cajal y Tirso Aguimana de Veca. Según se señala en la entrada sobre esta antología de la Tercera Fundación, esta selección ofrece una mirada sobre los comienzos de la ciencia ficción en España con temáticas que incluyen viajes en el tiempo, experimentos biológicos, utopías, distopías, la conquista espacial, y especulación sobre el futuro de la sociedad y la tecnología. En 1997 Alfaguara publica en su serie juvenil la Antología de los mejores relatos de ciencia ficción con historias de Clarke, Simak, Wells, Asimov, K. Dick, Bradbury y Silververg y Stanislaw Lem, seleccionadas por Ricardo Bernal. La editorial Bígaro publica en 1998 Cuentos de Ciencia Ficción, una recopilación realizada por Miquel Barceló y Pedro Jorge Romero que recogía el trabajo de autores españoles desde 1980. En ella hay historias del propio Barceló y de Julio Septién, Rodolfo Martínez, Javier Redal, Rafael Marín, Ricard de la Casa y Pedro Jorge Romero, Javier Cuevas, Javier Negrete y Juan Miguel Aguilera. La primera década del s. XXI La revista El Melocotón Mecánico publicó en 2000 la Antología de relatos II concurso EMM (El Melocotón Mecánico), con cuentos de Alejandro Domingo Bazán, Antonio Martín Infante, Ignacio Sanz Vallas, Joan Antoni Fernández, Jorge Gallego Alarcón, José Antonio Cotrina, José Carlos Canalda, Salvador Jiménez Gutiérrez, Víctor Miguel Gallardo. Bajo el sello de Grupo Ajec, se trataba de una obra que agrupaba los mejores relatos aparecidos en sus páginas y en los concursos organizados. En 2002 aparece Los cazadores de nubes y otros relatos de Equipo Sirius que recogía el relato ganador y los finalistas del premio Pablo Rido, con textos de Oscar Daniel Salomón, Carlos Manuel Córdoba, Félix J. Palma, Eugenio Sánchez Arrate y Ramón Muñoz. Antología de la ciencia ficción española (1982-2002) aparece en 2003 en la editorial Minotauro de la mano de Julián Díez. Con relatos de Rafael Marín, Elia Barceló, Cesar Mallorquí, León Arsenal, Juan Miguel Aguilera, Joan Carles Planells, Rodolfo Martínez, Armando Boix, Daniel Mares, Ramón Muñoz, Eduardo Vaquerizo y José Antonio Cotrina, representa el primer esfuerzo antológico de autores españoles del siglo XXI. La obra, conocida en los círculos del fandom como la antología naranja, se abre con una análisis de Díez sobre el género en nuestro país. “Mi idea, ante todo, era presentar al lector culto la validez de la actual ciencia ficción española, así que la primera exigencia era la de tener a los autores con mayor rigor en su trabajo. La selección específica del cuento de cada uno intentó buscar una variedad temática, para que el libro fuera ameno en sí mismo, y una representatividad dentro de la obra de cada autor, evitando en la medida de lo posible que el relato además tuviera numerosas ediciones previas.” (Entrevista a Díez en la revista Axxón) Cronopaisajes: Historias de viajes en el tiempo de Ediciones B se publica en 2003 con prólogo de Miquel Barceló e introducción de Peter Haining, el seleccionador de la edición original. Incluía relatos de Bester, Clarke, Bayley, Aldiss, Kornbluth, Mitchell, Russell, Pohl, Briarton, Wells, Asimov, Priestley, Ballard, Finney, Gunn, Amis, Moorcock, Romero, K. Dick, Sprague de Camp, Bradbury, Hugues, Heinlein, Young y Nolan. La editorial Páginas de Espuma lleva al mercado en ese mismo año La Chica de átomos de oro y otros cuentos antiguos de ciencia ficción, una antología de textos de autores como George Barr, Camille Flammarion, George Chesney, Camille Fammarion, Alfred-Louis-Auguste Franklin, Charles Cross, Ruyard Kipling, Octave Uzanne y Albert Robida, Wardon Allan Curtis, Robert Barr, Jack London, Enrique Mauvars, Ray Cummings, Guy de Maupassant, Amado Nervo, G. Macaulay Trevelyan, Francis Stevens o Emilio Salgari. Editada por Francisco Arellano, intentaba ofrecer historias que no estuvieran contenidas en otras antologías y que se hubieran escrito a finales del s. XIX y principios del XX. En 2004 Julián Díez recopila para Minotauro la Antología 10. Relatos de Ciencia ficción española incluyendo el trabajo de Alejandro Carneiro, César Mallorquí, Elia Barceló, Santiago Eximeno, Félix J. Palma, José Antonio Cotrina, Joaquín Revuelta, José Antonio del Valle, Gabriel Bermúdez Castillo y Rafael Marín. A principios de los años 90, Luis García Prado convierte el fanzine “Un fantasma recorre Andorra” en “El fantasma” y luego en la revista “Artifex”, dedicada a la narrativa breve fantástica. Este hecho coincide con el nacimiento de la editorial Bibliópolis, dando lugar a una publicación en papel que optaba por ofrecer únicamente contenidos de ficción, sin artículos, columnas de opinión ni reseñas. Julián Díez se convierte en co-seleccionador de la revista que pasará por diferentes épocas en las que terminará adoptando la forma de libro de bolsillo. A partir de la segunda época, la publicación adoptaría el nombre de Artifex segunda época: antología de literatura fantástica y en 2008 aparece en formato electrónico (pdf) Artifex Nº1 en su cuarta época de la mano de la Asociación Cultural Xatafi, editándose hasta el número 5. "El Melocotón Mecánico" editaría Postales desde la Habana y otros cuentos en 2005, Libertad condicionada y otros relatos en 2006 y 65 instantes y otros relatos en 2009, Magnífica víbora de las formas (editada por Juan Antonio Fernández Madrigal en 2008), y Dionisia Pop (editada por Francisco Javier Pérez en 2008), Bajo la influencia (editada por Daniel Miñano en 2009), Divergencia a más infinito (editado por Fernando Lafuente Clavero en 2011) y las editadas por Sergio Mars: El rayo verde en el ocaso (2008); y La mirada de Pegaso (2010 y premio Ignotus en 2011). Entre 1999 y 2010, Libro Andrómeda editaría varias antologías: Fantasmas cibernéticos (1999), Narrativas Fantásticas (2000); Policía Sideral (2000), 2001: Odisea literaria (2000), Amores extraños (2001), Corazones de obsidiana (2003); Sistema Binario (2003); Dama eternidad (2004); Razas estelares (2004); Especial Phillip K. Dick (2005); La estirpe de Tordón (2005); Historia alternativa (2006); Terror cósmico (2006); Mensajes perdidos (2006); Especial Asimov (2007); Sonrisas y Asteroides (2008); Mundos desconocidos (2009); Utopía final (2010); Cazadores de cometas (2012). Por su parte, Espiral publicaría Impactos en el tercer milenio en 1999, Globalización en 2002, Estación espacial internacional en 2003, Escasez de petróleo en 2004 y Fragmentos del futuro entre 2006 y 2008. Perturbaciones fue el título escogido por la editorial Salto de Página para una antología de relatos fantásticos que publicó en 2009. Juan Jacinto Muñoz Rengel actuó como seleccionador y firmó la introducción de un volumen con historias de extensión variable de José María Merino, Juan Pedro Aparicio, Cristina Peri Rossi, Cristina Fernández Cubas, Norberto Luís Romero, Pilar Pedraza, Julia Otxoa, Elia Barceló, Laura Freixas, Carlos Castán, Luís García Jambrina, Ignacio Martínez de Pisón, Ángel Olgoso, Fernando Iwasaki, Pedro Ugarte, Manuel Moyano, David Roas, Félix J. de Palma, Miguel Ángel Muñoz, Ignacio Ferrando, Jon Bilbao, Óscar Esquivias, Patricia Esteban Erlés, Luís Manuel Ruiz, Óscar Sipány Miguel Ángel Zapata. Ediciones Idea saca al Mercado Trece Gramos de Gofio Estelar: Antología de cuentos canarios de ciencia ficción en 2010, coordinada por Juan Ignacio Royo y Ángel Morales, con textos de Sergio Barreto, Eduardo Delgado, Agustín Díaz Pacheco, Miguel Ángel Díaz Polarea, Félix Díaz, Ramón Herar, Olga Márquez, Iván Morales, Víctor Ramírez, José Rivero Rivas y Juan Ignacio Royo. El carpintero y la lluvia será la primera antología de cuentos de Rodolfo Martínez publicada por Sportula en 2010, a la que seguirán del mismo autor Cabos Sueltos -ese mismo año y ambientada en el universo de Drímar-, y Horizonte de Sucesos en 2011. También en 2011 la editorial miNatura, asociada a la revista del mismo nombre, publicaría la antología El día de los cinco Reyes y otros cuentos con los micro-cuentos de ciencia ficción y fantasía seleccionados a partir del concurso “Primera Convocatoria miNatura Ediciones”. 