No Ficción
Artículos, Opinión, Entrevistas, Reseñas, Noticias
Alexander Páez
Presentación Cuando me propusieron iniciar una sección “sobre cine” me sentí abrumado. El género fantástico tiene una gran cantidad de ramificaciones dentro del formato vídeo-gráfico: series de TV, films estrenados en salas de cine, cortos, películas que se estrenan en tiendas en formato disco, adaptaciones, fan films… Como veis el enfoque es enorme, y sólo estoy hablando del formato, por supuesto luego están los géneros, los temas, los subgéneros. Podríamos tener una sección tan amplia como inabarcable. Por lo que cuando recibí esta petición y me senté a redactar esta introducción, aproveché para reflexionar sobre un tema concreto del que quería hablar. Antes de introducir el tema, decidí que esta sección que vais a encontrar a partir de ahora (y hasta que se me acabe la energía o a la editora la paciencia), no va a tratar sobre un solo tema, sino que en cada número me gustaría profundizar sobre diferentes aspectos del género fantástico en la gran pantalla. Algo que sí encontraréis al final de cada texto son recomendaciones de series actuales que me parecen interesantes o destacables. En este número de SuperSonic trataré el polémico tema de las adaptaciones de textos al cine. No hablaré por ahora de series de televisión, aunque actualmente se esté emitiendo una nueva adaptación de Minority Report y otra de El hombre en el castillo. Esto lo dejaremos para un futuro número. Introducción En este artículo voy a hacer referencia a películas de finales de los años 90, pero voy a basar el ensayo en films editados durante los últimos 15 años. A partir de los 90, las adaptaciones de fantasía y ciencia ficción tomaron un rumbo diferente. La tecnología de la industria cinematográfica y la narrativa de la ciencia ficción habían llegado a un punto en común en el que era difícil separar qué era real y qué no: decorados y/o actores se estaban creando completamente de forma digital. Esto implica que sea más complicado diferenciar qué film es de ciencia ficción y cual no. Pero el eterno debate no va a tomar más protagonismo en este artículo que el de simple anécdota que denota el cambio que se estaba produciendo en los años 90 en el cine. Además, la ciencia ficción y la fantasía han sido géneros muy populares dentro de la producción filmográfica, ya sea desde las populares películas de superhéroes, los films de ciencia ficción especulativa, hasta películas para los más jóvenes (y no tan jóvenes) de animación dirigidas por enormes estudios como Pixar. La producción de cine fantástico es formidable, y los temas y géneros que trata conforman un gran abanico donde el consumidor puede elegir. Buenas y malas adaptaciones Pero ¿hay buenas adaptaciones? Como lector antes que cinéfilo, considero que sí. Se puede usar la analogía del iceberg donde las películas representan la capa de hielo sobre el agua y la novela el hielo bajo ésta. Pero esto es un análisis simple. El lenguaje cinematográfico es más sutil y, mientras que en el libro está todo escrito y hay que imaginarlo, en la película lo vemos todo pero tenemos que imaginar el subtexto. El peligro que tiene el cine es que es joven y muy popular. Tan popular que el criterio para definir una buena y una mala película (y adaptación) es diverso y, en muchas ocasiones, incoherente. Pongamos unos ejemplos. Coraline (2001) de Neil Gaiman, fue adaptada por Henry Selick y tuvo gran éxito entre la crítica. La adaptación se filmó en animación stop-motion, una jugada arriesgada pero con la que el director demostró gran pericia. Este tipo de animación transmitía sin palabras la ambientación oscura de la novela. Por otro lado tenemos la adaptación de Las crónicas de Narnia (2005) dirigida por Andrew Adamson, basada de forma libre en parte de la saga de Narnia que C. S. Lewis publicó entre 1950 y 1956. El primer film fue una adaptación bastante decente que cosechó una crítica positiva. El desastre vino con la nefasta película El príncipe Caspian (2008), cuya dirección estuvo a cargo de Adamson y el hundimiento de la franquicia en el cine se confirmó con el tercer film, La travesía del viajero del Alba (2010), dirigida por Michael Apted. Uno de los principales puntos negativos fue la incoherencia del tono de las películas, intentando imitar