n por Cristina Jurado
La ausencia de premiados en algunas categorías en la ceremonia de los Hugo del pasado 22 de Agosto en Spokane (USA), en el marco de la última Convención Mundial –WorldCon-, no sorprendió a los asistentes. El suceso es consecuencia directa del intento de manipulación de los galardones por parte de un grupo organizado, una maniobra que ya se intentó en 2014, pero que empezó a gestarse tiempo atrás. Este artículo intenta arrojar luz sobre la cadena de acontecimientos que ha llevado a que los premios literarios más conocidos en el ámbito de la ciencia ficción y la fantasía aparezcan en las páginas de múltiples medios de comunicación, y que haya desencadenado una marejada de reacciones por parte de la comunidad de aficionados. Los premios Los Hugo, instaurados en 1953 durante la convención anual de la World Science Fiction Society (WSFS), llevan otorgándose sin interrupción desde 1955. El nombre honra a Hugo Gernsback, fundador en 1926 de la primera revista de ciencia ficción y fantasía Amazing Stories. Considerado como uno de los padres del género por impulsar el trabajo de los autores desde las páginas de su revista, su nombre fue asociado de manera informal con los galardones otorgados por la WSFS en clara referencia a los “Oscar” de Hollywood y no fue hasta 1992 que se oficializó. Está considerado como uno de los galardones más prestigiosos del género fantástico, junto con los Nébula, los Stoker, los BSFA y los Locus. Entre los que han recibido este reconocimiento hay escritores de la talla de Ursula K. Le Guin, Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Joe Haldeman, Frederik Pohl, William Gibson, Orson Scott Card, Neil Gaiman, George R. R. Martin, Octavia Butler, Ted Chiang, China Miéville, etc. Aunque no lleva aparejada ninguna dotación económica, el premio comporta una pátina de prestigio por ser concedido por la WSFS, una organización internacional sin ánimo de lucro que agrupa al fandom de todo el mundo pero en la que ejerce una gran influencia la Asociación Norteamericana. En consecuencia, los premios y las actividades de la WSFS han reflejado tradicionalmente y hasta hace poco el estado del género casi exclusivamente en el mercado anglosajón. El sistema de votación permite a cualquier asistente a las convenciones anuales internacionales (las llamadas “WorldCons”) votar en los premios, sin necesidad de pertenecer a ninguna asociación. Además se estipula que cualquiera que adquiera el supporter membership puede nominar y votar durante la convención en curso, así como proponer nominados de cara a los premios del año siguiente. Esta modalidad está pensada para aquellos aficionados que no pueden permitirse el coste que supone desplazarse a las WorldCons (que cada año se celebran en ciudades diferentes) pero que quieren participar en la elección, obteniendo el material nominado por un módico precio que oscila entre los $40 y los $50. Precisamente este tipo de participación en los premios ha servido para que una iniciativa organizada desde las redes sociales haya intentado imponer a los candidatos cuyas obras eran afines a su ideología. Nos referimos a los “Sad Puppies” y los “Rabid Puppies”. Para conocer el germen de estos grupos, tenemos que remontarnos en el tiempo. El antecedente: LonCon2014 El año pasado la comunidad de fans de la literatura de ciencia ficción y fantasía recibió con desigual entusiasmo el palmarés de los premios Hugo. Si bien la mayoría de aficionados se alegró de que los galardones reflejaran la diversidad cultural, étnica y sexual que parece caracterizar al género en los últimos tiempos, un grupo de escritores, editores y lectores con ideas conservadoras puso la nota discordante: los autodenominados “Sad Puppies”, liderados por el escritor norteamericano Larry Correia. Este grupo tiene su origen en una campaña que el propio Correia inició en enero de 2013 para conseguir que su novela, Monster Hunter Legion, saliera nominada en los prestigiosos galardones. El ya célebre nombre canino del grupo proviene de una etiqueta creada por el propio Correia en el segundo post que dedicó en su blog a este asunto, y procede de un anuncio televisivo contra la crueldad animal. La campaña no obtuvo ni el éxito ni la cobertura mediática esperados, por lo que este mismo escritor organizó una segunda a comienzos de 2014. Con el paso de los meses, y gracias al poder conectivo y comunicativo de las redes sociales que amplificaron los post periódicos