2012 se convertirá en uno de los más prolíficos en cuanto a publicación de antologías en nuestro país, marcando el pistoletazo de salida de una tendencia que continuará en el 2013, pero que se consolidará en el 2014. No solo se ampliarán el espectro de temáticas utilizadas como criterio de selección, sino que se apreciará una mayor presencia de las autoras de ciencia ficción. Para conmemorar que su catálogo alcanzaba las cien obras, Ediciones Irreverentes lanza 2099. Antología de Ciencia Ficción, bajo la batuta de Félix Díaz y Miguel Ángel de Rus. A las historias de autores consagrados del género a nivel internacional como Julio Verne, Ray Bradbury, Philip K. Dick o Arthur C. Clarke se sumaron las de Stephen Baxter, Carlos Saiz Cidoncha, Ana María Shua o Sergio Gaut vel Hartman, Eduardo Vaquerizo, Pedro Pujante Hernández, Jorge Majfud, Alberto Chimal, Víctor Bórquez Núñez, Raúl Hernández Garrido o Rubén Serrano. La selección incluyó los relatos finalistas y ganador del X Premio Internacional de Relato ‘Sexto Continente’ de Ciencia Ficción y Ficción Distópica. Las obras recopiladas ofrecían una mirada múltiple sobre el futuro desde un punto de vista social, tecnológico, político, científico, etc. En el 2012 Salto de Página publica Prospectivas. Antología del cuento de ciencia ficción española actual en la que Fernando Ángel Moreno actuó como seleccionador. Los relatos incluidos estaban firmados por Carlos Pavón, Cesar Mallorquí, Daniel Mares, Eduardo Vaquerizo, Elia Barceló, Joaquín Revuelta, José Ramón Vázquez, Juan Antonio Fernández Madrigal, Jacinto Muñoz Rengel, Juan Miguel Aguilera, Julián Díez, León Arsenal, Santiago Eximeno, Manuel Vilas, Matías Candeira, Rafael Marín Roberto Bartual y Rodolfo Martínez. Con una completa bibliografía, la antología incluía un interesante prólogo de Moreno sobre las características de la ciencia ficción española, así como una semblanza histórica desde sus modesto comienzos en los bolsilibros. Por su parte, Sportula publicaba Akasa-Puspa, de Aguilera y Redal una antología de relatos basados en el universo creado por Juan Miguel Aguilera y Javier Redal en las novelas Mundos en el abismo e Hijos de la Eternidad. En esta obra se incluía el trabajo de los propios seleccionadores, además de los de José Antonio Cotrina, Rafa Fontériz, Toni Garcés, Rafael Marín, Sergio Mars, Felicidad Martínez, Alfonso Mateo-Sagasta, Daniel Pérez Navarro, Paco Roca, Domingo Santos, José Carlos Somoza, José Miguel Vilar-Bou, José Manuel Uría, Yoss y Jesús Yugo. También este sello será responsable de la aparición de Vintage 62: Marilyn y otros monstruos entorno a la figura de la conocida actriz, incluyendo relatos de Antonio Calzado, Antonio Castro-Guerrero, Alejandro Castroguer, Javier Cosnava, Mario Escobar, Rafael Fernández, Federico Fernández Giordano, Fernando J. López del Oso, Jorge Magano, Rafael Marín, Rodolfo Martínez y Antonio Montes, seleccionados por Castroguer. La segunda década del s. XXI Fábulas de Albión, la editorial que más tarde pasaría a formar parte de Ediciones Nevsky, publicó en 2012 Steampunk: antología retrofuturista editada por Félix J. Palma y con relatos de Óscar Esquivias, Fernando Marías, José María Merino, Juan Jacinto Muñoz Rengel, Andrés Neuman, Fernando Royuela, Luis Manuel Ruiz, Care Santos, José Carlos Somoza, Ignacio del Valle, Pilar Vera y Marian Womack. Ese año también vio la luz La guerra de España contra los Estados Unidos y otros relatos: Antología del padre de ciencia ficción española, con relatos de ciencia-ficción y anticipación de Nilo Fabra para la editorial Berenice. En 2012 también aparece la antología Homenaje, dedicada a la obra de Domingo Santos, editada por la desaparecida editorial Ajec. En esta selección, Santos rinde tributo a los grandes autores de la edad de oro del género tales como Asimov, Bradbury, Clarke, Orwell, etc… Ese mismo año será testigo de la aparición de TerraNova: Antología de Ciencia Ficción Contemporánea de la mano de la editorial Sportula, contando como seleccionadores con Mariano Villareal y Luis Pestarini. Esta primera entrega incluía relatos traducidos al español de Ken Liu, Ian Watson y Ted Chiang con historias originales en español de Eric. J. Mota, Juanfran Jiménez, Teresa P. Mira de Echeverría, Víctor Conde y Lola Robles. La propuesta de TerraNova destacaba por su originalidad y calidad: ofrecía una edición en rústica y en digital de textos traducidos al español de autores contemporáneos conocidos por los aficionados del mercado anglosajón pero poco o nada conocidos por el español, algunos de ellos ganadores de los premios Hugo, Locus, Nebula y World Fantasy. La selección se completaba con historias de autores que escribían en español y que procedían de ambos lados del Atlántico, dando cabida a la narrativa latinoamericana más reciente. Al año siguiente se conseguiría editar la obra en el mercado anglosajón, incluyendo la traducción de los relatos de los autores que escribían en español y añadiendo un texto de Felicidad Martínez. La ciudad, tres momentos, con relatos localizados en un escenario urbano sin nombre de Rodolfo Martínez, saldría al mercado en 2012 desde el sello Sportula, al igual que Roy Córdal, Detective que recogería dos historias del mismo autor. En 2013 se publicaría TerraNova 2 con aquellos cuentos que no habían entrado en la primera edición, como el ya citado de Felicidad Martínez y los de Aliette de Bodard, Adam Troy-Castro, Germán Amatto, Carlos Gardini, Nnedi Okorafor, Pedro Andreu, Greg Egan, Ramón Muñoz, Lavie Tidhar y Ken Liu. El sello Fantascy, del grupo Penguin Random House, se convirtió en la editorial que acabaría lanzando esta obra, contando de nuevo con el tándem seleccionador compuesto por Villareal y Pestarini. En 2014 haría su aparición TerraNova 3, esta vez sin la participación como seleccionador del argentino, con relatos de China Miéville, Eduardo Vaquerizo, Miguel Santander, Emilio Bueso, Jorge Baradit, Ken Liu, Ricardo Montesinos, Liu Cixin, Paolo Bacigalupi, Paul J. McAuley y Sofía Rhei, esta última elegida a través de una convocatoria abierta. Más allá de Némesis es una antología publicada en 2013 de la mano de Sportula que invitaba a varios autores a explorar el universo creado por Juan Miguel Aguilera y Javier Redal en Némesis. Los autores seleccionados fueron José Manuel Uría, María Zaragoza, Sergio R. Alarte, Carmen Moreno, Sofía Rhei, Eduardo Vaquerizo, León Arsenal, Pedro Pablo G. May, Rafael Marín, Javier Negrete, J. Javier Arnau y Rodolfo Martínez, además del propio Aguilera. El mismo sello lanzará Vintage 63: JFK y otros monstruos entorno a la figura del presidente norteamericano y con textos de María Zaragoza, Víctor