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No Ficción

Artículos, Opinión, Entrevistas, Reseñas, Noticias

Contenidos nominables a los Premios Ignotus 2020

5/11/2020

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MEJOR REVISTA

MEJOR ILUSTRACIÓN:
-Nieves Mories por la portada del #13
-S. Prez por el especial Ansible #14
- Maria Fornieles por el #15

MEJOR RELATO:
 
SuperSonic #13
-Liberatus – Salvador Bayarri
-Los hombres que aprenden de otros hombres lo que no saben de sí mismos - Víctor Conde
-Teología de los campos de fuerza – Luis Carlos Barragán 
-Manual de supervivencia para fantasmas – Rocío Vega
-El océano inscrito - Juan González Mesa
-Sujeto 365 - Gloria T. Dauden
-El dominó – Jorge Sosa Almeida
-Brindis al sol - Ana Roux
 
SuperSonic #14 Especial Ansible
- iMigui - Nahikari Diosdado
-Jauría - Maielis González
-Corazón Acorazado - Almijara Barbero
 
SuperSonic #15
-Vuelve al crepúsculo - Laura S. Maquilón
-Olas (historia de una chica en España) - JM Sala
Catársis Trófica - Rafael Díaz Gaztelu
Mala Sangre - Marina Tena
La Cena - Liviu Surugiu. Traducido por Cristina Jurado
Memorable – Santiago Eximeno
Derecho a Morir - Noelia Montalbán
Ratcatchers - José A. Bonilla
El Intruso - Alejandra Decurgez
Un día perfecto - David P. Yuste
Ella que trajo la muerte – Begoña Pérez Ruiz
Enfermos que te miran a los ojos - Covadonga González-Pola
La Huida - Ramón San Miguel Coca
Vladimir Pokhilko - Francisco Jota-Pérez
 
MEJOR RELATO TRADUCIDO:
 
SuperSonic #13
-La puta ama - Adrienne Celt - Traducido por Inmaculada Rodríguez Lopera
-La historia os sienta bien - Robert Shearman - Traducido por Marcheto
 
SuperSonic #14 Especial Ansible
- Nueva Panamá- Karen Lord. Traducido por Arrate Hidalgo
 
SuperSonic #15
-Tarde o temprano todo cae al mar - Sarah Pinsker. Traducido por Aitziber Elejalde
-Las vidas secretas de los nueve dientes de negros de George Washington – P. Djèlí Clark. Traducido por Marcheto
-Y aun así... - A. T. Greenblatt. Traducido por Sofía Barker
 
MEJOR ARTÍCULO:
 
SuperSonic #13
-Poesía y ciencia ficción, una extraña pareja - Matías Carnevale
-El terror en lo cotidiano - Alicia Pérez Gil
-Alterfuturismos, o el día en que los alienígenas nos robamos el mañana. (Primera parte) - Mariana Rodríguez Jurado
-Por favor, dejad de hablar del «ascenso» de la ciencia ficción africana - Tade Thompson
-Reseña: Rosalera, de Tade Thompson - Miquel Codony
-Terra Ignota: Variaciones sobre el mismo tema (II) - Esteban Bentancour
-Cifi 101 - The Rediscovery of Man, de Cordwainer Smith - Miquel Codony
-Cinco relatos para empezar a leer a… Ted Chiang - Elías Combarro
-Neal Stephenson: el escritor peripatético - María Leticia Lara Palomino
-Póker de cómics #9 – Armando Saldaña 
-Explorando la literatura juvenil: Un repaso por la literatura juvenil de género de 2018, 2º parte – Arturo Urbanos
-Clásicos al rescate: Luis Vigil, de rebelde faneditor a director de publicaciones de cultura -popular – Mariano Villarreal
-Lo Bueno si breve... 10 - Xavi de Dreams of Elvex
 
SuperSonic #14 Especial Ansible
-Ciberfeminismo: cuando el feminismo se encuentra con la ciencia ficción -Cristina Jurado
-Alterfuturismos, o el día en que los alienígenas nos robamos el mañana. (Segunda parte) -Mariana Rodríguez Jurado
Relatos traducidos:
 
SuperSonic #15
-La utopía fría - Javier Calvo
-El Dr. Asimov y el sexo – Salvador Bayarri
-Mutatis Mutandis: Descendientes de Demiurgo: la construcción de mundos ficticios en la fantasía, la ciencia ficción y el terror y su vinculación con la traducción - Robert Szymyślik
-Terra Ignota: Desdibujando las fronteras - Esteban Bentancour
-Cinco relatos para seguir leyendo a… Ken Liu -  Elías Combarro
-Reconocimiento digital: Josiah Bancroft: el triunfo indie – María Leticia Lara Palomino
Alterfuturismos, o el día en que los alienígenas nos robamos el mañana. (Tercera parte) – Mariana Rodríguez Jurado
-Póker de comics #15 – Armando Saldaña Salinas
-Explorando la literatura juvenil: Un repaso por la literatura juvenil de género de 2019 – Arturo Urbanos
-Lo Bueno si Breve... 11 - Xavi - Dreams of Elvex

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Gabriela Damián, ganadora del James Tiptree, Jr. Literary Award 2018: Literatura de las posibilidades desde México -

10/16/2019

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Por Libia Brenda
 
 
Gabriela Damián Miravete es una escritora mexicana cuya trayectoria se basa, sobre todo, en cuentos publicados en varias antologías; por ejemplo, forma parte de Three Messages and a Warning. Contemporary Mexican Short Stories of the Fantastic, finalista del World Fantasy Award. También ganó el James Tiptree, Jr. Literary Award 2018 y ese solo hecho podría bastar para decir que «no necesita presentación», pero la verdad es que todas las autoras de ciencia ficción que escriben desde México la necesitan, porque estamos en una materia que se está dando a conocer fuera de México y aun acá puede tener más difusión. Gabriela es ensayista y escribe sobre cine, pero su trabajo más importante está en la narrativa breve. Es una autora con un lenguaje muy trabajado y minucioso, que tiene intereses tan diversos como la paleontología y la historia, igual que la robótica y la música; es una de las fundadoras del Cúmulo de Tesla [@Cumulodetesla], un colectivo interdisciplinario dedicado a difundir ciencia, arte y literatura; y es una lectora atenta de diversos géneros literarios, lo que se deja ver en su espectro narrativo. «Soñarán en el jardín», el cuento con el que ganó el Tiptree, se puede leer acá, en español e inglés. También en ambas lenguas se puede leer otro cuento suyo, «La música y los pétalos», que se publicó en Una realidad más amplia/A Larger Reality, https://www.mexicanxinitiative.com/mexicanx-anthology, la antología incluida en el Scrapbook #Mexicanxinitiative.com, proyecto finalista en los Premios Hugo 2019.
Tengo que aclarar, porque callarlo sería hacer trampa, que soy amiga de Gaby y conozco algo de su obra inédita, así que formulé estas preguntas tomando en cuenta lo que creo que puede interesar a lectoras(es) de otros países, pero también con base en información que tengo porque he visto al menos en parte su proceso de escritura. Dividí la entrevista en tres secciones: el pasado, el presente y, obvio, el futuro, y con esa estructura, Gaby contestó. Así que aquí está, para que la conozcan:
 
Gaby del pasado
Libia Brenda: ¿Cómo fue que empezaste a escribir?, ¿fue una decisión que tomaste un día o un proceso que fue cristalizando con el tiempo?
Gabriela Damián: Desde que aprendí a escribir le robaba espacio a mis cuadernos de la escuela para garabatear otras cosas. Primero fueron historias sobre Jesús y María (estudié toda la vida en escuelas católicas). Luego fueron cómics sobre Batichica y monjas diabólicas. Cuando descubrí que existía una cosa llamada Diario, rogué porque mis papás me compraran uno que aún conservo. Y desde entonces escribí, primero contándole mi vida a Ry (porque la cubierta decía Dia-Ry) y luego inventándome historias. Creo que desde entonces tuve el deseo de que me leyeran, porque me daba tanto pudor confesar (¡en mi diario!) que había inventado algo, que siempre justificaba aclarando que «había sido un sueño». Es decir, toda la vida he escrito, pero me costó mucho trabajo asumir que quería ser escritora, pensaba que no era para mí. Agradezco a una amiga, Alejandra García, que un día me dijera: «Yo te veo como una J.K Rowling del futuro». Por supuesto no la tomé en serio, pero me metió el gusanito. Hasta que me animé a intentarlo profesionalmente cuando cumplí 27 años.
 
LB: ¿Cómo te diste cuenta de que tu terreno de acción estaba en la (llamada) periferia cultural, y en la ciencia ficción y la fantasía?
GD: Cuando me percaté de que, contrario a mis pares, todas mis referencias eran clásicos de la literatura fantástica y la ciencia ficción (Bradbury, Borges, LeGuin, Poe) y vi que tenía mucho que aprender sobre poesía mexicana, narrativa europea, teatro, todo lo que me sugirieran en la Escuela de Escritores[1]. Leí todo con entusiasmo. Pero cuando yo sugería mis lecturas, me tiraban de a loca, nunca consideraron que valiera la pena leer algo que no daba «prestigio lector». Asumí desde entonces que, a muchas personas que yo admiraba, jamás les interesaría lo que yo pudiera escribir, pero sigo pensando que ellos y ellas salen perdiendo, no yo. Yo sigo leyendo y disfrutando toda clase de lecturas. Me enorgullece esa posición panóptica, omnívora.
 
LB: ¿Recuerdas cuál fue el primer texto (o momento en que un texto) tuyo que te pareció terminado y te gustó y te sentiste más cerca de eso que llaman «ser escritora»?
GD: Sí, cuando empecé a enseñar en la universidad. Estaba en mi coche, escribiendo en mi libreta entre clase y clase. No podía creer que se me hubiera ocurrido un nombre, un lugar, un puente. Pude verlos claramente mientras releía y lloré de la felicidad.

LB:¿Cómo fue que llegaste al feminismo? ¿Leyendo, por amigas, por inclinaciones propias?
GD: Creo que es un llamado al que respondes tarde o temprano, si tienes una mínima preocupación por la justicia. Fue una combinación de varios factores: mi papá me hizo creer que era capaz de hacer todo lo que yo quisiera, amén de que siempre compartió las tareas de crianza y de cuidado con mi mamá y con mi abuela, mujeres muy fuertes e imponentes. Mi familia fue cómplice en mis locuras de niña con gustos atípicos: amaba los robots, los viajes en el tiempo, cazar fantasmas, las películas de extraterrestres y de la mitología griega. Ahora ya es distinto, por fortuna, pero cuando mis amiguitas decían que «esos juguetes eran de niño», yo estaba segura de que no era así porque eran mis juguetes y yo era niña. Pero ya sabemos que la adolescencia echa ese espíritu por tierra. De no ser por las amigas que tuve después, de las lecturas que nos compartimos y las extensas charlas en las que nos descubrimos, no sé qué habría sido de mí, porque, por ejemplo, en la universidad no escuché ni una palabra sobre el feminismo (cosa apabullante), aunque mis amigas y yo tuviéramos prácticas evidentemente feministas en nuestro día a día, y descubríamos a autoras como Donna Haraway. 
 
LB: ¿Hiciste una elección específica en tu obra de ficción de incorporar el feminismo o es algo que para ti está intrínsecamente unido?
GD: Creo que ambas. Porque, al haber crecido dentro del sistema patriarcal, sí es una decisión consciente que las tramas, personajes, temáticas, formas de decir, se muevan en torno a esa preocupación. En mi caso, esa preocupación ya está en el tejido de mucho de lo que escribo, porque es lo que soy y lo que me interesa. Quisiera, sobre todo, tener algo nuevo que aportar y sin feminismo eso no me parece posible, por lo menos no en lo que yo tengo que decir.

Gaby del presente
LB: ¿Crees que hay una buena forma de lidiar con el síndrome de la impostora?
GD: Uy, a mí me pasa todavía, y lo mitigo tratando de ser honesta conmigo y con la gente acerca de lo que puedo y no puedo hacer, y también hablándome como si fuera una amiga dulce, pero no complaciente.

LB: Tomando en cuenta que te interesan materias como la Historia y la Ciencia, ¿cómo definirías tu estilo de narrativa? Háblanos un poco de la combinación de temas y de tu acercamiento particular a lo que te apasiona por medio de la escritura.
GD: ¡No sé cómo lo definiría! Lo que sí sé es que me interesan muchas cosas: la naturaleza, los animales, la gente que vivía de otra forma y las comprendía de otra manera, por eso amo la Historia. Como dice John Berger, somos las únicas criaturas que necesitamos la compañía del pasado. Por otro lado, muchas de esas personas habitan también en el presente y tienen la mirada en el futuro, que me interesa mucho, ahora que soy más optimista que antes (sin muchas razones para ello, ay). Mejor dicho: creo que la esperanza es más necesaria que antes. Ser optimista quizá sea un poco estúpido, pero tener esperanza en un momento como éste es indispensable. Mi interés por la ciencia está ligado a ese ir y venir en el tiempo. No creo que el conocimiento tecnocientífico sea la panacea, pero sí que su capacidad para el asombro y el cuidado puede ayudarnos a construir otra clase de forma de estar en este planeta, otra noción de humanidad. Cuando Alex Ross describió la poética de Björk como «poesía de la posibilidad”», me gustó. Eso me gustaría hacer a mí también.
 
LB: Ahora que ganaste un premio tan genial como el James Tiptree, Jr. y que tu nombre empieza a tener más resonancia en lengua inglesa ¿crees que a la comunidad de cifi-fant mexicana también se le abren oportunidades en el extranjero? Y en México, ¿crees que se han hecho avances, ves que hay más espacios?
GD: Eso espero: que la comunidad de literatura fantástica y ciencia ficción tenga las oportunidades que no ha tenido en México a partir de la atención que se le está dando en el extranjero; no sólo con el premio Tiptree, que agradezco infinitamente, sino con tu nominación compartida al Hugo por el Scrapbook de #TheMexicanxInitiative; por el hecho de que Nelly Geraldine García Rosas y Andrea Chapela formaran parte en el taller de Clarion West, y que ella y otras autoras como Raquel Castro e Iliana Vargas estén siendo publicadas en España y otros países, obteniendo los reconocimientos que merecen… creo que entre todas estamos construyendo esas oportunidades y ese diálogo con gente que quiere escuchar, en un número cada vez más creciente. Buenísimos autores como Alberto Chimal o José Luis Zárate ya habían empezado a hacerlo, y ahora esas posibilidades se amplían. Ahí vamos.
 
Gaby del futuro
LB: ¿Nos puedes contar un poco acerca de tus proyectos en puerta? La pregunta (un poco enfadosa) que siempre se hace: ¿cuándo podremos leer entero un libro tuyo?
GD: Muy pronto. Ya no me avergüenza decir que soy una escritora que se toma su tiempo para estar muy segura de lo que quiere contar y cómo quiere contarlo, y encima, quiere disfrutar el proceso. Espero que les guste la colección de cuentos que he escrito durante muchos años, sé que valdrá la pena haber invertido tanto tiempo en ella. En medio se me cruzó una novela que aún debo corregir, y otras dos historias que se van escribiendo de a poquito. No saben cuánto gozo hallo en la escritura, aunque también me cuesta un montón, todavía; no sólo porque escribir bien no es nada fácil, sino porque hay que vivir, y hacer de comer, y leer muchísimo pero también estar con la gente que una quiere, y acariciar gatos y trabajar para alguien más muchas veces, y dormir, y…

LB: ¿Te interesa entrar en el mercado editorial mexicano tradicional?
GD: Ya lo he hecho, y agradezco mucho que esas publicaciones hayan ayudado a que me encontraran quienes me leen ahora. Pero me interesa más, en este momento, descubrir de qué otras maneras la escritura puede llegar a la gente, ya sea en el formato libro, o a través de internet, o por medio de un dispositivo desconocido por venir. Se me ocurren muchas ideas fuera de la página que involucran no sólo otros lenguajes (la imagen y el sonido), sino otras formas de creación individual y colectiva, otras formas de entender la autoría.
 
LB: Dado que escribes con los pies en el pasado y la mirada en el futuro, ¿cómo quisieras que fuera Gaby dentro de muchos años?, ¿hay algo que sueñes? 
GD: Me gustaría poder decir que correspondí con lo que hice a todo lo que me dio la literatura, la música, el arte en general: alegría, comprensión y compañía. Ojalá pueda saber que en algo ayudó. Me encantaría seguir teniendo a las amigas que hice en el camino. Y tener la tranquilidad que tanto se nos niega hoy, especialmente a nosotras. Poder estar, por fin, muy tranquila. :)


[1] En México existe, literalmente, la Escuela de Escritores de la SOGEM  (Sociedad General de Escritores de México), a donde acuden incipientes personas con ganas de escribir (casi siempre jóvenes) a tomar lecciones de, exactamente, escritura.

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Tade Thompson, arquitecto de futuros

4/28/2019

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Por Cristina Jurado

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Los asistentes al próximo festival Celsius2019 tendrán la oportunidad de conocer en persona a Tade Thompson, un autor británico de origen Yoruba, cuya última novela, titulada Rosalera, acaba de ser publicada por Runas, con traducción de Raúl García Campos. Finalista a los premios John W. Campbell, esta obra ya pareció en 2016 en la lista de lecturas recomendadas de Locus. Making Wolf, su primera novela, lo dio a conocer a nivel internacional en 2015, al ser galardonada con el Kitschies Golden Tentacle y, cuatro años más tarde, se están negociando los derechos para adaptar a la pantalla su novela corta The Murders of Molly Southbourne. Tade (pronunciado tal cual se pronuncia en español), vive en la costa sur de Inglaterra y dice ser adicto a los libros, el arte y el jazz.

Conocí a Tade en 2015 cuando seleccioné su relato «Child, Funeral, Thief, Death» en el número 76 de la revista norteamericana Apex, que tuve la fortuna de seleccionar como editora invitada. Ya entonces me impactó su imaginación y su facilidad para tejer historias poderosas, capaces de sorprender, al tiempo que resultan extrañamente familiares. A raíz de la publicación el año pasado de mi pequeña colección de cuentos en inglés, Alphaland, Tade fue muy generoso y aceptó leer y escribir un blurb. Yo, hace poco, tuve el placer de devolverle el favor, escribiendo un blurb para Rosalera.
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Me gustaría destacar que, además de un estupendo autor de ciencia ficción, fantasía y terror, Tade es una persona de gran corazón, cuyos consejos me han resultado muy útiles a nivel profesional y personal. He aquí la entrevista que pergeñamos hace unos días.
 
Cristina Jurado: Rosalera es tu segunda novela, siendo Making Wolf con la que debutaste.  Tu primera novela, según tengo entendido, es una novel negra sobre alguien que regresa a África Occidental y pretende que es un detective de la policía en el Reino Unido. Tu segunda novela es un bio ciber-thriller sobre un ladrón que termina convertido en un arma del gobierno, investigando un tipo de epidemia mortal. ¿Por qué te atrae tanto la novel negra?
Tade Thompson: Mis hábitos de lectura son muy amplios, y la narrativa noir es es la segunda que más me gusta. Tengo la sensación de que los thrillers son un tipo de obra que nunca envejecerá; mientras que puede decirse que lo sobrenatural (o los aliens) nunca va a manifestarse, la violencia, el crimen y la cara oscura de la naturaleza humana siempre estarán con nosotros. El llamado “humano sabio” (el homo sapiens) tiene facilidad para auto-arruinarse, algo que las novelas negras pueden capturar, especialmente en lo que respecta a lo estético.
 
CJ: Eres psiquiatra y has estudiado antropología social. ¿Qué ha aportado esta formación a tu manera de desarrollar tu escritura?
TT: Mucho, pero mi formación no me convierte en alguien especial. Estos dos campos tratan sobre aspectos de la naturaleza humana: una enfocada  los individuos y, la otra, a los grupos. En lo que respecta a la escritura, observar y comprender lo que hace la gente y por qué es tan importante como cualquier otra aptitud. Cualquier escritor puede hacerlo. No debemos olvidar que este tipo de ciencias nació de la sabiduría popular.
 
CJ: Como hijo de emigrantes viviendo en Reino Unido, para después mudarse a Nigeria, debió de ser duro ajustarse  la vida en esos lugres tan diferentes. ¿De qué manera crees que esas experiencias han influido en tu obra?
TT: No fue difícil adaptarse, porque el trabajo de mi padre necesitaba que viajáramos mucho. Los niños se adaptan. Aprendes muy rápido a distanciarte de un sitio y a aclimatarte a otro. Te deja, sin embargo, un sentimiento persistente de alienación, esa idea de que tu hogar no está en ninguna parte, la voluntad y capacidad para marcharte sin aviso previo. Todo esto forma parte de mí y todo lo que yo soy afecta lo que escribo.
 
CJ: Volviendo a Rosalera, la premisa es muy interesante: un objeto extraterrestre llega a Nigeria y un ciudad crece a su alrededor. Lo que es fascinante es el efecto de este objeto, esta cúpula, en la gente que vive cerca de ella y las consecuencias de esta interacción. ¿De dónde surgió esta idea?
TT: Siendo tú misma escritora, sabes cómo funciona esto: la mayoría de las ideas par historias son como blandiblu en la imaginación. Piensas en un concepto como el de los sanadores cristianos fundamentalistas, lo unes a los nuevos informes sobre los gemelos siameses que son capaces de compartir el pensamiento, añades al guiso documentos desclasificados de la CIA y, en alguna de estas, tendrás como resultado Rosalera.



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CJ: La panoplia de personajes es uno de los aspectos que más me gustan del libro: Kaaro, que es tan poco fiable y tan despreocupado; Layi, tan extraño y simpático; Aminat, reservada y práctica; Femi, tan eficiente y sin tiempo para tonterías: Bola, cálida y prisionera de su pasado… ¿Puedes contarnos cómo construyes tus personajes?
TT: No sigo un único método. Algunos personajes se basan en grupos de características de personas que ya conozco y los creo a partir de ahí. Otros nacen cómo quiero que actúen en la narrativa, y los construyo desde esa premisa. Puesto por una narrativa fluida y hago lo necesario para mantenerla así. Dicho esto, no empiezo ninguna historia larga sin tener los personajes principales bien delineados.  A veces, a mi imaginación llega un personaje totalmente formado como Molly Southbourne, en The Murders of Molly Southbourne.
 