de Correia, un mayor número de aficionados se fue adhiriendo a las ideas de los “Sad Puppies”, defendiendo el derecho de los trabajos de ciencia ficción y fantasía pulp más clásicos y de ideología más conservadora a ser elegibles en los Hugos. Este colectivo no se siente representado, ni en las candidaturas al premio ni en los ganadores, y sostiene que los criterios con los que actualmente se valora a las obras van más allá de los estrictamente literarios. En palabras del propio escritor: “Con Sad Puppies 1 intenté meter el dedo en el ojo de los literatos sin sentido del humor al conseguir una nominación a los Hugo para Monster Hunter Legion nation (1) […], acción pulp desvergonzada y no ficción tosca con mensaje (2) […] para hacer que los críticos literatos se quemen de manera espontánea (3).” Sin embargo, y a pesar de que lograron colocar algunas obras en varias categorías (entre ellas Warbound, el tercer volumen de la saga The Grimnoir Chronicles de Correia), el resultado final de la votación se tradujo en el respaldo por parte de los fans hacia las obras y los autores que representan las nuevas tendencias en el género. Estas tendencias son, en realidad, el reflejo de los cambios sociales derivados del reconocimiento de los derechos de las minorías históricamente marginadas: apostar por más autoras, más escritores procedentes de minorías étnicas, más obras con trasfondo social, y más personajes representando colectivos con diferentes orientaciones e identidades sexuales:
La radicalización: los “Rabid Puppies” A comienzos de 2015, otro norteamericano, esta vez Brad R. Torgensen, tomó el relevo de Correia y comenzó a organizar a los simpatizantes de los “Sad Puppies” en una tercera campaña. El perfil y la trayectoria de Torgensen eran muy similares a los de su predecesor al frente de los puppies: americanos y escritores, ambos habían sido nominados en años anteriores al John W. Campell, y a ambos se le había escapado. Los argumentos ofrecidos para justificar una tercera cruzada apuntaban a una rebelión contra las prácticas dominantes en el fandom. Torgersen se refería a campañas “veladas” en anteriores ediciones de los Hugos para nominar ciertos trabajos, señalando posts en diversas webs de gran influencia entre los aficionados en los que los blogueros ofrecían quinielas sobre posibles candidaturas. También apuntaba a las críticas negativas que habían recibido los puppies por denunciar públicamente este tipo de prácticas. Los “cachorros” señalaban directamente a sectores concretos dentro de la industria y los aficionados, colectivos progresistas formados por escritores, editores, artistas, blogueros, cineastas y lectores que incorporaban ideas afines al partido demócrata norteamericano y a los grupos de izquierdas. Se trata de los “guerreros de la justicia social” (Social justice warriors o SJWs tal y como les conocen sus detractores, o “Pink SF” como les llama específicamente Vox Day). En definitiva, los puppies defendían y defienden una literatura de ciencia ficción y fantasía que premia la diversión, el escapismo y los modelos de personajes que poblaron las obras de la Edad de Oro del género en los años 40 en USA, en la que Asimov, Heinlein, Clarke, Dick o Sturgeon hicieron brillar la space opera, la ciencia ficción militarista, o la inclusión de ciertos elementos religiosos y/o espirituales. Si nos atenemos a la definición del historiador Adam Roberts, se trata de una literatura “que valora un tipo de obra en particular: la ciencia ficción “dura”, caracterizada por una narrativa lineal, héroes que resuelven problemas o hacen frente a amenazas en el marco de una space opera o de aventura tecnológica.” (4) Los esfuerzos organizativos de Torgersen, aderezados con los post de apoyo de Correia (que se sumó de inmediato a la campaña), consiguieron su objetivo: a comienzos de abril de 2015 se anunció la lista de nominados oficiales, que incluía en todas las categorías varios candidatos propuestos por los “Sad Puppies”. Como ejemplo, solo el estadounidense John C. Wright consiguió tres nominaciones en la categoría de novella y una en novellette. Este autor está adscrito a Castalia House, una editorial finlandesa que dice sobre sí misma “apreciar la edad dorada de la literatura de ciencia ficción y fantasía. Los libros que publicamos honran la tradición y la autenticidad intelectual ejemplificada por escritores tales como J.R.R. Tolkien, C.S. Lewis, Robert E. Howard, G.K. Chesterton