Conde, Domingo Santos, Àngels Gimeno, Javier Cosnava, Antonio Montes, Federico Fernández Giordano, Gabriel Bermúdez Castillo, Antonio Calzado, Alejandro Castroguer (de nuevo seleccionador), María Teresa Lezcano, Jorge Magano y Antonio Castro-Guerrero. En 2013 las antologías tomaron un nuevo camino a través de la publicación online. La web Ficción Científica, gestionada por José Antonio Cordobés, lanzó una antología gratuita con los relatos que llevaba publicando desde el año anterior. Con prólogo de Cristina Jurado, esta obra se titulaba Ellos son el futuro y recogía cuentos y micro-relatos de la prologuista y de Santiago Eximeno, Felicidad Martínez, José Ramón Vázquez, Miguel Santander, Nieves Delgado, Josué Ramos, Juan González Mesa, Jorge Baradit, Ricardo Manzanero y Manuel Moledo. La editorial Aristas Martínez lanza en 2013 Presencia Humana. Nueva Literatura Extraña una antología de relatos weird con autores como Riot Über Alles, Colectivo Juan de Madre, Robert Juan Cantavella, Laura Fernández, Matías Candeira, Cisco Belabestia, Tamara Romero y Luis Gámez. A través de esta obra, el sello extremeño inició la trayectoria de un proyecto diseñado para continuar en el tiempo, a través de lo que se convertiría en la revista Presencia Humana. Con dos números al año, esta publicación en papel reúne ficción, no ficción, ilustración y una cuidada producción editorial, reivindicando los libros como auténticos objetos de arte. Este año apareció en el mercado español un sello dedicado a la edición digital de antologías que recientemente ha decidido apostar también por las novelas cortas, con temáticas que se debaten entre la ciencia ficción, la fantasía, el weird y el terror. Nos referimos a Fatalibelli, que inició su andadura con la obra Hinc Sun Dragones, dedicada a los relatos traducidos de Tim Pratts y continuando con: Ad Astra con textos de ficción científica de Peter Watts; Arcana Mundi, cuentos fantásticos y de ciencia ficción de Elisabeth Bear; y El ciclo de Xuya, de Aliette de Bodard. Alfa Eridiani publicaría Nuevos Fragmentos de futuro de Fabián Álvarez López y Sportula lanzó una serie de antologías dedicadas a varios autores como: Simetrías Rotas, con cuentos del británico Steve Redwood, algunos traducidos al español y otros especialmente escritos para la ocasión; Bajo soles alienígenas, una recopilación de tres cuentos de Domingo Santos (La piel del camaleón, La soledad de la máquina y El primer día de la eternidad); y Porciones Individuales, una selección de narrativa breve de ciencia ficción de Rodolfo Martínez. El blog Cuentos para Algernon, compiló los relatos que había traducido de inglés desde su creación en 2012 con una selección gratuita online llamada Antología Cuentos para Algernon: Año 1 (5). Esta web sin ánimo de lucro destaca por realizar un interesante trabajo divulgativo en nuestro país de la narrativa breve internacional. Ese mismo año Tyrannosaurus Books publica Ácronos. Antología Steampunk Vol.1, una recopilación de cuentos de este sub-género de autores como Janacek Jadehierro, José Ramón Vázquez, Josué Ramos, Rafael González, Laura López Alfranca, Miguel Aguerralde, Ángel Luis Sucasas, Guillem López, Jesús Cañadas, Pedro López Manzano, Víctor Conde, Paulo César Ramírez Villaseñor, Robber LeBlancs y Luis Guallar Luján. Sportula publicó en 2014 Los Premios Ignotus: 1991-2000, una obra coordinada por el director de la editorial, Rodolfo Martínez, que recogía relatos de él mismo y de Elia Barceló, Rafael Marín, Javier Negrete, Rodolfo Martínez, Juan Miguel Aguilera, Domingo Santos, César Mallorquí y León Arsenal. El libro es un homenaje a la labor de la AEFCFT, que concede desde 1991 los premios Ignotus, e incluye las reflexiones de Mariano Villareal y Juan Manuel Santiago sobre la situación de la ciencia ficción, la fantasía y el terror durante la década de los noventa. La misma editorial lanzaría al mercado ese mismo año Empaquetados, un cajón de sastre con relatos que mezclan la ciencia ficción y la fantasía de la mano de Juan Miguel Aguilera, Antonio Romero, Carmen Moreno, Daniel Pérez Navarro, Domingo Santos, Eduardo Vaquerizo, Felicidad Martínez, Gabriel Bermúdez Castillo, Manuel Miyares, Pablo Bueno, Rafael Marín, Rodolfo Martínez, Santiago García Albás y Víctor Conde. Akasa Puska sería otras de las apuestas antológicas de esta editorial, con la intención de explorar el universo creado por Juan Miguel Aguilera y Javier Redal en las novelas Mundos en el abismo e Hijos de la Eternidad. Bajo la coordinación de Rodolfo Martínez, la obra incluiría textos del propio Aguilera junto con los de José Antonio Cotrina, Rafa Fontériz, Antoni Garcés, Rafael Marín, Sergio Mars, Felicidad Martínez, Alfonso Mateo-Sagasta, Daniel Pérez Navarro, Javier Redal, Paco Roca, Domingo Santos, José Carlos Somoza, José Miguel Vilar-Bou, José Manuel Uría Yoss y Jesús Yugo. También en 2014 se pondría a la venta a través de Sportula Cybersiones de Santiago García Albás, una recopilación de sus tres novelas cortas de ciencia ficción dura: El rey Lansquenete, Delirios de grandeza y La parte del Ángel. Esta obra acompañaría Los pingüinos también se ahogan, otra recopilación de cuentos de Steve Redwood para el mismo sello. Esas fechas serán testigo de la aparición de Mañana Todavía, una antología editada por Fantascy con relatos por encargo dedicados a las distopías con escritores como Juan Miguel Aguilera, Elia Barceló, Susana Vallejo, Emilio Bueso, Laura Gallego, Rosa Montero, José María Merino, Rodolfo Martínez, Marc Pastor, Félix J. Palma, Javier Negrete y Juan Jacinto Muñoz Rangel. Ediciones Nevsky lanza a finales de ese año Retrofuturismos: antología steampunk, siguiendo la estela abierta por Steampunk: antología retrofuturista. Esta recopilación incluye las interpretaciones de este sub-género de Alfredo Álamo, Ángel Luis Sucasas, Félix J. Palma, Francisco Miguel Espinosa, Guillermo Zapata Romero, Jesús Cañadas, Jospeh Remesar, Laura Fernpandez, Cristina Jurado, Luis Guallar Luján, Marian Womack, Noemí Sabugal, Rafael Marín, Rocío Tizón, Rubén Sánchez Trigos, Sofía Rhei y Sergio Linfante. 2014 también fue el año en el que apareció Historia y antología de la ciencia ficción española para la editorial Cátedra. Julián Díez y Fernando Ángel Moreno combinaron sus fuerzas para seleccionar textos de Nilo María Fabra, Azorín, Tomás Salvador, Domingo Santos, Gabriel Bermúdez Castillo, Enrique Lázaro, César Mallorquí, Juan Miguel Aguilera, Elia Barceló, José María Merino y Jacinto Muñoz Rengel. Desde sus más de 500 páginas, no solo realiza un recorrido histórico por el género en nuestro país, sino que profundiza en sus claves, reivindicando su importancia en el panorama literario. Alucinadas, publicada en edición digital en 2014 por Palabaristas y que aparecerá en rústica en 2015 de la mano de Sportula, es una antología de relatos inéditos (a excepción del de Angélica Gorodischer) de ciencia ficción en español escritos por mujeres. Coordinada por Cristina Jurado y María Leticia Lara Palomino, cuenta con un prólogo de la editora Ann VanderMeer e incluye relatos de Teresa P. Mira de Echeverría, Felicidad Martínez, Laura Ponce, Yolanda Espiñeira, Nieves Delgado, Lola Robles, Sofía Rhei, Layla Martínez, Marian Womack, Carme Torras y Angélica Gorodischer. Esta iniciativa marca un cierto hito en la historia de las antologías al recoger el testigo de