CJ: La idea de un objeto o seres alienígenas que influyen en la naturaleza, así como en la condición física y emocional de los humanos con los que se encuentran, no es algo nuevo. Lo hemos podido ver recientemente en Aniquilación de Jeff VanderMeer o incluso Binti de Nnedi Okorafor. Para mí es un forma muy interesante de abordar los efectos del colonialismo en culturas diezmadas por el ansia de recursos de Occidente. ¿Crees que esto se refleja de alguna manera en el libro?
TT: Creo que mi perspectiva refleja ser africano y vivir en Inglaterra y que esto, por lo tanto, siempre se dejará ver en mi obra. Todo lo que escribo, incluyendo estas respuestas, estarán impregnadas con los efectos del colonialismo. ¿Por qué, por ejemplo, no escribo en Yoruba? ¿Por qué los días de la semana no se nombran a partir de mis dioses ancestrales? Todo está conectado.
 
CJ: La xenosfera, es un concepto especialmente fascinante. Me gusta la mezcla entre la biología y la tecnología que propone, y creo que has encontrado un solución elegante para reconciliar ambos aspectos. ¿Fue difícil concebirlo?
TT: No fue difícil concebirla pero me tomó tiempo perfeccionarla. Diría fue un proceso meticuloso. El nombre original era «psicosfera»  o algo así. Mi proceso de escritura es muy iterativo, con un idea básica primordial que se va refinando despacio en su forma final. Además de eso, estoy certificado en tecnologías de la información y la comunicación aplicadas al trabajo vía Internet. La xenosfera incluye aspectos de una red básica TCP/IP, superpuestos a una conexión de tipo micótico. Sin embargo tenía que ser parecido a los nudos neuro-sinápticos porque, si no, no sería capaz de alcanzar el sistema nervioso central del ser humano.
 
CJ: La degeneración que experimentan los sensitives es, de alguna manera, una manera de mostrar cómo el uso incontrolado de un cierto tipo de tecnología puede tener efectos catastróficos en la gente. Pienso que ahí reside el potencial de la ciencia ficción: nos ayuda a reflejar, no ya en lo que nos podemos convertir, sino lo que somos. ¿Esto es algo que te preocupa?
TT: No estoy seguro de estar totalmente de acuerdo sobre es interpretación sobre la suerte que corren los sensibles, pero quiero decir algunas cosas sobre el poder de la ciencia ficción. No creo que la CF y la fantasía sean tan potente como podrían o como un vez fueron. El empleo recursivo de tropos sin invertir en los personajes y sin intentar nuevas fórmulas ha debilitado el género como el organismo atrapado en un acervo genético muy superficial. Me refiero tanto a la forma como al fondo. Estoy de acuerdo en que la ciencia ficción, incluso cuando es muy futurística, refleja lo que somos hoy pero, aquello que no cambia, termina por desaparecer, y el reflejo pierde todo su significado. Los pequeños sellos están haciendo una labor extraordinaria, pero no tienen el alcance que merecen. Las grandes editoriales sí tienen ese alcance pero deben mantener su audiencia, por lo que no pueden arriesgarse demasiado.
 
CJ: Rosalera es la primera entrega de la Trilogía Wormwood. ¿Dónde nos va a llevar la segunda entrega? ¿Qué deseas conseguir con esta trilogía?
TT: El segundo libro se titula The Rosewater Insurrection y sucede poco después de lo acontecido en la última página del primero. Todo lo que puedo decirte es que todo organismo tiene sus enemigos naturales. Y sobre qué quiero conseguir… se trata de dejar algún tipo de huella en la ciencia ficción. No quiero que se hable de The Wormwood Wormwood solo durante el año de su publicación, sino que se hable de ella una y otra vez. Hace poco un estudiante me hizo un montón de preguntas sobre Rosalera para un trabajo que estaba haciendo y eso me encantó.
 
CJ: Me gusta preguntar a los autores y autoras por los aspectos prácticos de su proceso creativo, que es algo que me fascina. ¿Podrías describirlo, desde el momento en que se te ocurre la idea para un historia hasta que presentas el manuscrito final al editor?
TT: Ya he mencionado algo al respecto antes: tengo una idea, pienso en los personajes, escribo la primera versión y, después, empiezo el lento proceso de revisión. La penúltima cosa que hago es enviarlo a lectores beta, después de lo cual, realizo una última revisión y lo mando  mi editor.
 
CJ: Siento curiosidad por la proyección de la literatura española de ciencia ficción y fantasía en el resto del mundo. ¿Conoces la obra de algún autor o autora en español?
TT: Aparte de tu trabajo, que me gustó, he leído ficción en general, como la de Allende. He leído a cubanos como Yoss. No demasiado, me temo.
 
CJ: ¿En qué estás trabajando ahora?
TT: En un libro que narra mitología Yoruba.
 
 


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​Entrevista a Ana Llurba

1/1/2019

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«Me gustaría que sea el lector quien elija a qué género pertenece Las puertas del cielo»
Cristina Jurado


En medio de Argentina se encuentra Córdoba, la ciudad que vio nacer a la escritora Ana Llurba en 1980 y que acoge la universidad más antigua del país. Esta misma universidad es precisamente en la que se licenció en Letras Modernas, iniciándose así una vinculación medular con la literatura que ha permeado su vida. Ana lleva diez años en España, formándose y trabajando, nunca demasiado lejos del mundo editorial. Después de cursar un master en Teoría Literaria y Literatura Comparada y otro en Edición, hoy en día colabora habitualmente con el mundo editorial y con distintos medios de comunicación como El País, Letras libres, Ahora Semanal, Barcelonés, El Mundo, además de coordinar cursos de lectura y escritura.

   En 2016 Siltolá Poesía publica el primer poemario de Llurba, Este es el momento exacto en que el tiempo empieza a correr,  Premio de Poesía Joven Antonio Colinas, que reflexiona sobre el recorrido por la juventud, concepto idolatrado cuanto más se aleja de la experiencia vital del sujeto. Sus ensayos han formado parte de Cultura de la Violación (Antipersona, 2017), y La Tribu vol. 1. (La señora Dalloway, 2016)  y sus relatos han aparecido en la revista Presencia Humana#6 (Aristas Martínez, 2017) y en la antología Uno más ocho (Reservoir Books, 2016).

   Su primera novela, titulada La puerta del cielo, se publicó hace unos meses bajo el sello extremeño Aristas Martínez. La historia cuenta varios días de encierro de un grupo de mujeres de distintas edades a manos del auto-proclamado «profeta» de un culto apocalíptico y con tintes cienciaficcioneros. El conocimiento de la realidad por parte del personaje más joven, Estrella, está influido y, hasta cierto punto, deformado por los abusos a los que es sometida. El despertar de su sexualidad en estas condiciones de soledad y maltrato tiene consecuencias que solo se deja vislumbrar al lector desde lejos. 

   La autora ha aceptado contestar a una serie de preguntas sobre esta novela, en particular, y su trabajo, en general.
 
Cristina Jurado: Enhorabuena por La puerta del cielo, Ana. Según he podido saber se trata de tu primera novela. Personalmente, tengo predilección por las obras difícilmente clasificables, las que se mueven en las arenas movedizas del new weird, los nuevos extraños. Me parece que es un poco contradictorio que este género, subgénero para algunos, se englobe dentro del fantástico cuando ofrece muchas veces elementos descarnadamente realistas. ¿Piensas que es por el componente especulativo que está presente? ¿Qué opinas de este género?
Ana Llurba: A mí también me atrae la ficción inclasificable, que desestabiliza las fronteras entre los géneros o más específicamente entre el realismo y la ficción especulativa. Quizás porque tengo pocas lecturas de new weird (solo Aniquilación de Jeff VanderMeer) me sorprende un poco que se etiquete mi novela como “weird” ¿Me podrías explicar con más detalle qué elementos sugieren eso?
 
CJ: Con la etiqueta New Weird se clasifican muchas veces las obras inclasificables. Aristas Martínez es un sello que apuesta precisamente por este tipo de textos, aunque no estoy segura de que estén de acuerdo en calificar su catálogo como new weird porque me parece que, lo que precisamente hace, es huir de las etiquetas. En el caso de new weird, y según una definición acuñada por Ann y Jeff VanderMeer, se trata de un género que mezcla elementos de la fantasía, la ciencia ficción en modelos del mundo realistas y complejos. Hay quien lo relaciona con el «slipstream», que es un subgénero de ficción no realista donde se mezclan elementos de fantasía, terror y ciencia ficción para construir narrativas que hagan sentir extrañeza. En el caso de La puerta del cielo, es difícil distinguir el elemento fantástico, que no el especulativo y yo creo que la sensación de inquietar al lector está presente. ¿Qué opinas?
ALl: Precisamente por ahí quería ir: mi intención fue que no estuviera claro qué pasa fuera de la Nave; si el fin del mundo ocurrió o no, creo que tiene un gran componente realista con un imaginario de ciencia ficción hasta que uno llega al final ... y bueno me gustaría que sea el lector quien elija a qué género (o no ) pertenece la novela.
 
CJ: Mientras leía la novela recordaba el caso del músico Sergio Andrade y su grupo de jóvenes cantantes, lideradas por Claudia Trevi en México, con las cuales tuvo hijos y a las que presuntamente sometía a todo tipo de humillaciones y vejaciones. Cambiemos a Andrade por cualquier otro iluminado… ¿Es La puerta del cielo una obra sobre el poder depredador de las sectas? ¿Y sobre el machismo que hombres y mujeres colaboracionistas ejercen sobre otras mujeres? (Se podría entender ciertos abusos como ritos de iniciación).
ALl: No conozco el caso de Andrade, pero sí otros casos similares. Creo que sí trata sobre el poder depredador de las sectas pero sería una lectura muy limitada y literal porque si lo piensas bien, el cristianismo en sus orígenes fue una secta que se separó del judaísmo… No hubo una intención consciente de escribir sobre este tema sino como excusa para explorar las lecturas literales, los malentendidos cotidianos y las consecuencias en la vida de una protagonista (Estrella) que ha crecido en un entorno muy limitado y alienante. Y una secta cristiano ufológica fue el “escenario” que elegí para eso. Como escritora no puedo saber exactamente sobre qué escribo pero intuyo que la intención era hablar de la relación que Estrella (y los lectores que empaticen con ella) tiene con esa cosa llamada “realidad” ¿ Nos creemos todo lo que nos dicen?
 
CJ: Esta obra presenta un elenco de personajes femeninos muy interesantes, desde Estrella, la protagonista, hasta Catalina, su mejor “amiga”, o Valentina. La Nave, el lugar donde permanecen encerradas, conforma un universo de mujeres en el que no se puede hablar de sororidad en un sentido estricto, creo yo, sino de prácticas de supervivencia con las que se consigue afrontar el encierro, el aislamiento y los abusos. ¿Qué tipo de obras y experiencias te han llevado a querer abordar este tema desde la perspectiva de las víctimas? Lo pregunto porque no se trata de un relato autobiográfico de la protagonista.
ALl: Catalina no es la mejor “amiga” (risas) pero no voy a decir qué es porque sería spoiler. Creo que la dialéctica entre víctimas y victimarios se desbalancea un poco, a medida que conocemos mejor a la protagonista. Estuve mucho tiempo siguiendo el caso de tres chicas secuestradas en EEUU, en Ohio, Illinois. Un horror. El caso se desveló en 2013 pero son cosas que se te quedan grabadas en algún lado y después vuelven, a modo de ficción. Cuando di con la protagonista y el contexto, empecé a leer sobre sectas y también leí y vi la película The Room, que es algo resultona. También volví a ver Canino (Dogtooth) de uno de mis directores favoritos Yorgos Lantimos, que es una metáfora negrísima sobre como una familia puede funcionar como una unidad totalitaria que afecta el lenguaje y la manera de representar el mundo.
 
CJ: El libro está dedicado a Rafael Pinedo in memoriam. ¿Qué supone para ti la obra de este autor?
ALl: Pinedo escribió solo tres novelas breves y se murió. Me planteé esta novela como la cuarta novela que él podría haber escrito aunque me han marcado que a pesar del estilo, la estructura es más compleja y más sutil. No creo en la literatura con una mirada romántica, como algo creado por un genio, sino como una especie de magma de voces, una tradición, en la que una participa como una especie de médium (risas).
 
CJ: Suelo preguntar a quienes entrevisto cómo afrontan el proceso creativo, desde la concepción de la idea hasta el envío del manuscrito a la imprenta (si utilizas esquemas, guiones, fichas de personajes, si escribes de manera lineal o no- lineal, si tienes ritos para trabajar). ¿Podrías compartir tu proceso?
ALl: Este es el tercer proyecto de novela que empecé y el primero que acabé. Soy bastante control freak y uso muchas escaletas al comienzo, como que necesito saber hacia donde va la historia, no el final, pero sí una especie de estructura mental. Cuando estoy en el mood, me vuelvo una esponja, presto más atención a mi entorno, no solo a lo que leo para documentarme, sino a lo que dice la gente, lo que veo en la tele, etc. Y tengo mucha necesidad de estar sola. No es mucho tiempo, es al comienzo, cuando siento que “tengo algo” y no quiero que se me escape. Además, para escribir no hay fórmulas mágicas: hay que leer mucho y escribir mucho, ser constante. Lo único parecido a un ritual es la costumbre de escribir por la mañana.
 
CJ: Escribir es, en definitiva, decidir en el lugar de los personajes (por eso hay quien los idéntica con los hijos biológicos). ¿Cuáles son las decisiones más sencillas y las más difíciles que has tenido que tomar a la hora de elaborar La puerta del cielo?
ALl: Mmmh. Buena pregunta. La más sencilla fue pulir las diferentes versiones, que eran más hardcore y directas. Pero no las pulí en función de no afectar demasiado a la sensibilidad de los lectores sino en función de las necesidades de la  trama y la verosimilitud general de la historia. La más difícil fue decidir si me animaba a lanzarme con esta novela como mi primera novela.
 
CJ: Estamos asistiendo a un mayor reconocimiento de las narradoras latinoamericanas, y sobre todo de las argentinas como Schweblin o Enríquez,  por parte de la crítica y la audiencia internacional (no quiero hablar del “surgimiento” porque siempre han estado ahí, como Liliana Bodoc, etc, solo que creo que por fin reciben la visibilidad y la voz que les fue limitada en el pasado). ¿A qué crees que se debe esto?
ALl: A que son una escritoras brillantes, y con una gran sensibilidad para trabajar con los miedos y las angustias sociales, que no son solo latinoamericanos. Bodoc me gusta, también. Su mitología es maravillosa aunque es más fácilmente encasillable en un género, en cambio lo de estas autoras no tanto, tambalea entre las fronteras del realismo y el fantástico, al igual que Liliana Colanzi (Nuestro mundo muerto) o Giovanna Rivero (Para comerte mejor).
 
CJ: Se me ha quedado en el tintero preguntarte por tus siguientes proyectos literarios. ¿Podrías hablar de ellos?
ALl: Tengo casi listo un libro de cuentos en esta tradición ambivalente que a mí me gusta llamar fantástico rioplatense, un poemario que anda por varias editoriales y un primer boceto de novela que empecé el invierno pasado. Mucho trabajo por delante este invierno!
 
 
 
 
 
 
 
 


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Nnedi Okorafor: «Binti es solo el principio»

5/13/2018

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Cristina Jurado
 
 
El pasado mes de marzo se celebró la novena edición del Emirates Literary Festival  (Emirates Lit Fest) en Dubai, EAU, que contó entre sus autoras más celebradas con la presencia de la autora nigeriano-norteamericana Nnedi Okorafor. Después de licenciarse en periodismo en la universidad de Michigan State, y tras completar un master y un doctorado en inglés en la University of Illinois, se graduó del programa para escritores Clarion en Lansing (Michigan) en 2001. Actualmente, a su labor como autora de ficción se suma su trabajo como profesora de literatura y escritura creativa en la University of Buffalo.

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Esta escritora comenzó a ser conocida a nivel internacional en 2011 tras alzarse con el World Fantasy Award a la Mejor Novela por Who Fears Death. 2016 supuso el año de su consagración, ya que obtuvo los premios Nebula y Hugo por Binti, además del premio Children's Africana Book al Mejor Libro Juvenil por Chicken in the Kitchenn. Sus primeras obras estaban dirigidas al público infantil, como Long Juju Man (Macmillan Africa, 2009) o Iridesssa and the Secret of the Never Mine (Disney Books, 2012), y a adolescentes como Zarah the Windseeker (Houghton Mifflin Harcourt, 2005) y The Shadow Speaker (Hyperion/Disney, 2007). También ha cultivado la literatura juvenil con obras como Akata Witch (Viking/Penguin, 2011), Akata Warrior (Viking/Penguin/PRH, 2017) y The Man, que se publicará próximamente en Nigeria. Lleva desde 2010 escribiendo novelas para adultos, como la mencionada Who Fears Death, así como numerosos relatos en revistas de ciencia ficción y fantasía, una antología de historias (Kabu Kabu, Prime Books, 2013), Lagoon (Hodder & Stoughton, 2014), The Book of Phoenix (DAW/Penguin/PRH, 2015 y precuela de Who Fears Death) y la trilogía de Binti: Binti (Tor.com, 2015), Binti 2: Home (Tor.com, 2017) y Binti: The Night Masquerade (Tor.com, 2018).

Una de las características de la obra de Okorafor es su capacidad para integrar mitos y leyendas propias de la cultura Igbo en sus historias de fantasía y ciencia ficción. No en vano esta mujer, que vive en un suburbio de Chicago, ha pasado sus vacaciones con su familia nigeriana.
 
Tuve la oportunidad de entrevistarla en el marco del festival, aunque solo dispusimos de veinte minutos que me supieron a poco porque invertimos algunos en hacernos fotos. Fue así como logré que se fotografiara con la portada de la edición española de Binti, publicada hace un mes por Cronoauta, y traducida por Carla Bataller Estruch. La editorial sevillana, dedicada principalmente a dar a conocer la literatura de ciencia ficción de autoras internacionales, pero que también va a comenzar a apostar por las escritoras españolas, tiene planes de traducir y sacar al mercado el resto de la trilogía.
 
Cristina Jurado: Esta es una pregunta que me ha enviado la traductora al español de Binti, Carla Bataller Estruch, ¿están todas tus historias conectadas? ¿Forman un gran multi-universo?
Nnedi Okorafor: La mayoría de mis historias tienden a estar relacionadas entre sí y se sitúan, supongo, en el mismo universo. Muchas veces no soy consciente de lo conectadas que están hasta que, mientras estoy escribiendo, llega un momento que digo «Vale, vale. Este es ese personaje, ese viejo conocido, que aparece para esto». Supongo que sucede porque cada una de las novelas, de las historias, de cualquier cosa que escriba, forman parte de un enorme universo que veo en mi cabeza y, en realidad, lo que hago es contar diferentes historias que ocurren en distintas partes de ese universo.
 
CJ: ¿Estás trabajando en más libros sobre Binti o en su mismo universo?
NO: (Risas) Esta es una pregunta muy difícil de responder. Yo diría que posiblemente sí. Cada una de las novelas cortas de Binti llegó de manera inesperada; no las tenía planeadas. No sabía cuándo llegarían hasta que las estaba escribiendo. Ahora estoy trabajando en una novela gráfica que tiene lugar en ese mismo universo pero muchas décadas antes que Binti. En cuanto a historias directamente relacionadas con lo que cuento en Binti… seguramente llegarán. Necesito que las cosas se calmen un poco para ver qué pasa, pero no me extrañaría nada. Dejémoslo así.
 
CJ: ¿Es este uno de tus proyectos inmediatos?
NO: ¿La novela gráfica? Sí, es una de las cosas en las que estoy trabajando ahora.
 
CJ: ¿Es esto en lo que estás trabajando ahora mismo?
NO: Sí, literalmente.
 
CJ: Esto es después del cómic sobre Black Panther …
NO: Sí.
 
CJ: … que, por cierto, fui a ver ayer por la noche, porque sabía que hoy venía a entrevistarte.
NO: ¡Oh! ¡Por fin la has visto! (Risas) Es increíble, ¿verdad?
 
CJ: Casi me emociono porque no solo pienso que empondera a las minorías, algo con lo que muchos pueden identificarse, sino también a las mujeres.
NO: Sí, a las mujeres. Los personajes femeninos son espectaculares: llenos de complejidad, múltiples, de todo tipo, presentan sus propios arcos argumentales y son significativos.
 
CJ: Me gusta el personaje de T’Challa porque se comporta de la misma manera con y sin el traje. No solo es tímido cuando es va de persona normal: se queda congelado cuando ve a su ex. Me pareció un personaje complejo.
NO: Sí, sí. Es un estupendo personaje.  
 
CJ: ¿Qué tal fue tu experiencia escribiendo el guión del cómic sobre Black Panther?
NO: Es una de esos proyectos que realmente me ha encantado realizar. Tenía muchas preguntas al comenzar, cuestionaba varias cosas… había puntos que quise abordar y sobre los que quise ahondar. Y puedo decir que mi experiencia fue muy positiva. Me gusta T’Challa como personaje. De todos los superhéroes no solo es que pueda identificarme con él, sino que se trata de un personaje que cae bien y sus defectos son normales y creíbles. Es, simplemente, un buen personaje...
 
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Sinécdoque: un nuevo sistema de suministro de  literatura colaborativa

5/6/2018

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Por Cristina Jurado
 

sinécdoque:
Del lat. synecdŏche, y este del gr. συνεκδοχή synekdochḗ, de συνεκδέχεσθαι synekdéchesthai 'recibir juntamente'.
1. f. Ret. Designación de una cosa con el nombre de otra, de manera similar a lametonimia, aplicando a un todo el nombre de una de sus partes, o viceversa, a ungénero el de una especie, o al contrario, a una cosa el de la materia de que estáformada, etc., como en cien cabezas por cien reses, en los mortales por los sereshumanos, en el acero por la espada, etc.
 
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
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La popularización de las tecnologías de la información (ordenadores, tablets y smartphones), de las herramientas de distribución de información de manera instantánea (Internet), de los motores de búsquedas (Google) y de los espacios dedicados a la interacción (las redes sociales) han facilitado la aparición de nuevas maneras de plantear el otrora solitario oficio de escritor. No es solo que los autores y autoras dispongan a golpe de click de la capacidad para documentarse y enviar sus manuscritos a su editores,  sino que ahora pueden establecer un contacto directo con sus lectores y con otros autores. Gracias a ello, han surgido iniciativas como la auto publicación, una nueva forma de distribución de la obra que adopta el modelo de direct-to-consumer que muchas empresas tradicionales ofrecen a sus clientes buscando: utilizar los canales de comunicación ofrecidos por las nuevas tecnologías para brindar una mejor experiencia; establecer, mantener y controlar la imagen de marca; responder a las necesidades planteadas por la clientela de manera rápida y efectiva.