y Hermann Hesse. Proporcionamos con toda conciencia una alternativa para los lectores que se sienten cada vez más alienados por la ciencia ficción y fantasía dogmática y nihilista que se publica actualmente. Buscamos nada menos que llevar a cabo una revolución Campbelliana en la literatura de género.” (5) Resulta llamativo constatar que el editor principal de Castalia es Theodore Beale, más conocido en las redes como Vox Day. Además de editar, Bale/Day escribe ciencia ficción, es bloguero compulsivo, músico (su banda, Psykosonik, incluyó un tema en la banda sonora de la película Mortal Kombat: Annihilation) y diseñador de videojuegos. Impulsor de una iniciativa para conservar los roles tradicionales de los personajes masculinos y femeninos en los videojuegos denominada #Gamergate, Day apoyó desde un principio las campañas de los puppies, adoptando una postura más radical y que, finalmente, bautizó el pasado febrero como los “Rabid Puppies”: los cachorros tristes pasaron a estar rabiosos. A pesar de que las listas de nominados de los “Sad Puppies” y los “Rabid Puppies” no coincidían exactamente, sí se solapaban con descaro: tres candidaturas coincidentes en la categoría de novela; tres en novella; cuatro en novellette; tres en relato corto; cinco –el pleno- en trabajo relacionado, una en historia gráfica; cuatro en presentación dramática larga (largometrajes); dos en presentación dramática corta (series de TV); cuatro en editor para obras cortas; cuatro en editor para obras largas; cuatro en artista profesional; una en revista semi-pro; tres en fanzine; tres en fancast; cuatro en escritor fan; tres para el John W. Campell. El trabajo coordinado de los “tristes” y los “rabiosos” contribuyó a que la lista oficial de nominados a los premios Hugo se pareciera sospechosamente a las que ellos habían propuesto. Las reacciones a favor y en contra no se hicieron esperar, e incluso algunas webs comenzaron a realizar un completo seguimiento de los posts y comentarios vertidos con vehemencia por simpatizantes y detractores de la maniobra. El 14 de abril de 2015, los administradores del premio descalificaron la obra “Yes, Virginia, There is a Santa Claus” de John C. Wright en la categoría de novellette por aparecer publicada en una página web en 2013. Le sustituyó la historia “The Day The World Turned Upside Down” del holandés Thomas Olde Heuvelt, publicada en 2014 por Lightspeed Magazine, y que terminó llevándose el ansiado trofeo. Solo tres días más tarde, los administradores tuvieron que intervenir de nuevo. Dos autores, Marko Kloos y Annie Bellet, incluidos en las listas de los “cachorros”, rechazaron sus nominaciones en las categorías de novela y de relato corto respectivamente para no verse envueltos en la controversia. Como consecuencia de la retirada de Kloos, la novela del escritor chino Liu Cixin The Three-Body Problem subió a la lista de candidatos, alzándose finalmente con el Hugo. La retórica empleada por Day en sus soflamas blogueras es más agresiva que la desplegada por el tándem Torgersen/Correia. En su blog, y como manifiesto de los “Rabid Puppies”, publica: “nosotros, los de la ciencia ficción de Derechas, no cerramos filas ni estamos de acuerdo en todo. Abarcamos una amplia variedad de perspectivas políticas y tenemos diferentes opiniones sobre cómo gestionar la corrupción y la podredumbre ideológica que prolifera dentro de la moderna ciencia ficción y fantasía. Mis recomendaciones de cara a los premios Hugo del año pasado no fueron las mismas que las de Larry Correia en los Sad Puppies 2, y tampoco son idénticas a las recomendaciones de Brad Torgersen en los Sad Puppies 3. Pero son muy parecidas porque valoramos la excelencia dentro de la ciencia ficción y fantasía actuales, y no la excelencia en “equalitarismo” interseccional, inclusión de géneros y razas, pirotecnia literaria o conejería profesional.” (6) Es posible consultar una completa semblanza de Bale/Day en el artículo “Fachas del Espacio” del blog español El Fantascopio, en la que se enumeran con detalle sus opiniones ultraconservadoras sobre los temas sociales más candentes. Ciertas voces, como la autora Mary Robinette Kowal, dentro de los SJWs llegaron incluso a sufragar supporter memberships para aumentar la base votante, en un intento por contrarrestar la maniobra de los “cachorros”, aunque esa iniciativa también les valió críticas por parte de partidarios y opositores. Vox Day versus John Scalzi Uno de