proyectos del mercado norteamericano que datan de la década de los 70 tales como Women of Wonder. Para el 2015 se prevé que la antología se traduzca al inglés a través de un proyecto de crowfunding coordinado por Palabaristas. Sportula publica en 2014 Crónica de Tinieblas, una recopilación de relatos inéditos basados en el universo ucrónico español de Danza de Tinieblas y Memoria de Tinieblas del madrileño Eduardo Vaquerizo. La selección, realizada por Vaquerizo, recoge el trabajo de Santiago Eximeno, Alfredo Álamo, Josué Ramos, Juan Carlos Herreros Lucas, Joseph Remesar, Víctor Conde, Fernando Ángel Moreno, Gabriel Díaz, Ludo Bermejo, Chus Álvarez Martínez, Alberto García-Teresa, Ramón Muñoz, Pedro López Manzano, Sofia Rhei, Raul Montesdeoca, Cristina Jurado y Josemi de Alonso. Ácronos. Antología Steampunk Vol.2, s de Tyrannosaurus Books aparecería en 2014, coordinada por Josué Ramos, y con textos del propio Ramos y S.J. Chambers, Gloria T. Dauden, Eduardo Vaquerizo, Ángeles Mora, Héctor Gómez Herrero, Cristina Puig, Pedro Moscatel, Luis Carbajales, Laura López Alfranca, Rafael González, Paulo César Ramírez, José Ramón Vázquez, Concepción Perea y Rodolfo Martínez. También dedicada al retrofuturismo, Fuenlabrada Steampunk de Kelonia Editorial sale al mercado con relatos de MA Astrid, Montse N. Ríos, Gloria T. Dauden, Óscar Navas, David Gambero, Rubén Fonseca, Marta Catalán, Víctor M. Yeste, Miguel A. Barbancho, Natalia López Sánchez, Manuel Osuna y Beatriz García Sánchez, y con ilustraciones de David Puertas, Espi, Daniel Expósito, Gener, Azahara Herrero, Pablo Ramos Álvarez, Hugo Salais y de Pablo Uría. Mundos es el nombre de la segunda antología de relatos publicada ese año -online y de manera gratuita- por la web Ficción Científica. Con prólogo de la autora Nieves Delgado, contenía textos de Santiago Eximeno, Eduardo Vaquerizo, Pacoman, Patxi Larrabe, Manuel Moledo, Josué Ramos, María L. Castejón, Erick J. Mota, Josep Cascales, Nieves Delgado, Felicidad Martínez, Richard Montenegro, Ricardo Manzanaro Arana, José Luis Díaz Marcos, Francesc Barrio, Alberto Moreno Pérez, Felipe Rodríguez Maldonado, Iván Guevara y Daniel Frini. La labor de Mariano Villareal continuará en el 2015 con un ambicioso proyecto: Castles of Spain, una antología de los mejores relatos españoles de ciencia ficción y fantasía traducidos al inglés de la mano de un equipo de profesionales encabezado por la traductora Sue Burke y con la colaboración del conocido bloguero y podcaster Elías Combarro –scout de relatos en inglés para la serie de TerraNova ye integrante del podcast Los VerdHugos-. El proyecto, lanzado a principios de año, se basa en una iniciativa de micro-mecenazgos para recaudar los fondos suficientes que permitan sufragar la traducción. Ácronos 3 de Tyrannosaurus Books aparece en febrero de 2015, coordinado por Josué Ramos y Paulo César Ramírez para incluir cuentos que exploran el sub-género del steampunk en distintos escenarios geográficos. Sus autores son Gloria T. Dauden, Raúl Montesdeoca, Elio Quiroga, Jordi Noguera, Laura López Alfranca, Rafael González, Paulo César Ramírez, Esther Galán, el propio Josué Ramos, Armando Valdemar y Rafael Marín. The Best of Spanish Steampunk de Nevsky aparece en el mercado en febrero de 2015, siguiendo la estela de iniciativas como TerraNova y Castles in Spain al ofrecer una selección de narrativa breve de ciencia ficción traducida al inglés. Con introducción de Diana Pho, esta obra incluye el trabajo de Alfredo Álamo, Javi Argauz, Javier Calvo, Jesús Cañadas, Gloria T. Dauden, Francisco Miguel Espinosa, Santiago Eximeno, Cano Farragute, Laura Fernández, Rafael González, Luis Guallar, Isabel Hierro, Jorge Jaramillo, Cristina Jurado, Sergio Lifante, Ismael Manzanares, Rafael Marín, Oscar Mariscal, José Ángel Menédez Lucas, José María Merino, Pedro Moscatel, Oscar Navas, Félix J. Palma, Santi Pagés, Francisco J. Pérez, Paulo César Ramírez, Josué Ramos, Joseph Remesar, Sofía Rhei, Rocío Rincón, Paula Rivera, Leonardo Ropero, Luis Manuel Ruiz, Noemí Sabugal, Rubén Sánchez Trigos, Ángel Luis Sucasas, Rocío Tizón, Eduardo Vaquerizo, Marian Womack y Guillermo Zapata. La tienda online Cyberdark ha comenzado a ofrecer obras de edición propia entre las que destaca una antología de relatos de Eduardo Vaquerizo, Dulces Dieciséis y Otros Relatos. Algunas reflexiones sobre las antologías de ciencia ficción en España La eclosión de las antologías de género durante la segunda década del s. XXI en nuestro país es un fenómeno, cuanto menos, curioso. Cabe señalar que tradicionalmente este tipo de obras no han gozado del favor de las editoriales españolas, que las han considerado productos poco atractivos para el público. Quizás se deba a que los lectores no han respaldado estas obras y/o no han percibido su valor añadido. Tan solo las antologías de un mismo autor parecían estar respaldadas por la masa lectora, siempre que se tratara de autores consagrados. Para Rodolfo Martínez, escritor y director de Sportula: “Desde que empecé a leer ciencia ficción llevo leyendo que las antologías venden mal, que no interesan al lector, que son un suicidio comercial... Y siempre tuve la sospecha de que esa era una opinión que se venía arrastrando desde la primera vez que alguien la dijo y que, con el correr de los años, las cosas fueron cambiando y, simplemente, nadie se molestó en comprobarlo hasta ahora.” El interés de las editoriales estaba, al menos durante el s. XX, condicionado por las preferencias del público y las primeras antologías respondían a una mera función de documentación de lo que los pocos autores del género estaban realizando. En España las antologías de ciencia ficción sirvieron en un primer momento para acercar a los españoles al trabajo de los autores extranjeros, y serían una de las principales fuentes de inspiración de la primera generación de autores patrios. La censura efectuada por la dictadura franquista y el relativo aislamiento de España con respecto a su vecinos a nivel económico, político y cultural intervendrían a la hora de dar forma a un género que se desarrollaría por cauces distintos a los del resto del mundo occidental. Hay que recordar que las primeras antologías eran traducciones de obras ya editadas en el extranjero y no es hasta finales de los 60 que se comienzan a publicar recopilaciones de narrativa breve inédita de autores nacionales. Por tanto, las primeras antologías que recogían narrativa breve inédita en español competían con traducciones de escritores mundialmente reconocidos y premiados. Apenas incluían el trabajo de las autoras, una tendencia que no comenzará a cambiar hasta el s. XXI. Como ya hemos mencionado, las pautas de selección respondían a la necesidad de exponer la producción nacional y solían atender a criterios gerenacionales más que temáticos. No sería hasta el s. XXI que las antologías de ciencia ficción comienzan a agrupar las historias atendiendo a fórmulas predeterminadas: · Antologías temáticas, orientadas a un sub-género en particular, como es el caso de Ácronos v. 1, 2, y 3 y Retrofuturismos dedicadas al steampunk. · Antologías de universos compartidos, basadas en las historias, personajes y escenarios creados que habitan la obra de un autor, como Más allá de Némesis o Crónica de Tinieblas. · Antologías de autor, como Cybersiones u Homenaje. · Antologías diacrónicas, que