Surgen así los colectivos de autores y co-ops o cooperativas de autores, en los que un grupo de escritores y escritoras se organizan para unir esfuerzos que reviertan en un sistema de producción optimizado. En España es un modelo poco implantado y solo existen algunos ejemplos de asociacionismo con agrupaciones enfocadas a ofrecer servicios a los autores, desde a la Asociación de Escritores Nóveles AEN (nacida en 2006), a la Sociedad Cooperativa de Escritores Independientes (creada en 2016). Estas asociaciones proporcionan servicios editoriales, asesoría legal y de marketing y plataformas de networking entre sus afiliados, pero no contemplan la producción colaborativa.

Sinécdoque nace en abril de 2018 como un sistema enfocado más hacia el lector y en el que varios escritores y escritoras fundan un laboratorio creativo para compartir ideas. Este espacio permite repartir las tareas de edición, corrección, marketing, difusión y las relaciones con los lectores, para suministrar textos de ficción, en este caso de literatura de ciencia ficción, fantasía y terror, y de distintos estilos a un precio muy asequible y con una periodicidad pre-fijada. El servicio se contrata a través de una suscripción gestionada por una plataforma de micro-mecenazgo, lo que les proporciona una vía rápida y directa de financiación. Inaugurado el pasado 15 de abril, no hemos querido dejar pasar la oportunidad de conocer mejor su funcionamiento y objetivos, y los 7 componentes del grupo han tenido la amabilidad de responder a nuestras preguntas con una celeridad y generosidad que agradecemos desde aquí.
 
En palabras del colectivo: «las respuestas a estas preguntas son un resumen combinatorio de las opiniones y experiencias de cada miembro de Sinécdoque. Al fin y al cabo, los siete somos solo eso: siete partes de un todo, un proyecto común con un espíritu único, pero voces diferentes, opiniones diversas y personalidades distintas. Un estupendo caldo de cultivo, si me permitís el símil».

 
Cristina Jurado: ¿Qué es Sinécdoque y quiénes lo forman?
Sinécdoque: Es, más que un grupo de escritores, una idea. Es ganas de aprender, compartir, de superarnos. Y sobre todo, de divertirnos. Los componentes de esta locura somos 7 autores: Alicia Pérez Gil, Rafael de la Rosa, Nieves Mories, Leticia S. Murga, Jorge Sosa, Jorge Fuentes y Virginia Buedo.
Visto desde fuera, Sinécdoque es una plataforma de lectura que ofrece cuatro relatos al mes por un dólar. Visto desde dentro, es un maravilloso grupo de personas que se mueven en espacios diferentes de la literatura de género y trabajan en común para llevar los relatos de cada uno desde la corrección a la excelencia.
 
 
CJ: Sinécdoque nace en abril de 2018 después de gestarse durante 5 meses. ¿Cómo surgió esta iniciativa?
S: A Alicia la idea le rondaba desde hace más tiempo, pero la verdad es que salió a la luz en noviembre de 2017 en un hilo de Twitter. Se hablaba de varias cosas, entre ellas de si la opción de auto-publicar era mejor o peor que la de publicar con una editorial tradicional. La posibilidad de montar una plataforma que funcionara como un «Netflix de autores» surgió como la tercera en discordia. Hubo muchas personas que se interesaron por ella. Entre ellos nosotros siete.
Para Nieves, al parecer, esto fue algo más «personal». Según ella: «Conmigo contactó Alicia Pérez Gil en la Hispacon. Nos tomamos un café (detrás de otro) y me habló de cierto proyecto al que le daba vueltas: algo parecido a un Netflix de relatos. Como esta mujer es capaz de convencerte de cualquier cosa, me lió. O me lié yo sola. Después de un tiempo ya había conseguido reunir al grupo de incautos que componemos Sinécdoque y bueno, aquí estamos. ».
En cualquier caso, en un par de días juntamos una propuesta muy chula y un calendario de trabajo agotador. Ambas cosas nos han traído hasta aquí.
 
 
CJ: ¿En qué se diferencia Sinécdoque de otros proyectos de micro-mecenazgo a autores?
S: Algo que creemos que nos diferencia del resto de proyectos es la cantidad de contenido que entregamos. Por un dólar se reciben cuatro relatos de calidad y minuciosamente corregidos, de autores diferentes. Hay, por tanto, mucha variedad y mucha calidad.
Al ser siete autores existen muchos puntos de vista. La autocrítica es complicada, pero la crítica constructiva no: eso nos obliga a dar lo mejor y no lanzarnos a la primera locura que se nos ocurre o a publicar lo que se nos pase por la cabeza. Cada uno aporta un punto de vista diferente y eso se traduce en relatos variados; puede que no te llame demasiado una temática, pero siempre tendrás otra para elegir.
Con Sinécdoque queremos romper mitos acerca de la escritura y una de esas falsas creencias es que la escritura es un oficio solitario: nosotros funcionamos como una maquinaria con los engranajes bien engrasados. Somos un equipo de escritores trabajando hacia una meta común.
 

CJ: ¿Cómo organizáis el trabajo?
S: Nos organizamos con Trello y trabajamos en Google Drive. Cada escritor entrega un relato cada 7 semanas y, entre el resto del equipo, lo corregimos dos veces y lo preparamos para su publicación. Nuestro proceso consta de las siguientes fases:
Entrega del relato, primera crítica, corrección 1, segunda crítica, corrección 2, creación de la portada y maquetación. A nivel interno tenemos asignadas algunas tareas generales necesarias para el correcto desarrollo del proceso: hay gente que se encarga del calendario, gente que se encarga del marketing, etc.
Todo se trabaja en un Drive compartido, con lo que todos vemos los comentarios de todos. Cada semana de crítica se convierte en un foro en el que los seis no-autores destripan y proponen mejoras al relato del o la compañera. Cada semana de corrección, el autor se dedica a resolver todos los comentarios, pulir y reescribir. Somos muy exhaustivos y eso nos permite aprender mucho los unos de los otros.
 

CJ: ¿Qué objetivos os planteáis?
S: Tenemos muchas ideas, pero la primera es «Conquistar el Mundo», por supuesto. ¿Qué si no?
Aunque luego, a corto y medio plazo, nuestros objetivos son bastante simples. Por un lado, queremos ofrecer trabajos de literatura de género de calidad y muy económicos para que todo el mundo pueda acceder a ellos. Pero también queremos demostrar que la profesión de escritor no es obligatoriamente solitaria. Todos aprendemos cada día de las opiniones y los trabajos de los demás, y eso nos hace mejorar como escritores. Por supuesto, nos encantaría poder vivir algún día íntegramente de la literatura, un objetivo a largo plazo.
Por otra parte, tenemos muchos planes, algunos muy grandes que aún no podemos, pero nos gustaría poder ofrecer antologías de Sinécdoque en formato físico y es una de nuestras metas más cercanas, tener «reuniones» con algunos de nuestros mecenas, ofrecer ciertos servicios editoriales y se habla, incluso, de una novela a 14 manos. Aún tenemos que perfilar mucho esas ideas y también nos gustaría escuchar qué quieren nuestros seguidores para poder tenerlo en cuenta. Cuando todo esto funcione, podremos centrarnos en lo que será el producto estrella de Sinécdoque: los culondarios.
 
 
CJ: ¿Cómo se reparten los beneficios que se consiguen mediante el servicio de mecenazgo?
S: A partes iguales. Todos aportamos el mismo esfuerzo y todos nos damos lo mejor. ¿Por qué iba a ser de otra manera? Aunque antes de que haya reparto de dividendos, nuestra prioridad es reinvertir los mismos beneficios en ofrecer más literatura. Tenemos varios proyectos de publicación en papel para poder llegar a mucha más gente y que los lectores interesados tengan algo nuestro que poner en sus estanterías. Pero lo que no se reinvierta se repartirá equitativamente.
 
 
CJ: ¿Cómo creéis que este tipo de proyecto literario colaborativo puede influir en la situación actual de la ficción en nuestro país?
S: Esperamos enseñar a la gente que escribir de forma colaborativa es algo hermoso; pero sobre todo posible. Y deseamos que, en un futuro, empiecen a salir más proyectos en los que prime la colaboración. De todas formas, no está claro que lleguemos a influir en algo (ojalá lo hagamos) pero, si hay algo que nos gustaría a todos es contribuir a la creación de comunidades, abrir vías de comunicación. Ayudar a mejorar a otros, dejar que esos otros nos ayuden. Comernos un poco el ego y aceptar críticas desde el primer momento.
Somos compañeros de profesión y, si dejamos a un lado la competitividad que muchas veces se respira en ambientes literarios, todos podemos aprender y enriquecer nuestro trabajo a nivel literario y nuestra vida a nivel personal.
Sería genial, en definitiva, que Sinécdoque fuera el principio de un nuevo modelo de literatura cooperativa, pero solo el tiempo dirá si lo conseguimos.  También nos gustaría que Sinécdoque se convirtiera en un punto de referencia para la literatura de género que habitualmente es tan maltratada por los grandes grupos editoriales.
Aquí, Alicia quiere decir una cosa a nivel personal: «hay que cambiar el mundo, de cuajo, de raíz. Si en noviembre me llegan a decir que estaría ahora, en abril, trabajando codo con codo con otras seis personas en algo como Sinécdoque no lo habría creído. Sin embargo lo estoy haciendo. Es mi obligación, y un deseo de los siete, hacer cosas imposibles. Porque las posibles ya las hace todo el mundo».
 
 
CJ: ¿De qué manera os gustaría ser recordados en el futuro?
S: Nieves nos da un epitafio deseado: «Le gustaban el amor, la gente muerta y las cursivas para dar énfasis. A sus compañeros no les quedó otra que aceptarla tal cual».
Los demás creemos que tenemos suerte. Suerte de poder trabajar en lo que nos gusta, suerte de hacerlo con personas que aman esta profesión, con los que hemos conseguido un sistema de trabajo con el que nos sentimos cómodos, que nos ayuda a mejorar cada día y que, además, está formado por amigos. Así queremos que nos recuerden, como 7 escritores que dieron un giro al modelo literario del país. Es un sueño grande, pero estamos dispuestos a trabajar muy duro para lograrlo. O, en otras palabras «Esa panda de autores que nunca se murieron».


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​Entrevista a María Leticia Lara Palomino: bloguera, editora, lectora cero y experta en CF

5/1/2018

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 Por Cristina Jurado
 
 
Fantástica Ficción es uno de los blogs más interesantes del actual paisaje cibernético, con 6 años de andadura ofreciendo noticias, entrevistas y reseñas sobre las novedades más interesantes de la literatura de ciencia ficción, la fantasía y el cómic. Lo gestiona María Leticia Lara Palomino, ingeniera técnica en informática de gestión e ingeniera superior en ingeniería industrial, y ávida lectora que lleva años en contacto con otros lectores, intercambiando opiniones, analizando obras e impulsando la literatura de género en nuestro país. Su labor no se limita a publicar en su blog: ejerce como lectora cero para algunos de los autores más importantes del panorama, ha sido panelista en convenciones nacionales e internacionales, colabora con publicaciones (nos os perdáis su sección “Reconocimiento Digital” en nuestra revista, dedicada a ofrecer semblanzas de los autores y autoras más destacados) y otros blogs, realiza presentaciones de libros, y ha editado obras icónicas como WhiteStar o Alucinadas (ambas para Palabaristas), que ha ayudado a visibilizar a las autoras en español. Como una de las pocas blogueras que reseña literatura de ciencia ficción en nuestro país, hemos creído importante “someterla” a una dura batería de preguntas, que ha sorteado airosa. Desde aquí queremos agradecer que nos dedicara parte de su tiempo para ayudarnos a conocerla un poco mejor.
 
 
Cristina Jurado: ¿Cómo te iniciaste en la literatura de ciencia ficción, fantasía y terror?
María Leticia Lara Palomino: Supongo que como en muchos otros casos, la culpa la tuvo la biblioteca. Recuerdo ir casi todos los días a sacarme dos libros y que el bibliotecario ni siquiera me pidiera ya el carné porque se sabía mi número de memoria. Allí leía tebeos y libros pero siempre me llamaban más la atención los de fantasía, con esas portadas de dragones y otros seres míticos. Creo que era un poco pequeña para darle fuerte a la ciencia ficción, que a la postre terminó siendo mi género favorito.
Cuando ya acabé prácticamente con todos los libros de la biblioteca (esto es verídico) mis padres se apuntaron al Círculo de Lectores, “para que la niña tenga algo que leer” (sic), y allí descubrí a Asimov, con una colección que todavía conservo. Fue como una revelación para mí. Ahora se podrá discutir sobre su valía como escritor, pero con esa edad, unos trece o catorce años, me marcó mucho.
 
CJ: ¿Cuáles son tus autores nacionales e internacionales favoritos y por qué?
MLLP: Esto sin duda es una pregunta trampa. Admiro a muchos autores, sobre todo porque me encantaría tener esa imaginación y esa capacidad de volcar mis ideas en un texto. Es injusto mencionar solo unos pocos, seguro que me dejo muchos por el camino, pero los primeros que me vienen a la mente son: Iain M Banks, por redefinir la space opera y crear la Cultura; Ada Palmer por establecer un nuevo escalón de calidad en el género; Alastair Reynolds por ser tan bueno en las distancias largas como en las cortas; Aliette de Bodard por ser simplemente como es… ¿Cuántas palabras decías que podía tener la entrevista? Me van a faltar.
En cuanto a autores nacionales, siento especial predilección por Javier Negrete, aunque ya haya cambiado de género, y Félix J. Palma por ser tan bueno en los relatos. Felicidad Martínez se va superando obra a obra. Pero me queda tanto por descubrir…
 
CJ: Cómics, novelas, novelas cortas, antologías… si tuvieras que elegir una obra de cada formato, ¿cuál elegirías y por qué?
MLLP:  Continuamos para bingo con las elecciones difíciles. En el cómic mi preferencia es el europeo, aunque también tuve mi etapa marvelita, como bien me recuerda Pablo (mi marido) cada dos por tres. Restringiéndonos a la ciencia ficción, creo que Valerian es una lectura maravillosa, por su desbordante imaginación. Tiene altibajos, pero me da igual. En el salón de mi casa hay un poster de la portada de Los Héroes del Equinoccio, así que imagínate.
De las novelas que más huella me han dejado últimamente escogería Too Like the Lightning, de Ada Palmer junto con Seven Surrenders. No es trampa, es que forman una sola novela truncada por sugerencia del editor. Tiene tantas ideas y está escrita de una forma tan brillante que resulta inquietante (cuando no humillante para el resto de los mortales) el hecho de que sea su primera obra.
En cuanto a novela corta, mi favorita es quizá algo antigua, pero la releí hace poco y me sigue pareciendo extraordinaria. Se trata de Diamond Dogs de Alastair Reynolds (título inspirado por tu admirado Bowie) que es capaz de mezclar investigación arqueológica con un Big Dumb Object, con unos personajes arrolladores y un misterio. Un ritmo endiablado, una prosa brillante… Lo tiene todo.
Y para romper un poco la tónica, me gustaría decir que la mejor antología está todavía por hacer. ¿Te atreves?
 
CJ: No es lo mismo escribir crítica literaria que reseñas. ¿Qué te ha hecho inclinarte por lo segundo?
MLLP: Principalmente que no tengo los conocimientos para hacer crítica, mientras que para hacer reseñas, al menos como yo las entiendo, sí me creo capacitada. Leer una reseña debería ayudar a decidir si se quiere o no leer un libro y para eso creo que el reseñador debe esbozar unos trazos certeros y tener unos gustos más o menos definidos. El que lea la reseña entonces sabrá a qué atenerse.
 
CJ: ¿Cuándo y cómo nació Fantástica Ficción? ¿Por qué elegiste ese nombre?
MLLP: Nació en un puente de diciembre de 2012. Yo había sido colaboradora de Cyberdark, pero mis circunstancias personales me habían alejado del “mundillo”. Me di cuenta de que podía contribuir a la conversación, colaborando con mi pequeño grano de arena y decidí intentarlo. Podría decirse que mi principal inspiración fue Sense of Wonder y de hecho es innegable la semejanza entre ambos blogs, aunque el de Elías siempre ha sido mejor. Mi reto es conseguir parecerme a él, pero con mi propia personalidad.
Hubo personas que me ayudaron desde un principio. Mi amigo Manuel Moreno, (@trecebits), me ayudó haciendo brainstorming para escoger el nombre y gracias a sus conocimientos el blog es algo mejor. Mi amigo Daniel Cabrera (@sevanagloria) alojó el servicio y se ocupa de aspectos técnicos. Los miembros de los Fantascópicos hacen que tenga conversaciones que resultan en artículos del blog. Compito con Marcheto (@cuentosalgernon) pero la verdad es que la idea de los pasatiempos es suya y solo suya. Mi principal colaborador, Antonio Díaz (@mertonio) es un acicate constante cuando me siento algo desanimada (también nos pasa, no somos máquinas de publicar). Y sin duda alguna mi principal apoyo es Pablo Luján (@pablolujan77) que tiene que aguantar todos mis rollos (sean del blog o no).
 
CJ: ¿Cómo gestionas el blog? ¿Cómo seleccionas las noticias y las obras que reseñas?
MLLP: Tengo en feedly una serie de blogs y recursos donde voy seleccionando las noticias y estoy atenta a twitter sobre todo para las ofertas. La selección es un poco personal, publico las noticias que me gustaría leer en otros sitios, así que su interés es variable para los demás. Me gustaría poner más en valor las portadas de los libros, porque es un elemento que “entra por los ojos” y al que creo que no se hace justicia habitualmente, pero me faltan herramientas y conocimientos sobre diseño. Otra cosa más en la lista de pendientes.
En cuanto a los libros que leo, intento ampliar lo que puedo mi campo de acción, aunque siempre me van quedando cosas en el tintero (electrónico, aquí somos muy modernos). Yo leo por placer, no por imposición, así que lo mismo salto de un libro de fantasía épica recién salido del horno a una space opera ochentera. Es cierto que a veces me afecta la tiranía de las novedades, pero por lo general intento picar un poco de todo. Como dije en un panel en el que estuve, “I chose randomly”. Creo que desde entonces me miran raro.
 
CJ: ¿Cuándo y cómo empezaste a colaborar con los VerdHugos?
MLLP: Sicilia, 1914… Esto… España, abril de 2014. Unos inocentes podcasters invitaron a una tal Leticia Lara a hacer un especial en su programa sobre Iain M. Banks. Lo que no sabían esos pobres creadores de contenidos es que la invitada no se iba a ir de allí ni con agua caliente, agarrada como una lapa al micrófono. Y así fue como comenzó. Me hicieron el honor de invitarme (a mí, que era fan) por mis dudosos conocimientos sobre la figura de Banks y se ve que les gusté, y siguieron invitándome. He intentado ayudar en todo lo posible (con el objetivo de que no se den cuenta de que sigo yendo y no me echen), hace poco he empezado a hacer yo la edición y la conducción del programa. Para mí es todo un honor y un privilegio, así que espero seguir mientras me deje el cuerpo, el cerebro o una combinación de ambos.
 
CJ: Has realizado incursiones en el mundo de la edición, con Alucinadas y WhiteStar. ¿Cuáles son en tu opinión los retos de editar antologías en nuestro país?
MLLP: Las antologías es un formato que no vende, dicen. Creo que el mayor reto es cambiar esa percepción, para que merezca la pena embarcarse en una labor como es editar una antología. Requiere una labor entre bambalinas que desgasta tanto emocionalmente como en otros campos. Espero que, poco a poco, consigamos cambiar esa idea preconcebida.
 
CJ: Es conocida tu estrecha relación con Aliette de Bodard. ¿Cómo comenzó tu relación con ella?
 
MLLP:  Está todo recogido en el informe policial de la orden de alejamiento… Pues todo empezó cuando ella ofreció una obra suya para leer por si queríamos nominarla a los Hugo. Me avisó Elías, recibí la obra y me encantó. Empecé a buscar sus libros y cada vez me gustaba más cómo escribía, pero es que además resultó ser muy cercana en redes sociales. Me hizo el honor de ser mi primera entrevistada para el blog, cuando una autora de prestigio como es ella no tendría por qué entretenerse en esas minucias. Y hemos seguido hablando y hablando. Finalmente la conocí en Londres en 2014 y desde entonces hacemos por vernos todos los años.
 
CJ: Otra de tus facetas es la de ejercer como lectora cero para algunos autores. ¿Qué es lo más difícil a la hora de leer un manuscrito como lectora cero?
MLLP: Los escritores a los que he ayudado son gente maravillosa, que aceptan la crítica o la puntualización con amabilidad, así que en ese aspecto no he tenido problema. Yo leo de varias formas simultáneamente. Por una parte, veo los posibles fallos tipográficos así como la repetición excesiva de frases o adjetivos y corrección gramatical. Esto no me cuesta mucho trabajo porque las erratas me “apuñalan en el ojo”, suelen ser bastante evidentes para mí.
En otro nivel de abstracción, intento ver si la historia es coherente. Por ejemplo, si los personajes actúan de forma lógica respecto a lo que conocemos de ellos, pero también si tiene sentido científico (dentro de mis conocimientos, claro), en el caso de la ciencia ficción. Me preocupa el ritmo de la lectura y que la historia vaya a algún sitio. En general, me gustaría pensar que ayudo a pulir lo que el autor quería decir, pero como esto es un diálogo entre el escritor y yo, a veces me da la razón y a veces me la quita.
 
CJ: ¿Por qué crees que hay tan pocas blogueras de literatura de ciencia ficción en España?
MLLP: Supongo que será un cúmulo de factores. Entiendo que tendrán que luchar contra el síndrome del impostor, algo que creo que nos afecta a muchas. También es cierto que quizá disponen de menos tiempo para dedicarlo a esto, que al fin y al cabo es una afición. Puede ser simplemente que sus gustos sean otros o que prefieran la inmediatez de las redes sociales (dicen que los blogs son cosa del pasado). En todo caso, yo las animo. Cuando empecé con Fantástica Ficción no creía que fuera a tener repercusión ni que me fuera a leer nadie. Repercusión, lo que se dice repercusión, sigue sin tener, pero me ha permitido conocer a gente maravillosa que comparte mis gustos. Y estas amistades son el mayor premio que me puedo llevar por un poco de esfuerzo.
 