los conflictos más sonados, y que ejemplifica las dos corrientes enfrentadas en el ya conocido como “Hugo affair” o el “puppygate”, es el desencuentro público entre Vox Day y John Scalzi. El californiano Scalzi es otro autor de género que en 2005 recibió el John W. Campbell, un Hugo en 2009 por su trabajo relacionado (Your Hate Mail Will Be Graded: A Decade of Whatever 1998 – 2008), y un Hugo a la mejor novela en 2013 por Redshirts, además de otros reconocimientos. Es una de las cabezas visibles de los SJWs, la corriente mayoritaria en el género que defiende los derechos de las minorías históricamente oprimidas y que aboga por una literatura que refleje los avances sociales. Esta ideología choca frontalmente con las ideas defendidas por Vox Day y sus “cachorros” afines. En sus círculos de adscritos se considera que la industria está dominada por los SJWs, respaldados por importantes editoriales como Tor.com ( y sus editores, la pareja formada por Teresa y Patrick Nielsen Hayden) publicaciones como Lightspeed, o escritores como G.R.R. Martin, y denuncian que han dejado de lado el sentido de la maravilla de la ciencia ficción clásica para apoyar a los artistas que comparten su forma de pensar. Se les “acusa” de patrocinar escritoras, autores de países de culturas distintas a la anglosajona (pero que escriban en inglés, eso sí) o historias en las que se subviertan los géneros sexuales normativos. Vox Day se postuló para conquistar el cargo de presidente de la influyente Asociación Americana de Ciencia Ficción y Fantasía (SFWA) en 2013, cuando ocupaba el cargo Scalzi. Aunque llevaban años lanzándose ataques a través de la blogosfera, el tono de sus discrepancias se recrudeció como consecuencia del apoyo de Day a los “Sad Puppies” y sus continuos comentarios machistas y racistas. Estos últimos le valieron su expulsión de la SFWA en Agosto de 2013, a lo que se añadió su derrota ante Steven Gould. Ambos sucesos supusieron una radicalización del discurso de Day, que culminaría con la creación de los “Rabid Puppies”. Con la intención de arrojar luz sobre las diferencias entre Vox y Scalzi, hace unas semanas me puse en contacto con ambos autores para conocer su opinión de primera mano. A continuación, transcribo sus contestaciones: Cristina Jurado: ¿Dónde y por qué comenzaron sus diferencias con la SFWA? Vox Day: “Mis diferencias con la SFWA comenzaron en Marzo de 2005, cuando los miembros de SFWA Teresa Nielsen Hayden, Patrick Nielsen Hayden (7) y John Scalzi, entre otros, me atacaron públicamente por una columna de opinión en un medio nacional que había escrito en la que un solo párrafo hablaba sobre la relativa escasez de mujeres que escriben ciencia ficción. Como respuesta, me llamaron gilipollas, me tildaron de anti-semita, de ser un desequilibrado mental y muchas otras cosas, y me advirtieron que estaba arriesgando mi carrera en la ciencia ficción si continuaba escribiendo columnas en los periódicos que ellos no aprobaban. En 2013, después de que John Scalzi fuera presidente de la SFWA durante tres años, él y Patrick Nielsen Hayden amenazaron con abandonar la organización y dejar de hacer frente a sus obligaciones si la junta no votaba a favor de mi expulsión, cosa que la junta hizo. Sin embargo, la supuesta expulsión solo era un pretexto para apaciguarlos, ya que los miembros nunca votaron para expulsarme, tal y como requerían las normas de la organización así como las leyes estatales.” (8) Cristina Jurado: ¿Qué relación tiene con #Gamergate, si es que existe alguna? ¿Qué quiere conseguir con los “Rabid Puppies”? Vox Day: “Soy un profesional del diseño de juegos y miembro original de #GamerGate. Espero que los “Rabid Puppies” sirvan para contraatacar y, eventualmente, eliminar la influencia de la ideología de los SJW en la ciencia ficción.” (9) Cristina Jurado: ¿Se siente objeto de una campaña de desprestigio? Vox Day: “Creo que se puede establecer de manera objetiva que he sido objeto de una amplia campaña internacional dirigida a desacreditarme, teniendo en cuenta que periódicos desde Nueva Zelanda al Reino Unido han publicado artículos sobre mí sin ni siquiera preocuparse por hablar conmigo o sin citar mis declaraciones públicas concernientes a los distintos temas tratados. No obstante, me alegra decir que esta campaña no solo ha fracasado sino que ha producido el efecto opuesto.” (10) A John Scalzi le pregunté igualmente cuándo empezaron sus diferencias con Vox Day, si hubo un suceso que desencadenara el desencuentro o si se produjo a lo largo de mucho tiempo. También le pregunté si se sentía objeto de una campaña de desprestigio por parte del entorno de Vox Day y si sabía cuál era el objetivo último de los “Sad” y “Rabid Puppies”. John Scalzi simplemente me respondió: “Cristina, ¿sabes algo? Ayer falleció un amigo mío y hoy todo este asunto no me importa una mierda, y ese tipo no me interesa. Puedes utilizar esta cita si quieres. Con mis mejores deseos, John Scalzi.