recogen el trabajo de varios autores a lo largo de un periodo histórico determinado, como Antología de la ciencia ficción española (1982-2002). · Antologías sincrónicas, que recogen la ficción de escritores en un momento puntual de la historia, como TerraNova o Ellos son el Futuro. · Antologías originales, que incluyen relatos inéditos elaborados para la ocasión como Presencia Humana. Nueva Literatura Extraña y Más allá de Némesis y, en general, las antologías de universos compartidos. · Antologías de reimpresiones, en las que se recopilan o bien los mejores textos o bien todos los publicados durante un periodo determinado de tiempo como Cuentos para Algernon vol. 1 o Mundos. Las antologías recogerán el testigo de las revistas de género, cuya progresivo ocaso –después del boom de los 80- implicaría un empobrecimiento de los canales a través de los cuáles los autores podían ver publicadas sus obras, y los fans, críticos y expertos podían compartir sus opiniones y reflexiones. Como apunta Mariano Villareal: “Las antologías y recopilaciones de relatos han existido siempre. Sin embargo, tras la desaparición en España de las revistas literarias de género con distribución comercial, su presencia se hace, si cabe, más necesaria que nunca. Y, de hecho, su número ha aumentado de forma notable en los últimos años, gracias a la facilidad de Internet para coordinar nuevos proyectos en torno a un determinada temática o subgénero: ciencia ficción, fantasía, terror/horror, steampunk, subgénero zombi, distopía... y por el deseo de consumir narrativa breve por parte de lectores y editores dispuestos a satisfacerles.” De cara a los lectores, las antologías sirven como muestrario de la producción literaria, revelando nuevos talentos, descubriendo facetas desconocidas de autores ya publicados, detectando tendencias literarias, repasando otras y, en definitiva, proporcionando un surtido de ficción -que a veces recoge los gustos del público y, otras, ayuda a moldearlos-, y ofrece un producto de lectura cómoda. Como explican Silvia Schetting y Susana Arroyo, la editoras de Fatalibelli: “Desde un punto de vista lector, las antologías ofrecen al aficionado de habla hispana la posibilidad de catar distintos sabores en un mismo plato, como un menú degustación. Ya sea porque te permiten conocer distintas voces, con distintos estilos, o porque te permiten ver cómo diferentes escritores se acercan a un mismo género o tema.” Para Rodolfo Martínez: “Quizá, simplemente, porque en estos tiempos vertiginosos, poder disponer de un libro lleno de relatos de forma que puedas leer uno o dos de la que vas a currar en el tren o el autobús o el metro, viene muy bien.” “[Las antologías] me parecen fundamentales porque son la columna vertebral del género, donde suelen encontrarse sus obras maestras” afirma Fernando Ángel Moreno. Las redes sociales han permitido restablecer el diálogo entre autores y lectores que en la época dorada de los fanzines y revistas de género contaba ya con cierta fluidez, y dotarlo de un dinamismo inédito gracias a la inmediatez de la comunicación y la popularidad de los puntos de encuentro virtuales. Para los autores, las antologías se han convertido en espacios que catalizan la producción literaria y permiten el intercambio y la maduración de ideas, creando lazos referenciales únicos. “Desde un punto de vista editorial,” comentan las editoras de Fatalibelli, “las antologías son una herramienta muy interesante para que el editor descubra tendencias literarias en formación. Y es que cuando seleccionas textos de autores dispares y los presentas unidos bajo el marco de un mismo libro, en cierto modo estás creando relaciones literarias nuevas o hermanando a autores en los que detectas intereses o sensibilidades similares. Laird Barron y Caitlín R. Kiernan, por ejemplo, tienen estilos muy diferentes, pero el hecho de que sus nombres hayan aparecido unidos en diversas antologías de temática lovecraftiana ha creado ya imborrables vínculos entre ambos y ha contribuido a presentarlos como vanguardia de una nueva forma de enfocar el terror. Además, esta forma de crear "grupos" o "generaciones" coherentes puede llegar a tener una gran acogida comercial y despertar el interés por autores noveles, como bien demostró por ejemplo la legendaria "Mirrorshades" (o los "Nueve novísimos" de Castellet, para que quede claro que esto también pasa fuera del género).” Fernando Ángel Moreno añade: “Evidentemente [una antología] hace ver a otros autores y los pone en relación. Creo mucho en los movimientos que se originan a partir de encuentros personales en presentaciones de libros, encuentros de trabajo... que a veces van asociados con las antologías. Yo he aprendido mucho de los editores con los que he trabajado, como Julián Díez o Pablo Mazo, y de quienes me han ayudado en las antologías, como Santiago L. Moreno o Alberto García-Teresa. No creo demasiado en el mito del artista solitario; aunque es cierto que ha habido muchos casos, la mayoría de los escritores no son genios que puedan permitírselo. Por otra parte, apenas existen genios que no contrasten sus perspectivas con otros. Las antologías son esenciales para todo este proceso.” A este respecto, José Miguel Rodríguez, Director de la editorial Tyrannosaurus Books piensa que “las antologías aportan la posibilidad de descubrir al lector nuevos autores, y a veces, a los editores nos permiten descubrir talentos que no conocíamos. Por otro lado, posibilitan explorar ciertas temáticas, aportar nuevos puntos de vista, ofrecer tratamientos frescos e inesperados, estilos variopintos, nuevos enfoques sobre un mismo tema, y esto siempre es estimulante. Si son de un mismo autor, también son interesantes ya que nos pueden dar una visión de conjunto sobre el trabajo de este. A veces, incluso nos permiten ver cómo ese mismo autor es capaz de tocar diferentes géneros, estilos y temáticas y ver cuál es el resultado. Las antologías pueden aportar una visión de conjunto de los diversos enfoques y tratamientos de un tema o género a lo largo del tiempo, por ejemplo, si hacemos una antología de escritores de diversas épocas sobre cuentos de fantasmas, la conquista de otros mundos, etc. ofreciéndonos así una panorámica que de otro modo sería compleja de conseguir. Y finalmente, para un editor, es una manera de compartir y dar a conocer a otras personas aquellos textos de un autor/es, que a uno le han apasionado, o le han parecido interesantes. Así que, pese a todo, en mi opinión las antologías son necesarias, por no decir indispensables.” Las editoriales y los sellos de género están apostando últimamente de manera clara por las antologías, cuya profusión y diversificación -tanto en los temas tratados como en los criterios de selección- demuestra que la ciencia ficción ha alcanzado un cierto nivel de madurez en nuestro país: más autores se animan a cultivar este género (hay más autoras e Internet ha cambiado las reglas del juego en materia de publicación) y el público respalda estos productos a través de sus compras. Esto unido a que existen menos revistas profesionales y semi-profesionales, y fanzines que permitan dar a conocer las obras, ha contribuido a que las antologías hayan adquirido una notoriedad de la que antes carecían. Según Rodolfo Martínez: “Si algo se está demostrando en los últimos, no sé, seis o siete años, es que hay interés