a la popular saga de Harry Potter y olvidando los textos y el tono de C. S. Lewis. Además, en el tercer film se hace referencia directa al simbolismo y a las referencias cristianas, algo sobre lo que se ha debatido mucho (si realmente aparece en las novelas), pero en caso de que así sea, siempre ha sido como sub-lectura del texto. En los filmes esto es demasiado evidente, tanto que supone incluso un rechazo por su marcada moralina. Cuando hablamos de adaptaciones al cine de novelas de género fantástico, quizá la más popular a la que todos podamos hacer referencia sea la trilogía de El señor de los anillos, dirigida por Peter Jackson. Mucho se ha hablado sobre la calidad o la fiabilidad de esta adaptación. Personalmente veo aspectos positivos y negativos en la adaptación, pero creo que el resultado como producto cinematográfico es notable. Pienso que Jackson traduce y adapta la trilogía de Tolkien a un público contemporáneo y a un lenguaje cinematográfico, pero también es cierto que malinterpreta muchísimas cosas de los textos de Tolkien. Podríamos entrar en detalles que todo friki debe saber, pero a mí me parece un acierto no incluir a Tom Bombadill, o colocar la forja de Narsil más tarde, o el cambio de actitud de Faramir al encontrarse con los hobbits (aunque la posterior incoherencia en el carácter del personaje sea una mala decisión); en contrapartida, destaco la desastrosa batalla del Abismo de Helm o la relación de Aragorn con los muertos y la Compañía Gris. Esto lleva a la pregunta que todo lector se hace una vez queda insatisfecho con la adaptación de su novela preferida. ¿Cómo de fiel debe ser una adaptación? ¿Cómo sabemos que es una buena adaptación? Me atrevo a decir que no hay una línea que separe una mala de una buena adaptación y que las variables son tantas que es imposible decidir unos parámetros. Hay adaptaciones que son muy fieles pero no son buenas películas, lo que las convierte en malas adaptaciones, y hay otras que son filmes muy interesantes pero contienen poco o adaptan de forma muy libre lo que hay en la obra original. Personalmente me decanto por la segunda opción, pues como consumidor quiero algo nuevo, una síntesis y una reinterpretación de algo que ya conozco. Queda patente, ante el aluvión de críticas que reciben la mayoría de adaptaciones, que el lector prefiere una adaptación que reproduzca con imágenes de la forma más fiel posible aquello que ha imaginado al leer la obra. Y esto me plantea una incógnita, ¿por qué esa necesidad de que nos muestren lo que ya conocemos? Podríamos aventurar una respuesta: nos encanta nuestra zona de confort y, en cierta manera, nos hemos creado una imagen mental de la historia, hemos imaginado a los personajes, los paisajes y las voces. Si la historia nos ha gustado, hemos llegado incluso a fantasear con ella cuando no estábamos leyendo. Y entonces llega un equipo de artistas y un director y nos dicen que no, que todo lo que habíamos imaginado no era así, sino de esta otra forma. Entiendo que muchos espectadores levanten sus puños de indignación ante la atrocidad cometida contra sus imaginación, pero nos olvidamos de que se trata, simple y llanamente, de cómo otras personas han imaginado de forma distinta lo mismo que tú. Y, quizá, la principal diferencia radique en que estas personas tienen cierta capacidad de comercializar en formato vídeo esta imaginación. La trilogía de novelas distópicas Los juegos del hambre, de Suzanne Collins, ha sido adaptada en cuatro películas a la gran pantalla. Mollie Gagnon firma un interesante ensayo titulado “Media and Hyperreality in the Film Adaptations of Suzanne Collins’ Hunger Games Trilogy”, que se puede encontrar en el libro The Fantastic Made Visible, editado por Matthew Wilhelm Kapell y Ace G. Pilkington (McFarland & Company, 2011). En este artículo comenta un fallo garrafal en la adaptación de la trilogía al cine (entre muchos otros), y es el uso que se le da al lenguaje de los medios de comunicación en el libro, y al mensaje que transmite la autora en la novela. Todo esto se pierde o queda totalmente diluido en las adaptaciones, dejando tan solo una película de acción y amor con una trama distópica de fondo, condenando a unos films con gran potencial a ser unas simples películas más. Para no ser injustos hay que reconocer