“ (11) Como el propio Scalzi apunta en su blog, los “cachorros” no se saltaron ninguna de las normas de la WorldCon para nominar en bloque a sus candidatos. Por lo tanto, estaba totalmente fuera de lugar impugnar el proceso de nominación. Sin embargo, una mayoría dentro de la comunidad de aficionados sintió que se había violado una de las reglas implícitas de los Hugo: las votaciones en bloque. A nadie extrañó, por tanto, la reacción de los votantes a los premios, que apostaron por el “No Award” (premio desierto) en las categorías copadas por los elegidos por los “Puppies”. La ceremonia de 2015 se saldó finalmente con varias categorías desiertas: mejor novella, mejor relato, mejor trabajo relacionado, mejor editor en forma corta, y mejor editor en forma larga (el mismo número que el total de veces que el premio ha quedado desierto en todos sus años de existencia). Los “Sad” y “Rabid puppies” no son los únicos que denuncian ciertas prácticas por las cuales se han favorecido a autores y a obras socialmente sensibles, pero sus críticas han ido adquiriendo progresivamente los tintes ideológicos de sus defensores más enérgicos. Hay que recordar que en USA ya se ha iniciado la campaña bipartidista de los candidatos a la presidencia de la nación. Conclusión Hay quienes sostienen que los premios Hugo están tocados y hundidos, mientras otros piensan que las aguas volverán a su cauce una vez que la WSFS apruebe medidas destinadas a prevenir las votaciones en bloque, lo que puede dilatarse unos años. El “Puppygate” ha servido para constatar que existen al menos dos formas de entender la literatura de ciencia ficción y fantasía y, por lo tanto, dos fandoms, uno de los cuáles no se siente representado por los premios más influyentes del género. Ambos colectivos claman victoria. Los “cachorros” dicen haber dinamitado los Hugo, obligando a los votantes a reaccionar ante una lista de candidatos que ofrecía opciones limitadas, y ya hay planes para organizar una cuarta campaña de cara a la WorldCon de 2016, que tendrá lugar en Kansas (USA). Por su parte, los SJWs defienden que es preferible dejar el premio desierto en algunas categorías antes que dejarlo en manos de los candidatos de los “puppies” y siguen manteniendo que la variedad de las candidaturas es la mejor forma de responder a sus “enemigos”. En cualquier caso, la brecha está abierta, reflejando quizás una grieta aún más profunda en la cultura y la sociedad. Habrá que esperar algunos meses, hasta conocer la lista de candidatos del año próximo, para valorar hasta qué punto los premios Hugo están enfermos y si es posible que se rehabiliten o si, por el contrario, no hay solución tal y como están planteados. Notas (1) “Sad Puppies 1 was my attempt to poke the humorless literati in the eye by getting MHN a Hugo nomination” http://www.webcitation.org/6aRd3TqAI (2) “Unabashed pulp action that isn’t heavy handed message fic” http://www.webcitation.org/6aRd3TqAI (3) ”Make literati critics spontaneously combust" http://www.webcitation.org/6aRd3TqAI (4) "the phrase Golden Age valorises a particular sort of writing: 'Hard SF', linear narratives, heroes solving problems or countering threats in a space-opera or technological-adventure idiom.” The History of Science Fiction, p. 195. Palgrave Macmillan, 2006. (5) “Castalia House is a Finland-based publisher that has a great appreciation for the golden age of science fiction and fantasy literature. The books that we publish honor the traditions and intellectual authenticity exemplified by writers such as J.R.R. Tolkien, C.S. Lewis, Robert E. Howard, G.K. Chesterton, and Hermann Hesse. We are consciously providing an alternative to readers who increasingly feel alienated from the nihilistic, dogmatic science fiction and fantasy being published today. We seek nothing less than a Campbellian revolution in genre literature.” (6) “We of the science fiction Right do not march in lockstep or agree on everything. We span