CJ: ¿Cómo ves el actual panorama de la literatura de género en nuestro país?
MLLP: No conozco los entresijos del mundo editorial, así que será una opinión más fundada en impresiones que en hechos constatados. Veo que hay muchas editoriales que intentan hacerse un hueco y que publican cosas interesantes, pero no sé si son económicamente viables. Se publica bastante más que hace unos años, aunque no sé si se vende todo lo que se publica. Veo que se sigue traduciendo mucho y lo entiendo, porque es una apuesta menos arriesgada que publicar a un autor español. Lo extranjero vende, por alguna extraña razón.
La presencia de revistas puede ser la cantera para el escritor de relatos que luego puede dar el salto, si lo desea, a escritor de novelas. Por mi parte voy a intentar leer más en español, que es una de mis asignaturas pendientes.
 
Quiero agradecerte que me hayas brindado esta oportunidad y espero que estas respuestas hayan resultado de interés para los lectores. ¡Nos vemos en las redes!

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​Entrevista a Sofía Rhei: “Lo que busco en un texto es su voltaje metafórico”

9/25/2017

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 Cristina Jurado
 
 

Cuando alguien incluye en su biografía la palabra “experimental”, abre la puerta a que se le atribuyan conceptos como “poco ortodoxo”, “difícil” o “inaccesible”. Sin embargo, autores como Sofía Rhei (Madrid, 1978) consiguen que “experimental” revierta a su carácter más creativo, esto es, ser sinónimo de una “búsqueda incesante” en el universo propio.
Sofía es escritora, traductora y poeta, además de muchas otras cosas, porque su capacidad para desenvolverse con soltura en las artes –es Licenciada en Bellas Artes- la espolea para inventar e ingeniar sin cesar. Sus poemas habitan las páginas de numerosas publicaciones y ha participado en diversos festivales de creación. Además de colaborar en antologías poéticas, y coordinar alguna que otra, su obra poética ha viajado por el mundo vestida de inglés, francés, portugués, gallego, italiano, japonés, ucraniano y esloveno, y ha sido reconocida con el premio Javier Egea. Con más de una treintena de títulos en su haber, en su mayor parte infantiles y juveniles, aún tiene tiempo para impartir charlas, talleres y sesiones de animación a la lectura en colegios e institutos.
​            Los relatos forman parte importante de su trayectoria literaria y siente predilección por la ciencia ficción y fantasía oscura, como lo demuestran los publicados en las revistas Casatomada, Calle 20, Presencia Humana, SuperSonic y en las antologías Más allá de Némesis, Crónica de Tinieblas, Retrofuturismos, Terra Nova y Alucinadas. Ha sido finalista de los premios Rhysling y Dwarf Stars por su microficción de género, gracias a las traducciones de Lawrence Schimel.
​            Con Róndola (Minotauro, 2017), su primera novela para adultos que transcurre en un mundo en forma de rosquilla, ha conseguido alzarse con el premio Celsius, otorgado por la Semana Negra de Gijón.
 
 
Cristina Jurado: Tu versatilidad como autora ha quedado de manifiesto en el último año con la publicación de tus novelas: Róndola (Minotauto), una historia de aventuras con protagonistas femeninas que utiliza la fantasía féerica para explorar la identidad, las convenciones sociales y los tabúes relacionados con el sexo, entre otras cosas; y Espérame en la última página (Plaza y Janés), en la que una mujer se reconstruye a través de los libros después de sufrir una dolorosa ruptura amorosa. ¿Cómo eliges tus proyectos? ¿De qué forma tus comienzos como autora de literatura fantástica te han servido para abordar otros géneros?
Sofía Rhei: Los géneros especulativos y los líricos son los que más me interesan como lectora. A veces tiendo más a lo oscuro y a veces a lo humorístico, pero lo que busco en un texto es su voltaje metafórico, ya sea en lo macro (desde el argumento, como sucede tan a menudo en la buena ciencia ficción) como en lo micro, o mejor dicho, formando parte de la misma textura del lenguaje (poesía, narración lírica). Me fascinan Rachel Pollack, Lisa Tuttle, Elizabeth Hand, Steven Millhauser, Douglas Adams, Diana Wynne-Jones. Mervyn Peake... 
Por otra parte, comprendo que no soy una lectora representativa, y, como escritora, de vez en cuando me doy el capricho de hacer relatos barroco-pirotécnicos. Sin embargo pienso que la función de la literatura, al final, es la comunicación, y busco un estilo que tienda a facilitarla. Especialmente cuando escribo para jóvenes. Trato de hacer los textos todo lo entretenidos de lo que soy capaz, porque siento la responsabilidad de mantener al lector en el libro. Y cada vez tenemos que competir con formatos más sintéticos, más rápidos, interactivos y multisensoriales. 
Escojo mis proyectos buscando el equilibrio entre lo que creo que tendrá una salida comercial y aquello que me apetece escribir. No siempre consigo un balance al 50%. A menudo propongo ideas a editores y veo que ponen caras muy raras. Supongo que si fuera multimillonaria solo escribiría humor weird con temas utópicos desde mi casa árbol de tejado puntiagudo. Pero estoy contenta de poder sobrevivir con las cosas que escribo, y de que muchas de ellas tengan elementos fantásticos. Me siento afortunada, me resulta emocionante recibir mensajes de lectores que han empatizado con determinados personajes o situaciones. Creo que este es el siglo de la interactividad, en el que el “yo” del autor es cada vez menos relevante. Ya no estamos en la época en la que alguien que se sentía iluminado buscaba hacer llegar su visión del mundo a lectores pasivos. 
Mis metas personales para los próximos años son hacer una novela larga de sociología-ficción y otra de lo que podríamos llamar realismo mágico con toques greenpunk. Todo con brujas dentro, por supuesto. A ver en qué acaban...
 
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CJ: En el marco de la Semana Negra de Gijón se te concedió el Premio Celsius 2017 a la mejor novela de fantasía y ciencia ficción por Róndola. Eres la segunda autora en conseguirlo, después de Elia Barceló, y una de las pocas autoras, si no me equivoco, en ser considerada para este galardón. ¿Qué ha supuesto este reconocimiento? ¿De qué manera crees que ha afectado a la visibilidad de las autoras de literatura de género en nuestro país?
SR: Por los datos que tengo, el autor de fantasía más vendido en la historia de nuestro país es una mujer. Ahora mismo, Iria y Selene sobrepasan ampliamente a la mayor parte de autores varones de este género. No creo que sea acertado descartarlas del mapa global de la situación porque escriban novela juvenil. Hay fantasía original para adultos, en grandes sellos, de Maite Carranza, Nerea Riesco, Aranzazu Serrano, Virginia Pérez de la Puente, María Zaragoza, Victoria Álvarez... Esto es solo las punta de un iceberg muy nutrido, con autoras que comprenden muy bien la interacción con sus lectores, como Gabriella Campbell.
Estamos en un momento nefasto respecto a la venta de libros, y sin embargo, el lector de género empieza a no dar abasto con la producción nacional, lo cual es una noticia excelente. Habrá que ver cómo se van imbricando estas dos realidades; personalmente espero que el libro digital despegue en géneros diferentes a la novela romántica, algo que podría mantener escribiendo a no pocos autor@s que ahora mismo trabajan por amor al género. Supongo que esto solo puede suceder si se produce un cambio de mentalidad tanto de lectores como de editoriales respecto al soporte electrónico y al pago por descarga. 
Entre las autoras de mi generación, me interesan especialmente Laura Fernández, que consigue publicar géneros híbridos desde sellos literarios de grandes grupos, lo cual tiene un mérito asombroso, y Tamara Romero, que va autoeditando sus maravillosas novelas breves en alternancia con publicaciones en sellos independientes de alta calidad. En ambas valoro mucho la capacidad de sorprender al lector y la libertad de ignorar completamente esos estereotipos argumentales que tan monótonos se han vuelto.
Respecto a la ciencia ficción, me gusta mucho el ambiente casi de organización criminal que se ha producido en torno a Alucinadas. Es una gozada formar parte de un grupo tan abierto a la comunicación. Ojalá haya muchísimas más entregas del certamen. La aparición de Cerbero y el anuncio de que Sportula publicará novelas cortas también son un tremendo incentivo para la producción de ciencia ficción escrita por mujeres. Ya empezamos a tener un abanico de estilos: la voz más hard de Felicidad Martínez, la más realista, pero impregnada de las grandes preguntas de nuestros géneros, de Susana Vallejo; el enfoque escéptico y racionalista indignado de Nieves Delgado, casi opuesto al aparente nonsense, tan liberador, de Laura López Alfranca; la escritura visceral de Cristina Jurado, el humanismo queer de Lola Robles, el thriller médico futurista de María Angulo, el weird literario de Marian Womack, el erotismo espacial de Rocío Vega... y Conchi, Layla, Yolanda, Carmen, Gloria, Miriam, Maria Antònia, Iulia... ¡todo lo que nos queda por ver!
Es importante que empiece a haber especialistas universitarios en géneros especulativos que le dediquen atención a la obra de mujeres, como Sara Martín y Teresa López Pellisa. Otro de los puntos de inflexión capaz de abrir puertas a la presencia femenina en el género es el trabajo de personas que promueven activamente nuestras historias en el mercado anglosajón: Sue Burke, Lawrence Schimel, Marian y James Womack, Cristina Jurado, Ian Whates, Arrate Hidalgo... 
Tenemos la suerte de contar con “madres” extraordinarias dentro de las literaturas de lo imaginario: Fernán Caballero, Emilia Pardo Bazán, Ana María Matute, Gloria Fuertes, Carmen Martín-Gaite, Cristina Fernández Cubas, Pilar Pedraza. Elia Barceló, Rosa Montero... El hielo ya está roto, ahora solo queda navegar.
 

CJ: ¿Por qué crees que no eres una lectora representativa?
 SR: Tengo gustos minoritarios. Disfruto con las antologías temáticas de relatos, con los géneros híbridos, la metaliteratura, el humor, los libros estacionales de Halloween o de Navidad... muchas de esas cosas les ponen los pelos de punta a los editores. Afortunadamente otras que antes eran raritas, como los protagonistas homosexuales, van siendo cada vez más frecuentes. 
 
 
CJ: En Espérame en la última página abordas el efecto terapéutico de los libros, más desde el punto de vista del lector. ¿Crees que escribir tiene también efectos terapéuticos en el autor?
SR: Supongo que sí, claro. A mí la lectura me ayuda a sosegarme, ya que soy de temperamento nervioso. Escribir me sirve menos para eso, ya que es necesaria cierta tensión para generar cosas y hay que estar pendiente de que todos los cables encajen entre sí. Pero sacar cosas de dentro ayuda mucho a hacer trabajo psicoanalítico individual, y a comprenderse a sí mismos y a otros, exactamente igual que una lectura atenta. Lo que pasa es que en este caso lo que estás leyendo es a ti misma. 
 

CJ: Me llama la atención que en muchos de tus relatos -estoy pensando en “Tetch” de Alucinadas, “informe de aprendizaje” en Alucinadas2,  “El crujido de la cereza al romperse” de SuperSonic #1 o “You cannot kill Frownyflute!” de Supersonic #6- Eurocon)- exploras temas relacionados con el lenguaje. ¿A qué se debe este interés por el lenguaje como elemento fantástico?
SR: De adolescente leía a Borges, Aymé, Cortázar, Queneau, Calvino, Pirandello, Bradbury... uno de mis libros obsesivos siempre ha sido La historia interminable. Colecciono libros en los que el soporte se mezcla con el mensaje. Además, es uno de los grandes temas de la ciencia ficción, y por un buen motivo, ya que el lenguaje es una de nuestras interfaces con la realidad y estructura el pensamiento. Supongo que eso me ha llevado a escribir varios relatos alrededor de este tema, o bien utilizando como pretextos a algunos de mis escritores preferidos; creo que ya tengo una docena. Algún día me gustaría sacar una colección con este material.
 

CJ: ¿Relatos o novelas?
SR: Como lectora, depende de cada momento. A veces me apetece poesía, a veces ensayo. Me gusta mucho leer relatos y tengo una buena colección. Me gustan mucho Cortázar, Kelly Link, Roald Dahl, Anna Maria Shua...  
Como escritora, hay un abismo comercial entre las posibilidades de un relato o colección y las de una novela, así que el relato lo escribo por placer, e incluso necesidad, a veces, cuando me sale humo por la cabeza de ganas de contar alguna historia que parece pedirme ese formato. Por tanto, en los relatos soy mucho más libre que en los formatos que deben ceñirse a una estructura concreta, y resulta liberador. 
Con esto no quiero decir que no me guste escribir novelas, ya que precisamente una de mis partes preferidas es la estructuración e interconexión de las tramas. Pero es un trabajo que tiene más componentes técnicas. 
 

​
CJ: Siempre me ha interesado el proceso creativo de los autores y autoras que entrevisto. Me gustaría que detallaras cómo desarrollas un proyecto, desde que la primera idea surge hasta que entregas el manuscrito.
SR: Tengo un verdadero caldo primordial de ideas, que se van combinando y evolucionan hasta que veo claro cuál puede convertirse en un relato o novela. Tanto en el ordenador como en cuadernos y carpetas tengo más de un centenar de proyectos empezados, y cada vez que tengo una idea o parte de una idea que puede encajar en uno de ellos, la clasifico adecuadamente. En este sentido tiene razón Orson Scott Card cuando, en su manual para la escritura de género, dice que una novela surge cuando dos ideas se pueden combinar entre sí. Una sola no suele ser bastante, y, desde luego, no todas encajan con todas. Supongo que en mi caso hay una parte fuerte de intuición: no “decido” qué escribir, sino que de algún modo cuando una de esas combinaciones adecuadas aparece, “sé” que debo escribir eso.
 

CJ: ¿Hacia dónde ves encaminarse la literatura de género a nivel mundial y más específicamente en nuestro país?
 A nivel internacional, parece que la ecología va aumentando su presencia en el género, algo que considero necesario. La ciencia ficcion fue pionera en alertar sobre problemas de sostenibilidad y cambio climático, y sigue cumpliendo esa función en estos momentos en los que la situación se va agravando tanto sin que parezcamos darnos cuenta. En tanto que frikis, no nos hacemos caso a nosotros mismos. 
El panorama de grandes premios de habla inglesa está cada vez más diversificado, lo cual es una noticia excelente. 
En nuestro país, las pequeñas y medianas editoriales hacen un esfuerzo tremendo por dar voz a numerosos autores con propuestas de lo más variado, y los lectores de género están cada vez más movilizados. Sin ese sustrato es imposible que lleguen a existir obras mayores, porque un autor se construye poco a poco, dentro de un contexto vivo que le compense económica y socialmente, como lleva sucediendo en Estados Unidos desde los años 40. Sin embargo, en España, las ventas medias de una novela de fantasía para adultos rara vez superan los mil ejemplares, y de la ciencia ficción mejor no hablar. Creo que nuestras novelas y relatos solo podrán ir ganando nivel si el techo de ventas del género sube varias veces. 
 

CJ: ¿De qué manera crees que las nuevas tecnologías han influido en la relación entre autor y lectores, y entre las editoriales y su público?
SR: La han revolucionado totalmente, en algunos aspectos para bien, y en otros para mal. Actualmente, las editoriales buscan más proyectos con personas con una fuerte presencia en redes sociales que con escritores que no la tengan. Por otra parte, la comunicación directa mediante tantos canales, en tiempo real, es algo que nunca había sucedido, y es fantástico poder estar al corriente de las actualizaciones de nuestros escritores internacionales preferidos.   
 

CJ: Imagina que tienes una varita mágica ¿Qué cambiarías en la industria editorial española? 
SR: Me gustaría que las editoriales redujeran drasticamente el precio del libro electrónico y que los lectores hicieran un consumo responsable de este. Y, puestos a pedir, que se publicaran más libros de humor. 
 

CJ: No puedo dejarte marchar sin preguntarte por tus proyectos futuros. ¿Qué será lo próximo que salga de tu pluma que podremos disfrutar?
 SR: Probablemente será un libro de microrrelatos de fantasía oscura. 
 


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​Entrevista a Jesús Cañadas: “Fermín Salvochea es material de leyenda”

9/21/2017

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 Alexander Páez
 
 
Jesús Cañadas (Cádiz, 1980) se formó en ingeniería técnica en la Universidad de Cádiz, se licenció en documentación por la Universidad de Granada, y obtuvo el máster en gestión cultura por la Universidad de Deusto, la Universidad de Gotinga, y la Universidad de Osaka. Publicó su primer relato en 2003, cuando residía en Italia, en la revista Asimov Magazine, y desde entonces ha publicado textos breves en Aurora Bitzine, Miasma, así como en las antologías Calabazas en el Trastero, Ácronos, Fantasmagoria, Charco Negro y Presencia Humana. Publicó su primera novela en 2011, El baile de los secretos, en la editorial Grupo AJEC, y quedó finalista a Mejor Novela en los Premios Scifiworld. En 2013 publicó Los nombres muertos en Fantascy (Penguin Random House). Su tercera novela Pronto será de noche, se publicó en 2015 en la colección Insomnia de la editorial Valdemar. Entre 2015 y 2016 estuvo en el equipo de guionistas de la productora Globomedia, donde co-escribió la segunda temporada de Vis a Vis, para Antena 3. Su próxima novela, Las tres muertes de Fermín Salvochea se publica el 05 de octubre en Roca Editorial, y promete un paseo por Cádiz de la mano de cuatro entrañables protagonistas.

 
Alexander Páez: Hola, Jesús. Vamos a romper el hielo. ¿Qué pregunta te hacen siempre en las entrevistas, que odias que te hagan?
Jesús Cañadas: Precisamente la que me haces tú al final: ¿cómo ves el panorama actual del género fantástico en España?

 
AP: ¿Y la que nunca te hacen que te gustaría que te hicieran?
JC: Me gustaría que me hicieran esta: ¿qué estás haciendo para mejorar el panorama actual del género fantástico en España?

 
AP: Tu nueva novela, Las tres muertes de Fermín Salvochea vuelve sobre una idea con la que ya jugaste en tu segunda obra, Los nombres muertos, el biopic ficcionado mezclado con género fantástico (terror y fantasía). ¿Qué se va a encontrar el lector neófito de tu obra en esta novela?
JC: En realidad no creo que Las tres muertes de Fermín Salvochea vuelva al terreno de Los nombres muertos. De hecho, el motor que mueve la trama de Salvochea es el diametralmente opuesto, aunque no te voy a decir cuál es.
Lo que el lector se va a encontrar es una mezcla de costumbrismo y género, en la línea de otras ficciones como la serie El Ministerio del Tiempo, la novela Salem’s Lot o la reciente película Verónica. Un grupo de chavales de barrio en el Cádiz de principios del Siglo XX que se enfrentan a una amenaza terrorífica; aunque quizá no la que piensan en un primer momento.
De todos modos, y parafraseando una cosa que me dijo hace poco Elia Barceló (la autora de El Color del Silencio entre otras mil novelas excelentes), lo que se van a encontrar es una novela de Jesús Cañadas, con lo bueno y con lo malo. A ver si les mola.
 

AP: Es más, hemos pasado de una novela apocalíptica oscurísima y con una prosa seca, dura y directa, a una novela de aventuras en tu ciudad natal. ¿A qué se debe el cambio?
JC: No hay una razón concreta, más allá de no querer repetirme. Escribir una historia que se moviese en las mismas coordenadas que Pronto será de noche o Los nombres muertos habría sido muy aburrido. Y aunque suene muy loser, yo escribo sobre todo para pasármelo de puta madre.
 

AP: ¿Por qué Cádiz y no, Berlín, Amsterdam, Nueva York o Buenos Aires? ¿Qué tiene la ciudad gaditana que tanto te apasiona?
JC: Junot Díaz decía algo así como: “hay cabrones que pueden mantener una conversación entera en élfico pero se llevan las manos a la cabeza si metes tres palabras en español”. Cádiz no tiene nada que envidiarle a Góndor, a Desembarco del Rey o a Nueva York, al menos desde mi punto de vista, que desde luego no es objetivo.
Me apetecía una novela que visitase la ciudad donde nací. Quería saber si sería capaz que pasar un sitio tan luminoso como Cádiz por el tamiz de mis inquietudes, de las mierdas que me gustan: trama de misterio, componente fantástico, toque gótico… si lo he conseguido o no, es algo que tienen que decidir los lectores.
 

AP: ¿Nos puedes hablar un poquito más sobre quién fue Fermín Salvochea?
JC: En una frase: Fermín Salvochea es material de leyenda. En Cádiz, hasta el cani más poligonero conoce su nombre. Fue un alcalde muy famoso en la ciudad, el alcalde anarquista en los tiempos de la Primera República, y se le recuerda como un héroe del pueblo, un revolucionario que se llenó las manos de pólvora y de sangre, siempre del lado de los pobres.
Insisto: ¿qué coño tiene George Washington o Churchill que no tenga Salvochea? ¿Qué coño tiene el presidente de los estados unidos que no tenga el alcalde de Cádiz? Esa fue la idea que puso en marcha la novela, hacer una historia de leyenda con un hombre de leyenda.
Luego vino la parte de escribirla, que es lo jodido.
 

AP: Tus personajes en la novela son un grupo de cuatro niños que se enfrentan a misterios que les superan. ¿Hay un pequeño homenaje/inspiración de las pelis ochenteras y noventeras, o es mi retorcida mente que se lo imagina?
JC: Las tres muertes de Fermín Salvochea es hija directa tanto de IT como de Una pandilla alucinante, pasando por El Cuerpo o, en términos de estilo, la trilogía de El Mapa del Tiempo. Pero eso es solo el principio. Hay capas y capas de guiños en la novela, algunas tan privadas que probablemente sólo entenderán mi hermana y mi madre. Por supuesto, ninguno de estos guiños es necesario para disfrutarla. Son cosas que he metido porque me da la gana, para divertirme mientras redacto.
 