que las películas sí tratan temas que se aparecen en la novela, como la violencia, el feminismo, la religión o el totalitarismo. Pero bajo estas grandes banderas existen submensajes que, aparentemente, han pasado desapercibidos por los guionistas, y es que la gran mayoría de estos grandes temas se recogen bajo uno muy interesante: los medios de comunicación. Suzanne Collins demuestra que la manipulación de los medios es la mejor arma para controlar la mentalidad de todos los Distritos. Y es gracias a los medios de comunicación que Katniss levanta su revolución, con un simple gesto, levantar tres dedos de una mano. Un gesto que se hace viral a través de la televisión. Conclusión El tema de las adaptaciones es un camino repleto de espinas por el que hay que caminar con cuidado de no pincharse. Keith M. Johnston comenta en Science Fiction Film (Berg, 2011) que la ciencia ficción se está volviendo mainstream. Es popular, y por lo tanto también los temas. Es preferible una trama sencilla repleta de efectos especiales a una compleja que invite a pensar. Aunque existen grandes excepciones como Distrito 9, Moon, Matrix, Perfect Blue o The Girl Who Leapt Through Time, Johnston deja clara su postura ante esta nueva tendencia de hacer el cine de ciencia ficción y las adaptaciones, productos más visuales con la excusa de ser “lenguaje cinematográfico”. Existen adaptaciones fantásticas que no pueden pasar desapercibidas, como la saga de películas de Harry Potter. Aunque no extremadamente fiel a la trama punto por punto, sí lo es al espíritu de la película, y a una idea general de cada uno de los libros, creando con gran acierto unos films de gran calidad. En cambio adaptaciones con un presupuesto desorbitado y un director multipremiado no tienen para nada el éxito asegurado, por muchos profesionales tras los mandos. Es el caso de la trilogía de El Hobbit de Peter Jackson, que cuenta con una primera película resultona y entretenida, para terminar en un fracaso impresionante. Lo más sorprendente de esto es que se haya anunciado la versión extendida con una gran cantidad de horas más de visionado. ¿Jackson, qué te hemos hecho para que nos maltrates así? Recomendaciones Para finalizar esta sección voy a recomendar algunas series de televisión y películas actuales de género fantástico que os pueden interesar. Marte (The Martian), adaptación de la novela de Andy Weir (Ediciones B, 2015) que aunque tiene poco de ciencia ficción, es una estupenda película de aventuras y supervivencia en ese misterioso e intrigante Marte al que parece que nos acercamos cada vez más. Me parece una gran adaptación (la novela lo pedía a gritos) que os va a mantener en vilo, incluso cuando Mark planta patatas. Muy recomendable también la novela, que creo que no debe leerse como ciencia ficción, sino como una novela de aventuras y acción. Sinsajo, segunda parte. La esperadísima última película que pone el cierre a las adaptaciones de Los juegos del hambre. Aunque las novelas me parecen muy buenas, creo que las películas han tenido altibajos. Aún así creo que es un film recomendable, entretenido y que os va a dejar muy buen sabor de boca una vez salgáis de la sala de cine. Algunas recomendaciones más, Tag, de Sion Sono, Yakuza Apocalypse, de Takashi Miike, As the Gods Will, de Takashi Miike, The Invitation de Karyn Kusama y Green Room de Jeremy Saulnier. En cuanto a series ahora mismo se está emitiendo la fantástica Ash vs Evil Dead. ¿Qué contaros de esta franquicia?. Más de lo mismo, pero mejor. Una de mis preferidas, Vikings, cuya cuarta temporada se estrena en breve. Si me preguntáis qué tiene de fantasía, os diré que lo mismo que las novelas de Abercrombie: escenarios pseudo-reales, momentos históricos que existieron pero mezclados con otros inventados, y personajes que salen de sagas para ser de carne y hueso. The Leftovers, basada en la novela homónima de Tom Perrotta. Sense8, una gran sorpresa para mí este año. Casi cualquier cosa que comente sobre la serie puede estropearos la sorpresa, por lo que lo dejo a vuestro criterio. Y por supuesto, The Man in the High Castle, que adapta la novela de Philip K. Dick. El género fantástico en la pantalla está en plena forma, ya que el catálogo es verdaderamente amplio.
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