a fairly wide variety of political perspectives and we have very different opinions concerning the optimal way to deal with the corruption and ideological rot that is rife within the world of modern science fiction and fantasy. My recommendations for the Hugo Awards last year were not precisely the same as Larry Correia's in Sad Puppies 2, nor are they identical to Brad Torgersen's recommendations in Sad Puppies 3. But they are similar because we value excellence in actual science fiction and fantasy, rather than excellence in intersectional equalitarianism, racial and gender inclusion, literary pyrotechnics, or professional rabbitology.” (7) Editores de Tor.com (8) “My differences with SFWA began in March 2005, when SFWA members Teresa Nielsen Hayden, Patrick Nielsen Hayden, and John Scalzi, among others, publicly attacked me for a nationally syndicated op/ed column I had written in which I wrote a single paragraph addressing the relative dearth of women writing science fiction. In response, they called me a jackass, an anti-Semite, a mentally-unbalanced individual, and numerous other things, and warned me that I was risking my career in science fiction if I was going to continue to write newspaper columns of which they did not approve. In 2013, after John Scalzi had been president of SFWA for three years, he and Patrick Nielsen Hayden stopped paying their dues and threatened to quit the organization if the board did not vote to expel me, which they subsequently did. However, the so-called expulsion was a pretense to mollify the two men, as the membership never voted to expel me, as was required by the organization's rules as well as state law.” (Entrevista a Vox Day, 4 de mayo de 2015) (9) “I am a professional game designer and an original member of #GamerGate. I hope Rabid Puppies will serve to counteract and eventually eliminate the influence of ideological Social Justice Warriors from science fiction.” (Entrevista a Vox Day, 4 de mayo de 2015) (10) “I think it is an objective matter of fact to state that I have been the subject of a large, international campaign intended to discredit me, considering that newspapers from New Zealand to the United Kingdom have run stories about me without ever bothering to speak to me or even directly quote my public statements concerning the various issues they have raised. However, I'm pleased to be able to say that this campaign has not only failed, it has completely backfired.” (Entrevista a Vox Day, 4 de mayo de 2015) (11) “Cristina: You know what, I had a friend die yesterday, and today I couldn't give a shit about any of this, or give a shit about that dude. You can use that as a quote if you like. All best, JS” (Entrevista a John Scalzi, 7 de junio de 2015)
5 Comments
Sergio
4/21/2019 01:39:09 am
Al final, si lo que se valora en una novela es el sexo y/o etnia del autor... mal vamos. Igualdad de oportunidades no es igualdad de resultados.
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Cristina
4/21/2019 02:36:21 am
No creo que se valore solo el sexo o la etnia, pero se agradece la diversidad que es, en definitiva, reflejo de la sociedad en la que vivimos. Lo que me parece deplorable es que sugieras que por ampliar la inclusividad y la diversidad se esté disminuyendo automáticamente la calidad. Igualdad de oportunidades implica acabar con los prejuicios, esos mismos que sostienen tu argumento. Gracias por comentar, en cualquier caso
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Sergio
4/21/2019 02:59:01 am
Pues me surge una duda... ¿cómo se valora la calidad de una novela de forma justa y a la vez se consigue "ampliar la inclusividad y la diversidad" sin menospreciar a otros colectivos? O dicho de otra forma, ¿cómo puedes eliminar prejuicios teniendo de base unos prejuicios tan grandes contra ciertos colectivos?
Miquel
4/21/2019 03:02:13 am
Yo pienso lo mismo cuando la gente atribuye al género (o raza, o etc) que una mujer (o autor de minoría etnia, o etc), y no a la calidad, que alguien no hombre blanco se lleve un premio.
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Cristina
4/21/2019 04:35:43 am
Repito, en consonancia con lo que comenta Miquel: ¿desde cuándo abrir la puerta y dejar entrar a todo el mundo es sinónimo de reducir la calidad? Coincido con él en que, cuando solo se premiaba a varones blancos y heteros, nadie cuestionaba la calidad. Leave a Reply. |
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