AP: La paternidad es uno de los grandes temas de la novela, y en general con un tono trágico. ¿A qué se debe?
JC: Probablemente a que me estoy haciendo viejo. La gran virtud de la literatura fantástica es su componente alegórico, su capacidad para colocarnos un espejo delante y hablarnos de nosotros mismos. En este caso, por más brujas y piratas y vampiros y demonios que pululen por la novela, al final no es más que la historia de un hijo que deja de creer en su padre y tiene que saldar cuentas con la idea que tenía de él; que es algo que más o menos nos ha pasado a todos. En ese sentido, y aunque esto no pase de lo anecdótico, la novela me ha servido a mí para saldar cuentas con la memoria de mi propio padre.
 

AP: ¿Cómo ha sido el proceso de documentación para la novela? ¿Alguna anécdota que puedas compartir con nosotros?
JC: Pues es una pena, pero he de decirte que la vida de los escritores es muy aburrida. Un escritor no es más que un tío en pijama sentado en su salón con la mirada perdida delante de una pantalla. Puede que dentro de su cabeza esté surcando la Bahía de Cádiz en un galeón volador mientras lo persigue un escuadrón de grifos británicos, como de hecho pasa en Las tres muertes de Fermín Salvochea, pero por fuera la cosa es más bien lamentable.
En ese sentido, el proceso de documentación no ha sido más que ponerme en contacto con profesores de la facultad de historia de Cádiz y hacerles preguntas. En realidad, la novela no es tanto histórica como ficción situada en una época concreta, nada más. Quiero decir que el Cádiz que se presenta en ella no responde a la idea del Cádiz del pasado que tenemos. Como dice Félix J. Palma, la novela plantea una suerte de mitología del sur, y no pretende dar ninguna pátina de realidad a lo que cuenta. Hay anacronismos a puñados, y los hay porque desde el principio decidí que la historia que quería contar debía situarse muy por encima de la Historia con mayúsculas.
 

AP: Por curiosidad, ¿qué ha sido lo que más has disfrutado escribiendo esta novela? ¿Y lo que menos?
JC: Lo que más he disfrutado es el abrazo.
Lo que menos he disfrutado es la muerte.
¿De qué cojones estoy hablando? Léetela y lo sabrás. A lo mejor hasta estás de acuerdo conmigo.
 

AP: ¿Qué opinas del panorama actual del género fantástico en España, a nivel de autores nacionales y editoriales que publican hispanohablantes?
JC: Te voy a responder a la pregunta que me habría gustado que me hicieras y que nunca me hacen: pelearme. Pelearme con todo el mundo para que los escritores de género nos acerquemos un poquito más a la profesionalización. Pelearme con la página en blanco para exprimirle historias que, si bien no creo que vayan a cambiar la vida de nadie, son las más honestas y las mejores que puedo escribir. Partirme la cara para dignificar un género que en literatura está pidiendo a gritos que lo dignifiquen, y que ya está dignificado en otros formatos: películas, series, cómics, etc. Eso es lo que estoy haciendo por mejorar el estado del panorama del fantástico en España, que la verdad, no está mal pero tiene mucho margen para mejorar.
Por supuesto, esto no lo voy a conseguir yo solo. Pero, ah, ¿y si todos pusiéramos nuestro granito de arena? ¿Y si todos nos manchásemos las manos de sangre y pólvora como en su día hizo Fermín Salvochea en Cádiz? ¿Y si nos dejáramos de mierdas y nos partiéramos la cara todos y todas por tener el mejor fantástico posible?
 
​
AP: ¿Se mete uno a escribir por dinero?
JC: No. Pero si tienes la menor aspiración de profesionalizarte, el dinero tiene que estar en la ecuación. Tienes que comportarte como un profesional si quieres que te traten como uno. Y los profesionales cobran.


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​Los discapacitados destruyen la ciencia ficción

9/20/2017

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Hugo Camacho
 
 
Hace un par de años (hablamos de 2015), la revista Lightspeed Magazine lanzó un proyecto en Kickstarter que llevaba por nombre Queers Destroy Science Fiction y que nació con la intención de dar voz a autoras no heterosexuales que escribieran relatos de ciencia ficción y artículos relacionados en los que se incluyese el tema de la identidad de género dentro de la narrativa. El éxito fue tal que no solo se editó dicha antología, sino que además se hicieron el Queers Destroy Horror, Queers Destroy Fantasy e incluso un Queers Destroy Filk. El año siguiente llegó, no con menos éxito, el People of Colo(u)r Destroy Science Fiction (con sus consiguientes Horror y Fantasy) para incluir narrativas no blancas en los géneros fantásticos. Y todo ello en medio de (o a pesar de) la polémica de los Premios Hugo desatada por la caverna de los Sad Puppies y Rabid Puppies, ni más ni menos. Como opté por centrarme en los proyectos y no en la repercusión que pudiese tener entre el trolerío racista, no puedo comentar mucho al respecto y tampoco se merecen mi tiempo ni mi atención.
Pues bien. A principios de verano me llegó un email de Lightspeed en el que anunciaban que habían pasado el testigo a Uncanny Magazine para crear el Disabled People Destroy Science Fiction, es decir, lo mismo que los otros Destroy, pero hecho por gente con discapacidad.

Pequeña aclaración antes de continuar: Uso el término «discapacidad» y no «diversidad funcional» por tres motivos: uno, para que todo el mundo entienda de qué estoy hablando; dos, porque la palabra disabled en inglés (que en mi opinión carece de ese matiz peyorativo que parece que tiene en castellano) se utiliza en este proyecto para no dejar fuera a nadie y aglutinar a todo tipo de condiciones, ya afecten estas a la movilidad o a los sentidos, o tengan que ver con algún tipo de enfermedad más o menos incapacitante; y tres, que por mi condición de sordo poslocutivo yo mismo no me sé identificar como «diverso sensorial» (se me hace raro), «minusválido» (eso sí que es ofensivo) o «retrón» (es demasiado nuevo para mí, aunque tiene su gracia). Dicho esto, sigamos.
Considero que Disabled People Destroy Science Fiction es importante a muchos niveles por dos factores fundamentales: pide incluir la discapacidad en la narrativa y lo hace al tiempo que reclama un espacio en la ciencia ficción.

Parece que tradicionalmente para los autores de ciencia ficción ha resultado más fácil crear alienígenas, ciborgs o mutantes que no seres humanos con discapacidad y una voz propia más allá de su condición. En todo tipo de literaturas, no solo la fantástica, la representación de la discapacidad parece responder siempre a los mismos cinco estereotipos:
​
 a) El discapacitado que es el protagonista de una historia de superación que inspira a los «enteros» y que genera un montón de frases bonitas para compartir en redes sociales.
 b) El mentor del Pequeño Saltamontes al que enseña muchas cosas a pesar de su condición (sic).
 c) El que solo tiene voz como víctima.
 d) El que encuentra una cura mágica y deja de serlo.
 e) El que está tan enfadado por culpa de su discapacidad que se convierte en villano (aquí entrarían también todas aquellas personas con problemas mentales que se transforman en asesinos y cosas por el estilo).

Hasta el momento, y salvo honrosas excepciones, esta ha sido la manera de mostrar la discapacidad y quizá ya va siendo hora de cambiarlo. Lo que este proyecto reclama, además, es que seamos nosotros mismos quienes tomemos la iniciativa y no dejemos que sean otros los que cuenten la historia por nosotros porque corremos el riesgo de seguir siendo representados en base a los mismos tópicos. En uno de los artículos titulado «Constructing the Future» («Construyendo el futuro»), Derek Newman-Stille dice: «En la ciencia ficción tenemos un espacio en el que podemos reclamar algo que es importante para las personas con discapacidad: imaginación. En la ciencia ficción es posible imaginar de otra manera, pensar en nuevas posibilidades en lugar de cerrarnos a ellas diciendo que no son posibles. Los discapacitados podemos recuperar nuestros futuros de la misma manera en que hacemos todo lo demás en un mundo capacitista: con vulnerabilidad. Podemos blandir nuestra vulnerabilidad como una herramienta para escribir, para llevar con nosotros a nuestros lectores a un viaje por un espacio vulnerable en el que puedan cuestionar el sistema capacitista que hay a nuestro alrededor.» La idea es que imaginemos otros futuros que el que la sociedad capacitista imagina para nosotros: un futuro sin sanidad ni trabajo, ni espacio para quien quiera aportar, o incluso un futuro eugenésico en el que las taras han sido erradicadas.

Pero ¿por qué tanto hincapié de un tiempo a esta parte con el tema de la representación? ¿Es que no leemos precisamente para vivir otras vidas? Por supuesto. Y eso está muy bien. Incluso podría entrar dentro del eterno debate de la literatura escapista contra la literatura de monóculo y jersey de cuello de cisne, si mucho me apuras. Pero es algo que va más allá. El verte reflejado en las palabras de otro, a través de unos personajes que interactúan con otros sin repetir estereotipos, tiene un efecto sanador que te ayuda a reconciliarte contigo mismo y aprender que eres valioso tal y como eres. Si no te ves reflejado en los productos culturales que consumes, tienes la sensación de que tienes algo que te hace desaparecer del imaginario colectivo. Y ese algo que hace que no te sientas parte del entorno está enraizado en tu propio cuerpo. Lo tienes y no te lo puedes quitar.

En el proyecto Disabled se pueden leer varios artículos en los que los autores explican que un libro o una película en concreto los han ayudado a entenderse mejor, y ese es precisamente el valor de dicho proyecto. Porque, ¿dónde si no se pueden ver mejor los prejuicios o las ansiedades de la sociedad si no es en la cultura popular? Además, no solo ayuda a que los discapacitados se vean a sí mismos y se rompa el estereotipo, sino que puede ayudar también a los que no tienen ninguna discapacidad a disponer de más armas, si algún día esta les llega. Y a encontrarse a menos gente que no los entienda.

Ya he dicho un poco más arriba que la representación de la discapacidad en la ciencia ficción es, cuanto menos, discutible y que si nos quejamos de que hay pocas mujeres en el mercado, con los discapacitados (o al menos los que han salido del armario, porque recordemos que no siempre es visible o no todo el mundo quiere/necesita identificarse como tal) es todavía más flagrante. También se puede dar el hecho de que muchos autores prefieran no meterse en berenjenales a la hora de escribir  sobre el otro, especialmente en esta era del linchamiento exprés y poco meditado en las redes sociales. Pero lo que Disabled pone sobre la mesa es por qué no hay más discapaditados que escribamos sobre nosotros mismos.

En un artículo del 23 de agosto que The Huffington Post dedica al proyecto, una de las editoras, Nicolette Barischoff, expresa diferentes motivos. El primero es que ya estamos quemados antes de empezar porque desde siempre se nos ha impuesto la noción de que tenemos que escribir sobre nuestra experiencia sintamos o no la inclinación a hacerlo. Son los demás los que te piden «escribir tu historia», pero ya saben cuál es y qué etiqueta le van a poner cuando incluyan tu texto en un proyecto benéfico para recaudar fondos y coger polvo en la estantería. Otro motivo es que cuando se escribe sobre discapacidad esta es lo único que importa, y da lo mismo si el texto está bien escrito o no. Esto sucede porque los «enteros», ya sean lectores o escritores, no están acostumbrados a estar en una misma habitación con la discapacidad y mostrar normalidad. Para ellos, la discapacidad funciona exactamente igual que la escopeta de Chéjov que, si aparece en la historia, tiene que hacer algo más adelante y colmar las expectativas del lector o de lo contrario hay que quitarla porque nada de lo que ocurre en una historia puede ser accidental. En realidad este hecho solo responde a la necesidad del escritor «entero» de justificar la existencia de la discapacidad y que así pueda cumplir una función satisfactoria dentro de su universo. Para el «entero», la respuesta de que los discapacitados quieren existir en la narrativa porque también existen en el mundo real, no es satisfactoria porque su función es la de mostrar su condición o, si no, no tenerla. Hay que encontrar la manera de conseguir que, cuando aparezca un personaje discapacitado o enfermo, no se produzca ese mecanismo.  La cuestión es que no queremos que nuestros cuerpos (y aquí incluyo la mente) sean el foco de todas los relatos en los que aparecemos, incluso cuando somos protagonistas. Es más: especialmente cuando somos protagonistas, porque al haber vivido en esos cuerpos toda la vida, estos no son fuente de conflicto para muchos de nosotros.

La representación y la narrativa ayudan a conformar el mundo en el que vivimos. Creo sinceramente que Disabled ayuda a los discapacitados a reclamar el espacio narrativo, a pedir personajes con los que nos sintamos identificados y a los que les pasen las mismas cosas que les pasan a los demás porque en la vida real también es así. Y es importante porque abre la puerta a que seamos nosotros mismos los que llevemos la voz cantante a la hora de cambiar la manera en cómo nos ve el mundo.
Si volvemos al terreno específico de la ciencia ficción, en su artículo «Instant Demotion in Respectability» («Degradación instantánea de la respetabilidad»), Bogi Tácaks explica que cada vez que quiere promocionar algo que es relevante en su relación con la discapacidad en el fándom, a menudo se encuentra gritando contra una pared y se da por vencida hasta la siguiente vez en la que alguien le dice: «anda, pues nunca he oído que ningún discapacitado mencionara eso antes». Dice que como queer ya es objeto de todo tipo de discriminación, pero que estas se multiplican por el hecho de ser discapacitada, porque la discapacidad está al final de la cola de la respetabilidad. En este sentido, se espera que Disabled ayude a que cambie la balanza y nos encontremos más debates sobre discapacidad en los que sean los propios discapacitados los que propongan el tono, los temas y el contexto de la discusión. De hecho, ya existe el movimiento #AccessibleCons que pide que haya una mayor accesibilidad en las convenciones. En mi propia experiencia en el equipo organizativo de la Eurocon de Barcelona tengo que decir que no encontré ninguna traba al respecto por parte de mis compañeros, todo lo contrario, y creo que se cumplió bastante con la accesibilidad. ¿Cómo no iba yo a reclamarla si por norma general no me entero cuando voy a presentaciones o charlas (gente: si os ponen un micrófono delante, usadlo y no preguntéis si podéis dejarlo de lado)? ¿Iba a organizar algo a lo que yo mismo no iba a poder asistir? Si no se llegó al 100% y nos quedamos en el 95% fue porque no se hizo ninguna reclamación concreta y entiendo que fue porque nadie la necesitó. Si necesitas algún tipo de ayuda o mejora en los actos a los que vas para que sean accesibles para ti y estás leyendo esto, por favor: reclámalo para que la organización sea consciente y ponga medidas. Por ti que no quede.

Entonces, ¿qué hacemos a partir de ahora? Si eres discapacitado (en el amplio espectro que ya he nombrado más arriba), ponte a escribir y domina tú la narrativa. Que no te la impongan. Si no lo eres y no quieres escribir sobre el tema, no pasa nada. No estamos aquí para imponer cuotas porque no creo que sean necesarias. En general el debate con el tema de la representación de las mujeres o la identidad de género creo que es bastante bajo por culpa de la inmediatez de la red, el aceleracionismo y porque se centra en tonterías y no en las cosas de verdad importantes. Si se quiere escribir sobre algo o incorporando una cierta narrativa, la receta es la misma de siempre: empatía. Es más, sirva esto como llamada a las armas para alcanzar una representación plena y no solo «para lo mío» y volviéndonos locos.

Y si alguien quiere que hagamos algo parecido a Disabled (mi pila de trabajo y de temas pendientes se acaba de tirar por la ventana), hablemos.
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¡Ah!, por si os queda la duda, os diré que Disabled People Destroy Science Fiction ha recaudado una cantidad muy parecida a la de sus predecesores y que incluso se hará un Disabled People Destroy Fantasy.

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Lavie Tidhar: el hombre que sueña despierto

5/8/2017

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Por Cristina Jurado


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A nadie debe extrañar que una de las obras más elogiadas de Lavie Tidhar, Un hombre sueña despierto, se haya traducido al español. Es una historia tan potente, tan provocadora y relevante, además de estar escrita de manera hermosísima, que no pude por menos que aplaudir a la editorial Kailas por su decisión. El año pasado, los visitantes del Festival Celsius de Avilés tuvieron la oportunidad de encontrarse con al autor británico-israelí, quien aprovechó el evento para anunciar la llegada a nuestro país de la novela.
 
Me resulta difícil etiquetar Un hombre sueña despierto sin caer en inexactitudes: no se trata de ciencia ficción o fantasía per se, pero es un tipo de historia alternativa o, más bien, de especulación sobre un pasado alternativo. El autor crea una historia dentro de otra aterradora, mostrando el valor de la fantasía y la imaginación como herramienta de supervivencia. La historia aterradora sigue los pasos de un escritor judío de obras pulp, Shomer, en un campo de concentración, mientras que la segunda historia explora la posibilidad de que un Hitler-Mr. Wolf derrotado se haya exiliado en el Reino Unido y malviva trabajando de investigador privado. Este es un libro sobre una transformación interior: Shomer transciende el horror del campo de concentración empleando su imaginación y Wolf se convierte en aquello que odia más.
 
Me relaciono con Lavie desde hace unos años. La originalidad de sus ideas, la belleza de su prosa, la relevancia de sus narraciones son hechos objetivos que cualquiera puede comprobar. Pero mi experiencia con él me ha enseñado que es uno de los autores más generosos y amables que conozco. Recientemente colaboró desinteresadamente en WhiteStar, la antología de relatos basada en el universo de David Bowie publicada por Palabaristas y cuyos beneficios han ido a parar enteramente a la Asociación Española Contra el Cáncer.
 

Cristina Jurado: Utilizar un personaje histórico en una historia es siempre una empresa arriesgada, pero trabajar con Hitler (Mr. Wolf en el libro) me parece una tarea casi imposible. Por qué decidiste desarrollar una historia alrededor de una versión alternativa de una de las figuras más odiadas de la historia moderna?
Lavie Tiddhar: Para ser francos, ¡intenté evitar escribir este libro! Porque, tienes razón, parecía una insensatez. Creo que empecé a pensar en ello en el invierno de 2011 y después me pasé dos años intentando con todas mis fuerzas no escribirlo. Entonces, una noche me rendí y escribí la primera frase que me había perseguido todo ese tiempo (“She had the face of an intelligent Jewess”) y ya no volví la vista atrás. Cuando me senté a escribirlo, la historia fluyó muy rápidamente. Fue bastante surrealista: escribía mayormente desde la medianoche hasta las tres de la mañana. ¡Era muy extraño pasar todo aquel tiempo con Adolf Hitler!
            Una frase desechada de una novela de Philip Kerr, que creo recordar, hablaba de cómo Hitler podía haberse convertido en un detective privado me dio pie del libro. Se me ocurrió que si alguien podía escribir esta idea sin morir en el intento posiblemente sería yo. Obviamente quería utilizarlo como una manera de hablar sobre el Holocausto, nuestra historia real.
            Creo que salí indemne, más o menos. Pero todavía me maravilla que se publicase, y cuando la gente comenzó a apreciarlo y se empezó a traducir en varios países… el momento anterior a la publicación fue horrible, porque esperaba que me dijeran que era un error, que el libro nunca saldría. Me parece totalmente surreal que esté ahí fuera.

 
CJ: Elegir un narrador en primera persona para contar la historia desde el punto de vista de Wolf y la tercera persona para que la narración avance y para contar las vicisitudes de Shomer, creo que es una decisión muy pensada y valiente. ¿Por qué lo decidiste así?
LT: Solo hay unas pocas voces narrativas en el libro. De hecho, en el primer borrador, había demasiadas y tuvimos que cortar una par de ellas completamente. Sentí que necesitaba el diario de Wolf, la voz en primera persona, para entrar de verdad en su cabeza, pero también necesitaba escribir alguna de sus secciones en tercera persona para sacar un poco al lector para que lo viera desde el exterior. Las secciones de Shomer se desarrollan en una voz diferente, más poética, en contraste con la parodia dura de las secciones dedicadas a Wolf. No se pueden tener las secciones de Wolf sin Shomer. Una es fantasía y la otra es la realidad. Tienes que anclarte en el mundo real incluso si estás intentando escaparte de él desesperadamente. Si no, todo se cae.

 
CJ: ¿Puedes explicar a los lectores españoles qué es el “Stalag” y cuál es su influencia en Un Hombre Sueña Despierto?
LT: Claro… se trataba de bolsilibros que surgieron en Israel en los 60 y 70, libros de tapa blanda muy baratos que se vendían bajo cuerda en los kioskos, nunca en las librerías, con historias muy gráficas sobre los campos de concentración. Los prisioneros nunca eran judíos sino prisioneros de guerra y los guardias eran mujeres Nazi sádicas ¡que los utilizaban para su gratificación sexual! Existían películas con temática de “Nazi-explotación” en los 70 en Italia, cosas que se titulaban Ilse, la Mujer-Lobo de las SS y Salon Kitty, y había hasta un editor en Australia que se especializaba en este tipo de libros extraños de bolsillo. Pero en Israel era todo un fenómeno, y las escribían autores israelíes bajo pseudónimo (“Mike Longshott” era uno que, además, tomé prestado para mi escritor pulp de Osama). Son obras muy raras. Me parece que era una manera de tratar el Holocausto, ¿sin hablar sobre él? No sé. Aparentemente toda una generación de muchachos israelíes creció con esos libros, que constituyeron una primera forma de exposición a lo erótico. Hoy en día se trata de raras piezas de coleccionista, pero en aquellos tiempos se vendieron miles y miles de copias. Todo esto, parcialmente inspirado por leer sobre la transformación del nazismo en pornografía durante mis años universitarios, bullían en mi mente mientras escribía. Era un tipo de conflicto muy potente y primario. De hecho, me obsesioné tanto con el libro que terminé escribiendo una parodia “Stalag” al mismo tiempo que la novela. Se titula Lujuria de la Esvástica, y se publicó únicamente en una edición  de limitada PS Publishing. ¡Es muy, muy mala! Con esto quiero decir que yo creo que es muy divertida, pero es verdaderamente muy difícil escribir pulp malo a propósito. Pero es una parodia (sospecho que todo lo que hago es una especie de parodia) y me hizo reír. Me alegro de no tener que escribirla de nuevo.

 
CJ: Has mencionado que la sección dedicada a Shomer es más como poesía. Entonces, la poesía es la realidad y la prosa, la fantasía. ¿El poder del arte es el de ser capaz de sobrevivir ante situaciones extremas?
LT: No sé si puedo responder a eso, pero creo que es una de las preguntas que plantea el libro. De alguna manera, pienso que trato el poder escapista de la fantasía y si ello es siquiera posible, en obras como Osama, The Violent Century y Un Hombre Sueña Despierto.