por las antologías. Especialmente aquellas que se arman con una cierta coherencia, alrededor de una cierta temática, con un cierto propósito y no son meras acumulaciones de relatos "por que sí". Nunca serán el gran negociazo que quieren los grandes editores, claro, pero para los pequeños y medianos editores (y alguno que otro grande) están demostrando su rentabilidad con creces.” De hecho la propia Sportula o Fatalibelli son dos de los ejemplos más claros de cómo pequeñas editoriales han adoptado las antologías como una parte fundamental y no meramente marginal de su catálogo. A ellas hay que sumar iniciativas realizadas sin ánimo de lucro, como las realizadas por Cuentos para Algernon o Ficción Científica cuyo objetivo es servir de expositor de los autores nacionales e internacionales. Entre las grandes casas de edición, el sello Fantascy de Random Mondadory se ha sumado a la tendencia con antologías como TerraNova o Mañana Todavía. En este contexto, la figura del antólogo es fundamental, pues no solo actúa avistando y seleccionando textos de calidad sino dotando al producto de una coherencia necesaria para garantizar el atractivo del resultado final. Para Juanma Santiago: “Una antología no deja de ser una obra independiente. El seleccionador asume el papel de editor, filtra contenidos y refleja parte de su personalidad.” Sobre ello, Josué Ramos, seleccionador de las antologías Ácronos, comenta que “coordinar una antología no es solo juntar autores, pedirles relatos, amasar todo como una bola y lanzarlo a una editorial para apuntarse un tanto. No es nada fácil y hay que tener las ideas bien claras para lograrlo. Para que una antología sea útil y aporte algo debe centrarse en el valor añadido que se le quiere dar. No se trata solo de escoger un tema y desarrollarlo entre todos. La antología en sí debe tener un hilo conductor y debe buscar ese plus, ese valor que la haga especial. Cuando yo veo una antología nueva, necesito captarlo rápido entre su portada y su descripción. Y no debería ser difícil que un editor sea capaz de ver qué aportará en su catálogo.” También es necesario contemplar el efecto “llamada” de las antologías como obras que ya no suponen un riesgo tan acusado como antaño y que incitan a publicar más obras de este tipo. Si se trata de compilar textos de autores que ya han publicado, que cuentan con una cierta credibilidad entre los lectores y que, por tanto, ofrecen ciertas expectativas de ventas, entonces las antologías han dejado de ser iniciativas audaces tanto literaria como económicamente, lo que en ningún caso supone que ya no generen interés o que no sean productos editoriales válidos. Incluso pueden resultar una fórmula atractiva para lectores y editores que permita la inserción de nuevos talentos que, a su vez, se benefician por razones de proximidad de la credibilidad de los autores con un trayectoria más consolidada que les acompañan. Otro aspecto a tomar en cuenta es lo que Juanma Santiago define como la “fragmentación definitiva de ventas”, un fenómeno producido por el aumento en años recientes del coste del papel, que ha provocado una subida de los precios en las ediciones en rústica, y una popularización de los libros de bolsillo y los e-books. Las nuevas dinámicas editoriales (como el crowfunding, la impresión bajo demanda, la co-edición y hasta la auto-edición) han cambiado las expectativas de las empresas de edición que antes necesitaban vender grandes tiradas para hacer que sus números cuadrasen. Ahora se pueden publicar títulos, entre los que se encontrarían las antologías, sin asumir grandes riesgos a nivel de costes al apostar por alternativas a la impresión tradicional. Las tiradas más cortas ya no suponen una amenaza, sino que se han convertido en algo normal. Como explica Santiago: “Me da la impresión de que la fragmentación definitiva de ventas producida por la crisis de los formatos de papel y la popularización de los libros electrónicos van en paralelo con el aumento de publicaciones de antologías, aunque estas se editen en papel. Antes dependías de unas ventas fijas de unos mil ejemplares para salvar una edición, lo cual eliminaba de entrada la publicación de recopilaciones de relatos. Ahora, al haber descendido el número de ejemplares vendidos, se ha perdido el miedo a editar recopilaciones. No porque estén de moda (que también) sino porque ahora, con la nueva realidad del mercado (impresión sobre demanda, autoedición, bajada de venta en general), sí que salen las cuentas. Al menos, en editoriales pequeñas.” Aún queda por ver qué depara el futuro a las antologías de ciencia ficción en el marco de una sociedad de la información en la que los tiempos de consumo se acortan, la cultura afronta una importante crisis de financiación y las modas generan expectativas poco realistas. ¿Ha llegado este producto editorial a tocar un hipotético techo de cristal o se trata de una obra que ha llegado para quedarse por mucho tiempo? La respuesta dependerá de los vaivenes de una industria como la editorial que se conduce entre los dictados del público y las reglas del mercado. Notas (1) Es importante no confundir esta acepción con nuestra “colección”, referida al esfuerzo continuado de una editorial para presentar una serie de creaciones literarias bajo un epígrafe común, y como dice la RAE, con las mismas características de formato y tipografía. En este artículo nos atendremos a la acepción utilizada por la biblioteconomía en España. (2) Si la primera antología de ciencia ficción original de la que se tiene noticia es Adventures to come, editada en USA en 1937 por J. Berg Esenwein, hay que precisar que no tuvo repercusión alguna al incluir autores poco conocidos. (3) En el caso de Fabricantes de Sueños, la primera edición data de 1999 y han actuado como seleccionadores Alejandro Salamanca, José Luis Rendueles y Mariano Villarreal (años 2000 y 2001), Alberto Cairo, Cristóbal Pérez-Castejón, Javier Romero (2002-2003), Alberto García-Teresa y Belén Blanco (2004), Antonio José Cerveró, José Carlos Canalda y José Vicente Ortuño (2005), Grupo Avalón (2007), Carlos Alberto Gómez Villafuertes, Juan José Parera, Juan Manuel Santiago, Magnus Dagon, Miguel Puente Molins y Pily B. (2008), Carlos A. Gómez, Juan Ángel Laguna, Juan Antonio Fernández Madrigal, Juan José Parera, Pily B y Rafael Rius Sánchez (2009). (4) Por su parte, Visiones comenzaría su andadura el mismo año de la Exposición Universal de Sevilla contando con conocidos seleccionadores tales como -por orden cronológico- Julián Díez, Elia Barceló, Javier Redal, Pedro Jorge Romero, Joan Manel Ortiz, Rafael Marín, Rodolfo Martínez, Juan José Aroz, Juan Miguel Aguilera, Luis G. Prado, Juan Manuel Santiago, Eduardo Vaquerizo, Santiago Eximeno, Mariano Villareal, Antonio Rivas, Tertulia Valenciana, los VerdHugos, David Mateo, Francisco Navarro, Jaime de Scals y Víctor Martínez Martí. (5) La obra incluía el trabajo de Ken Liu, Joseph Paul Haines, Tim Pratt, Jeffrey Ford, Maureen McHugh, Kij Johnson, Rose Lemberg, Mary Robinette Kowal, L. Annette Binder, Aliette de Bodard, Watts y R. B. Russell. Al año siguiente, se editó Antología Cuentos para Algernon: Año 2 con cuentos de Mary Robinette Kowal, Zen Cho, Robert Reed, Tom Crosshill, Tim Pratt, Matthew Cook, K. J. Parker, Rachel Swirsky, Jeff Noon, Terrence Holt, Ken Liu, Oliver Buckram y Anatoly Belilovsky.