 
CJ: La literatura de ciencia ficción y fantasía está muy comprometida hoy en día con la política, lo que revela que nuestra sociedad está sufriendo una importante transformación. ¿Crees que la historia alternativa es una buena manera de analizar con calado el creciente populismo?
LT: Solo puedo hablar por mí y no estoy totalmente convencido de que Un Hombre Sueña Despierto sea ciencia ficción o fantasía y, en cualquier caso, no se publicita como tal. Para mí, personalmente, la respuesta es que sí. Empleo una mezcla de historias alternativas y estados alterados de la mente para tratar de hablar sobre temas contemporáneos. El trasfondo de Un Hombre Sueña Despierto, por ejemplo, se basa en la emergencia actual del nacionalismo y de los elementos de la extrema derecha que preceden el Brexist o la llegada de Trump, algo que se me hizo muy evidente cuando volví a l Reino Unido en 2011. Por ello, nada de lo que ha sucedido desde la publicación del libro me ha sorprendido particularmente.

 
CJ: España ha vivido bajo una dictadura hasta la mitad de los años 70 y se mantuvo de alguna manera aislada del resto de Europa durante décadas. ¿Qué crees que Un Hombre Sueña Despierto puede proporcionarle un lector español?
LT: Ya he dicho en alguna ocasión que me siento muy influido por autores españoles. Gente como Manuel Vázquez Montalbán me enseñó que puedes escribir de forma políticamente comprometida, y entretener, al mismo tiempo, con historias arraigadas en la ficción popular. Me he inspirado en la manera en la que consiguen eso no solo autores españoles sino latinoamericanos como, por ejemplo, el mexicano Paco Ignacio Taibo II. Me parece que el libro tiene un toque español al tratarse de una novela negra que funciona tanto a favor como en contra del género y, algunas veces, lo ignora completamente. Y, por supuesto, creo que la temática puede interesar a cualquiera en Europa en estos momentos.
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CJ: ¿Puedes compartir con nuestros lectores tus proyectos futuros?
LT: ¡Va a ser un poco complicado! Lo próximo es algo sobre lo que estoy entusiasmado, porque es un poco diferente. Se trata de una serie que se publicará online en una página bastante importante. Cada episodio estará ligado a un artículo formado por prominentes científicos o escritores de temas científicos, acompañados de arte original para cada episodio. Es una oportunidad para hablar de temas como el cambio climático, las energías renovables, cómo podemos sobrevivir y adaptarnos, y cuál es nuestro lugar en este planeta. Va a tener una gran difusión y me parece relevante en relación al momento en el que vivimos. Esto es por lo que respecta a este año. No puedo revelar mucho porque no se ha anunciado todavía. Asimismo, seguiré publicando mis relatos en diversos sitios. Por otro lado, este año es particularmente interesante para mí porque tanto Central Station como Un Hombre Sueña Despierto van a publicarse en varios países, desde Polonia hasta Japón. Me hace muy feliz ver que esos libros estén teniendo una distribución tan amplia.
En lo que respecta a las novelas, de nuevo, no puedo hablar mucho. Tengo un par de ellas a la cola, y creo que el 2018 va a ser estupendo pero ¡tendremos que verlo! Una de las novelas, que es algo muy diferente, ya ha sido elegida para ser publicada en Italia, Alemania y Francia. Espero también que mi novela gráfica Adler, largamente aplazada (una especie de Liga de las Damas Extraordinarias), vea la luz el año próximo pero ¿quién sabe? Y la película que escribí hace un tiempo para una productora israelí está actualmente buscando un director. En estos momentos acabo de terminar una suerte de Western muy extraño y estoy tanteando volver a un viejo proyecto, un misterio sobre un asesinato que tiene lugar en un Londres post-cambio climático. Además, también he terminado una obra de teatro de un acto basada en mi novela Osama. Ya sabes que me gusta mantenerme ocupado. 



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​José Antonio Cotrina: vocación por lo fantástico

5/3/2017

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Por Cristina Jurado
 
 
Las historias del vitoriano José Antonio Cotrina se reconocen desde lejos porque son un ejemplo de equilibrio entre la forma y el fondo. Si algo caracteriza la obra de este autor es la calidad de su prosa, precisa y fluida, la incontestable originalidad de sus ideas y la sólida armazón que sustenta sus historias. No es de extrañar, por tanto,  que haya cosechado numerosos galardones, como el premio UPC en 2000 por su novela ciberpunk Salir de Fase, el Ignotus al Mejor Relato por “La niña muerta” y a la Mejor Novela Corta por Amanecer (ambos en 2005), o el Alberto Magno por Mala Racha (2000), Argos (2005) y Luna de Locos (2007).
 
Cotrina sabe jugar con el lector: sabe proponer el juego, desplegar un tablero atractivo y congruente, y poblarlo de personajes creíbles con personalidades complejas y atractivas. Pero no se conforma con exponer lo evidente sino que descubre la otra cara de las cosas, el reverso, aquello que no se ve pero se intuye y, tal vez por eso, nos inquieta. Como en “Ocultos”, su relato más reciente recogido en la antología Verbum de Fata Libelli, o como en sus novelas: La Canción Secreta del Mundo (Hidra, 2013 y Palabaristas, 2016); Las Puertas del Infinito, escrito con Víctor Conde (Fantascy, 2016); Los Cuentos de Rocavarancolia #1, #2 y #3 (Palabaristas, 2014, 2015 y 2016); La cosecha de Samheim #1, #2 y #3 (Alfaguara, 2009, 2010, Hidra, 2011); La Casa de la Colina Negra (2006, Alfaguara); y Las Fuentes Perdidas (La Factoría de Ideas, 2003). Con un estilo elegante y una imaginación desbocada pero verosímil, este autor se ha lanzado en los últimos años a la literatura juvenil e infantil con títulos escritos a cuatro manos con Gabriella Campbell, como El fin de los sueños (Plataforma, 2014), El Día del Dragón (Naufragio de letras, 2016), El Cielo Roto (2017), o El Dios de las Alturas (2017).
 
A continuación os ofrecemos una entrevista con este escritor versátil y sorprendente que, haga lo que haga, continúa maravillando con su prosa y sus ideas.

 
Cristina Jurado: A todos los autores que entrevisto les suelo preguntar por su proceso creativo. Me fascina comprobar la metodología que cada escritor o escritora emplea para dar forma a una historia. En tu caso, ¿cómo se desarrolla ese proceso desde que se te ocurre una idea hasta que el manuscrito final llega a imprenta?
José Antonio Cotrina : Lo primero es la idea. Siempre tengo varias en danza, unas arraigan y otras no. Las voy ordenando según lo prometedoras que me parecen y las ganas que tenga de ponerme con ellas.
La primera fase de trabajo tiene lugar básicamente en mi cabeza: analizo la historia, sus puntos fuertes, los escenarios y los posibles personajes y los voy mezclando hasta conseguir un primer esquema que será la base de todo. Es un mapa mínimo que me servirá para orientarme y que además se convertirá en la columna vertebral de la obra; en ese primer proceso se me suelen ocurrir dos o tres escenas principales que luego tendrán una importancia capital en la historia. A veces se da la curiosa circunstancia de que puedo tardar mucho tiempo en escribir esas escenas en particular, en ocasiones (como sucedió con un par en concreto de El ciclo de la luna roja), hasta años.
Luego ya llega la fase de escritura propiamente dicha. Soy un escritor lento, aunque no lo parezca. Soy mucho de escribir, volver atrás, releer lo escrito en los últimos días y repasarlo todo hasta que me quedo a gusto, hasta que noto el texto fluido. No es una metodología que recomiende a nadie, se pierde bastante tiempo. Sobre todo porque llegados determinados puntos en la novela vuelvo al principio y repaso toooooodo lo escrito hasta entonces. (Repito: no es un modo de trabajo que recomiende a nadie. La sensación de no avanzar puede ser frustrante a veces).
Una vez termino el primer borrador se lo entrego a los lectores cero que tengo cautivos en el sótano y lo dejo en reposo mientras lo leen. Después, con sus indicaciones ya delante y mis propias percepciones, toca el proceso de corrección. Muchos escritores lo odian, a mí me encanta. Ahí es cuando todo va tomando verdadera forma.
A continuación toca moverlo por editoriales, cruzar los dedos, hacer sacrificios a los dioses oscuros y armarte de paciencia.
 
CJ: Saber qué tipo de autores fuera del género te influyen creo que da mucha información sobre un autor. ¿Podrías compartir cuáles son?
JAC: Leo de todo. Está claro que por vocación tiendo más al fantástico, es natural, pero también suelo hacer incursiones en la literatura realista. Me encanta la literatura rusa, por ejemplo, Dostoievski es uno de mis escritores favoritos; Crimen y castigo  y El idiota me parecen obran maestras, al igual que Pabellón de cáncer de Solzhenitsyn o Lolita de Nabovok.  Por mencionar otros autores, disfruto mucho con Dickens, Franzen, Nooteboom y Saramago. De vez en cuando picoteo también novela histórica y ahí me quedo con Hilary Mantel (En la corte del lobo es magnífico) y Bernard Cornwell (su trilogía sobre el rey Arturo me encantó). Hace poco descubrí a Torrente Ballester y se ha convertido en uno de mis escritores favoritos, fuera de La saga fuga de JB (que se puede considerar género), me ha deslumbrado con Los gozos y las sombras, hacía tiempo que no disfrutaba tanto de la lectura como con esos libros.
Y probablemente una vez se publique la entrevista caeré en la cuenta de que no he mencionado a X o a Y, lo que consideraré algo imperdonable. Siempre me pasa.
 
CJ: Has escrito varios libros con otros autores, en concreto con Gabriella Campbell y con Víctor Conde. ¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar con ambos? ¿De qué manera os organizáis para trabajar a cuatro manos?
JAC: Casi por pura inercia con ambos.  Víctor y yo tenemos cierta afinidad temática, hasta estilística en algunos momentos. Me encanta cómo escribe y me encanta su imaginación. Coincidimos en una firma en la Feria del Libro de Madrid y entre dedicatoria y dedicatoria comenzamos a hilvanar lo que luego fue el germen de Las puertas del infinito.
Con Gabriella es un placer colaborar, tiene un talento extraordinario y lo demuestra en cada cosa que hace (y no, no lo digo porque seamos pareja, solo tenéis que echar un vistazo a su blog o leer sus cuentos y poesías para daros cuenta). Dadas las circunstancias, era inevitable que pusiéramos en marcha proyectos en común.
El proceso de escritura de El fin de los sueños y Las puertas del infinito fue bastante similar. Para ambas novelas elegimos una estructura que facilitara el trabajo a cuatro manos: en las dos hay dos protagonistas claros, y cada uno de nosotros se encargaba de los capítulos narrados desde el punto de vista de uno de esos personajes. Por supuesto hablamos mucho sobre la trama y su desarrollo y tenemos siempre claro hacia dónde nos dirigimos. También hay mucha reescritura y mucho trabajo sobre el texto de tu colega para conseguir en lo posible cierta uniformidad de estilo.
Si alguien tiene más curiosidad en saber más al detalle cómo nos manejamos Gabriella y yo a la hora de escribir a cuatro manos, aquí tiene un enlace a un artículo en su blog donde habla del asunto: http://www.gabriellaliteraria.com/escribir-a-cuatro-manos/
 
CJ: Como autor que cultiva la literatura fantástica juvenil – La casa de la Colina Negra, El ciclo de la Luna Roja-. ¿Qué tienes en cuenta a la hora de escribir para un público joven?
JAC: No hago muchas distinciones cuando escribo para jóvenes o para adultos. En lo único que me contengo es en la violencia y el sexo, pero eso no significa que rehúya de ellos cuando me dirijo a un público más joven, simplemente lo enfoco de otra manera.
Intento que mis novelas juveniles no estén descafeinadas, trato los mismos temas que en mis novelas adultas y a veces hasta con más dureza (La canción secreta del mundo es un buen ejemplo de ello).
 
CJ: En tu obra fantástica suelen aparecer mundos paralelos plagados de seres que parecen salidos de sueños o, más bien, de pesadillas, plagados con referencias a la muerte. He leído que hay quienes afirman que hay una fuerte relación entre el sueño y la muerte porque ambas actividades suponen un cese de la conciencia (en el sueño, sería el sueño profundo). En el caso de tu obra ¿existe esa relación?
JAC: Mi obra, la mayor parte de ella al menos, trata de la dualidad, de las imágenes de los espejos, de la realidad y lo oculto y todo lo que hay a medio camino entre una cosa y otra; el sueño es la otra cara de la vigilia; en cierto aspecto es nuestro reverso, nuestro propio mundo oculto. En mis historias hay múltiples referencias a los sueños (hasta es el tema principal de El fin de los sueños, como deja claro el título), pero no lo relaciono con la muerte, al contrario, lo relaciono con la vida, con la imaginación y el proceso creativo. La muerte sería el cese de la creatividad, ahí no hay nada, es terreno estéril.
 
CJ: ¿Qué crees que debe tener un mundo inventado (worldbuilding) para que funcione en una historia?
JAC: Coherencia. Por muy disparado que sea el escenario que creas, tiene que ser coherente. Cuanto más verosímil, mejor; cuanto más real, mejor. Tienes que tener unas reglas de juego muy claras y el lector tiene que estar al tanto de ellas cuanto antes, luego puedes jugar con ellas, llevarlas hasta el límite y retorcerlas, pero nunca debes romperlas. Si lo haces se te derrumba todo.
El escenario de la historia, al menos en mis novelas, siempre ha tenido una importancia tremenda, al mismo nivel que el argumento o los personales. Ha de ser llamativo, tener personalidad y profundidad, tiene que estar vivo.
 
CJ: Últimamente te has decantado por la literatura juvenil y la fantasía. ¿Tienes intención de retomar la ciencia ficción en el futuro?
JAC: No lo sé. Me considero escritor de género fantástico en sus tres vertientes: ciencia ficción, fantasía y terror. Disfruto igual de las tres, pero tal vez por mi bagaje se me ocurren más ideas en los dos últimos géneros que en el primero. Si se me ocurre alguna idea potente de cifi y que además me apetezca escribir, seguro que me pondré con ella.
 
CJ: ¿Qué dos consejos le darías a un escritor de fantasía que estuviera empezando?
JAC: Iba a hacer la típica coña de que ni lo intente, que se dedique a otra cosa, pero vamos a suponer que ya lo tiene decidido y que nada de lo que yo le diga va a convencerlo de que se eche atrás. Entonces: constancia y paciencia. Trabajar mucho, todos los días, intentar mejorar con cada nueva página, intentar superarte una y otra vez. Eso no va a asegurar que llegues a ninguna parte, pero al menos serás mejor de lo que eras cuando empezaste.
 
CJ: ¿Cómo ves el panorama actual de la fantasía, la ciencia ficción y el terror en español?
JAC: Efervescente.  Al menos esa es la impresión que me da a mí. Desde hace bastante tiempo veo aparecer por todas partes nuevos autores y nuevas editoriales con ganas de hacer cosas. Cada vez somos más o, por lo menos, cada vez hacemos más ruido. Y me parece estupendo, desde luego. Lo malo es que el mercado sigue siendo el que es, no ha crecido en consonancia con ese caudal de nuevos escritores y editoriales, y eso se nota. El número de lectores con los que contamos sigue siendo limitado, más allá del ocasional bombazo editorial, que, casi siempre, suele ser de autor no nacional.
Eso sí, tengo que reconocer que la evolución ha sido muy positiva en los años que llevo dedicándome a esto. El panorama no tiene nada que ver con el que me encontré cuando empecé. Espero que siga yendo a mejor.
 
CJ: ¿Puedes compartir con nosotros tus proyectos futuros?
JAC: Siempre estoy liado con mil cosas, quizá demasiadas. Ahora mismo estoy colaborando con Gabriella Campbell en dos proyectos de escritura conjunta. Estamos trabajando en las siguientes entregas de esa locura post-apocalíptica con galgo que es Crónicas del fin y, al mismo tiempo, para equilibrar tono, temática y conservar la cordura, estamos escribiendo la segunda parte de El día del dragón,  una historia de fantasía cómica para chavales a partir de once años. También me dedico a mis propios proyectos, hace poco rematé una novela juvenil de corte fantástico; ahora estoy escribiendo otra que espero tener acabada para después del verano, y continúo, poco a poco, paso a paso, con la segunda parte de La casa de la Colina Negra.  Esto es un no parar.
 
CJ: A algunas personas que tú conoces les pedí que te formularan una pregunta, bajo secreto de sumario. Para empezar, Víctor Conde te pregunta si te gustó el universo que creasteis para las Puertas del Infinito y si querrías volver a él algún día.
JAC: El universo de la novela me fascinó. Fue un subidón creativo trabajar en ese escenario exagerado y delirante que alberga tanto el Colapso de Rebeca como el Londres donde se mueven Logan y Riddly (sin olvidar el resto de mundos que aparecen en el libro). Lo del regreso no lo veo tan claro, básicamente por el modo en que termina la novela. Es una historia que no solo no precisa de continuación, sino que además esta iría en contra de la propia resolución de la obra.
 
CJ: Gabriella Campbell quiere saber: ¿Cuál sería tu mayor sueño como escritor? Me refiero a esa meta que, una vez alcanzada, te permitiera decir «vale, ya he conseguido todo lo que podía conseguir como autor en esta vida». Y no vale decir «contar el peor chiste del mundo en un libro», «crear universos fantásticos que ya están influyendo en nuevas generaciones de escritores» o «que los padres me echen broncas por hacer llorar a sus hijos», porque todo eso ya lo has hecho.
JAC: Suena mucho a meta terminal, a “Bueno, ya lo he conseguido todo, ahora puedo dejarlo”. Y eso da un poco de miedo. Conseguirlo todo equivale a que ya no te quede nada por lograr. Mi mayor sueño es continuar escribiendo durante mucho tiempo, seguir contando historias y, en la medida de mis posibilidades, hacer llorar a muchos lectores.
Y contar chistes cada vez peores. Porque siempre se puede contar un chiste peor.
 
CJ: Mariano Villarreal te pregunta si habrá continuación de Las fuentes perdidas, aprovechando la reedición.
JAC: Habrá más historias ambientadas en ese universo y, con suerte, volveremos a ver a alguno de los protagonistas de Las fuentes perdidas (de hecho, pudimos ver a Délano Gris de manera fugaz en La canción secreta del mundo), pero no habrá una segunda parte como tal de Las fuentes perdidas. Mi idea cuando concebí este universo es que me sirva para contar diferentes historias con diferentes personajes y que tanto unas como otros se entrecrucen. Eso sí, si todo va bien, todas las preguntas que se plantean en Las fuentes perdidas, y que no encuentran respuesta en ese libro, la tendrán en otras historias.
 


 
 


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​La Nave Invisible: luchando contra la infrarrepresentación de las escritoras de género

4/29/2017

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Por Cristina Jurado
 
 
De un tiempo a esta parte el esfuerzo colaborativo se han convertido en el motor de una serie de iniciativas destinadas a provocar cambios en nuestra sociedad, abogando por una mayor igualdad de oportunidades para todos. Precisamente en este tipo de actividades se enmarca La Nave Invisible, una página web colaborativa y feminista formada en su mayoría por blogueras que quiere acabar con la falta de visibilidad de las autoras en la literatura de ciencia ficción, fantasía y terror en español. Desde su inicio en 2016 no han dejado de trabajar desde las redes sociales para ofrecer una ventana que muestre los trabajos de autoras, traducidas o que escriben en español, proponiendo entrevistas, reseñas, fichas sobre las escritoras y colaborando con otras iniciativas para acercar trabajos de creadoras que antes eran poco o precariamente difundidos. Al tratarse de una labor grupal, hemos decidido realizarles una entrevista en grupo y aquí os enseñamos el resultado de lo que acabó siento una charla muy productiva.
 
Cristina Jurado: ¿Cuándo y por qué surgió La Nave Invisible?
La Nave Invisible: El cuándo fue a finales de abril de 2016, aunque el proyecto no empezó a moverse con fuerza hasta los primeros días de mayo. ¿Y por qué? En realidad hubo una conjunción de varios factores. Estábamos atravesando una época en la que el tema de la infrarrepresentación de las escritoras de género parecía estar siempre en el candelero. Desde hacía uno o dos años, se venía hablando de los sesgos inconscientes que nos hacen leer más autores que autoras, y de la necesidad de prestar más atención al porcentaje de escritoras que tenemos en nuestras estanterías. Tampoco nos pasaba desapercibida la forma en la que se ningunea con frecuencia a grandes figuras femeninas del género. Había un clima de debate constante: por qué ese desequilibrio en temas de publicidad, o a la hora de publicar, o entre las reseñas de los lectores. Podría decirse que el caldo de cultivo en el que germinó La Nave Invisible estaba ya en ebullición.
Pero el detonante definitivo fue la entrada que nuestra jefa, Anna Roldós, escribió en su blog personal, a raíz de unas declaraciones de Ediciones Nevsky en las que se atrevían a reflexionar sobre un tema bastante tabú: lo arriesgado que es en España publicar a mujeres. Anna se lio entonces la manta a la cabeza y lanzó la idea de crear un espacio donde promocionar el trabajo de escritoras de ciencia ficción, fantasía y terror, dándoles el apoyo y la publicidad necesaria para que nadie tuviera que volver a decir que publicarnos es "arriesgado". La propuesta se difundió con rapidez en las redes sociales, fuimos llamándonos unas a otras, y gustó tantísimo que, en apenas unos días, ya éramos cerca de veinte personas implicadas y Anna tuvo que cerrar la admisión de colaboradores para que el grupo no se hiciera inmanejable. Ahora nos damos cuenta de que la respuesta que recibió fue una clara muestra de la falta que hacía en el mundillo un proyecto de estas características.
 
CJ: ¿De dónde procede el nombre?
LNI: Lo de encontrar un nombre para la web fue nuestra primera gran odisea. Cuando la idea acababa de nacer, Anna puso en marcha el HT #proyectoescritoras en Twitter, y durante las fases iniciales fue así como lo llamábamos; pero, obviamente, necesitábamos un nombre concreto que lograra aglutinar los tres géneros que tratamos y el espíritu de la iniciativa.
En el grupo se sugirió de todo, desde títulos de obras memorables o juegos de palabras, hasta fragmentos de citas de alguna autora relevante o incluso nombres de diosas clásicas. Pero cada nueva opción nos servía más para descartar posibilidades que para decidirnos. Al final preferimos un nombre en español y que no se relacionara con ninguna autora en concreto, para no dar prioridad a unas sobre otras. En cuanto salió a la palestra la palabra "nave", caló enseguida, porque podíamos jugar con el doble sentido de nave espacial y velero y mantener el equilibrio, sin decantarnos por algo representativo de un único género. El "invisible" entronca con nuestra intención de visibilizar a esas autoras que el público parece no ver o que pasan más desapercibidas a los lectores. Ambas cosas se terminaron condensando en nuestro logo del velero espacial, que diseñó la genial Delfina Palma y del que todas estamos muy orgullosas.
 