6 Comments
por Xavi [email protected]
Históricamente he sido un lector de sagas. Si una historia me gusta, cuantas más páginas y volúmenes mejor. En los últimos tiempos, no obstante, mi vida ha dado un cambio importante a nivel profesional y familiar, y cada vez tengo menos tiempo para la lectura, de forma que me he convertido en un “lector de 10 minutos” (los que aguanto antes de caer dormido). En estas condiciones las grandes novelas quedan relegadas a las vacaciones y los fines de semana, y por tanto me he aficionado al relato, un género en el que tenía muchísimas lagunas y que me está proporcionando muchas satisfacciones. Lo cierto es que la tendencia editorial es favorable para mi situación, hay muchos productos interesantes en el mercado: Mañana todavía, Alucinadas, los tres volúmenes de Terra Nova, Retrofuturismos, las antologías situadas en Akasa-Puspa o en la España ucrónica de Danza de Tinieblas … la narrativa breve me atrevería a decir que está de moda, y los proyectos editoriales en este aspecto se multiplican. También tiene su importancia en este fenómeno la aparición de plataformas como Cuentos para Algernon o Maelstrom que proporcionan relatos de calidad de manera periódica y gratuitamente. Seguramente no os he descubierto nada nuevo; si estáis leyendo este artículo y esta revista es casi seguro que conocéis sobradamente los libros y páginas webs anteriormente citadas. Por eso mi intención es presentar algunos relatos un poco más antiguos a gente que, como yo, generalmente no había prestado atención a la narrativa breve. Y para aquellos que estáis más al caso, algunos relatos que puede que os hayan pasado desapercibidos. Voy a centrarme en relatos escritos en castellano, y para ayudarme a hacer una primera selección he decidido revisar algunos de los premios más importantes de la narrativa breve de género. Es cierto que los premios no garantizan la calidad, pero también es cierto que los ganadores han pasado una criba, subjetiva seguramente, pero una primera selección ya está hecha. Otro de los aspectos que he valorado es la accesibilidad de los relatos, de forma que si consigo despertar vuestro interés podáis descargarlos o leerlos en internet sin problemas y de manera legal, claro. En este primer volumen de la revista he decidido basarme en el premio Ignotus de Relato, que se entrega desde 1991 por la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT) durante las Hispacon. Este último año la ganadora fue Tamara Romero con El aeropuerto del fin del mundo (que podéis conseguir en la antología Visiones 2012 , en la que encontraréis otros relatos que también valen mucho la pena). La autora plantea un escenario en el que, de manera sorprendente, la humanidad reacciona de forma muy tranquila a la inminente caída de un asteroide en el planeta. Hay gente que continúa asistiendo a su puesto de trabajo, y incluso los vuelos internacionales siguen funcionando. La protagonista de la historia quiere viajar a Brasil para buscar a su pareja, pero en el aeropuerto se va a encontrar con algo que no espera. Es un relato un poco extraño, muy inquietante, y a veces me he sorprendido pensando en posibles continuaciones y alternativas a la situación que se plantea, o sea, que me ha dejado intrigado. José Ramon Vázquez fue el ganador en 2013 con Neo Tokio Blues, presente en su recién salida y muy recomendable recopilación de relatos 3.0 . Tetsuo (¿os suena el nombre, fans del manga?) es un profesor de matemáticas en un instituto especial y muy secreto de Japón, al que asisten unas niñas con poderes mentales, destinadas a ser el arma definitiva. Todo va bien hasta que una de ellas muestra un interés que va más allá de lo académico hacia él. La ambientación en el Japón del futuro es una de los puntos fuertes de este interesante relato. David Jasso ganó dos ediciones consecutivas, el 2011 y el 2012. No conocía a este veterano autor zaragozano, tengo la literatura de terror bastante abandonada, y me ha sorprendido gratamente su estilo, ha conseguido atraparme y que empatice mucho con los sentimientos de los protagonistas. Dentro de poco publica su última novela, Disforia, y voy a estar muy pendiente. El viento del olvido, ganador del 2011, es un relato breve bastante deprimente sobre las enfermedades mentales degenerativas. No le acabo de ver la parte de género, francamente, pero está muy bien escrito y consigue tocar la fibra. Víctimas inocentes, el ganador del 2010 es una vuelta de tuerca genial sobre las historias de vampiros, y no comento nada más para no estropear la sorpresa, pero me ha dejado los pelos como escarpias. Otro que ha repetido premio es Santiago Eximeno. No soy parcial con Eximeno, lo reconozco, es uno de mis autores de relatos favorito. Conecto mucho con sus historias, ya toque la ciencia ficción, la fantasía o el terror (o esas mezclas que sabe hacer tan bien). Sus dos relatos ganadores los podéis encontrar en la genial recopilación Bebés jugando con cuchillos (ganadora a su vez del Ignotus como mejor antología en 2009), aunque debo reconocer que no son los dos relatos que más me han gustado de esta colección. En 2006 ganó con Días de otoño. La historia narra la triste situación de un hombre viudo, ya mayor, que intenta acceder al programa espacial de colonización que lo llevará lejos del planeta. Sin grandes aspavientos y con un tono costumbrista construye un gran relato. La primera vez que lo leí me pasó un poco desapercibido, esta segunda vez me ha conmovido. Origami ganó en 2003. El relato se basa en la relación entre un anciano que vive en una residencia y un joven que tiene un don con la papiroflexia. Para escapar de la monotonía el anciano se inicia en esta afición con la ayuda del joven. Se que el relato de Eximeno es anterior, pero siempre que lo leo pienso en una revisión con mucha mala leche de El zoo de papel, de Ken Liu. El ganador en 2009 fue el relato de terror Lluvia sangrienta de Roberto Malo. La premisa del relato es que en el cielo aparecen unas misteriosas nubes de color rojo que, como indica el título, van a provocar una lluvia de sangre. Empieza lento, un poco confuso y abusando de los diálogos, pero a medida que la situación evoluciona va mejorando hasta conseguir un escenario muy agobiante y un clímax sorprendente. Muy recomendable. Eduardo Gallego y Guillem Sánchez son dos veteranos autores de ciencia ficción que han creado un interesante universo, el Universo Corporativo o Unicorp, en el que sitúan sus relatos y novelas. Han sido galardonados con diversos premios, y en 2002 se llevaron el Ignotus por Fortaleza de invicta castidad, un relato muy divertido y gamberro con fondo de space-opera. Este universo ha despertado mucho mi interés, y ya he leído algunos relatos más que me han gustado mucho y que comentaré en posteriores entregas. Una canica en la palmera, de Rafael Marín, ganador del 2001 es un entrañable relato de fantasmas que he ido leyendo con una sonrisa de cariño en la cara. Lo hace especial la naturalidad de la narradora, una espabilada niña de ocho años durante uno de esos interminables veranos de la niñez en los que se pasa el tiempo en parques, playas y piscinas. En uno de estos parques conoce a un niño un poco peculiar, que le va a enseñar nuevos juegos. Un gran relato. Y aquí me paro. Los relatos anteriores al 2000 están recopilados en Los premios Ignotus 1991-2000, de la editorial Sportula. Encontraréis excelentes relatos de escritores ya consagrados y considerados clásicos en la literatura de género del país, como Rodolfo Martínez, Javier Negrete, Juan Miguel Aguilera o César Mallorquí. Aparte de los relatos cuenta con una sección que narra la historia y origen de este premio, realmente interesante. Espero que en un futuro se publique la recopilación de los relatos ganadores del 2000 al 2010, que contará seguro con un comprador. Confío que este artículo haya sido de vuestro interés. Si es así la intención es continuar revisando diversos premios, como el Domingo Santos, el Nocte, el UPC o el Alberto Magno en posteriores ediciones. ¡Salud y buenas lecturas! Reseña