CJ: ¿Cuáles son vuestros objetivos con esta iniciativa?
LNI: DOMINAR EL MUNDO (esto lo hemos contestado todas a coro, que conste). Bromas aparte, ha sido interesante intentar dar respuesta a esta pregunta, porque, aunque nuestros objetivos no han cambiado, a lo largo de estos primeros meses sí hemos tenido oportunidad de matizarlos y evolucionar.
Nuestro objetivo principal es y siempre será reivindicar el papel de las mujeres dentro de la literatura de género, sirviéndonos de un formato diferente, más dinámico y variado, que además de reseñas incluya artículos, entrevistas, novedades y demás. Hay narradoras ahí fuera que han hecho o están haciendo cosas geniales y merecen que se les dé voz. O narradoras que no terminan de lanzarse por inseguridad. Queremos ofrecerles un espacio de unión y apoyo, animarlas a seguir trabajando, demostrarles que estos géneros no son terreno prohibido para ellas y que el mundo necesita sus historias.
Somos conscientes de que muchas veces los lectores no eligen autoras por simple desconocimiento; aún hay una creencia bastante extendida de que las escritoras de ciencia ficción, por ejemplo, apenas existen. Desde La Nave queremos combatir eso, acercando las autoras a los lectores y dándolas a conocer. Por eso invertimos un mimo especial en nuestra base de datos, que vamos ampliando mes a mes de cara al público, procurando mantener el equilibrio entre autoras hispanas y de lengua extranjera, clásicas y contemporáneas. A través de nuestra grumete transatlántica, Paula Rivera, procuramos acercar los mercados español e hispanoamericano. La diversidad es algo que nos preocupa especialmente, por lo que también intentamos buscar más allá del mercado anglosajón y entre las autoras pertenecientes a minorías de cualquier tipo. No os vamos a engañar: que nuestra base de datos pueda llegar a convertirse en punto de referencia es uno de nuestros sueños.
Pero, cuando empezamos a trabajar en esta línea, con toda nuestra inocencia y buena intención, descubrimos que las raíces del problema son más profundas de lo que creíamos. Pocas autoras llegan a España y, las que lo hacen, pasan desapercibidas con facilidad por la falta de promoción. Hemos visto a importantes autoras clásicas que no se reeditan desde hace treinta años o a autoras contemporáneas que, en apenas un par de años, son saldadas o borradas del mapa. En un plano más general, nos hemos encontrado con las trabas que sufre una obra en español para poder moverse con libertad en el mercado hispanohablante, sea a este o al otro lado del Atlántico, lo que frena aún más la difusión de autoras en lengua castellana. Como dice nuestra grumete Claudia Fontana: "Vimos los árboles y nos hemos dado cuenta de cómo está el bosque". Frente a todo esto, queremos transmitir un mensaje claro y contundente, porque sigue habiendo mucha gente que niega el problema o tiene una visión distorsionada de la realidad. Las escritoras de género están ahí, eso es innegable, así que habrá que preguntarse por qué no nos llegan, por qué no se apuesta por ellas o por qué los lectores siguen convencidos de que no existen o son de calidad inferior. Queremos romper esa dinámica de una vez por todas, concienciar y compartir con nuestros lectores todo lo que nosotras mismas estamos aprendiendo, que es bastante. Y quién sabe si en el futuro, a largo plazo, podríamos ayudar a generar un cambio en el mercado.
 
CJ: ¿Cómo trabaja la tripulación: lo consensuáis todo o cada sección es gestionada por navegantes diferentes?
LNI: Las cosas importantes las consensuamos entre todas, como fueron en su momento el nombre y diseño de la página web, las distintas secciones, el ritmo de actualización, la distribución del calendario, los grupos de trabajo o el libro de estilo. Ahora analizamos juntas también las propuestas que nos llegan, ya sean de lectura o para colaborar con algún artículo, y discutimos su viabilidad o si se adapta a la línea editorial de La Nave. Si alguna grumete tiene una idea o se entera de algo que pueda interesar a la tripulación en pleno, también lo compartimos. Pero para las cosas pequeñas del funcionamiento diario cada sección es más o menos independiente. O lo son en teoría, porque en el fondo casi todas hacemos un poco de todo.
La Nave está compuesta por cinco secciones principales y cada una de ellas cuenta con una coordinadora que organiza el trabajo junto con sus compañeras (aunque también hay una coordinadora general que ejerce de nexo entre los distintos grupos). Pero tenemos una cadena de trabajo estricta entre bambalinas, y ahí entran el equipo de correctoras, que se encargan de revisar los textos antes de publicarlos, y el equipo de editoras, que maquetan las entradas y se ocupan del mantenimiento de la web. Eso sin contar a las grumetes que gestionan las redes sociales, cuya labor es muy importante. Somos una tripulación disciplinada, como podéis ver.
 
CJ: ¿Podéis hacer un balance de La Nave Invisible desde su botadura?
LNI: El balance de estos primeros meses es muy positivo. Desde el primer momento, la respuesta de los lectores fue increíble, sobrepasó todas nuestras expectativas. Nos han apoyado mucho, hemos tenido muy buen feedback y hemos podido sentir que estábamos cubriendo unas necesidades acuciantes en el fandom. Cada día tenemos a gente maja recomendándonos obras o autoras, o a gente maja que acude a nosotras en busca de recomendaciones. Hay usuarios que ya nos remiten a cualquier persona que pregunte algo sobre escritoras de género y eso nos hace sentir muy orgullosas. Nunca podremos agradecérselo suficiente a todos ellos.
Pero, más allá de nuestra labor pública, algo que nos hace muy felices es el buen rollo que se respira en los camarotes de La Nave. No toda la gente que se apuntó en un primer momento al "proyecto escritoras" se implicó al final en la creación de la web, y no todas las que participaron en la creación de la web siguen trabajando activamente con nosotras hoy en día; pero el núcleo duro (en torno a catorce grumetes) se mantiene al pie del cañón. Y, aunque todas somos muy distintas y no siempre estamos de acuerdo en todo, tener un objetivo común nos ayuda a remar juntas en la misma dirección. El grupo que ha nacido a raíz de este proyecto es una de las mejores cosas que nos ha pasado.
 
CJ: L@s Navegantes Invisibles sois usuarios asiduos de las redes sociales ¿De qué manera creéis que influyen a la hora de compartir y difundir información?
LNI: Las redes sociales nos parecen vitales para compartir contenido y evaluar a la audiencia: qué buscan, qué quieren, qué necesitan. De esta forma, nosotras también nos especializamos. Aunque no todas tenemos una vida activa en Twitter, sí somos blogueras y/o escritoras, así que estamos acostumbradas a este tipo de interacción y somos conscientes del poder que tiene. El propio génesis de La Nave lo demuestra. Nuestros lectores saben quiénes somos, pueden ver nuestro trabajo, pueden conocernos a un nivel más personal si tienen interés, podemos charlar y debatir. Creemos que todos esos factores convierten el proyecto en algo más cercano, más tangible, y quizá favorezca que la gente se implique más. A través de las redes sociales podemos hacer networking, ahí está nuestro público objetivo y son ellos mismos quienes nos buscan, movidos por sus inquietudes.
Sin embargo, también es obvio que son un arma de doble filo; es muy fácil que alguien pueda sacar algo de contexto o que cualquier nimiedad alcance proporciones de linchamiento viral. Por eso, aunque nuestra web tiene un espíritu claramente feminista, desde la cuenta oficial procuramos mantener un discurso moderado y una actitud positiva, aparcando la agresividad. Si nos encontramos con casos flagrantes de injusticia, los denunciamos sin pelos en la lengua, porque son los que legitiman nuestra labor; no nos estamos inventando nada, los problemas de los que hablamos son reales. Pero manteniendo el equilibrio entre la combatividad y el diálogo creemos que nuestro mensaje cala mejor y, de hecho, hemos notado una buena respuesta de la gente ante esta filosofía. Nuestro objetivo es lo que más nos importa y lo que está por encima de todo, nosotras estamos aquí para hablar del trabajo de las escritoras de género y no queremos que nada empañe eso.
 
CJ: En vuestra opinión, ¿de dónde procede la menor visibilidad de las autoras en géneros concretos como la ciencia ficción?
LNI: Del machismo, básicamente. Pero no se trata de algo tan burdo como limitarse al "nos ignoran porque somos mujeres, qué malos son"; no, es algo mucho más complejo, se trata de un problema estructural. Si desde que naces te meten una determinada idea en la cabeza, es muy difícil deshacerse de ella. Igual que eso de que el rosa es un color de niñas y el azul es un color de niños; tú puedes rebelarte, odiar el rosa con toda tu alma y proclamar a los cuatro vientos que no te representa como mujer, pero inconscientemente verás el rosa y lo seguirás asociando a lo femenino.
A las mujeres se nos ha inculcado que nuestro terreno es el de las emociones, el sentimental, el doméstico, mientras que el terreno de los hombres es el de la ciencia, la acción, la erudición. Por eso, entre otras cosas, se nos enclaustra en el género romántico y en la literatura infantil y juvenil (géneros que se consideran menores, poco serios o mediocres, por cierto, ignorando su potencial y complejidad), y se permite que los hombres copen la "literatura de verdad". Por si no fuera bastante, estas parcelas se han defendido con uñas y dientes a base de prácticas muy cuestionables, ya fuese degradando sistemáticamente la aportación de las mujeres o relegándolas de forma muy conveniente hasta condenarlas al olvido.
A lo largo de la vida, estudiamos un canon literario en el que apenas hay mujeres, del mismo modo que estudiamos a los grandes filósofos, intelectuales, músicos, científicos, artistas, arquitectos, todos hombres. ¿Significa eso que las mujeres no han hecho nada nunca, jamás? No, simplemente sus figuras no han trascendido. Y, si no trascienden, no podrán inspirar a nuevas generaciones de mujeres. Nosotras seguiremos creciendo con la idea de que esos campos nos están vedados, las que crucen la línea seguirán sintiéndose igual de solas que sus predecesoras, con la eterna sensación de ser unas intrusas… y los hombres seguirán viviendo en su cómoda burbuja de autocomplacencia, sin que nada cambie.
En esas bonitas listas sobre los grandes clásicos de la ciencia ficción, o de la fantasía, o del terror, o incluso de las cien mejores novelas del siglo XX, casi nunca aparecen mujeres. Y, si aparecen, son siempre las mismas tres o cuatro, como premio de consolación. Hemos percibido que hay una tendencia inconsciente a considerar su trabajo como algo marginal, alternativo o de calidad deficiente: si escriben ciencia ficción, seguro que es "blanda" (que durante años fue tratada como subgénero de segunda categoría, por debajo de ciencia ficción dura), si escriben fantasía, seguro que no es épica, si escriben terror, seguro que son paranoias de señora menopáusica… Eso cuando no son directamente unas impostoras que solo disfrazan sus novelas románticas de fantasía o ciencia ficción, como si los escritores no hablasen jamás sobre sentimientos o romance tanto como la que más (la razón por la que un hombre hablando de sentimientos se ve como algo muy elevado y una mujer haciendo lo mismo se considera una ñoñería es buena materia de reflexión). Repito: esto no nos lo estamos inventando, son opiniones reales que hemos tenido la desgracia de encontrar y que incluso salpican a las profesionales de la divulgación; blogueras y analistas cuyo criterio es cuestionado cada dos por tres y, en el peor de los casos, son empujadas fuera del circuito a base de acoso y difamación. Lo que nos deja con menos mujeres hablando sobre mujeres y con la perspectiva masculina ejerciendo su papel predominante.
Si a las autoras se les exige la excelencia para llegar a un nivel "normal", si se las juzga con una dureza desmedida, si tienen que ser perfectas para ser tomadas en serio, es que se les está aplicando un doble rasero que parece diseñado para recordarles (a ellas y a los lectores) que nunca estarán a la altura. Así no es de extrañar que casi nadie tenga ganas de "arriesgarse" con ellas o invertir dinero en sus obras, por no contar que también es un método para mellar la confianza de las propias creadoras.
Si a esta hostilidad se le suma la invisibilización de esas escritoras que podrían servir de inspiración o romper esta dinámica, nos encontramos con un círculo vicioso que actúa como repelente para las mujeres. Muchas no se sienten cómodas ni bienvenidas, por lo que se implican menos y escriben menos, el escenario perfecto para la excusa de que no se habla de autoras porque no las hay. Nos preocupan los bajos índices de participación femenina en los certámenes y antología de género, pero no nos sorprenden, porque somos testigos de su inseguridad todos los días por culpa de este ambiente. Para que esto cambie, hace falta mucha más promoción, más concienciación, más mujeres escribiendo novelas o reseñando. En definitiva, alguien que recuerde a los lectores que la calidad no es cosa de géneros y a las narradoras que pueden escribir lo que quieran, que no es imposible, porque ya hubo otras que lo hicieron antes que ellas.
 
CJ: ¿Qué planes de dominación mundial tenéis para el 2017?
LNI: *Insertar risa maléfica* Pues, en primer lugar, seguir apoyando a las autoras de género y animarlas a no dejar de escribir. Lo más bonito que nos ha pasado desde que botamos La Nave ha sido recibir mensajes de agradecimiento de lectoras y escritoras, algunas de ellas comentándonos que les hemos devuelto las ganas de escribir. Queremos mantenernos en esa línea, ampliar la base de datos tanto como nos sea posible y seguir mejorando poco a poco.
A medio plazo, estamos empezando a barajar ideas, como convertir las lecturas conjuntas en algo periódico, tener más presencia en eventos literarios, organizar actividades… Nos gustaría poner en marcha un Patreon o algún otro método de financiación que nos dé algo más de margen para sacar proyectos adelante, aunque eso aún está en fase muy embrionaria.
Y, a largo plazo… bueno, dejémoslo en que tenemos una cosa muy importante en mente que va gestándose con lentitud. Ya veremos si con el tiempo logramos hacerla realidad o no.
 
CJ: Me gustaría que cada navegante se definiera con una pequeña frase, si es posible.
LNI: Anna Roldós: Soñadora, intentando siempre hacer del mundo un lugar un poco mejor.
Laura Huelin: Curiosa, no dejo de aprender y buscar intereses nuevos.
Pilar Caballero: Idealista y exigente; vivo esperando la invasión alienígena.
Laura S. Maquilón: Persistente y con ganas de aprender cada día algo nuevo.
Laura Morán: Demasiado vaga para ser tan ambiciosa; creo que estamos en el mundo para ser felices, así que intento serlo yo y que lo sean los demás.
Nerea Luray: Terriblemente honesta, pero que le encanta hacer ver a los demás lo que valen.
Raquel Laforet: Siempre pensando en dragones, robots y dragones robóticos, y lamentando que no haya más.
Paula Rivera Donoso: Me siento muy identificada con una cita atribuida a Thomas Malory (aunque no he podido comprobar que sea efectivamente de él): "We shall now seek that which we shall not find".
Víctor de Amo: Pesimista hasta la médula y siempre dispuesto a mejorar.
Andrea Prieto: Curiosa porque hay que serlo y la tranquilidad como refugio.
Alister Mairon: Negativa por naturaleza, aunque lo compense trabajando duro.
Enerio Dima: Terca como una mula y muy sensible con las injusticias.
Claudia Fontana: Procrastinadora nata, pero curiosa sin límites.
Rocío Vega: ¿Que me describa? Yo qué sé xD
 
CJ: Si alguien os pidiera una lista de recomendaciones de autoras de género en español, ¿qué nombres incluiríais y por qué?
LNI: Vamos a barrer para casa y asumir que nos preguntáis por autoras hispanas, que nunca está de más darles un poco de reconocimiento extra.
En nuestra lista de recomendaciones procuraríamos reflejar el propio espíritu de La Nave, que es bastante variado. Por ejemplo, no podemos dejar de mencionar a Elia Barceló, Angélica Gorodischer y Daína Chaviano, que son las tres escritoras de género más importantes de las letras hispanas y deberían ser reconocidas como tal. Cristina Fernández Cubas es otra de las grandes que recomendamos, por los ambientes que crea y el nivel de inmersión que tienen sus relatos. Y tampoco podemos olvidar a Lola Robles, por la enorme e importantísima labor que lleva a cabo en materia de feminismo e integración LGBT+, como investigadora y como escritora, con obras muy diversas e interesantes (además, este año publica nueva novela y estamos deseando hincarle el diente).
Entre la nueva remesa de autoras que han empezado a publicar a finales de los 90 o ya en el siglo XXI, recomendamos a Susana Vallejo, por su estilo y su forma de manejar la crítica y la especulación. O a Liliana Bodoc, que recupera parte de las tradiciones de los pueblos originarios amerindios para dar forma a su fantasía épica. A Verónica Murguía, por su fantasía medieval tan llena de horrores como de esperanza y maravillas, de la que nuestra grumete Paula Rivera dice textualmente: "Por escribir con un estilo magnífico y precioso, darle minuciosa forma a sus voces femeninas y entender Faërie como pocos autores contemporáneos lo hacen". A Mariela González, por la habilidad con la que integra lo cotidiano y la picaresca en su fantasía. A Gabriella Campbell, por su chispa, la personalidad que tiene su fantasía oscura y también por la labor que realiza a través de su blog. A Sofía Rhei, por ser una maestra del lenguaje y dominar la musicalidad de las palabras…
Pero también le tenemos un aprecio especial a esas talentosas voces noveles que quizá sean menos conocidas por publicar en editoriales pequeñas, como es el caso de Raquel Mayorga, que nos hizo disfrutar muchísimo con su chambara, Claudia G. Rivas, que tiene una prosa dinámica y cautivadora y un sentido del humor desbordante, Teresa P. Mira de Echeverría, con su imaginación, sus descripciones potentes, sus grandes personajes y su estupendo manejo de las emociones, o M. C. Arellano, cuya fantasía épica es diferente y curiosa. No podemos dejar pasar a las autoeditadas, como Virginia Pérez de la Puente, que recomendamos por la fuerza de sus personajes y las temáticas que trata, Begoña Pérez Ruiz, que trabaja una ciencia ficción muy interesante y preciosista, Paz Alonso, maravillosa en la creación de personajes únicos, ambientes increíbles y tramas sorprendentes, o Caryanna Reuven, que sabe cómo generar empatía en el lector, atraparnos y llegarnos al corazón.
Por último, hay dos autoras clásicas que nunca nos cansaremos de recomendar: Emilia Pardo Bazán y Ana María Matute, que, aun sin ser asociadas al género, sí incursionaron en él. Merece la pena recordar y destacar su aporte.

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​El gótico caribeño de Daína Chaviano

4/26/2017

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 Por Cristina Jurado
 
 
La editorial Huso acaba de lanzar al mercado Extraños Testimonios, un libro de Daína Chaviano (La Habana, 1957) que recopila relatos escritos a lo largo de su trayectoria literaria. Esta autora ya había incursionado en la narrativa breve con la antología El abrevadero de los dinosaurios (Nueva Imagen, 2005), País de dragones (Espasa Calpe, 2001), Amoroso planeta (Letras Cubanas, 1983) o Historias de hadas para adultos (Minotauro, 2007), esta última compuesta por tres novellas, Su producción además, incluye las novelas Un hada en el umbral de la Tierra (Ediciones El Naranjo, 2015), La isla de los amores infinitos (Grijalbo, 2006), Los mundos que amo (Alfaguara, 2004), Fábulas de una abuela extraterrestre (Editorial Océano, 2003), País de dragones (Espasa Juvenil, 2001), Gata encerrada (Editorial Planeta, 2001), Casa de juegos (Editorial Planeta, 1999), o El hombre, la hembra y el hambre (Editorial Planeta, 1998).

Chaviano cultiva la prosa con la misma facilidad que la poesía, como lo demuestra su poemario Confesiones eróticas y otros hechizos (Editorial Betania, 1994) o incluso los guiones de cine, como en La anunciación (Editorial Extensión Universitaria, 1989). Sus estudios en lengua y literatura inglesa en La Habana le sirvieron para forjar su estilo y sensibilidad creativa, y desde que se  instalara en Miami en 1991, no ha dejado de soñar despierta, plasmando en su obra la rica imaginería que la acompaña. En 1998 obtuvo el premio Azorín de novela por El hombre, la hembra y el hambre y en otros reconocimientos ha sido galardonada con el Premio Nacional Malinalli para la Promoción de las Artes, los Derechos Humanos y la Diversidad Cultural de la Universidad de Tabasco (México, 2014).

Testimonios Extraños está poblada de referencias al realismo mágico, al horror gótico y a la fantasía, de manera que no nos encontramos con historias planas sino multifacéticas, leyendas que se desarrollas a partir de sucesos cotidianos. Esa es una de las cosas que me fascinan de Chaviano: su capacidad para resaltar lo extraño que reside en la vida diaria y para dotarlo de un aura casi mítica. Los siete primeros cuentos, reunidos en la parte que se titula “Sacrilegios nocturnos”, son para mí los que se enmarcan en un horror gótico mezclado con fantasía, con criaturas extrañas que conviven con los seres humanos, como los caníbales de “Estirpe maldita”, el duende del relato homónimo, los fantasmas de “Ciudad de oscuro rostro”, el trasunto de Erasmo de Roterdam en “Elogio sobre la locura”, los personajes meta-literarios de “Teje, araña, teje” o “Había una vez…”, y los 50 aforismos referidos al alma de “Discurso sobre el alma”, como si se tratase esta de un ser vivo.

Por su parte, las siete historias incluidas en la segunda parte, “Prosas ardientes”, tienen que ver con la dimensión fantástica del amor y el erotismo, siempre con protagonistas femeninas. Si la alhaja orgánica de “La joya” representa la obsesión por la belleza en una mujer llevaba al paroxismo por parte de un joyero, “Vida secreta de una mujer-loba” trata el tema de la licantropía desde un punto de vista femenino. En “Las amantes” se escenifica una conversación imaginaria con tintes lésbicos entre Eva y Lillith, mientras que “El pájaro de fuego” narra la historia de celos de una mujer con poderes pirómanos. “Nuestra señora de los ofidios” plantea la relación entre una mujer que puede transformarse en serpiente y su conquista, y en “Gárgola mía” un intercambio epistolar permite descubrir el amor con tintes de locura de una joven por una estatua de piedra. Por último “La sustancia de los sueños” cuenta la historia de la desgarradora pérdida del ser amado valiéndose de elementos fantásticos.

Aunque todos los cuentos lo merecen, me gustaría destacar dos de los que más me han gustado: “Ciudad de oscuro rostro” y “La sustancia de los sueños”. El primero trata el tema de los fantasmas desde una perspectiva más fantástica que terrorífica, y la forma en la que racionaliza la presencia de las apariciones es interesante y original. Por su parte, “La sustancia de los sueños” no puede dejar indiferente al lector que haya sentido la pérdida de un ser muy querido, especialmente si ha sido una pareja. La manera en que la persona que sobrevive al otro tiene que arrastrarse por la vida, intentando superar una ausencia mayor que la capacidad de asimilación, resulta soberbia.
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Y luego está la prosa de la cubana, una prosa limpia, fluida, transparente, que utiliza las palabras exactas sin excesos, que transporta al lector a la isla, a sus colores y aromas, creo que es uno de los puntos fuertes de esta obra. En definitiva, Extraños Testimonios es un álbum de instantáneas caribeñas pintadas con los colores de lo inquietante y lo terrorífico, alejado de lo que estamos habituados a leer, mostrando una cara mucho más perturbadora del habitual mundo de tarjeta postal que asociamos con aquellas tierras. Creo que es, sin duda, una obra excelente para entender los caminos por los que transita la fantasía en español de aquella orilla.

A continuación podéis disfrutar de una entrevista con la autora, que os permitirá conocer su trabajo y sus influencias, y os dará las claves para entender un poco mejor su obra.

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​Cristina Jurado: Hay quienes consideran la ciencia ficción y la fantasía como un tipo de literatura de evasión, pero yo creo que a través de ellas es posible reflexionar sobre nuestro presente de manera que otros géneros no pueden. ¿Qué opinas sobre esta afirmación? ¿Recuerdas la primera obra de estos géneros que leíste?
Daína Chaviano: No estoy segura cómo llegué al género, pero entre mis primeras lecturas estuvieron Julio Verne, con La isla misteriosa y Los quinientos millones de la Begun, y H. G. Wells con La guerra de los mundos.
Quienes tuvimos la suerte de empezar a leer ciencia ficción en la infancia, intuimos desde muy temprano que se trataba de un género de anticipación que proyectaba las posibles consecuencias de nuestros actos como civilización. Y aunque no lo hubiéramos podido expresar de ese modo, la sensación existía. Sin duda se trata de un género que contribuye a ejercitar la imaginación, a disminuir los prejuicios, a alertar sobre tendencias sociales o peligros naturales, y que propone soluciones o alternativas que muchas veces los científicos adaptan o aplican. 
Me resulta difícil pensar que todavía alguien acuse de evasivo a un género que previó todo cuanto estamos viviendo: los cambios climáticos, las exploraciones a Marte, la extinción de las especies, el descubrimiento de planetas habitables, los robots que barren nuestras casas, los drones de vigilancia, los autos que se conducen solos, y un sinnúmero de novedades tecnológicas con las que ya convivimos.
 
CJ: Las obras de ciencia ficción, fantasía y terror de tradiciones como la asiática, están recibiendo una mayor atención por parte de la crítica y el público internacional. ¿Qué caracteriza la literatura de género caribeña?
DC: No me atrevo a hablar por todos los países del Caribe, pero conozco lo que escriben los escritores cubanos. Dentro de Cuba existen variantes que van desde la fantasía épica hasta el ciberpunk. Hay un grupo escribe sobre universos alternativos aparentemente ajenos de su entorno inmediato. Sin embargo, esta “separación” es ficticia, porque sus historias suelen ser metáforas donde se advierten elementos de la crisis social y política que vive la isla.
 Hay otro grupo que retrata la situación del país sin disfraces de ningún tipo. En este es fácil advertir los problemas que permean la sociedad cubana: la supervivencia, la censura, la violencia de género, la criminalidad, la marginalidad, el machismo, el control de la población... Es una «literatura de crisis» que aborda el catastrofismo social, político y económico. En este grupo se ha desarrollado lo que pudiera llamarse una “ciencia ficción sucia” o más bien un “ciberpunk sucio” —hermano del “realismo sucio” que cultivan otros escritores cubanos—, donde el sexo crudo, la amoralidad, la ira (a veces disfrazada de sarcasmo) y el cinismo, son elementos claves de sus historias.
En términos generales, hay una gran dosis distópica en casi todas las variantes de la ciencia ficción y la fantasía que se escribe en la isla, algunas de gran fuerza y calidad literaria; otras, no tanto.
 
CJ: Siempre que tengo la ocasión pregunto a los entrevistados por su proceso creativo. ¿Cómo es el tuyo desde que se te ocurre la idea para una historia hasta que el manuscrito sale para la imprenta?
DC: Depende si es un cuento, un poema o una novela. El poema sale de una vez. Lo escribo siempre a mano, en bolígrafo o lápiz. Luego lo pasó a máquina (es decir, a computadora) y allí lo empiezo a editar, pero pueden pasar meses antes de darlo por terminado. 
El cuento nace de una idea vaga, de una atmósfera que tengo en la cabeza y que me impulsa a escribir una historia dentro de esa cuerda. No necesito saber el final para sentarme a escribir, aunque a veces lo he sabido de antemano. Lo escribo directamente en computadora y allí lo reviso, antes de imprimirlo y revisarlo con un bolígrafo. Paso los arreglos a la pantalla, vuelvo a imprimir y de nuevo lo reviso. Puedo repetir este proceso tantas veces como sea necesario. A partir de la tercera o cuarta revisión, dejo pasar más tiempo entre las versiones. Este alejamiento me permite distanciarme del texto y ver sus errores con mayor claridad.
La novela es más complicada. El proceso de escritura y revisión es parecido al del cuento; la diferencia radica en su concepción y escritura, porque mis novelas suelen requerir de mucha investigación. Primero hago una lista de todos los personajes, con sus nombres, características, intereses, defectos, objetivos o metas. Debo tener claro qué buscan, de dónde provienen, qué los mueve, cuál es su psicología. Luego trazo las tramas principales, las subtramas y las áreas de conflicto. A diferencia del cuento, necesito saber el final de antemano. Si no lo conozco, corro el riesgo de que mis personajes se pierdan por el camino. Solo después de tener clara la personalidad de estos participantes y sus conflictos, empiezo a escribir.
Esa planificación no significa que por el camino no surjan sorpresas. A veces la psicología de estos personajes se revela contra la trama que tenía prevista para ellos. Entonces me dejo llevar y les permito que descubran la mejor manera de seguir su camino.
 
CJ: ¿Qué autores y autoras fuera el género han influido más en tu estilo?
DC: Entre los anglosajones y europeos: Ray Bradbury, J.R.R. Tolkien, Ursula K. LeGuin, Margaret Atwood, Anaïs Nin, y William Shakespeare. Entre los latinoamericanos, María Luisa Bombal, Horacio Quiroga, Julio Cortázar y Manuel Mujica Lainez. También ciertos textos antiguos, algunos anónimos, a los cuales regreso de manera periódica: la Epopeya de Gilgamesh (de la que tengo varias ediciones), la Odisea, la Iliada, la mitología grecorromana y celta, el ciclo de leyendas artúricas, el Popol Vuh, los códices que recogen la caída del imperio azteca, recogidos en una maravillosa edición titulada Visión de los vencidos…
 
CJ: La industria editorial ha cambiado mucho en los últimos años con la aparición de modalidades como la co-edición o la autoedición. ¿Qué opinas de estas nuevas fórmulas editoriales? ¿Crees que benefician o perjudican a la industria en general?
DC: Como toda innovación, las nuevas tecnologías de la auto-edición tienen dos caras. Quizás su mayor ventaja sea la independencia del escritor, quien al convertirse en editor y vendedor de su propia obra no necesita compartir sus ganancias con la editorial.
La mayor desventaja radica en que hay un enorme número de escritores o aspirantes a serlo que, sin experiencia previa y sin haber pasado por el filtro de los editores, inundan el mercado de pésimas obras. Eso es fatal, porque los lectores sin formación no aprenden a distinguir la buena de la mala literatura, creyendo que es igualmente válido todo lo que ven impreso.
Claro, si se trata de escritores con formación y talento, esas auto-ediciones son una bendición porque reducen el coste del libro para el lector. 
 
CJ: La popularización de las redes sociales permite una interacción directa e instantánea entre el autor y su audiencia. ¿De qué manera te ha afectado a ti en tu relación con tus lectores?
DC: Si te soy sincera, preferiría que no existieran las redes sociales. Quitan un tiempo precioso para escribir, pero esta es la época en que vivimos, y el escritor —como a cualquier otra figura pública— no tiene otro remedio que lidiar con esto.
En mi caso, como soy una persona extremadamente reservada, he necesitado paciencia para adaptarme a las redes. Los lectores quieren saber del autor, pero no solo de los libros que está escribiendo o que va a publicar, sino también cómo piensa, qué hace, adónde viaja, qué le gusta o le disgusta… No es fácil mantener el equilibrio entre ofrecer esa información que te piden y conservar la privacidad, pero me las he arreglado.
Por otro lado, ahora que la prensa tradicional tiene cada vez menos control sobre la información, es bueno poder mantener ese contacto directo con los lectores. En mi caso, no solo lo hago a través de mis cuentas en Facebook y Twitter, sino también con quienes siguen mi blog o se suscriben al boletín de mi sitio Web.
 
CJ: Testimonios Extraños es un compendio de postales inquietantes, donde lo extraño se asoma en las grietas de la realidad. De alguna manera, me hace pensar en el new weird. ¿Crees que tu obra representa una versión propia, caribeña de un género híbrido con tintes de new weird?
DC: No he leído a los autores del new weird, así es que no tengo manera de comparar mis relatos con esa corriente. Por ahora, prefiero clasificar estos relatos como gótico caribeño, tomando en cuenta que son textos donde se mezclan elementos del horror, el absurdo, el erotismo y cierta dosis de humor cortaziano, en ambientes tropicales y soleados, específicamente del Caribe. 
Sin duda, se trata de un enfoque raro (o weird) de la realidad. El escenario de estos cuentos, ajeno al gótico tradicional, me permite visualizar o reflexionar mejor sobre la cotidianeidad inmediata que me resulta familiar, aislándola de los elementos que suelen empañarla para observarla desde otra perspectiva. 
 
CJ: La antología se estructura en dos partes: la primera es “Sacrilegios Nocturnos” y la segunda “Prosas Ardientes”. ¿Qué representa cada una de estas dos partes?
DC: Es poco común dividir una colección de relatos, pero me di cuenta de que, en un grupo, el erotismo constituía su base o tema central, mientras el otro estaba compuesto por relatos escalofriantes, surrealistas, humorísticos o desconcertantes. Mi intención al separarlos fue encontrar una estructura equilibrada para estas ficciones inconexas y heréticas. Por eso agrupé los seis relatos propiamente eróticos como “Prosas Ardientes” y los otros seis como “Sacrilegios Nocturnos”.
 
CJ: La antología se enmarca dentro de una tradición de autores fantásticos latinoamericanos (Borges, Cortázar, Bioy Casares, Monterroso, etc) que cultivaban la narrativa breve con una pasión y una calidad que nada tiene que envidiar a la novela. Pienso que, además, los cuentos entroncan con la literatura oral, una tradición en la que los mitos y las leyendas se dan la mano y hablan de los valores de los pueblos. ¿Crees que nos encontramos ante un resurgimiento de la narrativa breve fantástica?
DC: Durante las dos décadas pasadas —aproximadamente desde 1990 hasta 2010— el cuento decayó en producción y calidad. Habían muerto los últimos representantes de una generación de cuentistas brillantes como los que mencionas; y aunque leí algunas antologías de escritores jóvenes que se publicaron en Latinoamérica, ninguna de ellas logró demostrar que existía un relevo con ideas o estilos nuevos, sobre todo porque los textos eran mayormente realistas, y ya se sabe que ese nunca fue el mejor modelo para el cuento en el continente.  
En los últimos tiempos, el cuento ha vuelto a resurgir no solo en Latinoamérica, sino en España. La influencia de Asia y Norteamérica —que, a su vez, han estado recibiendo el influjo de tradiciones africanas, europeas y asiáticas en la ciencia ficción—, ha creado una especie de reacción en cadena que insufla aires nuevos al cuento fantástico en español. No hay más que leer las recientes antologías de ciencia ficción, donde autores españoles y latinoamericanos se codean con anglosajones y asiáticos. 
Por otra parte, no hay que olvidar que las grandes oleadas de revitalización del cuento han surgido a partir de la experimentación —algo a lo que no quieren arriesgarse las grandes editoriales (shame on them!). No obstante, las nuevas tecnologías han propiciado el nacimiento de editoriales independientes que están admitiendo textos osados o experimentales, no solo en forma, sino en contenido. Esto ha renovado el interés de muchos lectores, que quieren escapar de los clichés y los asuntos previsibles.
 
CJ: ¿Cuáles son tus proyectos futuros?
DC: Terminé una novela de corte híbrido (thriller, historia, mitología, parasicología, política, ciencia ficción) que saldrá el próximo año. Ahora reviso otra novela, que quizás sea la primera de una trilogía de ciencia ficción, y empezaré a trabajar en relatos cortos que quizás se conviertan en otra colección.     
También me preparo para dos viajes: uno en mayo, donde iré a España para presentar Extraños testimonios; y otro en junio, a Puerto Rico, donde participaré como invitada de honor en el NorthAmeriCon (Congreso Norteamericano de Ciencia Ficción). Para el último trimestre tendré la presentación de Extraños testimonios en Miami, y luego me encerraré para seguir escribiendo.
 
 


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​Entrevista a Marta Junquera

11/1/2016

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Por Cristina Jurado
 
A pesar de que las autoras de la literatura de terror  no se prodigan tanto como sería deseable en nuestro país, poco a poco están surgiendo voces femeninas que, junto a sus compañeros, van mostrando hacia dónde se encamina el futuro de este género. La madrileña Marta Junquera es una de ellas. En su colección de relatos Vienen a por ti (Cazador de Ratas) ofrece una visión inquietante y turbadora de la cotidianidad. La emplazamos para conocerla mejor y seguidamente os ofrecemos sus respuestas a nuestras preguntas.
 
 
Cristina Jurado: El miedo nos mantiene alerta, activa nuestros sentidos, acelera nuestros reflejos, nos ayuda a anticipar el peligro y a prepararnos para afrontarlo… ¿qué aporta el miedo a Marta Junquera? En otras palabras, ¿por qué decidiste escribir historias con un sustrato de terror?
Marta Junquera: Como bien has dicho, el miedo quizá sea uno de los sentimientos más intensos que puede experimentar el ser humano. Posee la capacidad de hacernos prudentes por temor a las consecuencias de nuestros actos, pero también es susceptible de convertirse en algo cerval y bloquear a quien lo padece. El miedo es algo primitivo, animal, extremo, capaz de darse en cualquier situación, por cotidiana que sea. En muchas ocasiones, cuando se ama, también entra en juego el miedo: miedo a perder al ser amado o a que hagan daño a quienes queremos. Por otra parte, también está esa especie de morbo de pasarlo mal por placer sabiendo que, en cuanto se acaba la película o se cierra el libro, el alivio remplaza a la angustia y todo vuelve a la «normalidad».  Siempre me ha parecido una herramienta muy potente con la que trabajar para provocar todo tipo de sensaciones en el lector.
 
 
CJ: ¿De dónde salió la idea de reunir tus relatos en un libro? Cazador de Ratas es una editorial joven que está apostando muy fuerte por valores en español, ¿cómo llegaste a colaborar con ellos?
MJ: Llevo años escribiendo relatos. Pese a ser un formato poco conocido y valorado en España, me parece que encierran una serie de elementos que entrañan cierta dificultad. Tener un límite de extensión o bien ceñirte a una temática determinada y que quede una historia interesante y coherente es un reto al que hay que enfrentarse cada vez. Son toda una escuela que recomiendo a todo aquel que quiera escribir. Decidí que podía ser interesante reunir una selección variada en cuanto a temática —dentro del terror— y extensión.
A Carmen Moreno, de Cazador de Ratas, ya la conocía por las RRSS pero no habíamos tenido la ocasión de vernos en persona. Aprovechando que ella presentaba Sherlock Holmes y las sombras de Whitechapel en Madrid, un amigo común, Alberto Plumed, propició el encuentro. A partir de ahí, empezamos a hablar de proyectos y Vienen a por ti se materializó. No puedo estar más contenta con el resultado, tanto en lo personal como en lo profesional.
 
CJ: Siempre he pensado que es interesante conocer los referentes literarios de los autores. Sería demasiado fácil para mí preguntarte por tus autores de terror preferidos, es algo que probablemente esperas. Pero quiero saber otras cosas de ti. ¿Cuáles son tus influencias literarias fuera del género de terror o incluso fantástico?
MJ: Es una pregunta fácil y a la vez difícil. Fácil, porque llevo leyendo de todo desde que tengo uso de razón. Difícil, porque son tantos y tan diversos los autores que han dejado poso en mí que sería imposible nombrarlos a todos. Fuera del género, leo narrativa contemporánea, thriller, histórica. Podemos hablar de autores tan dispares como Miguel Delibes, Umberto Eco o Noah Gordon, por ponerte unos ejemplos, aunque podría nombrar una veintena sin pensarlo mucho. 
 
 
CJ: Al hilo de la pregunta anterior, entonces, ¿qué autor/s o autora/s de terror en español te han influido?
MJ: Mi pasión por el terror se forjó con lecturas de autores extranjeros. Si tengo que nombrar un autor español que me influyó a temprana edad ese es Gustavo Adolfo Bécquer con sus Leyendas. Gracias a meterme más en el mundillo, he podido comprobar que el género está muy vivo y conocer a muchos autores y autoras, como Elia Barceló, que toca muchos palos de forma magistral, o como Pilar Pedraza, que es todo un referente del terror español.
 
 
CJ: Leyendo Vienen a por ti me he dado cuenta de que la mayor parte de las historias tienen lugar en países extranjeros (Nueva Orleans, Chicago, Pleasantville, Denver, Aguascalientes…) ¿por qué? ¿Crees que situar las historias en otros países añade un elemento extraño a la narración?
MJ: Supongo que tiene que ver con la respuesta anterior. Al haber leído muchos autores extranjeros del género, no puedo evitar verme influida por ciertas ambientaciones, si bien es cierto que también te lo pide la propia historia. En el caso de Aguascalientes, por ejemplo, me pareció un lugar idóneo para situar un cártel de la droga mexicano. A la hora de escribir, sobre todo si tienes cierta tendencia perfeccionista, esto complica el aspecto de la documentación, pero da muchas satisfacciones y te sirve para informarte sobre lugares y situaciones que de otra forma no conocerías. 
 
 
CJ: Otro elemento clásico que se repite en tus historias es el sentimiento de que existe un destino del que no se puede escapar: las maldiciones se revelan en sueños, el destino es inamovible, los pecados se heredan… ¿Dirías que tu concepción del terror es clásica?
MJ: En muchos aspectos diría que sí. El miedo es algo que viene de antiguo y tiene mucho que ver con lo desconocido. Otra de mis pasiones y, por tanto, de mis influencias, es la mitología griega, donde las Moiras controlan el hilo de la vida. Curiosamente, mi cuadro favorito es Las hilanderas, de Velázquez.  A lo largo de nuestra cultura, siempre se ha tratado de acceder a esa parcela que no nos es conocida, desde la interpretación de sueños hasta la adivinación del futuro. A la hora de escribir terror, es algo que no se puede obviar y que está presente en mis relatos.
 
 
CJ: Algunos de tus personajes se obsesionan con ciertos objetos, como si estos encerrasen un poder de atracción maligno.  ¿Qué ingredientes crees que debe tener una buena narración de terror?
MJ: Lo primordial, en cualquier tipo de escrito, es que la historia atrape. Si no lo hace, el autor tiene la batalla perdida de antemano. Después, que esté bien construida, sea coherente y no deje cabos sueltos. En relato, esto es más sencillo por su extensión, pero otros aspectos, como el tratamiento de personajes, se complica porque debes hacerlos creíbles con unas pocas pinceladas. Una de las cosas que me están comentando los lectores es que les inquieta encontrarse elementos de terror en situaciones cotidianas, que pueden suceder en la vida real. Creo que al final es cuestión de crear una especie de conexión entre la historia que estás contando y el lector. A partir de ahí, bucear en las profundidades de la psique humana y remover las entrañas para provocar miedo, angustia, desasosiego o la sensación que busques en cada narración.
 
 
CJ: ¿Cuáles son tus proyectos literarios de cara al futuro?
MJ: Ahora mismo estoy enfrascada en acabar la novela en la que llevo trabajando un par de años. Se trata de un thriller policíaco y está ambientada en España. Toca ciertos temas que creo darán que hablar y tengo ganas de ver la respuesta de los lectores. También tengo pendiente que salga alguna colaboración en antología. Y, por supuesto, seguir dando a conocer el género allá donde pueda. 
 
 
CJ: ¿Cómo ves la situación actual de la literatura de género en España?
MJ: Si bien la literatura de género se caracteriza por ser algo minoritario, también es cierto que sus lectores son fieles: saben lo que buscan y lo que quieren. No son pocas las editoriales que están apostando ahora por el género. En mi opinión, lo más importante es la visibilidad. Eso pasa por tener una buena distribución, en la que los lectores puedan encontrar con facilidad este tipo de literatura en los puntos de venta, y también considero fundamental que el autor se mueva. Festivales como el Celsius cada año van cogiendo más auge e incrementando el número de visitantes. En noviembre se celebrará la EuroCon en Barcelona, donde ya están agotadas las entradas desde hace meses. Las RRSS también son un punto de encuentro importante entre autores y lectores, así como páginas web especializadas o publicaciones como esta, facilitan mucho el poder llegar al público y que conozcan las novedades. Al final, se trata de partir con un producto de calidad, pero creo que ahora hay muchas oportunidades si se saben aprovechar.
 

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