por Alexander Páez Ocurre, muy de vez en cuando, que aparece un libro para desbaratar todos nuestros planes. Ese libro aparece por casualidad, casi una serendipia de papel, para instalarse en lo alto de mi pila de lecturas, para robarle el lugar al libro que tenía entre mis manos en ese momento e instalarse sin disimulo en su lugar. Ese libro es Distancia de rescate, de Samanta Schweblin. El libro tiene una gran cantidad de lecturas. Puede decirse que es una novela sobre la ambigua relación entre madres e hijos, ese amor y adoración que se puede convertir en puro terror y ansiedad. También el tratamiento del campo, de lo rural y bucólico y su transformación en algo peligroso y tóxico. Y quizá el punto más controvertido de esta historia, su punto de género fantástico. Distancia de rescate es un relato de terror, donde el curanderismo rural tiene un papel central en cuanto a conceptos tan extraños como la transmigración de almas. Y esto nos acerca de nuevo el debate tan manido de situar la fina línea del género fantástico en cuanto al realismo. Tarea que, por mi parte, no voy a aventurar. Distancia de rescate es una novela corta (o nouvelle) donde se condensa un relato repleto de recursos literarios, sentimientos y situaciones que, ligados con un lenguaje apabullante confieren a esta historia una potencia terrorífica. Samanta Schweblin reivindica que ella no es novelista, ella cuenta cuentos. Según he podido leer en un artículo sobre la autora en Vice, los engranajes editoriales la presionan para escribir novela, pero ella es una férrea defensora del cuento. Quizá Distancia de rescate sea su pequeña aportación a esta voraz máquina editorial. Un relato lo suficientemente largo como para publicarse de forma independiente pero que no llega a ser novela. Entre sus obras más conocidas están El núcleo del disturbio, Pájaros en la boca y La pesada valija de Benavides. Todos estos libros son cuentos que experimentan con formas literarias, con el lenguaje como ella misma dice en otra entrevista, todos comparten un factor común: la tensión narrativa. Este relato se hizo más extenso, como confiesa en la misma entrevista, debido a que la estructura del relato no cuadraba en un el formato de cuento y se vio obligada a alargarlo. Esta novela provoca que el lector asocie la belleza con algo terrible y genera desconfianza. El mundo rural, ese lugar con el que todos soñamos con escapar a respirar aire puro es fruto de un escenario macabro y tenebroso. Oscuro. Aquel lugar donde encontrábamos sosiego y seguridad, es ahora sinónimo de agresión. Esto ocurre debido a una amenaza que se cierne tanto sobre el lector como sobre los personajes, la amenaza de la contaminación. Esta amenaza es narrada de forma peculiar, en forma de diálogo, dos voces cobrarán protagonismo, la de David y la de Amanda. David guía la narración de los recuerdos de Amanda, exigiendo ciertos detalles de la historia. David sabe que hay algo que necesita ser contado, pero necesita que Amanda llegue hasta ese núcleo sin dejar ningún detalle en el camino. David necesita que ella se dé cuenta de lo que es importante a partir de su propio relato. Amanda ordena acontecimientos, los mide y los refiere de forma detallada, ya que debe ser meticulosa y observadora. La tensión que crean estas voces narrativas se incrementa todavía más cuando Amanda hace preguntas, interrumpiendo el relato y David la urge a continuar, sin tregua. Esto consigue un ritmo vertiginoso y cierto vértigo al saber que hay algo en las sombras que queremos ver aunque sabemos que nos va a desagradar y cuya imagen no vamos a poder borrar de nuestra memoria. Esta presión generada por el relato se explicita con el concepto de “distancia de rescate”, como la propia autora define en una entrevista: “es como un fino hilo de pescar que me conecta con mi hija y que se tensa cuando nos separamos demasiado”. Hay un temor latente que existe durante toda la novela y una ambigüedad complicada con los detalles de la narración de Amanda. ¿Qué es más aterrador, perder a un hijo, o perder su alma? ¿Envenenarnos con agua? ¿La ansiedad de no saber qué va a ocurrir o qué está ocurriendo? Hay una presencia siniestra que puebla todo el relato y que se vuelve más real cuando aparece la distancia de rescate. David es un chico inquietante, que nos habla al oído mientras habla a Amanda. Pero todo esto se resume en la pregunta que llevó a Samanta Schweblin a escribir esta historia, ¿y si un día tu hijo te dice: “No soy yo”? En esta obra se exploran las consecuencias extrañas de esta pregunta de forma que terminamos con gran parte de la obra adherida a nuestra memoria, con la voz de David y la desesperación de Amanda hostigando nuestro recuerdo. Reseña
por Alexander Páez Harrison Harrison es nuestro protagonista. O deberíamos decir Harrison Squared, es decir, Harrison2. O como él mismo dice, H²×5 (Harrison el quinto de su nombre) protagoniza esta novela de Daryl Gregory. Harrison Squared es una precuela independiente de We are all completely fine, ya que se desarrolla en el pasado del protagonista de esta otra novela. En esta nueva novela el tono es más juvenil, nuestro protagonista es un adolescente de 16 años y sus aventuras las pasará en un colegio de lo más tétrico en la población de Dunnsmouth (lugar que le hace famoso en We are completely fine). Harrison y su madre se han mudado a Massachusetts, al pueblo costero de Dunnsmouth donde deberá ir a la escuela durante algunos meses hasta cumplir la mayoría de edad. Su madre es una bióloga marina especializada en descubrir bestias marinas enormes (grandes ballenas, tiburones y, durante el transcurso de esta novela, la búsqueda del calamar gigante). Harrison tiene un sentido del humor mordaz y una peculiar e inteligente forma de ver las cosas. Lejos de dejarse intimidar ante los oscuros muros de la escuela, se pasea por ellos con aire indiferente, observando lo extraño del lugar. El autor aprovecha la narración en primera persona para realizar una curiosa parodia de lo que podría haber sido una novela de terror. Por poner un ejemplo, Harrison acude a la clase de natación que se realiza en una oscura y profunda cueva, con una piscina natural de agua oscura. Este lugar parece más un templo que una piscina y como lectores nos esperamos lo peor. Ahí llega, una enorme figura blancuzca se acerca buceando a toda velocidad hacia él y al salir del agua no es nada más que el pálido profesor de natación. Daryl Gregory nos engaña numerosas veces, dando giros de guión muy astutos para preparar el terreno de forma que no podamos confiar en nada de lo que se nos cuenta de forma literal. Los personajes secundarios son otro de los puntos fuertes de la novela. Desde la madre de Harrison, una geek de la biología marina, hasta los profesores, a cada cual más peculiar y extraño. La atmosfera que la novela crea es tan ambigua, entre la risa y la mueca, que termina cristalizando en asombro. El tono de la novela es deliberadamente juvenil, pero esto no perjudica para nada la narración. Este tono, otorga al autor ser más versátil con la historia, el humor y los personajes. Harrison en concreto, parece ser un adolescente común, con sus miedos, sus fóbias y su lucha constante con la sociedad. Pero a través de su humor punzante descubriremos aspectos muy interesantes del mismo. Es un personaje muy consistente y coherente. Con la dosis justa de carisma, inteligencia, humor e inseguridades. A partir de detalles conoceremos aspectos de su pasado que han ido definiendo su personalidad actual, como por ejemplo la fobia al mar. Harrison Squared es una novela que comparte grandes similitudes con Kraken, de China Miéville, con una narración convincente, un ritmo vertiginoso y unos personajes carismáticos. Además esta obra es muy divertida a la vez que misteriosa e intrigante. No sólo nos encontraremos con un extraño misterio por resolver, sino que además Harrison se verá envuelto en una enorme y peligrosa aventura, rodeado de extraños y peculiares compañeros que formarán un grupo de lo más dispar. Daryl Gregory ha sido muy inteligente al escribir esta precuela a We are completely fine, tanto por su personaje principal como por el público al que está dirigida. Y recordad, cuidado con los tentáculos. |
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July 2022
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